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Por amor a mi esposa le permití a mi amigo que se la cogiera
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Enlace al relato anterior al final de este relato.

Como les conté en el relato anterior había aceptado que Rodrigo se cogiera a mi esposa en una noche de sexo y lujuria.

Ese pensamiento me atormentaba, sentía una mezcla de excitación y celos, si bien pensaba que era una muestra de amor permitir que mi esposa gozara de un macho como Rodrigo, no podía dejar de sentirme celoso, yo era un buen macho para mi esposa y la hacía gozar con mi verga, pero sabía en carne propia que Rodrigo era mejor amante, imaginaba como mi esposa se convertía en la puta de Rodrigo, como la cogía con su enorme verga y la hacía gemir de placer.

Una vez que regresó mi esposa de visitar a sus padres, me le quedé viendo embelesado, realmente a pesar de tener dos hijos se conserva espectacular, seguía delgada, con unas piernas firmes y bien torneadas y un culo redondo y respingón, estaba tan bella como la conocí, se me quedó viendo a la cara y sonrió:

– ¿Que tanto me miras?- expresó sonriendo

– Es que te extrañé tanto mi vida, y eres tan linda, me alegra tenerte de vuelta.

– Ay corazón si sólo me fui una semana- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

– Pues a mi se me hizo eterno, bienvenida amor, – le dije dándole un abrazo y un beso apasionado.

– Mmmm, que rico amor, me voy a tener que ausentar más seguido para que me recibas así.

Esa noche después de dormir a los niños le dí una cogida fenomenal, con más pasión que nunca, en mi mente imaginaba que era Rodrigo quien se la estaba cogiendo, ella feliz con el recibimiento, después de tan breve ausencia, incluso le dí por el culo, algo que no era habitual, ya que sólo en ocasiones esporádicas se dejaba, decía que le dolía y no le gustaba.

Sin embargo, durante los días siguientes Rodrigo no abordó el tema, pensé que sólo fué una fantasía del momento, cosas que se dicen para aumentar el morbo y la excitación, nada más, por lo que tampoco dije nada, creo era lo mejor, podría ser un juego peligroso.

El viernes antes de salir de la oficina me pregunta que voy a hacer el fin de semana y le digo:

– Lo de siempre, llevar a los niños al parque, hacer despensa al super, probablemente ir al cine y a cenar el sábado y el domingo acostumbro ir a comer a un conocido restaurante que tiene juegos infantiles y dónde se entretienen mis hijos mientras mi esposa y yo platicamos y comemos tranquilamente.

Pensé que me diría algo, pero solamente se despidió y se fué.

El Domingo estaba comiendo con mi esposa en el restaurante de costumbre, cuando de pronto aparece Rodrigo y me saluda.

– Hola, ¿que tal?

– Hola Rodrigo, te presento a Laura, mi esposa.

– Que gusto amigo, ando solo, Diana, mi pareja, fue a visitar a sus padres, ¿me puedo sentar con ustedes?

– Claro, adelante- le señalé.

Realmente no me pareció un encuentro casual, pero, ¿que podía hacer?

Como les había comentado aparte de mujeriego, Rodrigo es muy simpático y ocurrente, nos estuvo contando anécdotas que nos hacían reir, y pasamos un rato muy agradable, al rato llegaron mis hijos de jugar y rápidamente se ganó también a mis hijos, no lo podía creer en un santiamén se había ganado la confianza de mi esposa e hijos.

Rápidamente se hizo tarde y llegó la hora de irnos, se apresuró a pagar la cuenta.

– Es lo menos que puedo hacer, por su agradable compañía- dijo Rodrigo

Antes de despedirnos me pregunta:

– ¿Que planes tienes para ver el clásico del próximo sábado?

– Nada en particular, lo veré en casa, ¿porqué?- respondí, pensaba que me invitaría a algún lado, como pretexto para cogerme, pero contrario a lo que esperaba añadió:

– Oye, no te molestaría que fuera a tu casa, la TV de mi casa se descompuso y no tengo donde verlo, Digo, si no te molesta.

– No ninguna molestia, será un placer que nos visites- señaló mi esposa.

– Ok, sin problema, allá nos vemos- agregué.

Estaba seguro que era mentira, me quedé pensando cuales serían sus verdaderos planes, intrigado, pronto los descubriría.

El lunes al salir del trabajo fuimos a una cafetería y al fin me contó su plan.

– Ufff, que ansiedad, pronto por fin me voy a coger a tu mujer.

– ¿Porqué estás tan seguro?,

– Sólo dame chance de llegar a tu casa un par de fines de semana para que tu esposa vaya agarrando confianza y al tercer fin de semana estoy seguro que me la cojo, porque me la cojo.- expresó con seguridad y arrogancia.

– ¿En serio?, La verdad no estoy tan seguro, creo que exageras.

– Sólo dame un par de horas, sales de tu casa con algún pretexto y el resto me lo dejas a mí.

La verga se me paró al instante, aunque seguía con mis dudas de que lograría su objetivo, así que le señalé:

– Esta bien, buscaré algún pretexto, pero te pido no la vayas a forzar o lastimar, si no quiere es no, ¿Entendido?

– No te preocupes la trataré con dulzura, tu mujer es un dulce y así me la comeré, no me gusta forzar, al contrario, me gusta que mi hembra se entregue completamente, ya lo sabes.

– ¿Te gustaría mirar como me cojo a tu esposa?

– ¿Que dices?, si quedamos en que yo no me enteraría, no puedo estar presente- le indiqué

– Me la voy a coger en tu cama, deja la cámara Web de la computadora que tienes en la recámara encendida y con dirección a la cama y serás testigo de como goza tu esposa conmigo.

El plan me pareció brillante, aunque seguía con mis dudas, ¿será que mi fiel esposa sea capaz de ponerme el cuerno?

El sábado efectivamente llegó y disfrutamos el partido, mi esposa puso algunas botanas y cervezas y durante la velada conversamos y hasta jugó con mis hijos, de cenar pedimos pizzas, todo normal, lo cual se repitió una semana después, en la tercera semana el partido se jugaba en la noche y le dije a mi esposa que lo invitaría a cenar, lo cual estuvo de acuerdo y me dijo que prepararía una rica cena, todo era parte del plan, recordé que además de la cámara de mi computadora de escritorio, tenía otra cámara Web que tenía WiFi y podía conectarse a la computadora para transmitir por internet y que usábamos para poder monitorear la cuna de mis hijos cuando eran bebés y disimuladamente la escondí encendida entre un florero y una lámpara de la sala.

Al anochecer llega Rodrigo vestido con la playera de nuestro equipo favorito y con una botella de vino y unas flores para mi esposa, mi esposa se ruborizó un poco al aceptar las flores y rápidamente las fue a poner en un florero de vidrio con agua que puso en medio de la mesa.

Como estábamos en casa, vestía normal, lo que acostumbraba usar en casa, un short corto blanco y una blusita de algodón de color rosa, a pesar de lo sencillo de su atuendo, se veía espectacular, el shorcito dejaba al descubierto sus piernas firmes y torneadas y resaltaba mucho su culito redondo y respingón.

Mis hijos jugaban y corrieron a abrazar a Rodrigo, lo que me causó un poco de celos.

Empezó el partido y mi esposa nos puso botanas y cervezas.

Todo normal, como los dos primeros fines de semana, pero al ser más tarde pronto llevó a mis hijos a dormir y se puso a ver el partido con nosotros.

Termina el primer tiempo con el partido empatado a 0, y para el segundo mi esposa abre la botella de vino y nos la lleva en copas para brindar.

En eso nuestro equipo anota un gol y lo celebramos gritando a todo pulmón, Rodrigo se levanta y me abraza y posteriormente abraza fuertemente a mi esposa, mi esposa se ruboriza un poco, pero no dice nada, todo parece ser fruto de la emoción del momento, aunque estoy seguro de que no es así.

Cinco minutos después finjo ver mi celular y pongo cara de preocupado.

– No puede ser, se ha caído el sistema de la empresa- me levanto y dirigiéndome a la recámara añado:

– Déjame checar si lo puedo levantar desde mi compu.

Lo que realmente hago es cerciorarme que esté funcionando y transmitiendo la cámara Web que tengo oculta en la sala y enciendo la cámara de mi computadora de escritorio, me cercioro que tenga un primer plano de la cama, teniendo todo listo, apago el monitor para que mi esposa no se vaya a dar cuenta de que el equipo está encendido.

Regreso a la sala y le digo a ambos que no pude levantar el servidor de datos y que voy a tener que ir a la oficina, pero que no tardo, que me esperen para cenar, que será rápido.

Rodrigo se apunta a acompañarme, siguiendo el plan le digo que no, que no es necesario, que no vale la pena que se pierda el partido por algo que es fácil y que no necesito ayuda.

Me voy a la oficina lo más rápido que puedo, me siento tremendamente excitado, mi corazón palpita, entro a mi área de trabajo y cierro la puerta con seguro, solamente está el guardia de la entrada, pero no quiero una sorpresa.

Enciendo mi computadora portátil, ambas cámaras están funcionando perfectamente así que le marco a mi esposa y le digo que el problema es más grave de lo que esperaba, que un archivo de datos se dañó y voy a tener que subir un respaldo completo de la base de datos y que tardaré como dos horas, que invite a Rodrigo a cenar, aunque no esté presente.

Subo el volumen de la cámara Web de la sala y escucho como le da la noticia a Rodrigo que pone una cara de enfado (vaya actuación),

Le comenta lo que le dije, y le dice que no, que mejor esperaba hasta que llegara para cenar, ya que no le parecía apropiado, a lo cual mi esposa estuvo de acuerdo, y se sienta en el otro sillón a ver el partido.

En eso veo que Rodrigo levanta las manos y grita.

– Ganamos. El partido ha finalizado.

Se levanta y abraza fuerte a mi esposa que nuevamente se ruboriza, cuando la aprieta, Rodrigo trae un pantalón deportivo y se le marca el bulto, estoy seguro que se lo hizo sentir a mi esposa cuando la abrazó.

Toma el control de la TV, que es Smart y abre Youtube, busca un video de los Angeles Azules y alcanzo a escuchar la música, se para a bailar diciendo que está muy feliz por el triunfo, es un estupendo bailarín, pero baila en forma graciosa y exagerada, mi esposa rie por su forma de bailar, se acerca bailando a mi esposa, la toma de la mano y la saca a bailar, mi esposa está sonrojada.

Empiezan a bailar y veo que Rodrigo "accidentalmente" le repegaba su paquete, en eso le da vuelta y le da un repegón en las nalgas en lo que le decía:

– Con todo respeto y espero no te ofendas, pero que buena estás, estás riquísima, envidio a Ariel por tener tan bella esposa.

– Ay, que cosas dices, recuerda que soy una mujer casada.

– Lo sé, pero no digo mentiras, cualquier hombre sería feliz con una hembrita como tú, has de ser formidable en la cama.

– Calla, sé lo que intentas, he escuchado de tus trucos, mis amigas dicen que eres muy mujeriego.

– ¿En serio? ¿y que dicen de mí?

– Pues que te coges a cualquiera que se atraviesa en tu camino, incluso, ya alguna amiga ha caído en tus redes.

Seguían bailando despacio, lento, muy juntos, veía como Rodrigo tomaba a mi esposa de la cintura y la repegaba contra su cuerpo.

– ¿Y qué te ha contado tu amiga?

– Pues nos contó que eres un estupendo amante.

– Mmm, ¿Y no quisieras comprobar que soy un estupendo amante?, ¿no te gustaría probar?

– No me tientes, te recuerdo nuevamente que soy casada, y Ariel es tu amigo.

– No te pregunté eso, ¿Te pregunté si te gustaría comprobar si es cierto lo que dicen de mí?, ¿No te gustaría sentirte plena con un macho que te haga el amor como nadie te lo ha hecho?

En ese instante veo que le aprieta las nalgas y le da un beso en el cuello, mi esposa se retuerce y le quita las manos de encima.

– No Rodrigo, no, no está bien, mi esposo es tu amigo- dice mi esposa mientras da media vuelta para alejarse.

Rodrigo no desiste, la toma entre sus fuertes brazos y le restriega el abultado paquete entre sus nalgas, una mano se mete bajo la blusa y alcanza sus pechos, la otra se dirige a su entrepierna, en lo que le volvió a preguntar.

– No me has respondido, vamos, ¿nunca has fantaseado conmigo?, sentirte realizada con un hombre que te satisfaga completamente, aunque sea una vez en la vida

Mi esposa no contestó, pero ví que restregó sus lindas nalgas contra Rodrigo y cerró los ojos, mi esposa se estaba entregando, mi excitación estaba al máximo, mi verga me lastimaba bajo el pantalón viendo la escena por video y me tuve que desabrochar el cierre y sacármela.

Lo ví desabrochar el shorcito de mi esposa, cae al suelo, mete su mano bajo su ropa interior sin dejar de abrazarla y apretarla contra su cuerpo,

– Mmmm, que mojadita estás, eres toda una putita, aunque no respondas tu coñito me dice que quieres que te coja,

Mi esposa gemía y se mordía los labios con los ojos cerrados, ya estaba completamente en las manos de Rodrigo.

– Ven vamos a la recámara, te quiero coger en la misma cama que tu marido para que compares quien coge más rico.

La llevó a la recámara y rápidamente cambié de cámara web a la de mi computadora personal, esta tenía una resolución mayor y permitía grabar, así que inicié la grabación.

Tenía un primer plano de la cama, cuando llegan ya están ambos desnudos, no ví en que momento se quitaron toda la ropa.

Los escucho hablar:

– ¿Te gusta mi verga?, ¿Habías visto una así?.

– Ufff, no, Ariel no la tiene chiquita, pero la tuya es tan grandeeee – respondió mi esposa con cierto nerviosismo.

– Ven, tócala, siéntela. – añadió Rodrigo, tomando la mano de mi esposa y llevándola a su verga, mi esposa empezó a masturbarlo lentamente.

– Ven pruébala, sé que te hace agua la boca.

Se puso de lado frente a la cama e hizo arrodillar a mi esposa, se notaba que quería que no me perdiera detalle.

Una vez agachada tomó su verga y recorrió con ella la cara de Laura. le dio algunos azotes con su enorme verga en las mejillas.

– Siéntela, siente que dura está

Después la llevó a los labios de Laura y forzando un poco hizo que abriera la boca, la cabeza del enorme nabo desapareció en la boca de mi esposa, apenas cabía, tenía la boca abierta al máximo y empezó a mamarla, la mamaba con ganas, a juzgar por las muecas de Rodrigo, sabía que mi esposa era una experta mamadora, le daba lametones a la roja cabeza y su lengua recorría cada centímetro del tronco, llegó a sus huevos, los chupó y regresó engullir la cabeza por completo mientras que con una mano lo masturbaba, en eso Rodrigo la toma de la cabeza y empieza a meterla y sacarla de la boca de mi esposa, cogiéndola por la boca en lo qué mira hacia la cámara sonriendo y haciendo muecas, haciéndome saber que disfrutaba mucho mamada de mi mujer.

– Que bien la chupas, mmm, que rico, si tu maridito te viera lo golfa que eres, aghhh, que rico.

En eso se la entierra hasta la mitad, el rostro de mi esposa se pone rojo y toma de las piernas a Rodrigo, se notaba que no podía respirar, hasta que la liberó y mi esposa empezó a toser.

– Que Bruto, casi me ahogas, Rodrigo, es tan grande- expresó mi esposa tomando aire.

– Fue para que la disfrutes bien, pero no te apures, entrenaré tu boquita golosa para que te entre bien y la disfrutes.

La levantó y le dio un beso cachondo antes de recostarla sobre la cama en forma horizontal, su mano bajó a su entrepierna y dijo:

– Ya estás chorreando putita, ¿lista por ser clavada por mi verga?

Se recostó sobre ella abriéndole las piernas, y empezó a restregar su verga sobre el coño de mi mujer, al tiempo que le susurró sl oído:

– ¿La sientes?, ¿sientes lo dura y gruesa?, ¿La quieres?

Mi esposa no contestaba, sólo gemía,

– Anda putita, sólo te la meteré si me ruegas.

Mi esposa no resistió y le rogó:

– Aghhgggg, cógeme, aghhh, te lo suplico, métemela, la quiero dentro, toda.

– Muy bien putita así- dijo al momento que le levantó una pierna y apuntó con su verga a la entrada de su coño, al levantar la pierna pude ver como poco a poco iba entrando esa gruesa barra de carne en el coñito de mi esposa.

Me verga estaba tan dura que me dolía, ya no aguanté y empecé a masturbarme, el espectáculo era increíble, mi esposa gemía y gritaba, se retorcía en la cama ante el lento avance del enorme invasor, hasta que dando un golpe de cadera la penetró por completo al tiempo que mi esposa daba un largo y fuerte gemido de placer.

– Tranquila putita, ya te la ensarté toda. me encanta, tienes un coñito muy estrecho, me gusta cómo me aprietas la verga.

– Ay, ufff, que gruesa y larga, siento mi coñito tan abierto, ay papi, que profundo me llega, siento que me estiras por dentro, uffff, despacio, me lastima un poco.

– Tranquila tu coñito se amoldará a mi verga y te encantará sentirte toda llena de carne.

– Si Rodrigo, así me siento, llena de carne, pero al mismo tiempo tan plena.

Empezó el vaivén, mi esposa gemía en cada embestida,

– Ay Rodrigo, aghhhh, que rico, siento cada centímetro de tu verga, como me roza por dentro, aghhh, que placer, no había sentido nada igual.

– Sabía que te encantaría mi verga, a todas las mujeres les encanta una verga que las llene bien, por completo, sabía que te faltaba sentir ese placer.

– Si, Rodrigo, sigue, no pares, ayyyyyhhhh, dale, más duro, reviéntame, ahhhhhh.

Eso volvió loco a Rodrigo y empezó a embestirla salvajemente, mi esposa gritaba y gemía con todas sus fuerzas, todo su cuerpo se retorcía, mientras la enorme verga castigaba una y otra vez su apretado coño, la cama rechinaba y se oía los golpes de la cabecera contra la pared, la ensartaba con todas sus fuerzas, estaba seguro que en cualquier momento se correrían, pero todavía faltaba más, después de algunos minutos, Rodrigo paró su cogida y exclamó:

– ¿Te gustaría cabalgarme?

Mi esposa asintió con la cabeza y Rodrigo sacó su verga, se acostó boca arriba semi inclinado apoyando su espalda en la cabecera de la cama, mi esposa abrió las piernas y se puso en cuclillas frente a él, acomodó su verga en la entrada de su coñito y tomando a mi esposa de la cintura la hizo bajar hasta que le ensartó la cabeza, ver a mi esposa rendida ante esa gruesa poronga era inenarrable, Rodrigo se aseguraba de darme un buen espectáculo, porque se la fue metiendo muy lento, veía como iba desapareciendo su gruesa verga en el interior de mi esposa, hasta que llegó a la mitad y empezó el vaivén, subía y bajaba hasta media verga, mi esposa agarrada de los hombros de Rodrigo y él la sostenía de las nalgas.

– Así putita, me encanta como me comes la verga, aghhh, que rico aprietas.

En eso veo que abre más sus nalgas y le mete un dedo en el culo, mi esposa gime, pero no pone objeción, ahora está ensartada por sus dos orificios, se levanta hasta dejar sólo la cabeza dentro y se deja caer, ahora es Rodrigo quien grita de placer.

– Ayyyy,putita, te la ensartaste toda, así, goza mi verga, empalate, date gusto, ahhhhhh.

Así lo hizo, se dejaba caer enterrándose toda su verga, sus nalgas rebotaban, gemía en forma incontrolable, ya no podía controlar sus gemidos, Rodrigo tenía ahora dos dedos dentro del culo de Laura, entraban y salían siguiendo los movimientos de mi esposa, después de unos minutos así, la agarra de la cintura con una mano y empieza a penetrarla hacia arriba mientras le chupaba las tetas, mi esposa ya no pudo más y empezó a convulsionar, se retorcía y temblaba, parecía que tuviera un ataque epiléptico, su cuerpo se sacudía, se estaba corriendo de una forma que jamás hubiera imaginado.

– Me corroooo, me corroooo, aghhh, preñameeee, ahhhhhh..- gritó

Al mismo tiempo yo seguía masturbándome y tampoco pude aguantar más, exploté en un orgasmo intenso, chorros de semen salieron disparados de mi verga y se estrellaron contra mi escritorio, incluso algún chorro alcanzó mi computadora personal.

Rodrigo empezó a jadear también, veía su verga ensancharse y enterrarse en lo más profundo de mi esposa, al tiempo que tensaba sus piernas, seguro se estaba corriendo también, llenando de su tibia leche el coñito de mi esposa.

Mi esposa cayo rendida sobre el pecho de Rodrigo, después de algunos segundos sacó la verga del interior de mi esposa escurriendo semen, seguía erecta y dura, la cabeza brillaba y se veía más roja, imponente, le dio un beso cachondo y la puso de costado, en la posición de cucharita con Rodrigo a sus espaldas, su larga y gruesa verga se dirigía a su orificio trasero.

Mi esposa se da cuenta de las intenciones de Rodrigo y reclama

– ¿Que haces?, por allí no, no me gusta.

– Hace rato, tenía dos dedos dentro de tu culito y no protestaste.

– Si, pero no es lo mismo, tu verga es muy gruesa y es imposible que me entre.

– Claro que entra mami, ya sabes el dicho de la hormiga y el elefante, con paciencia y salivita, soy experto en abrir culitos, sólo relájate y disfruta, ya verás como te lo abro, vas a pedir más, va a ser el placer más intenso que sentirás en tu vida.

Le metió dos dedos en su coñito para lubricarlos y se los ensartó en su culo, mi esposa dio un respingo y ahogó un grito, pero no hizo esfuerzos por detener el avance.

Sus dedos entraban y salían del culo de mi esposa, lubricándolo con una mezcla de sus propios fluidos y semen, Rodrigo pegado a su espalda le susurraba:

– Asi nena, ponte flojita, relájate, vas a ver como vas a disfrutar.

Le hace flexionar las piernas hacia adelante para que el culo quede mas empinadito y con su brazo levanta la pierna libre de mi esposa y la mantiene en el aire, en esa posición tenía una vista perfecta, estaba seguro que Rodrigo lo hacía para que no perdiera detalle de como iba a encular a mi esposa.

Apunta su arma al cerrado orificio de mi esposa y empieza a dar empujoncitos, sin llegar a penetrarla, solamente le restregaba la cabeza y recorría el canal hasta llegar a su coñito, mi esposa gemía de placer.

-Imagina cuando esta verga te recorra por dentro, ¿la sientes?, vas a chillar de placer.

– Si la siento, agggh, ya quiero que me la metas.

– Ruégame, pídeme que te la meta por el culo.- le dijo Rodrigo.

– Por favor Rodrigo, métemela por el culo, ya no aguanto más, necesito que me la des por el culo- respondió mi esposa

No lo podía creer, mi esposa la que no le gustaba que se la metiera por detrás estaba rogando porque mi amigo le rompiera el culo.

– Muy bien putita, te lo has ganado,

Levanta más la pierna de mi esposa, veo que apoya la punta de su verga en el estrecho agujero y empieza a empujar, poco a poco va desapareciendo toda la cabeza dentro, al tiempo que mi esposa da un fuerte grito y veo que se retuerce.

Rodrigo le tapa la boca y le susurra al oído.

– Shhhh, shhhhh, vas a despertar a los niños, aguanta, pronto pasará el dolor, ya entró la cabeza, es lo más grueso, relájate, no voy a continuar hasta que tu culito se amolde al grosor de mi verga.

La imagen que veía era increíble, el culo de mi esposa estaba abierto a un diámetro tremendo, era inconcebible como una barra tan gruesa haya entrado en el pequeño y apretado orificio de mi esposa.

Fue paciente y después de unos minutos ví que mi esposa se relajó y empezó a culear suavemente.

– Asi, nena, bien, ya pasó el dolor, ahora vas a gozar tu rico trozo de carne-

Y poco a poco empezó a penetrarla, metía dos milímetros y sacaba uno, avanzando cada vez un poco más, ya casi la metía completa, cuando dando un golpe de cadera le enterró la verga, hasta lo más profundo de su ser, haciendo que nuevamente lanzara un grito de dolor.

– Ya está, la tienes toda dentro, ¿sientes?, viste que si podías, solamente necesitabas un verdadero macho que te haga sacar lo putita, sabía que te encantaba la verga, gózala cómo estoy gozando de tu culito, es riquísimo, calientito y suave y apretadito, me encanta como me ahorcas la verga,

– Sí Rodrigo, aghhh, siento que me vas a reventar, aghhh, duele, pero me gusta, me llega tan profundo, todo mi cuerpo tiembla, siento como me estiras por dentro, nunca había sentido algo así.

Las embestidas se hicieron más rápidas, estaba alucinado viendo como aquella enorme verga entraba cada vez con mayor facilidad dentro del culo de mi esposa, quien gritaba, jadeaba y mordía las sábanas pero no dejaba de pedir que la siguiera cogiendo y le metiera la verga más fuerte, se la sacaba casi por completo para después clavársela con furia, ambos gruñían como locos, las nalgas de Laura chocaban con la pelvis de Rodrigo, las tetas de mi esposa se balanceaban hasta que exclamó.

– Ya viene la leche, aghh, ahí te va, te voy a preñar el culito con mi lechita.

– Si papi, s, quiero tu lechita, déjame el culo bien rellenito de leche, aghhh

Al mismo tiempo empezaron a convulsionar, los cuerpos de ambos temblaban, veía las nalgas de Rodrigo contraerse y relajarse, ahí supe que le estaba inyectando su esperma hasta lo más profundo, metió sus dedos en la boca de mi esposa para calmar sus gritos y la siguió embistiendo hasta que dió un embiste final y le soltó la pierna, había terminado de eyacular, de vaciar sus huevos dentro del culo de mi esposa, no pude aguantar más y empecé a correrme nuevamente lanzando chorros y chorros de leche sobre el escritorio y algunos cayeron hasta el suelo.

Quedaron recostados en la cama, aún con la verga de Rodrigo clavada en el culo, recuperando la respiración, hasta que Rodrigo se incorporó y se quedó sentado mirando a la cámara con una sonrisa de satisfacción, de triunfo, en ese instante dejé de grabar y apagué mi equipo.

Me puse a limpiar el desastre con papel higiénico, no recuerdo haber eyaculado tanto en mi vida, después mandé un mensaje que iba de regreso.

Cuando llegué a casa ambos estaban en la sala, noté a mi esposa nerviosa, pero fingí no darme cuenta, me acerqué y le dí un beso, alcancé a notar un olor y sabor extraño, era el olor y sabor de la verga de Rodrigo, recordé que le había restregado la verga en su carita y sus labios tenían todavía el sabor salado de la verga de Rodrigo de la mamada que le había dado, no les había dado tiempo de bañarse y me excitó.

– ¿Pero no han cenado?, que mala anfitriona eres amor- le recriminé a mi esposa

– Tu esposa es una excelente anfitriona, he disfrutado mucho su compañía, yo fuí el que pedí esperarte a que llegaras, no se me hizo correcto- intervino Rodrigo.

– Asi es amor, Rodrigo fué el que prefirió esperar, pero fue muy grata su compañía- Agregó mi esposa.

Solo sonreí y les dije:

– Entonces que esperan, a cenar que tengo hambre, Laura había preparado fajitas de arrachera, chorizos argentinos asados y queso fundido con chorizo y habíamos comprado algunos tamales.

Nos servimos la cena y Laura estaba algo desganada.

– Vamos amor, come, no te hagas de la boca chiquita.

– Perdona a tu mujer Ariel, pero la verdad, nos echamos un pequeño bocadillo antes que llegaras, yo me comí un rico tamal de carne y tu esposa un rico chorizo con quesito fundido.

Me hizo gracia el comentario de Rodrigo, mi esposa se puso roja, fingí no darme cuenta del doble sentido y sonriendo les dije:

– Ya sabía yo que no aguantarían sin picar algo, pues yo tengo mucha hambre y se me antoja un rico chorizo con queso como el que se comió mi esposa.

Los ví sonreir a ambos y mi esposa se tranquilizó, así que cenamos y platicamos un rato más en forma relajada.

Al termino de la velada Rodrigo se despidió, nos retiramos a la recámara Laura y yo, ví las sábanas cambiadas, fingí no darme cuenta, todavía olía a sexo y me puse cachondo así que desnudé a mi esposa y le hice el amor en forma salvaje, su coñito estaba bien abierto y le entró mi verga hasta el fondo de una sola embestida, sentía algo muy viscoso en el interior de su vagina, seguramente era semen de Rodrigo y me excitó, le dije que hoy estaba más mojada que nunca para ver su reacción, se puso nerviosa, pero no dijo nada, así que le estuve dando con todo mientras besaba y metía mi lengua en la boca de mi esposa, tratando de descubrir el sabor de la verga de Rodrigo, era ríquisimo cogerme a mi esposa, recién cogidita, su coñito estaba tan sensible y caliente, súper mojado y le entraba mi verga con facilidad, la cogí hasta que me corrí en su interior mezclando mi semen con el de Rodrigo.

Esa noche le respeté su culito, ví lo que sufrió con la tremenda verga de Rodrigo y debería tenerlo muy escocido, lo sabía por experiencia, ya habría tiempo en otra ocasión

Así mi esposa se convirtió en la amante de mi amante, siento que fue un acto de amor permitir que gozara de semejante macho, que si bien no le faltaba su ración de verga en casa, si necesitaba una verga enorme que la llenara al máximo y le diera una cogida salvaje e intensa de vez en cuando, que la hiciera sentir plena y una puta.

Mi relación con mi esposa mejoró a partir de ese día, la veía radiante y feliz, siempre contenta y con una sonrisa en la boca, también mejoró nuestra actividad sexual, le daba caña todos los días y cada vez era más cachonda, más sensual y participativa, incluso me llegaba a pedir que le rompiera el culo con frecuencia, algo impensable anteriormente, así que le daba oportunidad a Rodrigo de cogerla una vez al mes, en esas ocasiones mi esposa me pedía permiso para ir a cenar con amigas o visitar a alguna amiga o pariente los sábados, se llevaba mi auto y llegaba a casa de Rodrigo, era común que yo fuera a visitar a Rodrigo en calidad de amigos, por lo que no era raro que mi auto llegara a su casa, y no levantaba sospechas, así que generalmente cogía a mi esposa en su casa, en la semana que a Diana le tocaba horario nocturno, encuentros que quedaron grabados en mi computadora portátil, ya que Rodrigo tenía encendida su webcam y me permitía disfrutar y grabar esos encuentros en mi computadora via internet, como buen cornudo me quedaba cuidando a los niños y me la regresaba repleta de semen, y así la cogía, me gustaba cogerla con el semen de mi amante en su interior, me daba mucho morbo y la cogía con locura. Creo que fue la mejor decisión, o que opinan.

Relato anterior:

Enculado con los calzones usados de mi esposa puestos

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3 COMENTARIOS

  1. He tratado de convencer a mi esposa ya que tiene unas nalgotas riquísimas grandes bien definidas solo cuando hacemos el amor ella acepta ser cogida por un amigo vergudo lástima que no tengo ese amigo saludos.

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