Recuerdo
como parte de un sueño tangible
cierro los ojos y percibo su voz audible
la fragancia de su piel aumenta
y se hace perceptible
puedo ver como sonríe
aunque su presencia no es visible
Es increíble
que a pesar de tanto tiempo
el recuerdo de sus besos
no volaran con el viento
Indiscutible
soy libre preso de sus sentimientos
y la dura cordura no concuerda
con mis pensamientos
Fue tan denso
como el río que vertí dentro de ella
su expresión de pasión la hacía lucir más bella
mientras su marea de placer contra mi roca estrella
y gemía como el dulce canto de una doncella
La sentí,
más cálida que el sol en verano
solo estaba ella y yo, el resto en segundo plano
degusté de sus placeres, la exploré con ambas manos
me atreví a beber su fuente y mi esfuerzo no fue en vano
Era una diosa,
creaba destellos en las penumbras
me incitaba a devorarla hasta que mi alma sucumba
podía pararme el corazón sin llevarme a la tumba
mientras yo gozaba todo eso que el cuerpo vislumbra.
En nuestros cuerpos
tocamos mucho más que melodías
se posaba sobre mí con un ritmo que repetía
le dolía y el amor suele doler ella decía
mientras ebrios de placer amamos hasta el otro día
Era perfecta
me hacía disfrutar de lo incorrecto
amaba todo de ella
incluso todos sus defectos
que eran pocos
y pronto me hice un fiel a sus preceptos
Dentro de ella crecí gigante
sin agrandar mi ego
su labios saborearon mi grandeza
consumiéndola como el fuego
Mi flecha se posaba
apuntando muy certero
y su espalda se curvaba
como el arma de un arquero
Preparada
para recibir mi fuerza muy adentro
me olvide de lo que me rodeaba
ella era mi epicentro.
Perforé su alma
casi perdiendo nuestro aliento
y luego de un momento
repetimos el evento
Fue tan grato
su piel era suave como la seda
no hay partida amarga
la noche es larga
y en toque de queda
¡Que se libre como pueda!
aunque dudo que ella pueda
si mis dedos aferrados
en su cabello se enredan
No sé cuánto
duramos en ese encuentro
en esa dimensión no existe
espacio ni tiempo
Solo sé
que tuve lo que mis ojos no ven
y agradezco que de aquel encuentro
no fuera la última vez
Con cariño, Donni