Son las siete de la mañana, me levanto temprano para comenzar con las tareas que mi suegra me ha encomendado. Cuando termino de limpiar continuo con el desayuno para mi suegra, café con tostada y para mi mujer café con leche con tostada mientras preparó el desayuno me pregunto si mi mujer sabe lo sucedido la noche anterior con su madre.
Sobre las diez de la mañana la primera en aparecer es mi suegra Dolores, con la misma mirada exitosa de la noche anterior, supervisa el desayuno y me dice – ¡muy bien cabrón! apenas cinco minutos más tarde aparece mi mujer Ana, da los buenos días a su madre. Mientras las dos mujeres desayunan yo continuó con las tareas, recojo ropa por todos lados de mi mujer y mi suegra.
Ellas hablan y ríen, mi mujer cada vez ríe más alto mis temores se hacen realidad cuando mi mujer me llama ¡culo roto ven aquí!, avergonzado me dirijo a la cocina donde están las dos mujeres, mi suegra le esta muestra do, las fotos que me había sacado la noche anterior con el móvil. Mi mujer burlándose de mi me pregunta – ¿te gusto como mi madre te rompió el culo cabrón? Avergonzado y humillado me quedó mudo no soy capaz de gesticular ninguna palabra, mi suegra dice -si hubieras visto cómo se removía y lloraba el cabrón.
¡Mi mujer entre risas dice – me hubiese gustado verlo, jajaja! mi suegra dice- ¡si quieres eso lo arreglamos en un momento! ¡jajajaja! al oír las palabras de mi suegra de inmediato comienzo a suplicar. Mi mujer a mi lado me da una bofetada y me dice – ¡cállate no quiero verte suplicando harás lo que se te diga! ¿Entiendes? Se dirige a su Madre y le dice – ¡este culo tendrá que esperar! ¡tengo algo pensado, verás lo bien que lo vamos a pasar! mi suegra contesta – lo dejó de tu mano a ver qué se te ocurre.
Mi mujer dirigiéndose a mí me dice -quiero que saques toda tu ropa de la habitación de matrimonio y las pases a la habitación pequeña, los calzoncillos los tiras todos a la basura ya te pondrás lo que a mí se me antoje, como mis bragas usadas que iré pasándote a medida que me valla cambiando. Además, entregarme las llaves del coche, la de la casa, el móvil, y tus tarjetas. Durante un tiempo no te van a ser falta serás mi empleada de hogar, quiero que llames a mi madre Dña. dolores y a mí Dña. Ana ¿has entendido? ¡contesta quiero oírte decirlo! -si Dña. Dolores y Dña. Ana lo he entendido.
Pero como siempre mi suegra tiene que decir la última palabra y me dice -no creas que te vas a librar de pagar esta falta que has cometido, bájate los pantalones y los calzoncillos inclínate hacia delante, y con la correa en la mano me dice – ¡empieza a contar cabrón! A medida que va aplicando los azotes con la correa yo los voy contando mi suegra se aplica con esmero y sin reparos, cuando termina mi mujer continúa diciéndome -termina rápido de recoger y limpiar la cocina que tengo más encargó para ti y sin mediar más palabra madre e hija se retira al interior de la casa.
Dolorido por el escozor de mis nalgas me subo como puedo los calzoncillos y los pantalones, para continuar con las tareas, maldiciendo mi suerte no dejo de pensar en mi nueva situación. Mi mujer parece estar disfrutando, observé su mirada lujuriosa mientras su madre me azotaba creo que está descubriendo su verdadero ser de mujer dominante estricta que va dejando salir.
Mi suegra mujer dominante severa, no duda en emplear todo su potencial parece no tener ningún sentimiento afectivo sobre mi persona, continuó limpiando sumido en mis pensamientos. La voz de mi suegra hace que reaccione cuando me grita – ¡ve a la habitación ahora! ¡Te estás demorando demasiado cabrón! Sin perder un instante me dirijo a la habitación donde me espera mi mujer, cuando me presento mi mujer me ordena que me arrodillé a sus pies, obedezco de inmediato y me dice – ¡toma esta crema depilatoria! ¡quiero que te depiles el cuerpo y esos huevos! ¡Ya!
Reafirma su orden con una bofetada, de inmediato me dirijo al baño al entrar me encuentro mi suegra con la correa en la mano diciéndome – ¡apresúrate no tienes toda la tarde! ¡cuando termines de depilarte te quedas en cueros! ¿Entiendes? Sí Dña. Dolores. Entro en la ducha y comienzo a depilar el cuerpo lo más rápido que puedo con la crema depilatoria, con una cuchilla de afeitar el vello púbico de mis huevos dejándolos rasurado. Antes de volver a la habitación donde me esperan las dos mujeres me observó un instante en el espejo, me sorprendo al observar que haber rasurado mis huevos mi pene parece más grande.
Me presento delante de las dos mujeres que están sentadas juntas en el sofá haciéndose la manicura, mi mujer me dice – ¡acércate y arrodíllate delante de mí! obedezco de inmediato – ¡quiero que me pintes las uñas de los pies! alzando uno de los pies con las uñas bien recortada sin pintar.
Mi mujer siempre ha tenido unos bonitos pies que inspiraban ternura y ganas de acariciarlos, aplicó el esmalte de color rojo cereza, y sorprendentemente cuando terminó quedan muy bien pintadas. – ¡vaya! – ¡parece que sabes hacer algo que real mente merezca la pena cabrón! me hace a un lado quedando frente a los pies de mi suegra. Que lleva la suyas pintadas de color rojo granate sus pies me parecen tremendamente sensuales parece hacerme perder la razón, postrarme y rendirles culto, quedó extasiado contemplando sus pies sin poder apartar la vista, me invadieron unas ganas terribles de besarlos y lamerlos desde mi posición
Mi suegra parece leerme el pensamiento, -Veo que te gusta mis pies, ¿eh? con una sonrisa maliciosa, con su pierna comienza a flotarme el pene. Fruto de la excitación comienzo a tener una erección, con sus dos pies atrapa mi pene y comienza a pajearme. Las dos mujeres me observan con atención, comienzo a sumirme en un estado febril de excitación. Cuando me apartaba con su pie hacia atrás – ¡Hazte una paja cabrón quiero verte correr en mi pie! dice mi suegra.
Apenas me bastaron dos tirones para comenzar a derramarme salvajemente es la corrida más intensa que eh experimentado. Me quedo exhausto y algo avergonzado, oyendo tras de mí la risa de mi mujer que me dice -vaya, pues sí que estabas cachondo. -Te la pelas como un mono menudo ¡cabrón!
Mi suegra aún no ha terminado sube muy lentamente su pierna con los dedos llenos de mis fluidos y los situada frente mi boca y me dice -ya sabes lo que tienes que hacer. Intuyo de inmediato que pretende dirijo tímidamente mis labios a su dedo gordo, pero fruto de mi indecisión ella misma va metiendo su dedo gordo en mi boca diciéndome -comienza a lamer mis dedos déjalos limpio ¡cabrón!
Cuando intento coger su pierna para lamer más cómoda mente me dice -fuera manos solamente con la boca las manos atrás como te enseñó tu mujer. Comienzo a lamer tímida mente, saboreando mi fluido en cada uno de sus dedos, poseído por un extraño placer continuó lamiendo como un poseso, mientras ella me dice – ¡mamón! siempre supe la clase de hombre que eres. Satisfecha y sabedora de que me había transportado a ese estado, en que me entregaba completamente a ellas y desposeído de todo orgullo.
Mi suegra siempre al mando dice – ¡átale las manos a la espada a este mamón! sin avisarme saca su pie de mi boca se levanta y le dice a su hija. – ¡Ahora es tu turno! mi mujer termina de atarme las manos a la espalda, se sitúa enfrente se despoja de su pantalón y de su braga, aparece ante mí su hermoso coño de forma triangular todavía arrodillado se acerca y me dice -quiero comprobar por mí misma si eres tan buen come coño como dice mi Madre.
Levantada una pierna y la apoya en el sofá me agarra del pelo y tira hacia ella, hundió mi cara en su coño, la sensación es indescriptible cuando siento restregar la carnosidad de su coño húmedo por toda mi cara, me corre un escalofrió por todo mi cuerpo me quedo paralizado. Mi mujer me mira desde las alturas con un gesto de enfado – ¿Qué coño haces? ¿A qué esperas? ¡Cómemelo!¡Ya!
Reacciono y comienzo a pasear toda mi lengua por su coño de abajo hacia arriba un sabor salado colma mi paladar. Los vaivenes de su cadera me indica que está disfrutando, continúo pasando por el centro de su vagina y absorbiendo el caudal que mana de ella. – ¡Chupa! ¡Chupa! agarro su clítoris con mis labios y Chupo a la vez que lo acaricio con mi lengua, mi mujer comienza a hacer movimientos circulares con sus caderas.
La siento disfrutar, gemir, murmurar deje de chupar para seguir lamiendo los más rápido que puedo la vagina. Mi mujer agarro mi cabeza y empuja mi cara contra su carnosidad, con fuertes movimientos pélvicos, sin venir a cuento recibo un guantazo – ¡chupa! ¡maricón!, No me demoro sigo chupando su clítoris perdí la cuenta de cuánto tiempo llevaba chupándola.
Cuando le sobrevino un brutal orgasmo, no tardo en recibir una dosis extra de sus fluidos en mi boca, por un momento queda exhausta -Lo has hecho bien ¡cabrón! suspiro mi mujer. Sin darme tiempo recuperarme me aparto un lado ¡todo tuyo mamá! Mi suegra tirando de mi pelo desde la altura me dice -ven aquí, que voy a darte un anticipo de lo que tendrás que hacer cada vez que venga de visita.
Se desprende de la bata que lleva puesta dejándome contemplar su cuerpo desnudo con forma endomorfo con obesidad, me agarró de la oreja con una mano y tira hasta que me dolieron – ¡me vas a comer el culo cabrón! -sí, sí… asentí totalmente.
Mi suegra ríe a carcajadas poseída por la lujuria, me soltó la oreja, intento mitigar el dolor frotando la oreja con el hombro se acerca al brazo del sofá, y apoya los codos su gran culo blanco y gordo aparece ante mí como servido en bandeja. Los labios de su coño de color marrón oscuro asoman por debajo – ¡cómetelo todo cabrón! Camino de rodillas hacia ella, mi boca queda a la altura de su ano, meto la boca y comienzo a lamer con mi lengua recorro cada milímetro, estoy completamente absorto beso, succionó, vuelvo lamer, cada vez más rápido el olor y sabor me tiene extasiado.
Ni siquiera me di cuenta de que mi suegra había bajado una mano a su coño y se masturba. A los movimientos circulares de mi lengua le siguió un repetitivo arriba y abajo por parte de mi suegra ¡Mete la lengua cabrón! por el tono de su voz parece impaciente cumplo la orden, la punta de mi lengua se coló dentro.
Mi suegra ríe satisfecha, gira su cabeza para intentar verme, y dice para que yo la oyera, – ¡me estás comiendo todo el culo cabrón! ¡más adentro! Mi mujer a mi lado comprende mi dificultad para cumplir la orden. Con su mano empujada mi cabeza contra el culo de su Madre – ¡más adentro volvió a repetirme empujando su culo contra mi cara con fuerza acelera sus movimientos, mientras se masturba con su mano, un intenso orgasmo aparece convulsionando el culo y muslo mientras dice ¡come, come, come!
Cuando termina de correrse me aparta con desprecio, mi lengua aún se recupera del sabor tan intenso de su culo, cuando me ofrece su mano derecha impregnada en sus fluidos vaginales. Me lanzo ávido a lamer la mano, con este gesto confirmo el sometimiento que mi suegra ejerce sobre mí, con su mano limpia de fluidos me regala una bofetada propinada con fuerza y rabia.
Mi suegra hace una mueca de satisfacción ¡vaya parece que ya tenemos nuestro sumiso! En su voz compruebo que se siente exultante y poderosa. -Joder mama como te las gastas, dijiste que te bastaba dos días para convertir a tu yerno en un sumiso de mierda ¡jajaja!
¡A mi suegra aún le queda un acto más de humillación coge una de mis corbatas la ata a mi cuello mientras dice -Bueno pues sigamos divirtiéndonos! me leíste el pensamiento dice mi mujer, pero vamos a llevarlo a su sillón de descanso será más cómodo para nosotras.
Mi mujer me toma de mi corbata y me jala hasta el sillón de descanso, que tanto desacuerdo trajo al matrimonio cuando lo compre. Me hacen subir manteniendo la misma posición de rodillas cara al espaldar, ella se sitúa detrás del espaldar sujetando la corbata. Mi suegra se sitúa a su lado y me dice – ¡mira que eh comprado para ti! Y me muestra un pene de goma con correas muy realístico que me parece demasiado grande.
Cinco minutos mas tarde siento como mi suegra me separa las nalgas y pone algo húmedo en mi ano. Lista dice mi suegra, cuando quieras dice mi mujer, tirando de la corbata hacia abajo aprisionando mi cuello contra el sillón y dos segundos más tarde siento como me penetra el ano con el pene de goma entra muy lentamente causándome mucho dolor -no…por favor… nooo, pero no le importa y continua metiéndome aquello, conforme entra mi ano va dilatando más, causándome ardor y dolor hasta que de pronto entra de un golpe -listo, ya lo tienes bien adentro, -dice mi suegra.
Debido al dolor tan intenso suelto un alto y largo ¡aaah! Recibo una fuerte nalgada y un cállate cabrón, después le dice a mi mujer – sujétalo bien fuerte y pon atención, como le rompo el culo a tu marido jajaja. Sus embestidas son brutales intento reprimir mis quejidos eh intento no llorar. Mi mujer me agarra del pelo y tira de mi cabeza hacia atrás – ¿tienes mucho aguante tú? ¿no? Pues no va a parar hasta verte llorar, maricón -Me dice con voz colérica tirando de mi cabellera.
Mi suegra continua con sus embestidas cada vez más rápida perdí la cuenta, cuantas veces la saca y la vuelve a meter de un golpe, comienzo a sollozar, pero una mixtura de dolor y nuevas sensaciones que no eran desagradable comienzo a gemir tímida mente. Mi mujer me abofetea -más alto quiero oírte gemir maricón, ¡aaaah!, ¡aaaah!, ¡aaaah! subo el volumen de mis gemidos buscando contentarla. Mi suegra se vanagloria de su poder sobre mi imitando mis gemidos ¡aaaah! ¡aaaah! ¡aaaah! toma cabrón sumiso. En esta ocasión siento vergüenza y humillación de mí mismo al verme disfrutar la enculada que mi suegra me esta propinando delante de mi mujer.
Mi mujer comienza a bofetearme una y otra vez hasta hacerme llorar, con una mezcla de dolor y placer. Cuando mi suegra decide parar, mi mujer tirando de la corbata me hace bajar del sillón y me dice – continua de rodillas maricón, mi suegra dice – llévalo a su habitación y espérame allí que enseguida voy. Mi mujer tirando de la corbata me lleva caminando de rodilla hasta la habitación, me sitúa frente la cama y me dice -inclínate sobre la cama, pero continua de rodillas. Sigue sujetándome con la corbata tensándola un poco más contra la cama.
Cuando llega mi suegra le pregunta a mi mujer – ¿quieres hacerlo tú? Ella contesta – mejor tú que se te da mejor jajaja, siento el pie de mi suegra sobre mi espalda oprimiéndome aún más contra la cama y con su mano levanta las mías que aun continúa atadas a la espalda y comienza a decirme – te voy a enseñar una lesión que no vas a olvidar, no quiero que pienses ni un momento, que el que disfruta eres tú harás lo que te digamos. Las que disfrutan aquí somos nosotras, sumiso de mierda
Para confirmada su autoridad y sin venir a cuento comienza azotarme en mis nalgas con esmero y pasión el dolor es tan intenso que rompo a llorar de inmediato, cuando termina los azotes mi mujer sin mediar palabra me desata la corbata de mi cuello y también las manos y se marcha. Mi suegra continuará contemplándome por un momento hasta que me dice -a dormir ¡cabrón! que mañana tienes trabajo que hacer, se retira apagando la luz y cerrando la puerta.
Agotado y dolorido maldigo mi suerte, pero una extraña sensación de placer me invade hasta que me quedo dormido.