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Planes para seducirte
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Esta vez no quiero ramos de rosas ni peluches; quiero orgasmos. ¿te prendes? Quiero hacerte el amor poco a poco, que nuestros cuerpos se fundan, que nos desborde el cariño más salvaje. Quiero muchos orgasmos, amor.

Te espero en casa, vestida con ese conjunto negro que sabes que tanto me gusta. Y te aviso de que tengo ganas de redescubrir nuestro piso, con poca ropa y muchas ganas de sentirnos.

Nuestro viaje de placer empezará en la cocina. Junto a la mesada, te quitaré la camisa y lameré tu cuerpo desde el cuello hasta el ombligo. Antes de que me puedas decir lo caliente que te pone sentir mi lengua en tus pezones, agarrare un pañuelo y te lo ataré en los ojos. Estarás bajo mi control.

Me sentaré y abriré las piernas para invitarte a descubrir mi humedad. Antes de que puedas bajarte ansioso los pantalones, empujaré tu cabeza hacia mi entrepierna. Ahí te estarán esperando mis muslos ardiendo por sentir tus labios. Empezarás rozándome con suavidad con la punta de la lengua, pero poco a poco te pedirá que vayas subiendo la intensidad. Querré más. Mucho más.

Después, te llevaré hasta el salón donde te sacaré el pañuelo de los ojos para atártelo ahora a las manos. Te empujaré contra el sofá para que te sientes y te iré desnudando poco a poco. Me colocaré sobre tu cuerpo y me acercaré un poco más a ti para rozarte con mis pezones duros. Te los pondré encima de los labios para que los chupes, pero también recorreré con ellos tu pecho y tu panza y bajaré para rozarte con ellos el pene. Te morirás de ganas de tocarlos… pero no podrás porque estás atado.

“Seguime”, te susurraré. Camino a nuestra cama, te desataré las manos para que busques mi placer con los dedos. Quiero cabalgarte. Te diré que te sientes en el borde de la cama para colocarme sobre ti, justo encima de tu pene erecto pero sin dejar aún que entre. Iré bajando poco a poco, tan despacio que podrás ir sintiendo centímetro a centímetro cómo se unen nuestros cuerpos. Así, hasta que seamos uno. Sabes que no podré evitar gemir; gemir de placer por sentirlo hasta el fondo.

Sé que con las manos, agarraras mis nalgas, para seguir el ritmo de mis caderas. Cada vez, se moverán más frenéticamente. Tu respiración cada vez estará más entrecortada y tu lengua más caliente dentro de mi boca.

Cuando menos te lo esperes, me levantaré y te llevaré hasta el baño. Allí, mirándonos en el espejo, apoyada sobre la bañera, me penetrarás desde atrás. Quiero que veas mi cara cuando llegue hasta lo más alto. No podrás resistirte a acariciar mi espalda, sujetar mi cintura, pellizcar mis pezones… Y yo mientras, dejaré que mis dedos exploren mi entrepierna.

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