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Perdidos (12): Judith madre y hembra para sus hijos
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Al llegar la noche, la fiesta continuaba, y para estas alturas, Judith era consciente de cómo su facha llamaba la atención hasta de los mellizos Ronaldo y Tomás.

Cómo todavía quedaban algunas botellas de vino y algunos pocos licores, Judith, dejó que sus hijos e incluso ella bebieran bastante esa noche especial. En especial ella lo necesitaba para sobrellevar todo lo que había pasado ese día con Jonathan.

Ella bailaba para sus hijos que formando una ronda alrededor de mami, batían palmas y cantaban alegres canciones.

Cada uno tomó su turno para bailar con mami en el centro de la ronda.

Poco a poco, el estado de embriaguez de mamá y el saberse observada deliberadamente por los cuatro muchachos, hacía que los 5 se fueran excitando poco a poco con semejante descontrol y derroche de coquetería con bailes sensuales por parte de la dama, en una calida noche a orillas del mar y a la luz de una ardiente fogata.

Jonás empezó a tener una leve sospecha, de que algo era distinto entre Jonathan y Judith. Y eso lo puso muy celoso y nervioso, por lo que descidió no darle vueltas al asunto y disfrutar de la fiesta descargando sus nervios y celos en la bebida. Después de todo si realmente estuviera pasando algo entre su mamá y su hermano, ¿Qué podía hacer él?

Estaba empezando a amanecer ya cuando Jonás, Ronaldo y Tomás se disponían a dormir en la carpa, y Jonathan la buscó a su mamá para disculparse por haberla tratado despectivamente cuando ella solo quería darle su “regalo de cumpleaños.

El chico la llevó a la cueva que estaba detrás de la carpa, y que era el lugar que ellos usaban cómo comedor y sala de estar. Viendo que ella apenas se sostenía en pie mientras él le hablaba, prefirió sentarla en el piso.

Allí continúa hablándole, mientras los escucha sin entenderle mucho de lo que su hijo trataba de explicarle.

Viendo que incluso estaba a punto de dormirse, pensó en llevársela a la cama a Jonás.

Pero cuando la vuelve a mirar, la vio tan hermosa, tan angelical, tan indefensa y a solas con él y a su entera disposición, que no resistió darse un último deshaogo con ella después de tanto tiempo deseándola.

La acostó en el piso bocaarriba y empezó a besarla todo su rostro, con sus dedos presionó levemente las fozas nasales, hasta que ella abrió su boca y la besó con verdadera pasión, hasta despertarla, y provocar en ella alguna torpe respuesta a sus besos.

Entonces, la erección de Jonathan fue tal, que se sacó los pantalones, se colocó sobre ella y le apoyó su dura verga en los labios, Judith, lo miraba sin poder decirle ni hacer nada.

Jonathan, volvió a precinarle sus orificios nasales y en unos segundos su mamá abrió la boca, y el chico le empezó a meter su verga casi hasta la mitad, cuando la sintió entrar en la garganta de Judith, quien permaneciá inmóvil, indefensa completamente hebria y a su disposición.

El chico comenzó a meterla y sacarla de la boca de su mamá, quien en cada envestida la sentía más y más adentro de su garganta, y trataba de zafarse moviendo torpemente su cabeza, sus manos y piernas.

Pero Jonathan estaba tan absorto en el placer que le provocaba la boca y garganta de su mamá, que no le prestaba atención a ella, sino que solo disfrutaba del momento.

– ¡AAHHH, tragalaaa, tomá la leche que se te enfria el desayuno! Gritaba Jonatan con un increíble orgasmo gracias a la indefensa Judith, que sentía cómo su hijo le llenaba boca y garganta con su calido semen.

Al retirarle la verga de la boca, Judith, Tosia y de vez en cuando eructaba totalmente aogada, Jonathan se dio cuenta que se estaba ahogando, y ni bien la pudo poner de pie, le palmea la espalda, hasta que ella logra vomitar todo el semen y una gran cantidad de la bebida ingerida durante esa noche.

Recuperada ella de su descompostura, y estando entre dormida aun, la llevó a la cama con Jonás, y cuando la está acostando a su lado, Jonás se despierta y lo ve a su hermano.

– Aca te la traigo hermanito, ya le di de desayunar su lechita caliente y le hice hacer provechito, asique ahora va a dormir cómo un angelito. Le dice Jonathan a su hermano,

que solo lo mira sin comprender nada y se vuelve a dormir.

Por el cansancio y los efectos de la bebida, ese día la familia durmió hasta muy entrada la tarde, y la primera que se despertó y comenzó sus quehaceres fue la mamá.

Mientras hacía sus cosas, Judith no se podía borrar las imágenes de la cabeza do todo lo vivido ayer, y también refleccionana sobre cómo habían cambiado sus vidas y en especial la de Ella, premero cuando naufragó el yate familiar y aparecieron en esta isla desabitada y desconocida por los mapas, de tan remota que era. Pensó que se quedaría “sola” el resto de sus días. Y de la nada, ¡Buhm!, un romance secreto” con su hijo mayor. Y cuando su cabeza recién lo empezaba a aceptar y a disfrutar plenamente liberándose de los tabúes, ¡Buhm! A su vida sexual, se le sumo su siguiente hijo, que chantageandola y casi violándola, irrumpe en su vida cómo jamás se lo esperaría una madre normal.

Y en cuanto a lo vivido con Jonathan, ella rechazaba de plano el sexo con violencia, pero la osadía, el descaro y atrevimiento de Jonathan que contrastaba con la dulzura y amabilidad de Jonás, era algo que tenía que reconocerse así misma, que en cierto modo la excitaba muchísimo. Y por otro lado se sentía eufórica y expectante por la vida intima que le esperaba a ella tieniendo que complacer a escondidas a 2 de sus 4 tigres. Y más aun que va a pasar cuando los otros 2 se despierten a la vida cómo machitos de mamá cómo lo hicieros sus hermanos mayores.

Cayendo la tardecita empezaron a despertar uno a uno los cachorros de la mamá, la familia se reunió y luego de que tomaran una merienda familiar, se pusieron a realizar sus quehaceres diarios, pero esta vez con prisa ya que en poco tiempo más ya anochecería.

Jonás quería hablar con Judith, los pensamientos sobre una posible relación paralela de ella con Jonathan lo estaban carcomiendo. Por un lado, era conciente de que Jonathan estaba pasando las mismas necesidades masculinas que él pasó durante mucho tiempo en la isla, y en ese sentido estaba contento que lo halla logrado él también con “la única mujer de la isla” que obviamente resultaba ser mami.

Pero también su instinto de “macho Alfa” de la manada, le estaba recriminando que estaba sediendo “terreno” a su rival, y que incluso en algún tiempo más, la terminaria sediendo ante el resto de la manada, y que quizás hasta fuera factible, que con el tiempo Judith los prefiera a ellos o a alguno de ellos en su lugar.

Los tres, Jonás, Judith y Jonathan estaban muy pendientes uno del otro, sobre todo entre los hermanos, se había desatdo un clima de altísima tensión al que Judith, cómo mamá de los muchachos, persibió casi de inmediato, y en el que estaba dispuesta a mediar si era necesario.

Entonces, Jonás tuvo una idea para llevarse a mami lejos del resto de us hijos, y tener un momento a solas con ella.

Jonás le pidió a su mamá que, si ella misma no le podía pedir a Jonathan, que hiciera algunas cosas por él, y que después Jonás le devolvería el favor.

Ella fue con Jonathan, e hizo tal cómo Jonás se lo había encargado, Jonathan adivinó enseguida la intención de su hermano, pero no pudo enfrentarla a ella. Por lo que aceptó el “encargo” de su hermano.

Jonathan supo que el muy hijo de puta de Jonás se la llevaría a algún lugar y se la cogería, mientras él realiza su trabajo.

Madre e hijo caminaron por la playa, hasta alejarse bastante del campamento familiar.

Ellos aprovecharon dos grandes rocas que había en ese sector de la playa, y se sentaron uno en cada una, a dialogar.

Charlaban de cosas banales, mientras ya empezaba a oscurecer.

Tonto Jonás cómo Judith, esperaban que el otro sacara el tema de lo que estaba pasando entre Judith y Jonathan. De hecho, fue ella quien casi lo trae a la conversación. Pero al verlo tan nervioso a su hijo, lo miró con gran amor, y prefirió callarse la boca y tuvo otra idea que, a su hijo, lo relajaría y le daría más confianza y seguridad sobre si mismo.

Se le acercó a su hijo, lo abrazó, lo besó tiernamente mientras lo acariciaba.

– ¿Queres hacer el amor con mami? Le pregunta Judith tiernamente entre besos y caricias

– El lugar a donde normalmente vamos está muy lejos y ya casi está oscuro. Le respondió él con una gran erección.

– ¿Alguna vez probaste hacerlo en la playa al aire libre? Le pregunta ella pícaramente entre más besos y caricias.

– ¡Noo, nunca! Le responde sorprendido él.

– ¿Queres que la primera vez sea con mamá?, podría ser la primera vez para los 2. Comenta Judith con una expresión picara en su rostro.

Las palabras se terminan y dan lugar a los besos y caricias apacionadas, y Jonás vuelve a sentir que mami es completamente suya.

Judith se saca la remera verde que traía puesta y queda con un corpiño negro puesto que le cubrían las tetas.

Entonces Jonás se saca también du remera verde agua, y su mamá le besa tiernamente todo su pecho.

Luego de unos minutos así, ella se saca el pantalón corto, negro que llevaba puesto y queda solo en un conjunto negro de bombacha y corpiño, mientras que Jonás, queda solo con su slip azul marino que le dejaba ver claramente a Judith, la erección que traía ya su hijo.

– ¡Uy uy uy, cómo está eso! Comenta Judith pícaramente viéndole el “paquete” a su hijo,

– Y mami ¿cómo está? Le pregunta él.

– ¿Queres saber cómo esta mami? … ¡No sé fíjate vos mismo! Le dice ella acostándose en la arena bocaarriba y abriendo y flexionando sus piernas.

Entonces Jonás se abalanza sobre ella, oliéndole la bombacha, y besándole la concha por encima de ella. Encontrándose con una bombacha negra humedecida por el resto de pis que quedaba en su concha peluda cada vez que meaba, y las secreciones vaginales por su creciente excitación.

Jonás disfrutó durante unos minutos de aquellos aromas y sabores impregnados en la bombacha de Judith, producto de la calentura y también de la falta de higiene de la mamá en aquella zona de su intimidad, por las incomodidades que le suponía cada vez que meaba tener que ir hasta el manantial a lavarse o consumir el agua dulce que juntaban mayormente del manantial. Y todo esto, claro, porque también hay que recordar que las proviciones de productos de higiene personal ya se habían acabado hace tiempo y ello significaba que tanto los chicos cómo mamá a estas alturas anduvieran en un estado “salvage” en cuanto a la higiene personal, cosa que, a Judith, cómo a toda dama la incomodaba bastante.

Pero muy por el contrario, para sorpresa y hasta vergüenza de Judith, esto de algún modo la volvía más atractiva ante sus “pichones” que en el caso de Jonás y Jonathan estaban aburridos de las finísimas fragancias de sus novias ricachonas, y hasta de la elegancia, finura y coquetería de una mujer de la alta sociedad cómo lo era obviamente la propia Judith, quien a pesar de ser amante de las aventuras de supervivencia en la naturaleza, esta situación actual había pasado todos los limites de tolerancia en ella, pero que en cambio a Jonás y Jonathan, los estaba enamorando más de ella, al verla también como la única “posibilidad” en la isla.

Judith, acariciaba suavemente la cabeza de Jonás en señal de aprobación y disfrute, de los besos y olfateadas que su vagina recibía por parte de su hijo por encima de su bombacha negra, que al estar ella con las piernas tan abiertas, dejaba escapar algo de vellocidad pubica por los laterales.

– ¡Ouu, ouhh, así mi amor, dale besitos a mami, aahh, asisí mi vida besale la concha a mamá!, Decía Judith entre quejidos y suspiros de placer.

– ¿Te gusta mami Le pregunta él?

– ¡Siii, pero quiero más! Sacale la bombacha a mamá y chupale la concha cómo solo vos sabés hacer. Le suplica ella en tono sensual y muy excitada.

Entonces, al escuchar las “suplicas” de mami, Jonás la despojó de la empapada bombacha negra, y dejándola a un lado, hundió su rostro ya directamente en la concha de su madre, quien se cubrió el rostro con las dos manos, cerró sus ojos y se mordía los labios para no gritar de placer, mientras la lengua de su hijo “escarbaba” hasta lo más profundo de su concha.

Estubieron así varios minutos, tras los cuales, Judith, lo apartó, y le pidió que se sacara el calzoncillo, y que se acueste bocaarriba sobre la arena, y acto seguido, ella lo monta y con una mano le toma su pene, lo apunta a su vagina, y le dice a su hijo:

– ¡Tenes que prometerle a mamá que cuando quieras acabar, le vas a avisar antes! Le pide Judith, totalmente fuera de sí por la calentura, y queriendo volver a sentir otra vez una verga adentro cómo cuando estuvo con Jonathan.

El chico sorprendido por la visible calentura de su mamá solo asciente con su cabeza, y ella se hunde de inmediato toda la verga de su hijo mayor en la concha, y comienza a cabalgarlo lentamente en silencio, abriendo su boca esporádicamente para no poder emitir sonido alguno.

Lo cabalga en silencio durante unos minutos, en los que cae la noche en aquella playa, y con la ultima claridad del día, Jonás ve cómo de la boca abierta de mamá cae sobre su pecho un largo y espeso hijo de baba, que al no cortarse pendúla con el ritmo de la rítmica cabalgata que Judith le estaba haciendo a su hijo mayor.

Pronto, Jonás siente en su verga cómo la concha de su madre tiene un gran orgasmo llenándose de liquidos.

– ¡Aaaah! Gime Judith con todas sus fuerzas en aquella playa solitaria mientras tiene un gran orgasmo, tras cabalgar a su hijo, y acto seguido se deja caer sobre él, quien la recibe con un tierno abrazo.

– Te amo mi amor. Le murmura al oído Judith a su hijo, mientras repone energías descansando sobre su pecho.

– Yo también te amo. Le responde Jonás.

– Pero vos no terminaste ¿cómo puede ayudarte mamá para que termines? Le pregunta ella, no queriendo dejarlo insatisfecho.

– ¿Me das la virginidad de tu colita? Le pregunta Jonás tiernamente.

– ¡Oy hijito! ¿Otra vez con la fijación de desvirgar por atrás a mamá?… mhh, bueno, probemos a ver que pasa, a ver si no me duele mucho. Dice resignada Judith, tras pensarlo. Y llegar a la conclusión de que, entre Jonás y Jonathan, era su hijo mayor quien se merecía ese “privilegio” cómo premio, cómo recompensa por ser cómo era con ella en “la cama”, que, a diferencia de Jonathan, él la trataba con dulzura y no cómo una mera puta de la calle.

Ella se pone en cuclillas apoyando el torso en una de las rocas que usaron para sentarse a charlar, quedando en posición de perrito con la cola apuntándole a su hijo.

Entonces, Jonás se pone detrás de su mamá y comienza a lamerle el ano, mientras con la mano le acaricia la concha para volver a tenerla excitada para en momento de la penetración anal.

Así y durante un rato sigue lamiéndole y besándole el ano, y cuando ve que la concha empieza a humedeserce y a mojarse, mete primero un, y después dos dedos en ella y comienza a pajearla primero suavemente, y cuando ve que ella comienza a disfrutarlo, y jadea de placer, hunta esos fluidos veginales en el ano, y acto seguido introduce un dedo en la entrada trasera de Judith, que debido a la abundante lubricación del orificio anal, y la excitación de la mujer, entra con total facilidad, y su hijo logra introducirlo casi hasta la mitad, momento en el que logra alcanzar a tocar con la punta del dedo, una buena cantidad de materia fecal que Judith llevaba alojada en su interior.

Jonás saca su dedo del culo de su mamá totalmente amarronado por el excremento de la dama, y la idea de “revolverle el guiso” a su mamá lo excita demasiado, por lo que enseguida deja de pajearla, se toma el pene con la mano, lo dirije hacia la “puertita de atrás” de mamá, y empujándolo muy despacio, procede a abrírsela por primera vez en la vida de Judith, que a sus 45 años, su propio hijo mayor la estrena por atrás.

– ¡Aaahyy, despacito con mami bebé, despacitooo!, Dijo asustada Judith, cuando sintió que la verga de su hijo se clavó en su colita virgen y comenzó a entrar más y más profundo, en ella.

– ¡Quietitaaa quietitaaa mami que todavía falta meterla más adentro! Decía Jonás mientras se la seguía empujando más y más

– ¿Falta muchooo, ayyy! Pregunta Ella con un poco de dolor y casi llorando más que nada de impresión al sentirlo cada vez más adentro.

– ¡Ya casi mamita hermosa, ya casi mi amorcito divinooo! Dijo Jonás mientras la empujó más adentro, y sintió como sus huevos chocaron co las nalgas de Judith, y entonces supo que la tenía completamente ensartada por atrás a su hermosa madre, que gemía y jadeaba entre sollozos de nervios, placer y un poco de dolor.

– ¡Ahahaha!, Se la escucha jadear llorando a Judith, mientras se abraza fuertemente a la roca, cuando su hijo la bombea suave pero profundamente por el culo, disfrutando ser el primero en entrarle por atrás a mamá.

– ¡Ahhh, te amo mamaaa! Dice entre gemidos el chico, mientras su verga recibe el soplido de varios pedos que escapan del culo de Judith, mientras es bombeada indiferente por su hijo, que apenas se daba cuenta de que a mami se le escapaban gases en su primera vez por atrás.

– ¡Aaahh, perdón, pero no aguantooo, aahh! Dice Judith avergonzada por no poder retener sus fluctuaciones anales.

– ¡Aaahh, mamiii, ahhh, tomá la lecheee! Dice Jonás, llenándole las entrañas a Judith con su leche calida.

– ¡Sacala que me cagooo! Dijo ella cuando sintió que su hijo le hacía un verdadero enema de semen.

Jonás se la sacó, y cayó rendido en la arena. Ella se levantó, y caminó unos pasos por la playa, hasta que sintió que no aguantaba más, se agachó muy cerca de donde su hijo estaba adormecido por el inmenso orgasmo que había tenido. Y sin poder contenerse, allí mismo cagó toda la leche y caca que llevaba en sus entrañas en ese momento.

Para cuando Jonás volvió en si, su mamá se había vestido y estaba yéndose.

Entonces Jonás, se vistió y esperó a que sea ella la que llegue al campamento, y luego y muy disimuladamente lo hizo él.

Al acostarse aquella noche, la mamá de los 4 hermanos tenía en claro que su vida había cambiado definitivamente para siempre, que muy probablemente en cuestión de tiempo terminaría siendo la madre y “mujer” de sus 4 hijos varones, porque era evidente que ya no habría vuelta a tras, en esta loca vida que estaba llevando en la isla, y aunque algún día los rescataran, esta experiencia dejaría huellas imborrables en las vidas de los 5 miembros de la familia.

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