Te voy a contar que pasa cuando estoy sola en casa.
Me gustar estar cómoda y libre, me gusta pensar que alguien por ahí puede estar observándome.
Regreso de la universidad y me quito la ropa, para quedarme solo con una braguita, me estiro y me siento en el sofá para ver televisión.
No hay nadie en casa, “él” está trabajando, es cualquier día de la semana, la casa esta ordenada, el aire es fresco.
Me quedo cómoda fumando un cigarro de los que dan risa, solapada por eso comienzo a acariciar mis pechos, a contraer mi vagina un poco apretando mis muslos, es totalmente excitante. Subo una de mis manos y me meto un dedo a la boca, humedeciéndolo para después, bajar hasta mi sexo. Me gusta dejarme las bragas e imaginar que es “él” el que los corre hacia un lado y empieza a abrirse camino… Me siento totalmente mojada, no creí estar tan excitada, saco los dedos y los chupo probando mi sabor, un poco dulce. Me pregunto si a “él” le gusta que sepa dulce.
Mojo toda mi vagina con mis fluidos al pasar mis dedos para lubricarla bien con uno, luego con dos y después con tres dedos, metiéndolos en ella, moviéndolos despacio, mientras, con la otra mano me aprieto los pechos con fuerza, cerrando los ojos y dejando salir un gemido ahogado.
Mi respiración se acelera, mis jadeos llenan toda la sala, siento el placer recorrer mi cuerpo y la temperatura que crece dentro de mi pone a mi clítoris, gordito y durito, demasiado excitado, pidiéndome que sacie mis instintos. Juego un rato, moviendo mis dedos a veces rápido y otras pocas lento, mientras me pellizco un pezón con fuerza, mis pechos se ven completamente rojos por la fuerza con la que los aprieto.
Coloco una almohada entre mis piernas, haciendo que mi clítoris roce suavemente con ella dando ligeros movimientos para después comenzar a introducir dos dedos, dando gemidos de placer siento como la almohada empieza a humedecerse con mis jugos, sin darme cuenta dejo caer saliva sobre mis pezones, y me dejé ir dejando salir chorros de fluidos poniéndome más y más caliente.
Me coloco a 4 patas, necesito más, mis pezones rozan la cama y mis dedos regresan a mi sexo, continúo masturbándome sin parar, me muevo como loca, arqueo la espalda, siento como mis fluidos bajan por mis muslos y siento el sofá mojado, toda yo estoy mojada y no paro de gemir.
Involuntariamente mi cadera empezó a moverse sin poder contenerse y sentí el orgasmo que tanto anhelaba venir, di un gran grito de placer al sentir mi abdomen contraerse y venirme con tanta fuerza.
Después de un momento me dejo caer en el sofá intentando controlar el desastre de mi respiración. Mis dedos, mi cuerpo, mi sexo, mi sofá, todo está mojado, sonrío satisfecha y me quedo así unos minutos, abierta, cansada y gozando, recordando que tal vez, alguien pudo haberme visto.