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Pecando en la Iglesia
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Me llamo Andrea, tengo 19 años y mi novio 23.

Como todos los domingos en la tarde fuimos a la iglesia y cuando llegamos mi novio me dice que necesita pasar al baño, lo acompaño y lo espero afuera.

Después de un rato siento que abre la puerta, me toma del brazo y me lleva dentro del baño.

Inmediatamente comienza a besarme y manosearme mientras me presiona contra la puerta, pero me pone nerviosa y le digo que salgamos porque puede venir alguien.

Pero él me da vuelta y me pone contra la puerta.

Me dice “quédate quieta!”.

Me abraza por atrás y pone sus manos en mis senos, siento como me los aprieta mientras su respiración y sus besos pasan por mi cuello y eso provoca que mis pezones comiencen a colocarse muy duros.

Baja una de sus manos y sobre la falda me toca la vagina lo que me calienta aún más, puedo sentir la punta de sus dedos moviéndose entre mis piernas mientras me presiona contra la puerta.

Como acto reflejo levanto mí trasero y él me presiona más con su pene duro. Esta situación me empieza a excitar mucho más, pero sigo preocupada porque puede venir alguien y trato de decírselo, pero él no me hace caso.

Entonces decido dejarme llevar para que termine rápido.

Él sigue con sus dedos sobre mi falda tocándome la vagina lo que me tiene caliente. Sé que no hemos seguido las enseñanzas de la iglesia y hemos fornicado varias veces, pero esto estaba demasiado rico.

Él ha sido mi primer hombre en todo sentido, mi primer sexo oral y vaginal.

Pero lo que menos me ha gustado probar es el sexo anal y él tiene una fijación con eso.

Con sus manos me sube la falda mientras se mueve presionando mi trasero. Me deja expuesta en calzones, mientras él se comienza a desabrochar el pantalón.

Saca su pene y lo siento muy duro cuando me roza el calzón por atrás.

Debo reconocer que no tiene un pene grande, pero aun así me causa incomodidad cuando me lo hace por atrás.

Me aprieta con su cuerpo dejando una de mis mejillas apoyada contra la puerta y me dice al oído “Andrea bájate el calzón”. Él estaba muy caliente conmigo y lo podía sentir en su respiración y eso me seguía excitando mucho más.

Me bajé el calzón hasta los muslos y él me abrió las piernas hasta sentir el calzón tenso entre ellas.

Siento su pene duro rozar mi trasero desnudo. Sé lo que él quería y aunque estaba excitada, no podía evitar pensar en el dolor.

Con una de sus manos acomoda su pene en mi trasero y le pido que lo haga despacio.

Él se mueve y comienza a introducir su pene dentro de mí, lo hace suave, pero de todas formas siento el dolor. Con sus manos me toma de la cintura y comienza a meter su pene cada vez más profundo dentro de mí.

Me penetra completamente y comienza a moverse fuerte, pierde toda delicadeza conmigo y otra vez me hace sentir que se está follando a una puta. La puta Andrea.

Me comienza a dar duro mientras estoy inmovilizada contra la pared y no se detiene.

En un momento siento que se sale su pene y pensé que esto sería todo. Pero insiste nuevamente y con su mano acomoda otra vez su pene en mi trasero y me penetra fuerte de una vez.

Me tengo que morder los labios para no gritar y él sigue moviéndose cada vez más rápido y más fuerte.

Me aprieta con fuerza contra la pared, siento dolor y todo su pene caliente dentro de mí. Apenas puedo respirar o moverme y él sigue muy excitado y caliente conmigo. Lo siento todo dentro de mí y así cada vez más fuerte sin detenerse, me muerdo los labios para no gemir hasta que al fin lo siento correrse en mi trasero, dándome todo su semen caliente.

Lo que me hace sentir una extraña sensación de dolor y placer.

Me deja un momento todo su pene caliente dentro de mí lo que me hace sentir muy pecadora, miro el espejo y me veo como una puta abierta de piernas en el baño.

Él se separa de mí y su pene sale. Me sube el calzón como si ya terminara de usarme. Me arregló la falda y salimos del baño, de milagro no ha venido nadie.

Más tarde mientras estábamos escuchando la predicación, sentía algo de dolor y no podía borrar esa imagen que vi en el espejo del baño. Idea que era reforzada porque aun sentía su semen caliente en mi trasero y esto es pecado.

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