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Pasé de ser homofóbico a versátil (parte 2): Pasivo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Estaba de vacaciones tranquilo en casa, me desperté con las ganas de hacerle el amor a mi mujer, no es una señora de edad, tenemos 30 años los dos, ella es una mujer muy sexy, tiene unos pechos naturales enormes, y un trasero delicioso, y aunque no me crean se parece en un 75% a Violet Myers, claro que no va al gimnasio ni hace ejercicios, no está en buena forma, pero cuando se viste bien, los demás lobos no resisten a dar la vuelta para mirar tremendo culo y esas tetotas.

Hemos vivido muchos años sexuales muy activos, sobre todo cuando recién nos conocimos a los 21 años, y pues ahora la relación se ha enfriado mucho, está muy estresada por el trabajo, tanto suyo y mío, las deudas, y la situación en la que vivimos, tanto que cuando quiero hacerle el amor nunca faltan las excusas de: “Me duele la cabeza”, “estoy estresada”, “no tengo ganas”, “estoy muy triste hoy”, y muchos más etcéteras.

Bueno, a lo que iba es que, me desperté con muchas ganas de hacerle el amor, sin embargo, me puso una excusa nueva: “No me gusta tu cabello, si te lo cortas lo hacemos”, nada me animó tanto que esa misma tarde me bañé, y como siempre, me tocaba mi culo, metía mi dedo a mi virginal ano, explorando una parte de mi sexualidad que no quería, sólo por miedo.

Cada vez que me metía un poco más el dedo, me excitaba más, me masturbaba mientras mi ano tocaba una parte de mí que creía que no tenía, hasta llegar a casi eyacular, pero me detuvieron las ganas de darle toda esa leche a las tetotas de mi mujer, así que terminé de bañarme y salí en búsqueda de un corte lo más antes posible.

Caminé unos 10 minutos y entre todas las barberías, y a lo lejos vi barrer el piso a una hermosa transexual, con un vestido pequeño de color negro, unas tetas entre medianas a pequeñas, firmes y sin sostén, una cintura pequeñísima, y un culo tremendo, mucho más grande y redondo que el de mi mujer, claro que todos hemos visto el culo de una trans, pues éste era el mejor de todos, así que decidí probar suerte a ver si podía introducir mi pene entre esas nalgas.

Pedí un corte, pero el olor a alcohol invadió mi olfato, había bebido, así que lo dudé un poco, a lo que le consulté si era seguro cortarme, ya que me había percatado de que había tomado, a lo cual me respondió muy amablemente “No te preocupes, si no te gusta, no me lo pagas”, tal oferta invadió mi mente de dudas, pero más pudieron mis ganas de probar ése hermoso culo.

Mientras me cortaba el cabello, me iba preguntando todo de mi vida, y siempre fui honesto, le dije que tengo una hija, esposa, además de contarle lo que leíste en los primeros párrafos, a los cual me explicó que las mujeres son así, para algunas, el sexo no es tan vital, y no lo necesitan, claro que no aplicaba para todas, otras son muy mañosas y les encanta la verga, pero la de otros. Me dijo que quizá ella me engañaba con alguien, y eso era lo que afectaba nuestra relación.

Por un momento lo pensé, lo retuve en mi cabeza, lo analicé, y no vi fallas en su lógica, como dice el meme, tal vez ocurría eso, pero tal vez no, ella siempre me ha sido leal, estuvo conmigo cuando más se lo necesitaba, cuando no teníamos dinero, salimos ambos a la calle a trabajar, y salimos adelante, pero le seguí el juego a mi sexy amiga.

Fingí creerle y deprimirme, soy muy bueno en eso, hacerme la victima tal cual mujer me sale muy bien, a lo cual ella intentaba consolarme, diciéndome que cualquier chica que estuviera conmigo sería muy feliz, porque soy un chico bla bla bla…

Terminó de cortarme el cabello, y me dijo “ven, te quiero mostrar algo que te va a animar mucho”, cerró las rejas del portón, tomó mi mano y me llevó a un cuarto improvisado que estaba casi escondido atrás. A penas entramos, tomó mi rostro, se acercó y puso su lengua en mi boca, sentí el alcohol que emanaba de su aliento, junto con el hermoso aroma del cigarro, sus labios calientes remojaban los míos, me miró a los ojos y me dijo: “Hay que hacerle lo mismo a esa pendeja”.

Me bajó el pantalón, sacó mi verga y se la puso en la boca, la cabeza de mi pene llegaba hasta el fondo de su garganta, me acosté en la cama, y me sobaba las nalgas, me dio la vuelta y me lamió el ano, fue la primera vez que me hacían eso, una experiencia rara y agradable sentí en ese instante, sentí cómo trataba de meter su lengua en mi culo, mientras también me volvía a chupar el pene.

Sacó un condón de su cajón, me alisté para que me lo ponga, pero para mi sorpresa, se sacó el vestido, se bajó el calzón y esa bestia que tenía entre las piernas salió a mirarme, jamás había visto un pene tan grande, por un momento me pregunté ¿Cómo puede ser trans con ese verga?, pero eso era lo de menos, ya que lo que me asustó fue que el preservativo se lo puso ella, al parecer vio mi miedo y me dijo que no me preocupe, que yo iba a estar a punto de experimentar algo nuevo que me haría ver el mundo de una manera diferente.

Esas palabras volaron mi mente, a la vez que mi erección se iba reduciendo, el miedo invadió mi ser mientras veía cómo se terminaba de colocar el condón hasta la base de ese falo, me volteó y me comenzó a chupar el ano, mientras me metía el dedo, me daba nalgadas mientras me decía lo ricas que se veían, y lo rico que iba a ser sentir un ano virgen.

De pronto sentí un líquido frío entrar a mi ano, era un dilatador de color verde, me metía dos dedos ahora en el culo mientras me besaba tan rico que se me volvió a parar el pene, al sentir esas tetas en mi espalda, era como si una mujer intentara hacerme suyo, así que me dejé llevar.

– “Voy a metértelo ahora, tranquilo, no cierres el ano, has como si estuvieras en el baño, y relájate, si te pones nervioso y cierras el ano, sí te va a doler”

Sentí entrar a mi ser toda esa verga que había visto, tal y como ella me dijo, no me puse nervioso, me relajé mientras ella primero me metía la cabeza y luego me la sacaba, una y otra vez, hasta que empezó a crecer mi pene cada vez más, de pronto me lo metía más adentro, sentía entrar a mis entrañas todo ese fierro, hasta que me lo metía más rápido mientras mis gemidos y los suyos se combinaban, el ardor y el dolor se iban mientras ella me besaba y me decía lo rico que se sentía mi culo.

Me puso en cuatro, me metió toda esa vergota en mi ano, me daba de nalgadas mientras que me decía que yo era su perra, yo era su mujer ahora, las nalgadas me dolían pero era un dolor que me gustaba, mis dos nalgas se hicieron rojas, mientras que ella empujaba una y otra vez, me jaló el pelo y me obligó a decirle que soy su mujer, su perra, su zorra a lo que no me negué me sentí una mujer por primera vez, me sentí deseado, me sentí bien, el dolor se iba convirtiendo en placer, hasta que le pedía más y más, su verga tocaba un punto dentro de mí, que hizo que me venga en las sábanas.

Caí rendido, pero eso no la detuvo, me dio la vuelta hacia arriba, me miró, estaba sudando tanto que parecía haber salido de la ducha, una risa malvada y pícara salió de su rostro, se me acercó y me dijo al oído “Ahora me toca a mí”, metió su verga dentro una vez más, pero esta vez la pude ver, pude ver a ese monstruo entrar hasta el fondo de mis intestinos, pero me sentí bien, se me acercó mirándome a los ojos, mientras lo metía lentamente.

Se mordió los labios, y rápidamente sacó su verga de mi culo desvirgado, oí cuando sacó ése hermoso y venudo pene de mí, se retiró el condón y puso su verga en mi boca, jamás había sentido eso, me la metió tan dentro, que la sentí entrar por mi garganta, se ponía cada vez más y más duro, un sabor entre salado, dulce y amargo invadió mi boca, cogí esas dos hermosas nalgas y empujé mucho más adentro, hasta que se vino, se quedó en mi boca, mientras la miré a los ojos y vi lo roja que se ponía mientras parecía salirle el alma del cuerpo y retorcía su mirada haciendo blancos sus ojos, escupí su semen, el semen de una chica, a pesar de tener pene, yo siempre la veo como si fuera una mujer.

Quedó tendida en la cama, tan cansada que no tenía fuerzas para siquiera hablar, me abrazó me dio un beso, con mucha dificultad me preguntó si ahora yo quería probar ese culazo, pero me acababa de venir, y ya no tenía ganas.

– “No hay problema, vienes otro día y me la metes, por ahora ve a casa”.

Me bañé lo más rápido que pude en su baño, cuando salí vi que se acostó a dormir, “cierras al salir, por favor”, me dijo, así que así lo hice, mientras caminaba pensé en lo que había pasado, me abrieron el culo, y sobre todo con una verga mucho más grande que la mía, tal y como ella misma lo dijo, desde ese entonces veía el mundo de otra manera, había pasado de homofóbico a ser totalmente versátil.

Al llegar a casa, le gustó mi nuevo corte a mi mujer, quien estaba esperándome con su top con el que se le veían unas tetotas grandes y jugosas, un hilo rojo, y a penas la vi, se me había parado la verga, el mejor día de mi vida, desde ese día casi siempre voy a visitarla, bien para ser su hombre y sentir ése culazo, esas dos nalgas entre mi verga, o para sentir ese pene hacerme su mujer.

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