La boda de mi primo, un acontecimiento por todo lo alto con toda la familia reunida, las chicas todas muy guapas y ellos muy elegantes y en especial Alex, el novio de mi prima mayor, estaba muy cortada al principio y me costó ir a saludarlos, la verdad que lo que pasó… pasó como decía mi prima y ya no se podía dar marcha atrás, además aquello sucedió ya hace tres años y yo pensaba que ni se acordarían de una niña tonta que un día se coló en sus vidas, fue hace tanto que yo tenía por aquel entonces 20 años y ellos rondaban los 25, casi tres años habían pasado, pero si, Alex si se acordaba de mí porque nada más verme me llamó con una enorme sonrisa levantando la mano a modo de saludo, la verdad que vernos no nos habíamos vuelto a ver, pero si hablábamos en secreto algunos días, estaba tan guapo, estaba tal y como lo recordaba aquel fin de semana en Asturias cuando lo conocí…
El fin de semana se había calentado y de qué manera, había venido a pasar unos días con mi prima a Asturias aprovechando un viaje de mis padres, mi prima Ana vivía con su novio Alex en Cangas de Narcea un pueblo precioso de Asturias, Alex era biólogo y un chico guapísimo y simpático, pero un poco alocado, después de pasar con ellos varios días el sábado a primera hora de la tarde nos acercamos al bosque de Muniellos para enseñarme lo que realmente es el otoño en los bosques, una estación como él decía maravillosa que pintaba los bosques con sus tonos ocres, rojizos, verdes, amarillos y allí, entre tanta belleza empezó a recolectar algunas setas las cuales me iba enseñando las diferencias entre unas y otras, que setas se podían coger para comer y cuáles no, incluso me habló de las que tenían propiedades alucinógenas.
No sé por qué el tema me interesó sobre todo el de las setas alucinógenas, no paré de hablar, de preguntar a Alex por ellas y cuando llegamos a casa mi prima Ana me dijo si las quería probar, al principio dudé, pero al verles tan seguros a los dos les pregunté que si tenían y si las habían probado alguna vez, Ana y Alex empezaron a reír y me volvieron a preguntar “tú las quieres probar Lara”, 45 minutos más tarde estábamos bebiendo un té de setas que nos había preparado Alex mientras las dos nos estábamos duchábamos.
Estábamos las dos sentadas frente a una enorme chimenea encendida a todo meter, llevaba una camiseta de chico XXL que me había dejado Alex la cual me llegaba casi hasta las rodillas, unos calcetines y mis braguitas, Ana igual que yo, pero menos recatada, una pequeña blusa que le llegaba hasta la cintura dejando sus bragas al aire y nada más, las dos eso si portábamos sendas tazas del té dé setas bien calentito que Alex había elaborado, quizás un poco amargo para mi gusto, pero Ana me comentó que no lo podía endulzar porque se le irían sus propiedades, iba a ser algo nuevo para mí, algo alucinante según mi prima y que todas las sensaciones se magnificarían.
No sé cuando empezó el viaje como ella lo llamaba, solo sé que las dos empezamos a reírnos de cualquier cosa, hasta terminar llorando y con dolor de tripa por las carcajadas, empezamos a desgranar todos nuestros recuerdos juntas de cuando yo era pequeña y aun con el recuerdo más doloroso empezábamos a reír y a llorar a la vez. Alex entró medio mojado al salón secándose todavía el pelo con una toalla después de ducharse, llevando solo un pantalón y con el torso desnudo, yo le miraba y me reía contagiando con mi risa a Ana.
– Está bueno tu novio prima, está para comérselo. – La dije en un arrebato de sinceridad mientras me tumbaba de la risa sin parar de mirar a Alex. – Tú también estás bien buena prima. – La volvía a decir.
– Jajaja, ya lo sé jajaja, estoy cañón jajaja. – No podíamos parar de reír.
– Y tu Lara, tú también estás cañón. – Me decía mi prima muerta de la risa.
– Tú… tú estás también para comerte prima jajaja.
– Pues cómeme Lara jajaja.
– Pues cómeme tu Ana jajaja
En esos momentos y sin parar de reír Ana se acercó a mí dándome un beso y provocándome aún más la risa, luego vinieron un segundo y un tercer beso y a pesar de seguir riéndonos, la actitud había cambiado ya no solo sentía sus besos en mis labios, sino sus manos acariciando mis pechos por debajo de mi camiseta, era algo tan agradable, que yo misma empecé a responder a sus besos y acariciar también su cuerpo, las risas habían cesado no así unas sensaciones extrañas, unas sensaciones más intensas, me encontraba como flotando, me sentía como liberada de mi cuerpo, volando por medio del salón.
Ana empezó a quitarme la camiseta y el sujetador, a gatas se acercaba cada vez más a mí, me iba besando en los labios empujándome hacia abajo hasta tumbarme en la alfombra donde estábamos sentadas, la miraba de arriba abajo, con los ojos bien abiertos, girando la cabeza miraba a Alex que se había sentado en un sillón, nos observaba mientras bebía un poco de té, le miraba y me reía a la vez, sentía los labios de Ana sobre mis pechos, dándome pequeños mordiscos en los pezones que empezaban a elevarse.
Sus dedos eran mágicos y sus caricias me provocaban los primeros jadeos, me encontraba muy bien, muy relajada, tan desinhibida que ni me daba cuenta de lo que estámos haciendo, tenía a mi prima Ana tumbada sobre mí besándome, metiendo su lengua en mi boca y jugueteando con la mía mientras su novio nos miraba desde la distancia, mi prima Ana apretaba su sexo contra el mío como queriendo follarme con una polla imaginaria y yo le devolvía los restregones.
Yo no paraba de mirar a Alex, me sentía atraída hacia él y entre risas y jadeos mientras Ana me besaba le dije casi susurrándola.
– Ana, ¿y Alex?
– No te preocupes por él mi niña.
– Ya, pero, nos está mirando. – Le decía mientras no paraba de reírme y mirarle.
– Lara tú quieres que venga con nosotras, quieres que le llame.
– No sé, jajaja, ¿qué nos va a hacer? Jajaja
– Jajaja, follarnos a las dos tonta jajaja, tú que crees jajajá
En ese momento Ana se incorporó quitándose la blusa que llevaba y dejando ante mí sus dos hermosos pechos que enseguida me apresuré a cogérselos y acariciarlos, eran dos enormes pechos con unas aureolas bastante grandes de un color marrón oscuro y en su centro su pezones puntiagudos los cuales estaba saboreando lentamente con mi boca, mientras le metía las manos por debajo de sus bragas agarrando sus nalgas y apretándola contra mí, notaba sus bragas mojadas al igual que las mías, era una prenda que ya nos estaba molestando a las dos y esta vez fui yo la encargada de quitárselas primero muy lentamente mientras metía mi cabeza entre sus piernas saboreando el coño de mi prima Ana.
Mi lengua recorría sus labios, con dos dedos le pulsaba y frotaba circularmente un clítoris enorme, de la vagina de mi prima salían ya gotas de su flujo, metiendo mi lengua en su interior la escuchaba gemir y con sus manos apretaba mi cabeza contra su sexo, mi lengua salía y entraba de su vagina, lamía su clítoris provocando más y más excitación en ella al igual que en mí, Ana se incorporaba para tumbarme nuevamente y quitarme las bragas, la miraba excitada con la sonrisa siempre en mi boca, apoyada en la alfombra con el codo a medio recostar Ana metiendo una pierna entre las mías, metiendo sus dedos en mi vagina y provocando que mi cabeza se echara hacia atrás gimiendo del placer, con su sexo junto al mío frotando los dos, frotando nuestros clítoris y uniendo nuestros labios nos movíamos las dos gimiendo, mirándonos y mirando a Alex que se había quitado el pantalón y se tocaba su hermosa polla.
Aquella imagen me puso más caliente aún, porque aunque estaba disfrutando de mi prima, lo que realmente me apetecía es que Alex metiera su polla en mi chochito, que me follara allí mismo y que no parara de metérmela hasta caer desmallada.
Tenía razón Ana, las sensaciones eran mucho más fuertes, yo en aquel momento quizás no lo veía, pero con el tiempo supe que aquella noche fue impresionante, mi prima seguía follándome con su vagina gritando las dos como dos zorritas mientras que Alex disfrutaba del espectáculo de dos mujeres frotándose por su sexo, tocando y apretándose sus pechos, gimiendo y gritando de placer.
Alex se levantó al final y cogiendo a su novia por la cintura la separó de mí, tumbándola boca arriba, abriéndola bien de piernas y metiendo su polla de un tirón en su coño, provocando unos gritos deliciosos que incluso yo sentía, Ana estiraba sus manos hacia atrás y me tocaba con las yemas de sus dedos mi vagina, acercándome hacia ella me fue guiando hasta que me senté encima de su boca, notando como los empujones y penetraciones de Alex metían en mí la lengua de Ana que saboreaba todos mis fluidos.
Alex seguía metiendo su polla en la vagina de mi prima a la vez que chupaba y lamía mis pechos, era algo tan placentero tener a Ana lamiendo mi vagina y a Alex mis pechos que solamente volví de mi sueño de placer cuando Ana dejaba de meter su lengua en mi interior, cuando su novio empezó a metérsela más rápido, provocando en Ana un orgasmo que no pudo reprimir los gritos, notándolos yo sobre mi vagina y al terminar mientras Alex seguía follándosela volvía a lamer y a provocarme los gemidos en mi interior.
Alex se había incorporado, dejó de follarse a mi prima y parecía que era mi turno por como me miraba, estaba ilusionada, nerviosa, entonces Alex se tumbó en el suelo con su polla increíblemente grande y dura, mi prima se levantó y me cogió de la cintura llevándome a él.
– Lara te va a follar de una forma especial, tu tranquila ya verás como disfrutas.
Alex se había tumbado boca arriba y subía sus rodillas hasta su pecho, Ana me dijo que me sentara encima de él, de espaldas, de manera que sus pies me sirvieran de respaldo, según lo estaba haciendo Ana cogía la polla de su novio y me la metía en mi vagina, según me sentaba su polla se metía más y más en mi interior no pudiendo controlar los primeros gemidos al sentirla deslizarse dentro de mí, la sensación de tenerla dentro era algo increíble, Alex me cogió de las muñecas para sujetarnos mejor y que no me fuera hacia los lados y empecé a sentir como apretaba, como su polla se deslizaba por mi interior, pero la sensación de placer, un placer con mayúsculas fue cuando Ana sentada frente a mí mirándome me decía que me moviera yo, que me fuera levantando y sentando despacio.
Fue en ese momento cuando su polla me dio todo el placer que había deseado durante toda la tarde, cuando se empezó a meter y salir de mi vagina llenándome por completo, Alex no era muy de expresar sus placeres, pero yo, yo no paraba de gemir, de gritar, de chillar, me estaba follando en una postura que nunca había imaginado y sin embargo me estaba volviendo loca, mis ojos entornados mirando a mi prima, viendo como se masturbaba metiéndose los dedos en su vagina, mi cuerpo se estremecía cada vez que la polla de Alex me penetraba, llenándome, sintiéndola tan dentro, ya no podía reír solo gritar y empecé a sentir un orgasmo, haciéndome temblar con mis piernas abiertas poniendo mis pies de puntillas, mi torso inclinándose hacia atrás clavando mis pezones al aire, hacia arriba y mi cabeza cayendo hacia atrás con mi melena tapándole las piernas.
Seguía temblando, seguía sintiendo tanto placer que no quería dejar de moverme, no quería que parara de follarme, metiéndome y sacando su polla y con un empujón fuerte apretando mi espalda y metiéndomela hasta el fondo hasta su raíz, con varios gemidos los primeros que le oí, empezó a expulsar de su pene toda su leche, una leche caliente golpeando contra mis paredes vaginales, lanzándomela a presión contra mi útero y ya casi sin movernos con su polla todavía clavada de mi vagina, quedando los dos en silencio nos fuimos separando, cayendo al suelo frente a la chimenea y cerrando los ojos allí desnucada hecha un ovillo me quedé descansando.
Un pequeño ruido me despertó, era la una de la mañana y me había quedado dormida un par de horas, tenía sobre mi cuerpo una manta que me tapaba entera, el salón en silencio, solo la luz de la lumbre en la chimenea iluminaba la estancia, me incorporé un poco dejando caer la manta sobre mi tripa, miraba a mi alrededor y no vi a nadie, así que supuse que se habían ido a dormir, me levanté para acostarme y al pasar junto al sillón me encontré a Alex que me miraba de arriba abajo, mi prima Ana hacía tiempo que se había ido a la cama, pero Alex como yo se quedó medio dormido en el salón.
– Buenas noches, princesa.
– Anda hola, pensaba que os habíais acostado.
– Tu prima si, pero yo… yo esperaba a que te despertaras.
– Ah si… Y por qué esperabas.
– Porque me gustaba verte dormir, me gustaba ver tu cuerpo desnudo absorbiendo el calor del fuego, me gustaba ver tu cara con la luz de la chimenea, tus labios, tu nariz, tus pechos… me gustaba ver las sombras de tus pechos, de tu tripa y muslos, en una palabra me encanta verte desnuda.
No sabía que decir, ya no estábamos bajo ninguna influencia psicotrópica y no tenía palabras para lo que me acababa de soltar Alex, pero una cosa si sabía, sabía que me lo había pasado en grande con él follando, sabía que me gustaba, sabía que me atraía y sabía que le deseaba y que mi prima me perdonara por ello.
– No dices nada Lara.
– Que voy a decir, pues que…
– No digas nada mi niña, ven aquí conmigo, tú ven
Y extendiendo la mano, cogiendo la mía tiraba de mí hasta tenerle enfrente, no sabía qué hacer, estaba allí sentado delante de mi desnudo con una más que evidente erección en su polla, nos mirábamos los dos y sabíamos que es lo que iba a pasar, pero no sabíamos como empezaría, sentía nuevamente humedecerse mi interior, excitándome con cada caricia de sus dedos en mi mano y sin pensármelo más me puse de rodillas y me metí su polla en la boca, empecé a lamerla, a metérmela hasta la campanilla mirando sus gestos de placer, pero ni un solo gemido, sabía que era lo que iba buscando y yo quería dárselo, bajando y subiendo mi cabeza mi boca se llenaba de su polla a la vez que mis manos le masturbaban.
Alex se incorporó un poco y me cogió de los hombros, susurrándome que si quería follar, era una pregunta evidente, no es que quisiera, es que lo deseaba, así que me fui a sentar encima de él, pero entonces Alex se levantó un momento cogiendo un cojín grande y sentándose otra vez se lo puso debajo de las rodillas elevándolas un poco, fue entonces cuando me dijo que me sentara, que me colocase a horcajadas sobre él, pero con mis piernas hacia arriba, tumbándome un poco hacia atrás apoyándome un poco sobre sus rodillas mientras él me sujetaba rodeándome con sus manos por las caderas, mis muslos descansaban sobre su torso y flexionando las rodillas coloqué las piernas sobre sus hombros, dejando que mis talones descansaran sobre el respaldo del sillón.
Alex me levantó un momento y con una mano cogió su polla y me la metió, entrando otra vez tan suave que parecía deslizarse por mi interior como una bailarina y volviendo a provocar en mí los gemidos que él ya tan bien sabia, me rodeó nuevamente de las caderas y moviéndose lentamente más que penetrarme se movía en mi interior, quería que saliera y entrara, me gustaba tenerla dentro, pero más me gustaba lo otro, más me gustaba que entrara y saliera, empecé a hacer fuerza con mis pies contra la silla, mis manos sobre su cuello haciendo también presión y moviéndome así adelante y atrás, sin sacarla mucho, pero bailando lo justo en mi interior y muy profundamente.
Su cuerpo tumbado sobre el respaldo del sillón y yo haciendo una uve con mi cuerpo mientras recibía su polla, metiéndose tan profundamente, sintiéndola tanto que me parecía increíble el placer que sentía, era una sensación nueva, a mi edad la verdad que no había estado con muchos chicos más bien pocos, pero me hacía pensar, porque con ellos tan poco y con el tanto, por las posturas, su polla, mi estado, esas preguntas me las hacía en silencio mientras su polla me seguía penetrando haciéndome ya en esos momentos pegar pequeños gritos.
La cara de Alex cambió, sabía que se iba a correr así que apretaba más mi vagina contra su polla, con más rapidez, los dos estábamos a punto de estallar, al borde de un nuevo orgasmo que poco a poco asomaba su cabeza, esta vez fuimos los dos, los dos explotamos en un delicioso orgasmo, bañando con mi flujo su polla que disparaba ráfagas de su semen en mi interior, gritando los dos y despertando al final a mi prima.
La verdad que no le hizo mucha gracia esta vez a mi prima, simplemente me despidió hasta mañana con un gruñido y se quedaba con Alex diciéndole de todo menos bonito, que una cosa era lo que había pasado esta tarde con las setas y otra esta, la verdad que me sentía mal, pero por otro lado había disfrutado como nunca follando con su novio.
A la mañana siguiente…
Creo que… dejaré uno o dos días para que penséis por vosotros mismos lo que pasó a la mañana siguiente, si piensas saberlo ya sabes mi correo, quizás aciertes…