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Otra aventura más de mi mujer
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Ya con la confianza que nos teníamos mi mujer y yo acerca de lo que habíamos vivido, no se me hizo difícil preguntarle de nuevo por alguna otra aventura que no me habia contado. Ella con su sonrisa pícara me dijo: espero que no te vayas a molestar cariño, pero en realidad si tuve otras.

En una ocasión tu me pusiste los cuernos con una chica de una farmacia y yo pude confírmalo porque te seguí con esa persona el cual me hizo el favorcito también. Yo estaba furiosa porque habíamos quedado en llevar la fiesta en paz, sin pleitos y sin tonterías, ambos estábamos bien pero tú echaste todo a perder.

Uno de esos días ese amigo que yo tenía, me invitó a salir para que me olvidará de tu infidelidad. Recuerdo que tú estabas trabajando de turno nocturno, así que tenía toda la noche para mí sola, ya que el niño se quedó con su primo en casa de mi hermana. Así que me arregle lo más bonita que pude, me puse una falda roja pegada con una abertura en medio de las piernas y una blusita de encaje a medio hombro de color negro, llevaba una tanga de encaje color rojo y un brassier igual en color rojo sin tiras, me puse unas zapatillas negras de aguja y me puse un rico perfume que olía muy delicioso.

Con toda la confianza salí a la calle a tomar un taxi y me llevo a una de las plazas de las que tanto hay en Coatzacoalcos. Baje del taxi y el ya estaba esperándome en su carro, al verme me dio un beso y yo le correspondi de la misma manera, salimos rumbo a Minatitlán para ir a bailar a una discoteca, tomamos la carretera antigua a Minatitlán y pues como sabes en la noche ya no hay mucho tráfico, así que el iba manejando con una mano y con la otra iba tocando mi pierna, llegamos a Minatitlán y nos fuimos al baile y pues con el calor que había nos tomamos varias cervezas, ya como a las tres de la mañana ya estábamos un poco mareados y decidimos salir del lugar.

Ya abordo del carro mi ropa ni siquiera la acomode, lo cual fue suficiente para que mi amigo se fuera deleitando con mi ropa interior. En el trayecto del camino se detuvo y se me acercó para decirme que ya no se aguantaba las ganas de poder besarme apasionadamente y de meter sus manos por debajo de mi tanga y mi brassier. Acerque mis labios y nos dimos un buen agasajo, el no perdió el tiempo y ya uno de sus manos estaba tallando mi panocha que también ya estaba muy caliente. Nos separamos porque pudiera agarrarnos la policía y nos meteriamos en problemas, así que tomamos el rumbo de regreso a Coatza y en el camino se sacó su pito e iba sobandolo y yo también iba tocandome la entrepierna que ya no aguantaba por ser invadida.

Para mala fortuna los moteles estaban llenos y tuvimos que cambiar de rumbo hacia el poniente de la ciudad, pero igual estaban llenos, las ganas de hacer el delicioso se estaba esfumando, pero más grande era nuestra calentura que pasamos a un Oxxo por agua y el creo que compro preservativos y como habíamos tomado una de las calles más solitarias, nos detuvimos cerca de una calle que daba hacia unos edificios que están en construcción y allí nos dimos otro faje bien rico, le abrí el cierre del pantalón y saque su pito para chuparselo, el tocaba mi clítoris y pudo mojarme bien rico, se puso el preservativo y me senté encima de el, empezamos el mete y saca bien rico y no tardamos en qué ambos nos vinieramos.

No pudimos hacer más cosas porque no era mi seguro el lugar, pero por lo menos sacamos nuestra calentura, volví a mi casa y me quedé bien dormida, pero con las piernas adoloridas por el sube y baja, pero pues eso lo hice por venganza debido a que tú me pusiste el cuerno también con la vendedora de la farmacia.

Espero y no haya sido aburrido este relato.

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