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Nunca supe quién me cogió
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Después del encuentro anterior que terminó, como les conté con una enema de Coca Cola, después de haberme cogido tanto esa noche, esperaba ansiosamente que el Amo Marcelo me envíe un correo ordenándome que me presente en su departamento, por fin lo recibí y era para convocarme otra vez para que vaya a servirle.

Nuevamente fui esa noche como me lo pidió, como siempre bajó a recibirme, pero esta vez al entrar me ordenó directamente que vaya a la habitación a esperarlo desnudo, lo hice de inmediato y me puse de rodillas a esperarlo, cuando entró al cuarto me dijo…

-Veo que vas aprendiendo putito, parece que te hace bien que te castigue de vez en cuando, como toda marica inservible, necesitas rigor.

Al tenerme a mano, se acercó y me puso la verga en la boca…

-Vas a empezar mamando como le corresponde a un puto chupavergas como vos, pero hoy vas a vivir una noche distinta.

Ya empezó a intranquilizarme, le gustaba jugar con el temor, la incertidumbre y la sugestión, esa noche como verán más adelante, iba a haber mucho de todo eso.

Se la chupe bien como a él le gusta, siempre me agarra la cabeza y me la hace comer hasta la garganta, me hace pegar mi nariz contra su pubis y me ahoga, disfruta viendo como me desespera no poder respirar.

Luego hizo que suba a la cama y me acueste mirando hacia arriba, tomó un pañuelo y lo uso para vendarme los ojos, intenté negarme pero me dijo que me calle la boca porque si no también me iba a amordazar, tomó una de mis manos y ató la muñeca a una barra de la cabecera de la cama, luego tomó la otra e hizo lo mismo, no dije nada porque no quería que me tape la boca, mis brazos quedaron estirados hacia arriba a los lados de mi cabeza y no podía ver nada.

Entonces comenzó una tortura que duró horas, primero empezó a tocar muy suavemente mis pezones, la sensación de indefensión estando atado y a ciegas, creo que no es difícil de imaginar, es terrible a pesar de confiar en quién me tenía atrapado el miedo me estaba invadiendo y comencé a temblar como una hoja.

-¿qué pasa puto, tenés miedo? Si todavía no te hice nada maricón.

No dije nada, ni una palabra, estaba aterrorizado, el Amo me seguía apenas rozando los pezones y me desesperaba, no podía parar de temblar, empezó a apretar un poco y empecé a gemir, todo era muy lento y en absoluto silencio, solo se escuchaba mi respiración agitada.

No dejaba de sentir sus dedos jugando con mis dos botoncitos, sí, eran dos botones durísimos, dos timbres, los estiraba, los retorcía, los empezó a pellizcar, yo contorneaba mi cuerpo desesperado, cada vez los presionaba más fuerte, y empezó a dolerme mucho.

-oh no, oh no por favor, déjeme, no haga eso, no no por favooor, se lo ruego.

Me dolía pero mi cuerpo empezó a responder al estímulo que sentía, siempre que tocaran y manoseaban mis pezones, me producía excitación, mi pija comenzó a pararse, el Amo me tenía completamente a su disposición y vio mi pene ponerse duro…

-te gusta putito, te está gustando pedazo de puto, estás disfrutando marica, el dolor te excita basura.

-no por favor no, le juro que no, me duele mucho, no quiero.

-Si querés, mirá como se te paró la pija, no me mientas, va a ser peor si mentis.

-No le juro que no, no sé porque se pone así.

Decidió tener sus manos libres y me colocó dos broches en los pezones, yo gritaba suplicando y me retorcía de dolor, mis piernas estaban sin ataduras y podía moverlas pero mis manos atadas impedían que salga de esa posición.

– esignate puto de mierda, hoy vas a sufrir.

Entonces metió una mano entre mis piernas abiertas y busco mi agujerito, me rozó con la yema de un dedo, empezó a jugar con él, primero suavemente y a medida que me iba desesperando, lo empezó a introducir cada vez más, yo seguía muy agitado, gimiendo, temblando y lloriqueando.

Eso lo incentivaba aún más, de pronto sentí algo muy duro entrando en mi culo, me colocó un dildo que parecía delgado pero se ensanchaba mucho y volvía a ser más fino y enseguida entró una parte más bien ancha, mi próstata ya no lo soporto y me oriné unas gotas.

El dildo quedó encajado, su forma hacía que no se pueda salir solo, no se resbalaba como un pene artificial común, eso le permitía tenerme empalado y poder usar sus dos manos para atormentarme, mi propio movimiento de caderas me hacía sentir mucho más el consolador en el orto y empecé a experimentar placer, el dolor en mis pechos, el miedo y la excitación por estar atado, hizo que mi pija se ponga bien dura…

-Mirá como te gusta putazo, confesa que estas gozando, puto… puto… puto… marica, no lo podes negar, te voy a regarchar hoy.

Yo lloraba, de pronto sentí que me ponía un forro, yo no entendí para que hacia eso.

-¿qué me hace, que está haciendo?

-Te voy a sacar lechita, parece que tenés los huevitos bien llenos, ¿cuantos días estuviste sin eyacular?

-desde la última vez que me cogió, no acabé más como me lo ordenó.

-bien, deben estar bien llenos y tendrás bastante lechita, voy a sacártela.

-No, ¿para qué?

-a vos no te importa, ya vas a ver.

Movió los broches para que me duelan más los pezones, me hizo llorar y gritar, además me dio pequeños golpecitos en el pene que se movía de un lado a otro, yo estaba cada vez más caliente, cada golpe en la pija me excitaba más, apenas me la agarró y la movió pajeándola, no pude evitar que empiece a saltar esperma dentro del condón.

-bien putito, muy bien, cuanta leche que te saque, lo hiciste muy bien mariquita, esto va a ser muy divertido.

Al enfriarme, empecé a llorar, me quitó el dildo tapón y metió uno o dos dedos, por el dolor que me produjo deben haber sido dos.

Al no estar excitado todo eso ahora era una tortura insoportable, necesitaba un respiro para ponerme a tono otra vez, pero por supuesto el maldito no estaba dispuesto a dármelo.

Me agarró con una mano mis pelotas y las apretó a las dos juntas, me hizo ver las estrellas, grité como un marrano, sacó los dedos de mi hoyo, y acarició cariñosamente mis nalgas…

-Shhh, cállate deja de gritar, por más que grites hoy te voy a romper bien el orto.

El nudo en mi garganta casi no me deja respirar, ahí entendí que no me iba a dejar hasta que se canse, no podía resistirme, como me dijo al principio, tenía que resignarme, yo le permití que me ate, solo me metí en esto.

Las caricias en mi culo me calmaron pero duraron poco, enseguida volvió a colocarme el tapón y siguió apretando mis bolas con una sola mano mientras con la otra retiró los broches de golpe.

Luego me soltó y se sentó sobre mi torso, puso la pija en mi boca y me hizo chuparla, me la metió toda y empezó a cogerme la boca, por supuesto hizo que me ahogue varias veces, luego se levantó y comprobó que yo me había excitado nuevamente, no soy muy difícil para eso, solo necesito 3 a 5 minutos para volver a estar casi igual que antes del orgasmo.

Después volvió a colocar los broches en mis pezones, luego supe que eran los de la ropa, necesitaba sus manos libres porque quería seguir causándome sufrimiento, me levantó las piernas y las apoyó sobre sus hombros, obvio estaba por cogerme, sacó el tapón de un tirón y me metió la verga sin ningún preámbulo ni delicadeza, a esta altura, yo era solo un trozo de carne y no merecia ninguna contemplación, me violó con crueldad unos 15 o 20 minutos, eso sí fue una violación, porque yo no podía resistirme si no hubiese querido que lo haga, perdí totalmente la noción del tiempo. Los pechos me dolían ya por dentro, tanto pellizco y apretón, cualquier roce me hacía doler.

Me metía toda la verga hasta los huevos, la sacaba completamente y volvía a entrar con violencia, eran como pequeñas violaciones continuas una tras otra, de nada valían ni gritos ni quejas, esta vez no estaba gozando, eran vejaciones, después de varios minutos divirtiéndose conmigo se salió de adentro mío, se levantó y volvió con algo en la mano.

Apretó mi nariz con dos dedos y me obligó a abrir la boca, cuando lo hice me tiró algo en los labios y la lengua, era sal, al sentir ese polvillo lo primero que hice fue cerrar la boca y pasarme la lengua por los labios, fue espantoso, obviamente me dio mucha sed, y me quejé.

-Ahhj que hizo, me dio sal, tengo mucha sed por favor sáqueme esto de la boca.

-¿querés algo de tomar putito?

Entonces trajo algo, y comenzaron a caer unas gotas sobre mí boca que traté de beber desesperadamente, era mi propio semen, había olvidado que me había ordeñado como a una vaca y guardado mi esperma.

Mi sorpresa y desagrado fue notorio, porque además de no quitarme obviamente la sed, la boca la tenía ahora más pastosa.

-¿tenías sed putita? Esto es lo único que te voy a dar esta noche, el champagne que trajiste el otro día me lo estoy terminando de tomar yo y está bien helado, cada uno bebe lo que merece maricón.

Luego me desató y me hizo cambiar de posición, me ordenó ponerme en cuclillas en el borde de la cama, me dijo que agarre mis tobillos con las manos y me volvió a atar, cada mano a cada tobillo, de esa manera tuve que inclinarme y apoyar mi cabeza sobre la cama, ya que no podía hacerlo sobre mis brazos, quedando así mi culo expuesto y abierto a su disposición.

Se paró detrás de mí y me penetró nuevamente, pero pocos minutos después alguien tocó el timbre del portero eléctrico, fue a atender, volvió enseguida, y me dijo:

-no te muevas, no trates de bajar de la cama porque te vas a golpear, enseguida vuelvo.

-¿quién es, quién vino?

No me respondió y escuche cerrar la puerta del departamento, pasaron un par de minutos que me parecieron eternos, hasta que escuché que entraba nuevamente, también escuché que hablaba con un hombre y los dos entraron al dormitorio…

-mirá el regalito que te tengo preparado, mirá que lindo puto te vas a comer.

-Nooo, por favor ¿qué van a hacerme? No Amo por favor no lo haga.

-Callate maricón, vos sos mi esclavo y vas a hacer lo que yo quiera.

El tipo empezó a manosear mi cola como revisando lo que iba a cogerse, yo lloriqueaba, porque si bien había sido entregado y compartido varias veces, ahora no podía ver siquiera a el que me iba a penetrar.

El Amo me dijo que me calle e inmediatamente me puso en la boca y me obligó a morder una pelota de goma con las que se juega con una paleta, como mordaza y evitó así que pueda quejarme, enseguida sentí la punta de la pija del amigo apoyándose en mi agujero, yo solo podía emitir sonidos ininteligibles, pero recibí un par de azotes en mis nalgas que no sé quién me dio para que haga silencio.

Enseguida sentí como el desconocido estaba con su pene dentro mío, por lo menos era muy suave y me cogia lenta y dulcemente, además parecía no ser muy dotado, pero sabía usar lo que tenía entre las piernas, me estuvo garchando un rato hasta que acabó adentro de mi culo, por suerte se había colocado un forro, después de varios encuentros con Marcelo, era la primera vez en mucho tiempo que me cogia un hombre con dulzura, lo malo para mi fue que me daba miedo e impotencia no saber quién me estaba violando, por más que no fue violento, yo estaba atado y no había consentido ser penetrado.

Así como el tipo llegó, me encontró desnudo con el culo al aire y me la puso, acabó y se fue sin que yo sepa jamás quien fue.

Cuando volvimos a quedar solos, el Amo hizo algo que me sorprendió, yo no esperaba algo así, y me desilusionó mucho.

Me desató y quitó la venda de los ojos, me colocó la correa de perro y me tenía agarrado de ella, se puso en cuatro patas mostrándome el culo caído peludo y horrible y me obligó a penetrarlo, fue espantoso para mí.

Era la segunda vez que cogia a un tipo, la primera fue el marido de una mujer que me rogó que lo haga a cambio de que ella me meta un strapon y no me había gustado nada.

Fue una gran desilusión que mi Amo me haga cogerlo, para mi era mi macho, no era posible que se deje culear como un puto, pero tuve que hacerlo, su imagen quedó muy deteriorada para mí y me aleje de él

Ya era muy tarde y el Amo decidió unos minutos después que me vista y me vaya.

No hubo otros encuentros, mi desencanto fue muy fuerte y dejé de verlo.

Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected].

Besos a todos mis lectores.

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