En el anterior relato, conté como me cogí a Rosa, después de esa vez, casi cada semana me la cogía, ya era una rutina, llegaba más temprano, se bañaba y se metía en mi cama, me mamaba mucho la verga hasta terminar, luego cogíamos en varias posturas, me encantaba ponerla de perrito, subir sus piernas a mis hombros, otra postura era recargarme sentado en la esquina de la pared, sobre la cama y ella se sentaba, de espaldas, en mi verga, de tal manera que le veía su culito.
Hablábamos de sexo y me contaba todas las veces que se la habían cogido, era delicioso tenerla boca abajo, penetrándola y escuchar sus historias, desde niña, en la primaria, la habían tocado y le gustó, así que me enteré de su primera cogida con un maestro que la llevó a su casa, luego varios primos, amigos de la escuela y hasta su hermano menor. Luego se casó y se portó bien como 3 años, después el marido perdió el trabajo fijo y andaba buscando de aquí para allá, a veces fuera de la ciudad, ella tuvo que entrar a trabajar aseando casas y tuvo varias cogidas con patrones y algunos chavos de las familias también, me ha confesado que siempre le ha gustado que le metan la verga, incluso un sacerdote se la cogió.
Ella ha trabajado conmigo desde hace mucho, incluso cuando era casado, así que conoce y trabaja también con mi ex.
Un día me dijo que ella me platicaba sus cogidas y que yo no, que cual había sido mi mejor cogida, le dije, siendo muy franco, que con mi ex, eran las mejores sesiones de sexo que había tenido, hacíamos de todo.
Me preguntó si me la volvería a coger, le dije que sí, que era una de mis fantasías, seguimos platicando del sexo con mi ex y noté que se puso muy excitada con esa plática.
La siguiente semana hizo, me dijo que iba a llegar pero en la tarde, porque tenía unos pendientes, le dije que sí, que no había problema.
Llegó ese día, Yo en la cama esperándola y llegó, se metió a bañar, se tardó un poco más, salió en una ropa interior muy sexi, un camisón muy transparente y cortito, y un juego de bra y tanga negros, me sorprendí, pero más cuando me dijo que la lavadora de mi ex se descompuso y ella se llevó la ropa para lavarla en otra parte, así que esa era ropa de mi ex, esto me prendió y me excité bastante, ya era tarde y el cuarto estaba a oscuras, la tomé y la besé con pasión, acariciando su cuerpo, me imaginaba que era mi ex la que tenía allí, mas sorpresa al acercarme y oler la tanga, no estaba limpia, olía a ella, la acaricié y besé todo su cuerpo, llamándola por el nombre de mi ex y ella me decía, “si cógeme Pedro, hazme tuya, soy tu puta, méteme la verga”.
Recordé como cogía con mi ex y repetí las posiciones, incluso, le pregunté, así como lo hacía con mi ex, “¿Te puedo hacer lo que quiera?”, me dijo “si, hazme tuya Pedro”, la acosté boca abajo, le hice a un lado la tanga y le acerqué la verga al ano, la sentí un poco tensa y le pregunté, “¿Estas segura mi amor?”, “sí, me dijo, hazlo por donde quieras”, me agaché a su culito, le di unas chupadas, sentí que eso le gustó, le puse saliva y le arrimé la verga, poco a poco fue cediendo, abrió un poquito y entró la punta, seguí empujando y entro toda la cabeza, así seguí, poco a poco, ella pujaba y resoplaba, “¿la sacó?” le pregunté, “nooo, nooo”, me dijo, “se siente muy rica, me raspa bien sabroso, tenía años que no sentía eso”, eso me excitó al 100 y seguí insistiendo hasta que se la metí toda, y empecé uno de los mete y saca más deliciosos de mi vida, ella suspiraba y me decía, “más, toda, cógeme toda”, de pronto me dijo, “no pares Pedro, sigue, voy a terminar”, se estremeció y yo no pude resistir más, le llené el culo de mecos; esa vez tuve dos orgasmos deliciosos.
-Ay Rosa -le dije al llevarla a su casa- esto fue de lo mejor.
-Tengo más ideas -me dijo.
Continuará.