Luego de aquel primer encuentro y descubrimiento mutuo ya las cosas nunca iban a ser iguales, pero en un sentido positivo.
Al día siguiente fui a mi lugar a buscar mis cosas, mi lencería, mis cuerdas, no lo podía creer. Lo que por años pensé solo era algo mío ya no era más y tenía un compañero con quien compartir. La vez anterior fue mi amigo quien tomó la iniciativa, esta vez era mi turno.
El camino de mi lugar a la casa de Alexandre fue algo especial, me latía el corazón todo el trayecto y además aún estaba con un torbellino de emociones por lo sucedido el día anterior.
Cuando llegue deje mis otras cosas en la pieza de Alexander y habíamos acordado primeramente continuar preparando nuestros exámenes antes de la segunda sesión.
También la noche anterior conversamos largo y tendido, en realidad se nos hizo muy corta la velada con las cosas que compartimos y también descubriendo aquello que teníamos en común. Hablamos de nuestras fantasías y deseos más íntimos. Pero con el tiempo nos iríamos conociendo cada vez más en este ámbito, completamente secreto para el resto pero todo un mundo nuevo para nosotros.
Llegó la tarde, al fin terminamos lo que debíamos avanzar ese día. Hubo un silencio algo extraño, como que ambos esperábamos a ver quién iba a decir algo primero. Esta vez era mi turno entonces le dije que subiría, que me toca cambiarme. Se puso de pie de inmediato y supe que tanto él como yo no podíamos esperar.
Como esta vez no era fortuito la preparación fue diferente, hasta me maquillé. Era en esta ocasión mi turno de salir.
Él estaba sentado esperando, se veía tranquilo, nada que ver como yo la primera vez que ni supe que decir. Como ya habíamos hablado bastante en la noche ya teníamos una idea de cómo serían las cosas en esta ocasión. Alexandre ya conocía una de mis fantasías, lo que iba a cumplir en esos instantes.
Jugué a que era la dueña de ese hogar, la mujer sola en casa. El sería el ladrón que entraba y me tomaba por sorpresa. Así comenzamos. Él bajó para esconderse en algún lugar. Me di algunas vueltas por la casa, la verdad esperando que en cualquier momento sería atacado.
Nada paso en el primer piso, subí pensando que mejor lo esperaría allí ya que mi búsqueda había fallado y entonces en el pasillo entre las piezas me tomó, había "alguien que había entrado a mi casa y yo estaba sin compañía".
Tenía mucha fuerza. Me llevó a la pieza principal ya que esa tenía un mueble con un espejo largo, de esa forma pude ver todo lo que estaba sucediendo.
Me tiro sobre la cama, intente gritar pero una mordaza cubrió mi boca. Se sentó en mi espalda y primeramente me ato los brazos a la espalda, después me quito el colaless, me ató las rodillas y luego los tobillos.
Pude ver aquello en el espejo y la verdad casi acabe de la pura emoción. Para terminar me puso una venda. Allí quedé, sobre la cama, solo con corset y ligas. Estaba atado, amordazado y vendado, completamente indefenso y a merced.
Con solo eso el corazón me latía tan fuerte que lo sentía en mis oídos. Por unos momentos no pasó nada, hasta que sentí que me tomo las nalgas con fuerza y ya sabía lo que iba a pasar en ese instante, en la no me había comentado que le encantaría comerse un culo, precisamente eso era lo que sucedería.
Abrió mis nalgas y sentí algo increíblemente agradable. Comenzó a lamer mis nalgas y luego mi ano. Luego a morder, eso fue increíble. Después siguió lamiendo mi ano, con mucha intensidad y de pronto introdujo su lengua, no se como lo hizo pero fue inesperado y también muy excitante.
Se detuvo, sentí unos pasos alrededor de la cama y me quito la mordaza, estaba claro, era hora de mamar. Ese intruso quería una mamada y claro que recibió una, no fue gentil como el día anterior, esta vez yo quería que el acabara así que lo hice chupando con fuerza y en varias ocasiones mi nariz tocó su cuerpo.
Me dijo que parara, me puso la mordaza nuevamente y dijo: "muy bien, con una mamada así va a entrar bien fácil".
Efectivamente así fue. Me abrió las nalgas y me penetro, la primera vez hasta el fondo, completo, y de allí comenzó a taladrar, a un ritmo bien suave, me tomo las muñecas atadas a la espalda y se afirmó allí.
Era un penetrar que no quería terminara nunca. Anteriormente ya había experimentado con cosas, tenía un consolador, pero era mi primera vez en la realidad.
Me dijo que iba a acabar y lo sentí, vaya eso fue inesperadamente agradable. Luego era mi turno, me puso de lado, acarició mi pene y luego comenzó a mamarla, yo masculle y gemí bastante durante toda la sesión, pero esto fue algo más, era el final. Traté de decir que iba a acabar pero a diferencia de la mordaza que yo le había hecho el día anterior, el hizo una mucho mejor, puso un limón en una media larga así que quedó como un ballgag, muy bueno la verdad, y esa mordaza no me dejó hacer nada mas que babear y emitir unos ruidos.
Acabé, en su boca. Esta vez fue mi turno y lo disfrute mucho. Siempre supe la universidad traería cosas nuevas a mi vida pero jamás imagine algo así. Y estábamos apenas experimentando y descubriéndonos. Las pro unas sesiones que tuvimos fueron de cumplimiento de fantasías y de una manera realmente increíble. La próxima vez le tocaba a Alexandre la sumisión.