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Nunca es tarde
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Me llamo Samuel, tengo 50 años, divorciado y esta es la historia que ha transformado mi vida de una forma espectacular.

Esta tiene sus comienzos hace unos cuantos años atrás, cuando era un adolescente y aquí entra la otra protagonista de esta historia mi prima Luisa, de 48 años, siempre nos tuvimos un aprecio especial, éramos cómplices de nuestros amoríos juveniles, nos contábamos nuestros secretos, en fin que era una relación que superaba más allá de la propia de primos había algo, pero nunca ninguno de los dos nos atrevimos a seguir además era un época donde las relaciones entre familiares estaban casi prohibidas.

Nuestras vidas cuando llegamos a adultos tomaron rumbos distintos, tan solo nos veíamos en celebraciones familiares, pero siempre las miradas eran especiales ella hizo su vida y yo la mía, pero cuando por motivos familiares nos encontrábamos siempre saltaba una chispa especial

Todo comenzó cuando coincidimos en una boda de unos de nuestros sobrinos, hacía más de dos años que no nos veíamos, cuando la vi de nuevo me pareció la mujer más atractiva de mundo, en definitiva me dio un vuelco el corazón, parecía mentira pero sentí un cosquilleo que hacía mucho años que no tenía, cuando Luisa me vio vino directamente hacia mí y puede tenerla entre mis brazos, abrazarla lo más fuerte que pude, y tuve que separarme porque comenzaba a tener una erección, así de fuerte fue la reacción y a ella también la noté una respiración nada normal mas bien excitada.

Nos pasamos toda la ceremonia mirándonos muy tiernos y nuestras manos unidas, terminada la ceremonia pudimos conversar más tranquilos, me contó que la vida la había tratado bien, que hacía unos años que estaba divorciada, no tenía pareja que se encontraba sola que me recordaba mucho y aun se preguntaba porque no habíamos llegado a ser pareja a lo que contesté que a mi me pasaba algo parecido pero que todavía podíamos recuperar el tiempo perdido a lo que me respondió con un beso en la boca y nuestras lenguas se unieron por primera vez, le conté como me había sentido al verla después de tantos años y nos besamos no como primos sino como amantes.

Durante el convite tuvimos frenar nuestros impulsos, los dos solo teníamos ganas de follar y recuperar parte de ese tiempo que nuestros prejuicios y las normas obsoletas nos habían quitado.

Despedida la cena y después de todos los saludos de rigor, nos fuimos a tomar un copa a un pub cercano, nos sentamos en un reservado, al principio solo hablamos y nos expresamos lo feliz que estábamos de volver a encontramos y que no íbamos a dejar pasar esta oportunidad, lo mucho que nos deseamos y de ahí que nuestras lenguas se encontraran enseguida nuestras manos se lanzaron la de ella a mi pija y las mías a sus tetas hasta ponernos a cien después de un buen rato de caricias surgió la pregunta

-A tu casa o a la mía

-A la mía -dijo Luisa

Ya estábamos un poco alejados de pub y pasando por un parque cuando comenzamos a besarnos como si no hubiera un mañana. Luisa vivía a las afuera de la ciudad así que fuimos a buscar su auto que lo había dejado un poco alejado, cuando llegamos me ofrecí conducirlo, no puso ninguna objeción me dio las llaves, nada más entrar continuamos nuestras caricias, y comencé a sobar sus tetas mientras sentí como su mano agarraba mi pija que a estas alturas estaba como un mástil, le desabroche su blusa y ataqué directamente sus pezones duros como piedras y los gemidos era la música que sonaba en coche, con agilidad desabrochó mi pantalón y sentí como su boca de tragaba toda mi pija, le baje sus braguitas y me encontré con un chochico muy sabroso abultado y un clítoris durito que me fascinó, sabia mamar muy bien su lengua jugaba con mi capullo y se tragaba toda mi polla hasta casi quedarse sin respiración.

-Quiero tu leche

-Y yo tu jugos

Nos fuimos a la parte de atrás y comenzamos un hermoso 69 y cuando nos descargamos mutuamente volvimos a los asientos delanteros para irnos a su casa, durante el trayecto Luisa llevaba cogida mi polla con su tesoro y tetas abundantes al aire para que cuando podía acariciarle un pezones, un poco antes de llegar paramos para arreglarnos un poco si había algún vecino que nos pudiera ver.

Nada más entrar en la casa lo primero fue volvernos a besar que nuestras lenguas de juntar una y otra vez y desnudarnos, de siempre ha tenido unas tetas abundantes, buen culo, y un chocho ahora que se lo vi con más claridad hinchadito, pero muy sabroso.

Nos fuimos a la ducha, nos enjabonamos nos sobamos, todo besos y demás y al aclararnos y empalmado hice un amago para penetrarla

-Aquí no, nuestro primer polvo en la cama es nuestra luna de miel

-Después donde queramos, pero el primero es especial

Una vez secos nos fuimos para la cama, mas seremos con más calma nos abrazamos y hablamos del tiempo perdido y de no perder el tren que estaba pasando, sin dejar de besarla, de comerle el cuello, las orejas, las tetas y sus rosados pezones bajar por su tripa hasta su cuca, descubrir su clítoris y meter mi lengua hasta lo más profundo de su cueva, sintiendo como su manos agarran con frenesí mi polla, hasta meterla en su boca, después de un buen rato.

-Quiero que me folles, sentirte dentro de mi

Se abrió de piernas y con sus dedos abrió los labios vaginales para que mi pija entrara despacito para saborear a toda ella, pego un resoplido y me abrazó con sus piernas así estuvimos hasta el acoplamiento total.

Comenzó un mete y saca cada vez con más fuerza mientras nuestras bocas y muestras lenguas se unían, me amantaba de su sus tetas y exquisitos pezones y sus manos sujetaban mi culo, después de la primera penetración, se puso encima y comenzó a cabalgar primer suave para que el miembro entrara hasta el fondo y seguido de mas ritmo, gritando de placer, después de un rato en esta posición la puse a 4 patas y el espectáculo de su culo aun me excitó mas si cabe así que ataque de nuevo y aproveche para meterle un dedo por su culo, cosa que le gustó.

-Dale fuerte que me voy a correr, quiero tu leche dentro de mi

Dos chorros de leche inundaron sus entrañas mientras sus jugos bañaron mi pija ardiente.

Por fin después de muchos años se había cumplido nuestros deseos, la noche transcurrió con más enculadas hasta que caímos rendidos.

Al mediodía después de una ducha reparadora y con una buena follada nos fuimos para mi casa, con comida reparadora y una siesta desnuditos acariciándonos nuestros sexos y hablando de los gustos sexuales que dos tenemos, a Luisa le gusta que le coman el chocho y sus tetas, follar a cuatro patas hacer el 69 y está abierta a novedades siempre consensuadas después nuestro primer paseo como pareja y esperar a una nueva noche de sexo y algo mas, pero eso lo dejaremos para otro capítulo.

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