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Nuestro primer trío inició por casualidad
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Hola amable lector. Me presento soy Frances y tengo una esposa maravillosa que se lama Romina. Nos casamos cuando yo tenía 22 años y ella 20 y tenemos la fortuna de tener juntos muchos años casados. Tuvimos 2 hijas a los pocos años de matrimonio y decidimos que dos eran suficientes, por lo que Romina decidió operarse para no volver a embarazarse, ya que le caían mal los anticonceptivos y odia el látex de los condones.

La vida sexual durante 8 años se volvió monótona y escasa, ya que las niñas estaban pequeñas y no queríamos hacer ruidos o que llegaran a entrar a la habitación y pudieran vernos.

El mal humor de ambos cada vez era más frecuente, llego el momento en que hablamos al respecto y coincidimos que necesitábamos desfogarnos sexualmente, en la primera oportunidad hablamos con su mama y con gusto acepto quedarse con las niñas un fin de semana al mes.

Nuestra espera para que llegara esa fecha se hacía eterna, pero nos calentaba en extremo saber lo que sucedería y cuanto lo disfrutaríamos, el gran fin de semana.

Nuestra fiesta iniciaba los viernes por la noche y culminaba los domingos al amanecer, hacíamos y probábamos todo, en ese entonces no se conseguían películas XXX fácilmente y los canales de Playboy y Hustler eran demasiado ligth, pero era lo que había, así que hacíamos lo que se nos ocurría.

Así pasaron varios meses y cada vez éramos más atrevidos, empecé a decirle palabras sucias y se excitaba de grata manera, de tal forma que dejaba de ser mi esposa y la trataba como a una esclava sexual que se dejaba dominar y también recibir algunas humillaciones al calor del éxtasis que experimentábamos en esos momentos.

Todo eso sucedía cada mes sin falta, desechábamos cualquier invitación o pendiente que se presentara lo dejábamos para otra ocasión.

Pues bien, nuestro primer trio nunca se preparó y nunca lo imaginábamos, sucedió con una persona con la que no me unía una gran amistad y que Romina no conocía, ni sabía de su existencia. Les platico teníamos un solo auto por lo que esos viernes el auto se quedaba en casa a fin de que Romina llevara a las niñas con su abuela después de que comían, yo utilizaba el servicio público. Ese viernes Romina me llamo para avisarme que ya estaba en casa después de haber dejado a mis hijas, terminamos la charla y con una voz muy cachonda me dijo “no tardes”.

La edad, lo mucho que me gustaba Romina y lo bien que la pasábamos hacía que mis pensamientos no fueran muy claros, por lo que, al no estar bien concentrado con los asuntos del trabajo, decidí dejar unos asuntos pendientes para el siguiente lunes, llegaría más temprano y así no corría el riesgo de equivocarme.

Ya eran cerca de las 8 P.M., todos los compañeros en el piso que yo trabajaba se habían retirado, espere un momento el elevador, al subir toque el botón que me dejaría en el estacionamiento.

Me encaminé hasta el lugar que tenía asignado y al no ver mi auto me desconcerté, hasta que recordé que estaba en casa. Me regrese al elevador y al abrirse la puerta me encontré a un conocido que ya tenía un largo tiempo de no verlo, nos saludamos y me pregunto qué a que me regresaba si había olvidado algo, me reí y le conteste que olvide que el auto estaba en casa, nos reímos y me pregunto dónde vivía y resulto que su casa estaba en una colonia vecina a la mía.

Como sucede con las personas que trabajan en la misma empresa, pero en áreas diferentes, la plática en el camino se enfocó en la empresa donde trabajamos, así que nada importante que decir, insistió en llevarme hasta la casa y por cortesía le invite a subir a tomar una copa.

Subimos al segundo piso, ningún vecino en los pasillos, mi departamento se encontraba en un ala del edifico, lo recorrimos en pocos segundos llegamos hasta la puerta del departamento. Abrí y le hice la señal de que pasara, (antes de seguir les platico, había un pequeño pasillo para tener vista hacia el comedor, la sala y nuestra habitación, de frente se veía la recamara de mis hijas) enseguida entre yo y alzando el tono de voz dije que ya había llegado.

Nos dirigíamos hacia la sala y justo cuando nos encontrábamos frente a la recamara, se abrió la puerta y Romina apareció cubierta con un corset, medias, liguero y zapatillas de color rojo. Los tres nos quedamos desconcertados, Romina fue la que primero reacciono, rápidamente cerró la puerta. German (Que así se llama o llamaba) y yo nos quedamos mudos y rojos como jitomates.

Le dije no pasa nada y le platique que ese fin de semana era de descanso de hijas y que de vez en cuando me daba ese tipo de sorpresas, lo anime a que se quedara y serví las primeras copas, paso el tiempo y German se sentía incómodo por lo que apuro la segunda copa y al momento de que se puso de pie, salió Romina de la recamara, se había retirado el maquillaje y lucía un vestido rojo que se le entallaba bastante bien, por arriba de las rodillas, sin medias pero si sus zapatillas rojas con tacón de aguja (Romina es blanca con un tono rosado, el tono de su piel es bellísimo,( adjunto imagen).

Después de presentarlos German nos dice que se marchaba, Romina de forma graciosa le dice, no se vaya, le prometo que no vuelvo aparecer semi desnuda, los tres nos reímos y creo que con ese comentario lo convenció de quedarse, Romina se sentó a mi lado en el Love Seat y German nos quedó de frente en el sillón individual, me levante a servir otra ronda de brandy y fui a la cocina a sacar del refrigerador el vino tinto para Romina, brindamos por el gusto de estar bebiendo y German enseguida hizo otro brindis, dijo lo siguiente “Por Romina que es la mujer más hermosa que he visto semi desnuda”, todos nos reímos por semejante brindis.

Hablamos de muchas cosas sin importancia y llegamos a preguntar sobre su estado civil, eso lo pregunto Romina, sucede que tenía un año de divorciado, tenía un niño y una niña, cuyas edades eran muy parecidas a la de nuestras hijas y sus problemas habían sido exactamente como nos sucedido a nosotros, por lo que empezamos como psicólogos a platicarle como solucionamos nuestros problemas, el interesado en lo que le decíamos, las copas siguieron, en otro brindis German se levanta y dice, “qué bueno que existe la casualidad, de otra manera nunca hubiera conocido a tu bellísima y encantadora esposa, que hace que la lencería luzca tan bien”.

Nuevamente nos reímos, las copas se vaciaron y en broma le pregunto a Romina, porque le había dado la noche libre al Barman, ella se levantó y dijo déjame llamarlo, no se sirvan esperen un momento, se metió a la recamara y cerró la puerta tras de sí. German aprovechando que estábamos solos me pidió disculpas por arruinar unas horas mi diversión y riendo le conteste, no te preocupes recuperare el tiempo, encendí el estéreo y puse música suave para que nos acompañara en nuestra velada.

Se abrió la puerta y salió Romina, les platico que vestía, un chaleco de piel color rojo, sin nada abajo del chaleco, una falda tableada volada negra que apenas cubría sus nalgas, unas medias negras de malla, que se ajustaban con un liguero negro también y zapatillas de correas y tacón de aguja de 10 cm, para rematar su vestimenta en su cuello llevaba un listón color rojo que se lo arreglo como moño, lucia de infarto, sus senos se desbordaban del chaleco, sus nalgas se le veían más paradas por el tipo de falda y sus piernas perfectamente torneadas, toda ella era una invitación al pecado.

Con una pícara sonrisa nos dice “no estuvo el barman, solo la girlbar”, deteniéndose remata, “me quedo o me voy”, al unísono contestamos “quédate”, que bueno que no estuvo el barman, empezaron los halagos y los chiflidos, se puso detrás de la barra y nos llenó las copas, nos la dio y dijo “ahora vengo, voy por otro vino, porque esa botella ya se acabó, no sé quién me esté ayudando”, todos reímos.

La vimos salir de atrás de la barra y seguimos su súper sexi andar, la alfombra hacía que su caminar fuese lento, sabiendo que nos tenía babeando contoneaba sus caderas con un suave movimiento de su falda. Romina sola se había tomado una botella de vino tinto 750 ml, el vino para ella es un potenciador de su libido, por esa razón se había atrevido a exhibirse de esa forma.

Yo estaba muy excitado y no me importaba que German estuviera admirándola. Regreso, se agacho a dejar su copa en la mesa lateral, agachándose un poco más para dejarse ver todo el culo, no se le notaba la tanga, ya que era un hilo dental que tenía encajado entre las nalgas German no pudo evitar verla y note que trataba en vano de ocultarse lo que le crecía bajo la bragueta del pantalón.

Estaba la canción Conga de Miami Sound Machine, empezó a moverse y aplaudimos para animarla, su baile fue de lo más sensual que se puedan imaginar, nosotros iniciamos de pie, pero tuvimos que sentarnos para poder admirar sus piernas y sus exquisitas nalgas, termino la canción y la abrace dándole un fuerte beso, la calentura ya estaba al máximo, riendo camina hacia la barra diciendo les servirá otra copa para que sigan aplaudiendo, nos dejó las copas y se disculpó para ir a refrescarse.

Al baño que acudió esta junto a la cocina, al salir se dirige hacia está haciendo una señal para que fuera, al llegar nos damos un beso súper cachondo y al separarnos le pregunte como se sentía, sin dudarlo contesto, si no lo corres, me tiro a los dos, poco me sorprendió su respuesta, en nuestros juegos habíamos fantaseado en incluir a un tercero, le respondí que por mí no había ningún problema, con una mirada sellamos el trato. Salí yo primero a los pocos segundos salió Romina y nos dice no me tardo y se metió a la recamara.

Recuerdo que eran como las 2 de la mañana, German y yo, salimos a la terraza del departamento para refrescarnos un poco, se veía lo que ahora es el WTC en ese entonces Hotel de México, semi construido, solo se apreciaban las luces del Restaurant que estaba en la parte más alta de la construcción.

Oímos su voz que dijo, “Pidieron un servicio” volvimos la vista hacia el interior de la casa y la vimos con una rodilla encima del brazo del sillón, una mano tocaba el muslo que reposaba y con la otra se tomaba el cabello, Romina se había puesto la lencería con la que nos recibió, corto el silencio diciendo que la girlbar se había tenido que ir y solo estaba ella, “¿Alguna objeción?”. German rápidamente contestó, “por mi parte encantado” y dije yo, “al contrario”, bajo la rodilla y camino hacia donde se encontraba el control de las luces, bajo la intensidad, después puso un cd con música lenta, se dirigió a German y extendió su brazo, él le tomo la mano y se incorporó a bailar con ella.

Yo estaba sumido en el sillón, viendo a mi esposa vestida de una manera increíble bailando con otro hombre, ambos estaban bailando muy pegados, el inclinaba su cara hacia la cabeza de Romina que la tenía en su pecho, German acariciaba sus nalgas con una mano y con el otro brazo la apretaba hacia su cuerpo.

Me percaté que ella le sobaba la verga por encima del pantalón, extrañamente en lugar de provocarme incomodidad, mi excitación se incrementaba a cada momento, estuvieron sobando sus cuerpos hasta que termino la pieza, ella se separó lo tomo de la mano, pasa donde yo me encuentro y me toma con la otra mano, nos lleva hasta la barra y nos pide que nos sentemos en los bancos, “Júntenlos” ordeno, ya sentados procedió a bajarnos el cierre del pantalón, ustedes desabrochen el cinturón, coge una verga con cada mano y nos empieza a masturbar, empezó dándome sexo oral a mí, para posteriormente hacerlo con German, se metía la verga lo más profundo que podía, apretando sus labios para poder disfrutar más del roce del miembro en su boca, al percatarme que disfrutaba mucho su juguete nuevo me bajé del banco y aprovechando su posición, que estaba de espaldas y agachada, hice a un lado su tanga note que su vagina estaba llena de fluidos por el grado de su excitación, le introduje la verga, era su primera vez disfrutando de dos vergas, de hecho, solo conocía la mía, ya que antes que yo no tuvo relaciones sexuales.

Mientras la penetraba fui desabrochando el corset, se lo retiré y quedaron expuestos sus exuberantes y firmes senos, sus pezones tienen un color hermoso, de repente se endereza al sentir que German iba a eyacular le acerco rápidamente unas servilletas, él se retiró al baño y nosotros nos fuimos a la recamara, la puse en cuatro para penetrarla desde atrás, Romina no dejaba de susurrar gracias mi amor, es muy rico tener dos vergas a la vez, la lujuria se le notaba en su rostro, una mujer que disfruta hace los rostros más cachondos que te puedas imaginar. Continuamos por otros minutos cambiando de posición, le avise que estaba a punto de explotar, me pidió que acabare dentro, le gusta sentir sus entrañas inundadas. Al terminar deje su cuerpo de espaldas totalmente desfallecida, había tenido varios orgasmos.

Cuando me incorpore ella tenía sus ojos cerrados respiraba suavemente con una cara tan linda, como recordando la travesura que había hecho. Al girar veo a German parado a un lado de la puerta de la habitación, había visto toda la acción, estaba impactado por lo que había sucedido y más que agradecido de haber podido intimar con mi mujer.

Le pedí que la cuidara mientras entraba al baño, me asee y me vestí con lo que tenía a la mano para acompañarlo ya fuese a su auto o al taxi, al salir veo que estaba sentado junto a ella, acariciando suavemente su rostro, bromeando le dije, nada de enamorarte, ella ya es casada, reímos y su respuesta fue “que afortunado eres, tu esposa es bellísima” Le agradecí el comentario y lo invite a salir, nos tomamos la caminera y le pregunte como se sentía para manejar, me contesto que muy borracho yo me sentía igual así que pedimos un taxi, al día siguiente iría a recoger su auto.

Continuará en la segunda parte.

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