De este suceso ya van varios años, en aquellos días yo era un joven trigueño, gracias a un grupo que pertenecía estaba en buena condición física. No soy la última cocacola del desierto, pero si puede decir que soy elegante.
En ese tiempo tenía una novia que recién cumplía sus 18 años y era el bombón más deseado de su clase, bajita, con unos pechos grandes, firmes y redondos, una piel blanca hermosa que brillaba a la luz y unos ojos color verde que solo Dios sabe cómo los hizo.
Este suceso durante su fiesta de clase graduando nos quedamos en unas villas, durante la noche mientras texteábamos hablábamos de si escaparnos y ver la luna juntos, a la que la reto a escaparse conmigo un par de horas y verlas juntos (a todas estas sin otras intenciones, ya que hasta ese momento solo habíamos compartido besos apasionados y caricias sutiles).
Ella acepta y nos fuimos a las escaleras cerca entre ambos apartamentos y luego de ver las estrellas, varias caricias y besos, mi erección no aguantaba más, ella lo notó y me preguntó que si necesitaba ayuda con ese paquete a lo que yo le contesté que una buena mamada, a los que contesto que "lo que mi papi quiera" y sin pensarlo dos veces y sin considerar que estábamos en el medio del pasillo entre los padres de ellas y los míos, me ha sacado mi polla y se la ha metido de una hasta casi la garganta demostrando nuestra inexperiencia y búsqueda de placer y así siguió chapado hasta que me vine en su boca y para mi sorpresa se tragó mi leche hasta la última gota (convirtiéndose en adicta a ella de ahí en adelante).
La cosa no quedo ahí la calentura entre ambos aún estaba por los aires y ya no nos importaba, liberé esos enormes pechos de la presión de su camisa de dormir y comencé chuparlos como si no existiera mañana, los gemidos de ella cada vez más fuertes me excitaban cada vez más y su masticación ya no era suficiente, a lo que le dije “mi amor esta noche serás mía” y sin esperar nada le baje el pantalón de dormir que tenía y en el mismo pasillo me la trepé encima y la penetré suavemente, ambos perdiendo la virginidad al momento, y disfrutando centímetro a centímetro lo que era estar entrando, profundizando en los más íntimos de la chica de mi vida.
Al terminar de entrar salió un hilo de sangre y ella me indicó que le dolía un poco, le digo que si paramos y ella me dice que no, que sigamos si ya llegamos ahí no debíamos echar para atrás y minutos después lo que era dolor se convirtió en un placer, cada bombardeo, cada choque de mi bolas contras sus nalgadas, cada embestida dentro de ella era sentir como cada parte de ella se fusiona conmigo, lo que terminó con una exquisita venida en su boca y su deseo desde ese momento interminable de más leche.
Al otro día lo hicimos nuevamente en la puerta de mi cuarto mientras mis padres dormían, pero eso es historia para otro cuento…
Dígame si les gustó, y esto es realidad.