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Nohemi, estrenándola
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A pesar que había regresado su esposo, Nohemí y él vivían separados, su hermana seguía metiendo presión, pero a esas alturas a ambos no nos importaba ni lo uno ni lo otro, nos complementábamos, la satisfacía y ella a mí. Admiraba cada parte de su cuerpo, hasta que un día se anunció la Expo Sexo, la cual duraría un par de días, pero el plus es que un sábado habría un concierto de una banda que me gustaba, justo enfrente del complejo de la Expo, así que me di a la tarea de conseguir dos boletos, tanto para la Expo como para el Concierto, solo habría un problema, no tenía intenciones de dejar ir a Nohemí a su casa esa noche y tendríamos que plantearlo de la mejor manera.

Hablando con Nohemí le planteé la situación que la vio muy descabellada, principalmente el no regresar a su casa, lo cual no sería sencillo, ya que tenía que decirle a sus hijos, a sus padres y lógico las miles de críticas por parte de su hermana, las fechas se acercaban, pero no veía que Nohemí resolviera la situación, sin presionarla de cuando en cuando le comentaba que pasaba, pero tampoco me sabia dar respuesta, hasta que por fin un par de días antes me confirmó la salida y lo mejor que nos quedaríamos toda la noche junto que fue maravilloso escuchar.

Llegó el sábado anhelado, saliendo del trabajo salimos directo a la expo, al llegar podíamos ver las miles de personas que estaban ahí, mujeres semidesnudas, igual que los hombres paseándose libremente, locales de lencería, juguetes eróticos, Nohemí ya había entrado a una sex-shop como lo comente, pero aquí era enorme, en cada espacio que encontrábamos donde pedían participación de la gente, yo la aventaba para que subiera, las primeras dos veces estaba de mil colores, me veía desde arriba del escenario con ojos de… ¡¡¡te voy a matar!!!… pero después ella ya subía por su propia cuenta. Bailaba entres mujeres desnudas, que la tobaban y Nohemí a ellas, hombres donde ella los tocaba a ellos, concursos y cada vez que estaba arriba del escenario alguien se me acercaba con comentarios de… oye, que buena esta tu esposa… que bien que la dejas participar… etc., etc., sabia de fondo que lo que querían era proponer un trio, un intercambio, pero eso en particular en ese día, no estaba en esos planes.

Antes de pasar al concierto que estaba justo enfrenté de donde se realizaba el expo, comimos algo y si bien la música no es lo que le gustaba a Nohemí, me complació, ya cayendo la noche, me puse una chamarra la cual cubrió también a Nohemí, y mientras tocaban y entre la gente, metí mi mano dentro de su pantalón y la empecé a masturbar, su conchita húmeda, tibia, cerraba los ojos y le temblaban las piernas, lógico ya tenía mi verga dura, la cual pegaba a ese culo enorme.

Por fin terminó el evento y tomamos camino al hotel, este era uno nuevo para los dos, que estaba cerca de ahí y sin tener que movernos mucho de donde estábamos, al llegar a la habitación, sin decirme nada se hincó frente a mí y me sacó la verga, que devoró como si no hubiera comido durante días, me desnudó completamente y me aventó a la cama, se metió al baño y salió con un babydoll y tanga roja, como le gustan y me gustan, diminutos, se subió a la cama y siguió mamándome la verga, en este hotel había un espejo en el techo así que podía ver TODO, poco a poco se fue sacando la tanga y el babydoll, hicimos un 69 demostrando que había valido la pena la habitación ¡¡¡gracias a ese espejo!!!

Se montó sobre mí, moviendo sus caderas frenéticamente, algo que no había hecho hasta ese momento, jugando con sus tetas rosadas lo cual hizo que eyaculara en su conchita deliciosa, al sentir mi chorro de leche, se dejó caer sobre mí, nos abrazamos le besaba, recorría sus exquisitas nalgas y sin decir nada se quedó dormida.

Dormí junto a ella y a un par de horas desperté, ella seguía dormida y bajándome le empecé a mamar el culo, metí mi dedo y jugaba, dilatándolo, ella seguía media dormida y soltaba gemidos, sentía como cada vez su culo se iba destensando, se dilataba poco a poco, le chupaba su clítoris, a esas alturas ya tenía mi verga dura, así que me incorpore y con su ano dilatado, le metí mi verga dura poco a poco, soltó un grito ahogado y poco a poco se la metí completamente, ella tenía la boca abierta aguantando la respiración, me había tomado de las manos y me apretaba con sus dedos, así que después de unos momentos empecé a meter y sacar, ahí Nohemí ya gritaba tanto de dolor como de placer, seguía bombeándola, ver como rebotaban sus tetas era un manjar, pero no podía faltar verla en cuatro, así que la voltee, tenía su culo listo para mí, así que volví a embestirla ese culo era mío y ¡¡¡lo estaba estrenando!!!, qué bonito es cuando uno estrena, le termine llenando el culo de leche pero al parecer la jornada había sido muy larga ya que Nohemí se volvió a dormir.

Los primeros rayos del sol empezaron a entrar a través de las cortinas, verla dormir era increíble, se despertó ansiosa, ya que nunca había faltado a su casa a dormir y más teniendo la presión de estar hermana incomoda, nos metimos a bañar, me hinqué atrás de ella y le mame el culo mientras el agua caía en mi rostro, nos bañamos mutuamente, le mamaba las tetas rosadas, mis dedos dentro de su conchita y con su mano me masturbaba, se volteó y se paró de puntas levantando sus nalgas lo cual agradecí metiéndole mi verga en su conchita deliciosa, la tome de sus tetas las cuales apretaba y ella agarro mis nalgas apretándolas y dejando sus uñas como recuerdo de nuestra salida.

Salimos de bañarnos y se hincó para terminar de sacar mi leche que era su desayuno, veía la premuera en su mirada, así que nos vestimos y salimos en dirección a su casa, no tenía hambre moría de nervios, le pregunte del sexo anal y me dijo que le había dolido, pero que era una noche especial para los dos y quería complacerme, le pregunte que de desayuno tuviera mi leche en su boca me dijo que le gustaba que con su marido no hacía nada de eso y por eso lo tenía que probar conmigo, cada vez nos íbamos acercando más a su casa, le pregunté que por qué no me dejaba verla orinar o probar siquiera su sabor a lo que sonrojándose me respondía que nunca nadie la ha visto orinar, ni su esposo, ¡¡¡NADIE!!!, justo en la esquina de su casa nos despedimos con un beso, diciéndole… eso de verte orinar lo tenemos que resolver…

Y ya leerán como lo resolvimos…

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