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Noche de paseo y manoseos
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Andrea nuevamente con ustedes chicos para contarles una anécdota corta, pero llena de adrenalina y excitación.

Estaba en uno de mis paseos nocturnos habituales, ese día decidí salir desnuda desde el principio, solo llevaba puesto mi disfraz y mi colita de zorra, todo para disfrutar de la noche, del cielo, de la luna iluminando los rincones y el viento acariciando mi cuerpo suavemente, provocando que mis pezones se pongan duros, mi cabello se mueva suavemente como si lo acariciaran y que por mi cuerpo tenga sensaciones muy placenteras, como si de manos extrañas se tratará rozando cada centímetro de mi cuerpo el cual gracias a las experiencias que he tenido ya es mas el de una mujer cachonda, guarra, deseosa y menos el de la chica bien portada, ejemplo de decencia y elegancia que era antes.

Mis paseos ahora suelen ser más largos y normalmente recorro todo el terreno pasando muy lentamente por cada lugar disponible, suelo caminar normalmente erguida y orgullosa como si fuera por la calle, esa noche no fue la excepción comencé a recorrer los espacios caminando lentamente, pero luego de un rato decidí continuar poniéndome en 4 como una perrita, continúe avanzando lento pero sin detenerme, meneando mi culo sin reparos, mi colita meneándose junto a mis nalgas, todo mientras el viento continuaba acariciando mis piernas, mi culito y mi espalda, al ser más experimentada y conocer el terreno mucho mejor, ahora me atrevo a hacer cosas mucho más arriesgadas.

Ahora mis paseos nocturnos no pueden estar completos si es que no me masturbo frente a las puertas y ventanas de mis vecinos, esa noche no seria diferente así que avance en silencio hasta quedar frente a la puerta de uno de mis vecinos, me recosté sobre mi espalda mirando al cielo, abrí mis piernas lentamente dejando toda mi conchita al descubierto y comencé lentamente a darme placer con mis dedos, primero llevándolos a mi boca para lubricarlos y luego pasándolos por mis labios inferiores abriéndolos muy suavemente masajeando cada centímetro de esa conchita tan sucia y deseosa, luego los metí directo en mi vagina para comenzar a follarme justo frente a la puerta de uno de mis vecinos, en una posición tan vulnerable que si abriera su puerta no me daría tiempo a nada, solo vería a una chica guarra totalmente entregada al placer y excitación, una completa pervertida que sin importarle lo peligroso de la situación, se deja llevar por el placer que le da la adrenalina y el miedo a ser descubierta, luego de tocarme unos minutos en completo silencio, me incorpore lentamente para seguir mi paseo en 4, cada movimiento provocaba que mi conchita goteara un poco.

Mi siguiente destino fue la reja, mi cómplice en muchas locuras pervertidas, mis paseos no están completos nunca si es que no paso por la reja principal, intentando encontrar a alguien, una mirada fugaz o quizá porque no un toque directo sobre mi piel desnuda, normalmente lo que hago es ponerme en 4 de espalda con el culo a la calle bien pegado a la reja para que si algún curioso quisiera acariciar y no solo ver mis nalgas pueda hacerlo sin ningún reparo y todo mientras yo me meto los dedos, pero ese día sentí muchas ganas de algo más, llevaba varios meses queriendo salir a la calle desnuda, todo a raíz del encuentro que tuve con aquel señor que me metió el plug de zorrita en 5 segundos, él me ordenó salir tapada con mi abrigo, pero desnudarme en la calle, ponerme en 4 y hasta sonreírle a desconocidos mientras él dominaba la situación, mis paseos dentro del terreno me encantan, pero desde hace un tiempo miraba la calle de otra forma, me daba mucho miedo, pero también sentí como mi cuerpo me pedía algo más de peligro, de placer, así que al llegar a la reja mire hacia la calle, vi que no había casi nadie por fuera era una noche muy tranquila, así que me decidí a hacerlo esa misma noche, salir desnuda a la calle, pero para eso tuve que volver rápidamente a mi casa para llevar lo necesario.

Decidí tomar mi abrigo nuevamente, solo como medida de precaución en caso de encontrarme en una situación muy riesgosa, unas botas muy suaves que son perfectas para caminar en silencio porque casi no hacen ruido y por supuesto no me quite mi colita de zorra para salir, luego de estar lista tome mis llaves y mi teléfono, salí de casa encaminándome paso a paso hacia la reja, llegue a la puerta y estaba muy tranquila, pero cuando abrí la puerta para salir mi corazón comenzó a palpitar con fuerza, una sensación de nerviosismo me recorrió el cuerpo entero, de un momento a otro ya no quería salir, pero no podía dejar que ese miedo me siguiera evitando el sentir sensaciones nuevas, lentamente me quite el abrigo quedando desnuda mire hacia el terreno una última vez y sin pensarlo para no sentirme más nerviosa, salí a la calle sin detenerme, el viento continuo acariciando mi cuerpo, ahora estaba en plena calle con mi cuerpo desnudo mis pezones no daban más de lo sensible que estaban, cada toque del viento era como si me los apretaran con fuerza, mire todos lados buscando si alguien contemplaba mi figura en esa noche, pero no vi a nadie ni siquiera algún auto, me di la vuelta nuevamente para tomar mi abrigo, me volví a tapar, pero no lo cerré, deje junta la puerta de la reja y me decidí a caminar muy lentamente por algunas calles cercanas.

Cada paso se sentía como si avanzara varios metros, como si me alejara mas y mas de mi zona segura, el nerviosismo recorrió cada parte de mi piel poniéndola de gallina, mis tetas tocaban sutilmente las esquinas del abrigo dejando ver mis pezones en cada paso solo para volver a ocultarse, mientras tanto mi conchita totalmente al descubierto en todo momento, cualquier que me viera de cerca podía haber notado mi cuerpo desnudo bajo mi abrigo, como no había nadie por la calle decidí acércame a un parque muy pequeño que está entre unas calles cercanas al terreno, continúe mi camino meneando el culo y sentí como mi colita chocaba con mis muslos en cada paso, sin embargo, igual sentí algo de decepción porque mi abrigo era largo y llegaba más abajo de mis rodillas por lo que ese meneo constante de mis nalgas, era imperceptible para cualquiera que me viera de espalda.

Para llegar al parque debía cruzar una avenida para meterme a las calles cercanas, vi como autos se aproximaban por la avenida, al verlos de inmediato por instinto trate de taparme con mi abrigo, pero en el último segundo me detuve y orgullosamente mirando hacia el frente, deje que los autos pasaran a mi lado moviendo mi abrigo mucho más y provocando que todo mi cuerpo se expusiera un poco más, de todas formas los autos pasaban rápido así que lo que verían sería algo fugaz, una vez que pasaron me dispuse a cruzar, note un gran árbol al otro lado de la avenida, muy frondoso, pero no muy alto, siempre lo veía de día, pero en ese momento me percaté que podía servirme muy bien para deslizarme desnuda debajo de él.

Así que mirando nuevamente a todos lados, comencé a quitarme el abrigo otra vez, mi respiración estaba muy agitada y sentí mi cara muy caliente, sin duda estaba muy excitada con mi paseo, me quite el abrigo y lo tome con mi mano derecha, empecé a caminar lentamente cruzando toda la avenida desnuda, pensé que ya estando en esa situación solo debía disfrutar hasta el final, así que mi caminata fue muy erótica, meneando mi culito y mi colita de zorra rebotando en mis muslos, pase sin problemas y me oculte bajo el árbol, me apoye con mi espalda en él y al detenerme sentí mi corazón que ya casi sé salía de mi pecho, no podía creer lo atrevida que fui y lo rico que se sintió, lleve mis dedos a mi conchita y estaba muy caliente y húmeda.

Me di unos pequeños toques durante unos minutos que me hicieron temblar del placer, estaba sumamente caliente, me puse el abrigo nuevamente y comencé a caminar entre las calles cercanas al parque, estaba todo muy solitario esa noche, pasaban autos, pero ninguna persona, mientras disfrutaba mi paseo note que había un señor apoyado en su reja justo al lado donde yo estaba caminando, la verdad lo vi cuando ya estaba a escasos metros de él, lo mire instintivamente y lo salude muy tímidamente y con una voz muy bajita, él me respondió el saludo, pero casi sin mirarme, continúe caminando y pensé que quizá no logro verme bien ya que parecía inmerso en sus pensamientos, finalmente llegue al parque, pero antes de acercarme note que había bastantes personas, se veían chicos y chicas jóvenes sentados conversando, alrededor de 7.

Eso me desanimo de pasar cerca de ellos, el parque estaba muy iluminado y mi colita sobresalía un poco por debajo de mi abrigo así que por temor decidí no entrar al parque, decidí que era mejor volver a casa, me había alejado un par de calles sin ropa solo con mi abrigo, además podía volver a cruzar la avenida desnuda así que con esa idea en mente me encamine a casa.

Al volver noté que el señor aún estaba apoyado en su reja fumando un cigarro, pensé fugazmente que quizá ambos podíamos darnos algo de felicidad, el me ayudaría a disfrutar muchas mas mi paseo de noche y yo le regalaría la oportunidad de tocarme todo lo que quiera, camine cerca de él nuevamente, pero esta vez con mi abrigo abierto, lo mire y lo salude muy bajito otra vez, él en esa segunda vez me miró fijamente y me devolvió el saludo algo más trabado, supe entonces que ahora si se había percatado de mi cuerpo desnudo, yo me acerque tímidamente hasta quedar frente a él, mire a todos lados para cerciorarme que no viniera nadie entonces comencé a moverme un poco para que mis tetas bailaran para él, él me miró con ojos sorprendidos, yo me baje el abrigo desde mis hombros dejando toda mi delantera desnuda frente a él, me incline un poco acercándome y empecé a mover mis hombros para que mis tetas siguieran bailando y exhibiéndose para él.

Él me miró a los ojos y me hizo un gesto de apretar con su mano, yo le sonreí asintiéndole con la cabeza haciendo un gesto para que fuera en completo silencio, él entonces puso su mano derecha en mis tetas acariciándolas suavemente, yo no pude evitar un gemido muy suave "aaa…" sentir su tacto fue como una descarga de placer sobre mi cuerpo, mi piel se erizó y yo me sentí en el cielo, él me recorrió las tetas los hombros las caderas, todo con sus caricias suaves, yo me di la vuelta dándole la espalda, deje caer mi abrigo y quede desnuda a su disposición, él sin demora tomo mis nalgas y empezó a masajearlas con dureza, yo por mi parte acariciaba mis tetas y me mordía los labios, estaba siendo tocada por un extraño en plena calle, estaban masajeando mis nalgas sin control, me erguí nuevamente y el hombre continuo sus caricias por todo mi cuerpo, yo me sentí en el cielo nuevamente.

Luego de unos minutos de placer escuche voces que se acercaban, así que rápidamente mire y note que eran aquellos chicos del parque, me separe del hombre, pero fue tan rápido que él chocó con su reja haciéndola sonar bastante, yo me espante, tome mi abrigo sin ponérmelo y empecé a caminar muy rápido, me metí por una calle aledaña para ocultarme, mi corazón continuo latiendo por la adrenalina, me puse el abrigo y decidí volver a casa, había sido un paseo muy rico sin duda, así que no valía la pena seguir arriesgándome aunque cada segundo fuera tan erótico, volví al terreno sin demora, abrí la puerta, me quite el abrigo de nuevo y también me quite las botas, totalmente desnuda otra vez me encamine a casa dejando mi abrigo atrás, abrí mi puerta muy poco y deje mis botas necesitaba volver por mi abrigo, pero no quería que la noche acabara.

Así que totalmente adicta a las sensaciones tan ricas me propuse prolongarlo solo un poquito más así que me puse en 4 y volví por mi abrigo, tome mi abrigo con mi boca y en 4 lo lleve a mi puerta como una perrita, en cada meneo volviendo a casa, solo pasaban por mi mente los momentos tan ricos de la noche, llegue finalmente a casa cerré mi puerta y procedí a masturbarme como una loca, monte mi dildo como una adicta, recordando las caricias de ese hombre desconocido lo puse en el suelo para sentirlo entrarme completamente, mientras me acariciaba las tetas y gemía sin control luego me lo lleve a la ducha para seguir follándome y finalmente continúe en mi cama, hasta que tuve un orgasmo muy intenso que me dejo exhausta, descargue en ese orgasmo toda la tensión y excitación que había acumulado en ese paseo, pude sentir de nuevo sensaciones que tuve en mis inicios, me encanto la nueva experiencia y sin duda quería repetirla.

Acá termina esta anécdota, chicos, un paseo inocente disfrutando de mi exhibicionismo por la calle, pero con mucho más morbo y peligro, sin duda esa noche la recordaré durante mucho tiempo, espero que les guste.

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Solben
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