Al día siguiente de mi encuentro con Paco el herrero, era viernes, fui a trabajar con el ojete dolorido, me escocía, aquella polla no era muy larga pero era gorda y cabezona, me había abierto bien el culo, estuve trabajando todo el día acordándome de ese puto herrero.
Cuando llegué a casa me esperaba mi nuevo asistente, se había puesto una casaca gris oscuro con cuello Mao, manga larga y abotonadura negra, pantalones del mismo color y mocasines negros.
-Buenas tardes Salvador.
-Buenas tardes Einar.
-Vaya, ayer no hablamos nada de uniforme.
-Lo prefiero así, lo tengo de la otra casa.
-Tenía entendido que erais pareja, que lo del contrato de asistente era una manera de protegerte.
-Es cierto Einar pero él lo prefería así, por las apariencias, pocos conocían nuestra relación.
-¿Los zapatos son cómodos?
-Sí, son unos skechers.
-Pues si tienes que reponer vestuario me lo dices, no lo vas a pagar tú.
-No es necesario Einar.
-Sí, si lo es.
Me sirvió el almuerzo, coliflor al horno con ajos laminados y pimentón, tenía un punto picante delicioso, una caldereta de rape y langostinos de segundo y una naranja ya pelada y cortada de postre.
-Todo muy rico Salvador, gracias.
-No hay de que.
-Acuérdate de lo de esta noche.
-Lo tengo todo preparado.
Cuando llegamos al acuerdo, establecimos que su horario de trabajo sería de nueve a diecisiete con una hora para la comida de lunes a viernes y de nueve a catorce el sábado, descansando la tarde del mismo y el domingo, un mes de vacaciones y catorce pagas, yo por las noches, si ceno en casa como poco, una ensalada o un poco de queso o algo de chacina y fruta y me gusta preparármelo a mi, en caso de necesitar sus servicios quedamos en que se lo abonaría como horas extras, y precisamente ese día había invitado a María, mi amiga transexual, a cenar para enseñarle la casa y lo que surgiera y las expectativas eran altas, me había pedido que comprara velas aromáticas.
Llegó puntual y hermosa como siempre, es muy femenina y muy elegante, tiene unas tetas perfectas, ni grandes ni pequeñas, en eso se guio por su cirujano plástico, una melena negra, un cuerpo de ensueño y una polla de dieciocho centímetros que mi culo conoce bien.
La cena perfecta, Salvador nos sirvió una crema de calabacines deliciosa de entrante, unos lomos de lubina a la sal con salteado de setas al ajillo de segundo y de postre una copa en la que se alternaban capas de sorbete de mango y de crema de mango, pasamos al salón, Salvador sirvió un café para María y una copa de brandy Luis Felipe para mí y se retiró.
-¿De dónde lo has sacado?
-Me lo recomendó Ramón.
-¿Cómo lo haces?
-¿A qué te refieres?
-Esta casa, asistente interno, coche nuevo – me acababa de comprar un Audi Q5 -¿Cuánto tiempo llevas de jefe? ¿seis meses? cariño, por mucho que ganes no me salen las cuentas.
-Gano alrededor de ochenta mil al año brutos entre sueldo e incentivos.
-Siguen sin salirme.
-En cuanto al coche, me hacía falta, lo he financiado como todo hijo de vecino, con la venta de mi piso y la casa de mis padres he pagado el chalet.
-Joder, ¿cómo era el piso?
-El piso no, la casa de mis padres, estaba en el centro del pueblo y tenía muchos metros.
-Vaya, eras un niño pijo.
-No – me eché a reír – verás María, mi padre era encargado general de una de las mayores constructoras de este país, además, con mi padrino tenía una empresa que se dedica a comprar viviendas, rehabilitarlas y venderlas y ganó mucho dinero, cuando falleció me dejó las casas, un plan de pensiones muy bueno que yo no quise rescatar, continuo con él, una cuenta corriente bastante saneada y una cartera de valores muy bien gestionada que me proporciona suficiente dinero para no tener que trabajar.
-No me lo puedo creer, ¿y trabajabas de carretillero?
-Sí, me gustaba, me permitía algo que me faltó de niño por la protección de mis padres, relacionarme con la gente.
-Joder.
-La relación con mi padre no fue buena, me tuvieron ya mayores, cuando yo nací mi hermana ya tenía la enfermedad que se la llevó, me crie sobre protegido, cuando entré en la universidad me compraron el piso de Triana que tú conoces, mi novia también estaba en la universidad y se vino a vivir conmigo, ahí empezaron los problemas, mi padre no tragaba a mi mujer.
-¿Por qué?
-En realidad nunca lo supe, con veinte años dejé los estudios, nos casamos y me puse a trabajar, mi padre estalló y me dijo que no me daría ni un duro más, culpaba a mi mujer, estuvimos sin hablarnos mucho tiempo.
-Eso es muy duro.
-Sí, mi madre venía a por los niños y se los llevaba para que los viera. Cuando se jubiló en el dos mil vendió la parte de su empresa a mi padrino, yo no quería saber nada.
-¿Y nunca hicisteis las paces?
-Por desgracia no del todo, murió un año después de jubilarse, cáncer en las vías biliares, se lo llevó muy rápido.
-Vaya tela.
-Mi madre falleció poco después, se fue apagando como una vela cuando él faltó, creo que nunca superaron lo de mi hermana.
Quedamos los dos en silencio, María se acercó a mí, me agarró la cara con sus manos y me plantó un beso en los labios, un beso leve, suave, como una caricia, respondí abriendo mi boca, metí mi lengua en la suya y la abracé apretándola contra mí, sintiendo sus pechos y su cuerpo palpitar, la besé en el cuello, en la garganta, aspirando su aroma.
-Ven.
Se puso de pie y me tomó de la mano, me condujo al dormitorio, cuando le estuve enseñando la casa quiso entrar al servicio y la dejé sola, había colocado las velas que me pidió que comprara en la cómoda y las mesitas de noche, sobre la cama había colocado una gran toalla de baño.
-Siéntate.
Me señaló la cama, la obedecí, encendió todas las velas y apagó la luz, se colocó delante de mí y se quitó el vestido quedando en ropa interior.
-Eres muy hermosa.
Se arrodilló, me desabrochó la camisa y me la quitó, luego el pantalón, los slips y los calcetines dejándome completamente desnudo.
-Tiéndete boca abajo sobre la toalla amor y cierra los ojos.
Me llegó el aroma a rosas, colocó sus manos en mi cabeza, pasó los dedos por mi cabello, tiró suavemente de él, frotó sus dedos en pequeños círculos simultáneamente por mi cuero cabelludo mientras susurraba a mi oído las cosas que me iba a hacer, sentía su aliento cálido en mi oreja, desde allí bajó a mi cuello, se colocó detrás de mi, pasó a mis hombros, una mano en cada uno masajeándome la piel mientras con los pulgares estimulaba los nervios de los omóplatos, sentí el frío del aceite en mi espalda, el aroma a rosas inundó mi olfato, bajó por mi espalda, tomó suavemente cada uno de mis brazos masajeándolos en toda su longitud, frotó el dorso de mis manos con sus nudillos y y giró cada uno de mis dedos dentro de su puño cerrado, movió sus manos a mis nalgas apretándolas y pellizcándolas, me hizo abrir las piernas, jugó con mi perineo y trazó círculos alrededor del ano, introdujo un dedo en él.
-Ohhh dios María, como me tienes.
-Shhh, calla, amor, relájate.
Mi culo pedía a gritos algo mas, movía su dedo suavemente, introdujo otro mientras su otra mano acariciaba mi perineo y mi pene.
-Mmmm María.
Bajó por mis piernas masajeando la parte interna de mis muslos hasta llegar a los pies, frotó las plantas, los talones y los tobillos, chupó y mordisqueó los dedos.
-Ponte boca arriba, amor.
Me di la vuelta, se había desnudado por completo, puso aceite en mi pecho y continuó con el masaje con trazos largos y pausados hasta llegar a mi pene que estaba ya erecto y duro como una piedra, la agarró con una mano pajeándola lentamente mientras con la otra masajeaba suavemente mis testículos y se movía hacia afuera a lo largo del interior de mis muslos, alternaba su movimiento explícito sobre mi polla con una técnica de masaje más suave para alargar ese instante, disfruté del momento en que las yemas de sus dedos recorrían el interior de mis muslos despertando en mi una infinidad de sensaciones y su lengua se escondía entre mis nalgas hasta engullir mis bolas en su cálida boca mientras mi cuerpo se estremecía de placer, varias veces me tuvo a punto del orgasmo para dejarme ahí.
Subió hasta mi boca, con uno de sus dedos recorrió mis labios, volvió a recorrerlos con la punta de su lengua, abrí mi boca y la recibí, mordió levemente mi barbilla y bajó besando por mi cuello hasta mis pezones, los mordió, lamio y chupó arrancándome gemidos de placer, mi cuerpo era un volcán de sensaciones a punto de explotar, bajó recorriendo con su lengua mi vientre hasta mi ombligo, se entretuvo allí jugueteando y prosiguió hasta mi polla que se metió entera en la boca.
-Diosss María.
Inició una felación lentamente, sus labios llegaban hasta mi pubis mientras chupaba mi pene como si estuviera mamando, sus manos masajeaban mis huevos y acariciaban mi perineo y los alrededores de mi ano estimulándolo.
-Oohh María mi amor.
El placer inundaba mi cuerpo, su boca se había apropiado de mi miembro y yo ya no aguantaba más.
-Me corro mi amor, me corro.
La rigidez de mi cuerpo la avisó, sacó mi pene quedándose solo con el glande dentro de su boca, tragó la primera descarga que solté y después dejó que las siguientes salieran por sus labios extendiendo mi semen por todo el tronco de mi polla, mis huevos y mi ojete con sus manos.
-Oh María María.
Tomó mis piernas y me las llevó sobre el pecho dejando mi esfínter descubierto, colocó la punta de su hermosa polla contra el y apretó, venció con facilidad su resistencia y suavemente me la metió.
-Mmmm, ha entrado entera mi amor.
-Siiii María.
Abracé su cintura con mis piernas, ella apretó sus tetas contra mi pecho besándome y metiendo su lengua en mi boca mientras que su miembro, dentro de mi, se clavaba en mis entrañas con sus golpes de pubis.
-Ah ah ah –notaba su aliento cálido en mi cuello.
-Einar, cariño, esta noche eres mío. – me hablaba, susurrándome al oído.
-Soy tuyo, si.
Se incorporó, abrí las piernas todo lo que pude, ella me agarró por los tobillos y comenzó a meter y sacar su polla de mi culo, despacio al principio para ir subiendo el ritmo.
-Ah ah ah María, que rico, ay.
-Plaf plaf.
-Sí siiiiii.
-Plafplafplaf.
-Oh María, oohh.
-Me voy a correr amor, me voy a correr.
-Sí cariño, córrete, lléname el culo de tu leche.
-Oh papi ya, ya yaaa
Noté que se venía en la tensión de sus músculos, apreté el esfínter alrededor de su miembro, sentí las contracciones cuando largó su lefa dentro de mi culo, comencé a masturbarme.
-Sí amor, quiero ver como te pajeas con mi polla dentro de ese culo que tienes.
-Ay María ay
-Sí amor, sigue, sigue.
-Ah ah ah.
-Sí cariño si.
-Ohhh.
Comencé a eyacular, mi semen cayó sobre mi vientre, María sacó su polla que ya empezaba a menguar, limpió la mía con la lengua, recogió la leche que manchaba mi vientre y me besó en la boca, me pasó parte de ella y me la tragué, después nos quedamos dormidos abrazados.