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No puede haber dos machos alfa, pero si dos hembras
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Relato anterior, "Soy la putita de mis dos pervertidos amigos", dejo el enlace al final del relato.

En el relato anterior les conté mi rutina como putita de mis dos roomies, Pablo y Luis, una rutina que se repitió aproximadamente cuatro o cinco meses, donde me dieron con todo y me hacían gozar al máximo, dejándome exhausto pero feliz, mi colita estaba siempre sensible, palpitante y un poco abierta, con un ligero hormigueo que me hacía recordar sus cogidas, ya me había acostumbrado a las cogidas de ambos machos.

Sin embargo, todo estaba a punto de cambiar, una noche en que ambos llegaron a mi cuarto para cogerme, ya me había cogido Pablo y era el turno de Luis y me estaba cogiendo en la posición de misionero boca arriba, como una nenita con la piernas bien abiertas, Pablo tan cachondo como era y siempre buscando nuevas experiencias, empezó a besar las nalgas de Luis.

Luis se puso tenso, dejó de embestirme y protestó:

– ¿Qué haces Pablo?, me desconcentras.

– Vamos, relájate, he visto que Ariel te besa y muerde las nalgas y se me antojó hacerlo, no pasa nada.

Era verdad, Luis tenía un culito pequeño pero redondito y me gustaba mucho, así que se lo besaba, lo lamía y en ocasiones le daba pequeñas mordidas en las nalgas, Luis se dejaba hacer y era notorio que le gustaba que lo hiciera.

– Si, pero no es lo mismo, Ariel es la putita y siento que es una hembra quien me las besa, contigo es extraño.

– Anda, imagínate que es Ariel quien te las besa, no notarás diferencia, solamente quiero experimentar que se siente, nada más, relájate, no pasa nada.

– Después te aguantas cabrón, no vayas a decir nada si me desquito, no me gusta, siento raro.

Pablo insistente como era, no dejó de besar las nalgas de Luis, hasta que Luis se rindió y regresó a embestirme, ignorando los tocamientos de Pablo, quien al ver que no se resistía acarició libremente sus nalgas, Luis tenía la verga durísima y me embestía duro, por lo que imaginé que estaba disfrutando las caricias de Pablo, quien era un experto en esos menesteres.

De pronto otra vez Luis se tensó y dejó de embestirme, protestando:

– Que haces hijo de Puta, no te pases, respétame.

– Vamos, es sólo un dedito, no pasa nada, te estoy poniendo lubricante para tocar tu punto G, en los hombres es la próstata y se logra alcanzar por el culo, vas a acabar como nunca.

– Cabrón, me desconcentras, no me gusta y me arde un poco, no te vayas a quejar si te hago lo mismo, cabrón.

Y se dejó hacer, se le había bajado un poco la verga, pero nuevamente se le puso durísima, señal de que estaba disfrutando, Pablo siguió trabajando el culo de Luis con el lubricante, al cabo de un rato, lo oí jadear con la boca abierta, supuse que ya le había metido dos dedos, y así fue, porqué se quejó.

– Cabrón ya me metiste dos dedos, ¿qué te pasa?, sácalos, me arde, me lastimas, no soy puto.

– Es para poder frotarte la próstata aguanta, vas a correrte como nunca.

No le sacó los dedos, Luis aunque se quejaba inexplicablemente no ponía resistencia, seguramente no lo estaba pasando tan mal, se relajó y empezó a cogerme con todo, más duro, más salvaje, me la metía profundo y con una cara de gozo muy especial, se notaba a leguas que estaba disfrutando del masaje prostático que le estaba dando Pablo, de pronto veo que Pablo se levanta, en su boca se dibuja una sonrisa lujuriosa y perversa, me hace un guiño con un ojo, y enseguida toma a Luis de las caderas y Luis pega un grito desgarrador, le había ensartado la verga.

Luis se intentó zafar pero físicamente era muy inferior a Pablo, por más que pataleaba y gritaba, éste lo tenía bien sujeto de la cintura y empujaba su espalda contra mi cuerpo, no le permitía escapar, lo inmovilizaba sin demasiado esfuerzo.

Me espanté y me puse muy nervioso, mi corazón empezó a palpitar con fuerza, parecía que se me iba a salir del pecho, no pensé jamás que Pablo fuera capaz de violar a Luis y de qué forma, Luis gritaba y forcejeaba con todas sus fuerzas tratando de librarse, era algo aterrador, estaba presenciando una violación auténtica, la verga de Luis se había salido de mi culo en el forcejeo y se había reducido a su mínima expresión.

– Aghh, ay, hijo de puta, sácamela, eres un desgraciado, maldito, me lastimas, ayyy, me estás rompiendo el culo, me partes, no soy puto infeliz.

Pablo ignoraba los reclamos y gritos desgarradores de Luis, al contrario, parecía que lo disfrutaba, estaba saliendo el lado más sádico de Pablo, se notaba que estaba disfrutando violar a nuestro amigo, tenía una sonrisa perversa y lo seguía empujando contra mi cuerpo, sentía el cuerpo tenso de Luis contra el mío.

– Relájate y gozarás, se me antojó tu culo y desde hace semanas tenía la fantasía que sería mío, creo que si a Ariel le gusta mi verga, a ti también te encantará, afloja, porque allá te va entera.

Lo volvió a embestir duro y Luis dio otro grito espeluznante, le había enterrado la verga hasta los huevos, las muecas de dolor eran impresionantes, un sudor frio recorrió su frente y gruesas lágrimas salieron de sus ojos, se notaba su sufrimiento, me rompió el corazón, era desgarrador ver a un macho llorar, no podía creer el nivel de sadismo de Pablo, estaba descargando todos sus bajos instintos en Luis y era inmune a todo el sufrimiento que causaba en nuestro amigo, por un momento odié a Pablo, era inaudito lo que estaba haciendo, Luis lloraba y respiraba en forma agitada, como si le faltara aire, sentí mucha compasión por él, estaba sufriendo mucho, me uní a las súplicas de Luis, le rogué a Pablo que lo soltara, que no lo lastimara, pero era inútil, así que traté de confortar a Luis, lo abracé contra mí cuerpo y con mi mano limpié su sudor y las gruesas lágrimas que recorrían sus mejillas, lo tomé de la cabeza y acaricié su pelo como si tratara de consolar un bebé, sentía su cuerpo muy tenso y eso no ayudaba:

– Tranquilo Luis, si tratas de relajarte disminuirá el dolor, afloja el cuerpo, es lo mejor, el dolor será más soportable, terminará más pronto, es mejor no resistirse, si tensas el cuerpo te va a lastimar más, no lo hagas, aguanta y ten paciencia, pronto acabará y terminará el sufrimiento.

Me hizo caso y trató de relajarse, aflojó su cuerpo entregándose resignado a esperar que pasara el mal momento, se dio cuenta que no podía hacer otra cosa, era imposible liberarse, sentía los embates de Pablo a través del cuerpo de Luis, ya que en cada embestida daba un respingo hacia adelante y un grito salía de su boca junto a una bocanada de aire, poco a poco los gritos bajaron de intensidad y dejó de maldecir a Pablo, los embistes de Pablo arreciaron y Luis empezó a gemir y jadear, pero esos gemidos y jadeos ya no eran de dolor, al contrario empezó a disfrutar la cogida de Pablo, las muecas en su cara eran de placer, exhalaba aire en cada embestida y abrió más las piernas, entregándose completamente, su espalda se arqueó parando el culito, permitiendo que las estocadas fueran más profundas.

Pablo al ver la nueva actitud de Luis, todavía se atrevió a decirle:

– Sabía que te iba a gustar, tu culito ya es mío, ya eres mi hembrita, me encantó desvirgarlo, soy tu primer macho y recordarás esta cogida toda tu vida, que culito tan apretadito, que rico es desvirgar un culito, ufff, como aprieta mi verga, te lo estoy abriendo y estrenando.

Cabrón, pensé, aparte de sádico, todavía lo provocaba, lo mínimo que le va a pasar es que Luis lo va a correr a la chingada, recordando que gracias a Luis vivíamos allí.

Luis siguió gimiendo y empezó a acompañar los movimientos de Pablo, nuevamente se le paró la verga y apuntó a mi culo, me dio una estocada profunda que me sacó un gemido intenso, me la enterró hasta los huevos, ahora se movían en forma sincronizada, los embistes se fueron haciendo más frenéticos, la verga de Luis golpeaba mi próstata sin descanso y me olvidé de todo, me relajé y empecé a disfrutar la cogida, era muy morboso que Luis me estuviera cogiendo mientras a su vez era cogido por Pablo, mi cuerpo se retorcía de gozo en cada embiste, busqué la boca de Luis, para darle un beso ardiente, justo cuando embiste profundo y empieza a gruñir como un oso, su verga se ensanchó y explotó dentro de mi culo, chorros y chorros de su ardiente semen inundaron mis entrañas, creo que nunca se había corrido tanto, cayó sobre mi cuerpo desfallecido, sudoroso, con su verga todavía dentro de mi culo, Pablo lo seguía embistiendo, el vientre de Luis quedó sobre mi verga y los embistes de Pablo ocasionaban un vaivén del cuerpo de Luis friccionando deliciosamente mi verga, a pesar de la corrida su verga seguía dura, pulsando mi próstata, ya no pude aguantar más y retorciéndome de placer acabé, espasmos recorrían mi cuerpo, mi culito se contraía exprimiendo todavía más la verga de Luis, pocos segundos después dio otro gemido profundo y tensó su cuerpo, Pablo estaba estallando dentro del culo de Luis, llenándolo de su leche espesa y calientita, la leche de Pablo escurría por el culo de Luis y llegaba a mis huevos y nalgas, caímos los tres desfallecidos y nos quedamos dormidos con nuestros cuerpos entrelazados.

Al otro día desperté solo, ambos se habían marchado, descubrí en las sábanas una pequeña mancha de sangre, señal inequívoca de que lo vivido no había sido un sueño, era la prueba del desfloramiento de Luis.

Estaba expectante del curso que tomarían las cosas, ¿Luis correría a Pablo por lo que le hizo?, ¿ intentaría vengarse?, ¿me correría a mí también por ser testigo de su violación?, pero para mi sorpresa a partir de ese día Luis fue teniendo un cambio gradual, al principio seguía cogiéndome como siempre, pero también buscaba a Pablo para que lo cogiera, poco a poco dejó de cogerme e incluso a veces me pedía que fuera yo quien lo cogiera, si bien cuando estoy con un macho, me gusta tomar el rol de hembra, el pequeño culito de Luis era muy apetecible y no tuve reparos en cogérmelo, realmente parecía el culito de una nena adolescente, chiquito, suavecito, sin ningún pelito y redondo.

Así que ahora Pablo tenía dos putitas para cumplir sus deseos, sus juegos eróticos, sus perversiones.

Llegaba de la escuela o de jugar, se desnudaba y ahora, si estaba presente Luis, nos ponía a los dos a mamarle la verga alternadamente, metía su verga en la boca de uno hasta la garganta y luego al otro, le enseñé a Luis a ahuecar la boca para que le entrara más profundo la verga de Pablo, poco a poco nos fuimos sincronizando, para que mientras uno le mamaba los huevos el otro le mamaba la verga, al final, cuando ya se iba a correr, era común poner nuestras caras juntas y restregar su verga contra nuestras caras, azotarlas con su verga y explotar en nuestras caras, lanzando sus chorros de leche a la cara de ambos, un chorro de leche a uno y después al otro, era excitante sentir el chorro de leche ardiente en la cara y a Pablo le excitaba ver nuestras caras chorreando, le gustaba tenernos a su disposición, desnudos y acariciarnos a su antojo.

Las cogidas de las noches se volvieron de tres, excepto los viernes, que seguía sin dejarme coger, para reservarme a mi novia, pero eso ya no importó, Luis dejó de viajar los viernes a solicitud de Pablo y ahora era su putita particular ese día, los escuchaba gemir desde mi habitación, pobre Luis pensaba, al dejarlo sólo ante semejante macho, Pablo sometía a mi amigo a su antojo, pero en el fondo sabía que Luis gozaba con sus cachondeces y no fueron pocas las veces que me masturbé escuchando sus gemidos.

Nos sometía a sus fantasías, en ocasiones nos traía ropa interior de nena y nos hacía vestir así, hacíamos actos "lésbicos" como dos hembras para complacer a nuestro macho y luego nos cogía a ambos, nos ponía en cuatro, uno al lado del otro con el culito levantado y nos chupaba el culo en forma alternada, mientras dedeaba al otro, y así nos hacía gemir, abriendo nuestros culos al mismo tiempo, dilatándonos, prepararnos para ser ensartados, Luis y yo nos besábamos como putas, y así nos iba ensartando en forma alternada, dedeando el culo que se quedara vacío y así nos cogía a ambos, estocadas profundas, hasta los huevos, que nos hacían gritar de placer, hasta que acababa en el culo que le tocara, como era tan cachondo por lo general tenía leche para ambos, así que recordaba a quien le había dado leche primero para en la segunda ocasión estallar en el culo del otro, para que "no nos peleemos", o bien le gustaba también que uno se subiera encima del otro y coger ambos culos en forma alternada, el culito de arriba y el de abajo.

Otra cosa común eran los trenecitos, Pablo siempre era el "cabús", y Luis y yo intercambiábamos posiciones, si me tocaba ser el primero recibía la verga de Luis y éste la de Pablo, sentía los embistes de Pablo sobre Luis y éste me enterraba la verga en el mismo embiste, como si Pablo traspasara el cuerpo de Luis y me penetrara, pero mi posición favorita era la de en medio, así sentía directamente la verga de Pablo abriéndome y embistiéndome duro, mientras disfrutaba del apretado culito de Luis, y esa posición fue volviéndose la más rutinaria, Luis cada vez tenía una actitud más pasiva, ya era yo quien lo penetraba a él.

Otra más de sus posiciones favoritas era ponernos a Luis y a mí haciendo un 69 mamándonos nuestras vergas y Pablo yendo de un culito a otro, era delicioso estar mamando una verga dura mientras a su vez te maman la verga y te penetran o bien sentir los embistes de Pablo a través de la verga de Luis cada que lo penetraba y su verga se hundía en mi boca en cada embiste y Luis mamándome la verga, y así hasta terminar, recibir una descarga de leche en el culo, mientras a su vez descargar en la boca de Luis, y saborear la leche de Luis en mi boca, era lo máximo del placer y morbo.

Esa fue nuestra rutina unos cuatro o cinco meses, hasta que nuevamente hubo un giro inesperado en la relación, pero eso se los cuento en el siguiente relato.

Espero sus comentarios al correo [email protected].

Relato anterior:

Soy la putita de mis dos pervertidos amigos

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