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No hay agenda con el urólogo
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Tiempo de lectura: 5 minutos

¡No hay agenda! Me respondía la señorita asesora del centro de salud a la solicitud de una cita con el médico el especialista el Urólogo, lo cual no era de extrañarse. Lo sorprendente seria que después de dos horas de camino y otras tres horas de espera para llegar el turno de atención me dijeran “Si Don Ricardo su cita para cuando la quiere” pero esa respuesta nunca la había escuchado y hoy no sería la excepción.

Por lo que me retire calmadamente por una sencilla razón, la sonrisa de la señorita asesora que muy gentil y toda linda se disculpaba mientras me informaba el inconveniente, se llamaba Alexandra y su gentileza estaba en vuelta en una dulzura que era imposible para mi disgustarme con ella, además su juventud me hacía admirarla aún más, detallándola era una mujer de unos 28 años, de cabello largo negro igualmente delgada con una piel blanca y fresca propia de su juventud que me hacía imaginar su suavidad. Tal vez por eso el ir a pedir una cita se había convertido en un plan, que aunque desagradable por el resultado, era un recreo para el ojo porque no era la única chica bonita tan bien había otra asesora que se llamaba Lady Katherine quien se robaba más de una mirada por su cuerpo armonioso.

Una señorita de unos 23 años, de cabello largo con iluminaciones, piel blanca y más bien alta, pero sus mayores atributos que no pasaban desapercibidos a pesar del uniforme era una contorneada cadera que hacia babear a más que un paciente. Y particularmente cuando me había tocado su atención de Lady Katherine me había me enfocaba en ver su blusa y no precisamente porque fuera bonita la blusa sino porque hacía ver unos generosos pechos que además entre botón y botón en su torso se hacía una pequeña abertura que permitía ver algo de su brasier blanco lo cual se me hacía agua la boca. Sin embargo Lady Katherine era un poco más seria que Alexandra o más bien presumida, era evidente que le gustaba llamar la atención por lo que era algo coqueta en su andar por los pasillos del centro de salud, generando una que otra mirada morbosa que no a muchas mujeres les caía en gracia.

Volviendo a mi realidad me devolvía nuevamente a mi vereda en el campo sin la cita asignada como muchos otros pacientes, aunque a diferencia de la mayoría se podía decir que me devolvía un poco revitalizado como si me hubiera tomado a mis 57 años un par de pastillas de viagra, el problema es que no tenía con quien desfogar esa lujuria, solo con una masturbada a solas imaginando como seria fornicar con Alexandra y Lady Katherine dos terneritas que ameritaban ser parte de mi ganado de crianza. Y es que a pesar de mis años aun la herramienta estaba funcionando, solo que pedía a gritos una piel joven, delicada que pudiera acariciar con mis manos grandes y ásperas causadas por mi trabajo duro.

Así pasaron varias idas y venires al centro de salud una veces me tocaba Alexandra otra veces Lady Katherine pero el día malo era que me tocara otra asesora o lo peor que me tocara un hombre esos días me tocaba conformarme con verlas a la distancia, sin embargo por fin el día menos pensado me asignaron la cita con el Urólogo para el dentro de un mes y menos mal no es que estuviera enfermo sino era el típico chequeo de rutina a mi edad. Así fue que espere mi mes que se me hizo eterno porque ya no tenía excusa para pedir turno en el centro de salud para ver a mis musas de mis fantasías sexuales pero llego el día y muy ansioso me fui para el centro de salud, al llegar una aglomeración de pacientes más que de costumbre muchos de los cuales estaban exaltados gritando improperios contra los trabajadores entre los que estaban mis terneritas lindas que calmadas que hacían lo que podían por seguir trabajando.

Yo entonces me puse a esperar mi llamado enfrenté al consultorio mientras a bajo en el primer piso se escuchaba los insultos y protestas de los pacientes que en su mayoría eran de extracción humilde que solo tenía esta opción poco onerosa para ser atendidos en el sistema de salud. De repente se escucharon ruidos fuertes por lo que asome a las escaleras donde me di cuenta que la situación se salió de control las personas lazaban objetos y empezaron el vandalismo del centro de salud, una inmensa muchedumbre se había apoderado del recinto y entre la anarquía observe desde el segundo piso que Alexandra se escondía en un armario, mientras que Lady Katherine se convirtió en un objetivó de una turba de machos en su mayoría viejos que pretendía ultrajarla porque comenzaron a corretearla pero Lady Katherine ágilmente esquivo hasta subir al segundo piso en donde rápidamente actué y le dije; “Lady Katherine aquí” y termine adentro de un consultorio encerrado con Lady Katherine y la turba afuera tratando de entrar era evidente que no por mucho íbamos a resistir, y ella solo me dijo; “Gracias! Don Ricardo. Y ahora qué hacemos?” a lo que no supe que responderle porque solo era cuestión de tiempo para que rompieran la puerta y entraran para abusar de Lady Katherine, sin embargo ella vio el teléfono y marco para pedir auxilio al quien le dijo al otro lado de la línea bastante alterada; “Ayúdenme rápido que unos hombres se tomaron el Centro de Salud y me quieren Violar ahora!”.

Esas palabras hicieron clip en mi cabeza y pensé; “Lady Katherine ya sabe que la van a violar, y porque no puedo ser el primero en su destino” y entonces tome por primera vez el primer turno en atención y me acerque por detrás de ella mientras seguía dando información por teléfono y con la mirada lujuriosa clavada en su cola provocadora y paradita la tome rudamente del cabello solo dándole tiempo decir sus últimas palabras por el teléfono “Me violan” para doblarla a la fuerza contra la camilla del consultorio y a pesar que trato de forcejear Lady Katherine le ganaba en fuerza por lo que fue fácil arrancarle su blusa donde todos los botones brincaron, luego aún más fuerte y rápido le quite el pantalón dejándola en solo ropa interior para ese momento ya estaba deleitándome manoseando su piel fresca y suave mientras que ella no paraba de gritar “Don Ricardo por favor déjeme” “Deténgase!” pero los gritos de afuera del consultorio de la turba que decían; “Suelten a esa perra!” “Es hora de castigarla” me animaron apurarme con el rejoneo y brioso le quite sus tangas blancas corneándola con mi verga que la hizo pronunciar sus primeros gritos agudos, que solo me llenaron de ímpetu para penetrarla desarrollando un empuje frenético que en segundos se doblego la ternera lo cual me dio tiempo de coger, espichar y saborear sus tetas que eran firmes voluminosos de pezón grande que solo fue cuestión de voltearla para chupárselos, para ese momento ella trataba de resistirse pero era solo meterle más fuerza e intensidad al hundirle mi verga para que ella se entregara y comenzara a gemir borrando sus lágrimas de su rostro y teniendo un orgasmo la cual la hizo retorcerse apunta de espasmos como una ramera, dándome la satisfacción completa y además de llenarla apunta de una eyaculación apoteósica que no había tenido en 57 años.

Y justo a tiempo porque la puerta cedió y de inmediato que sacaron de encima de Lady Katherine que aun aturdida por mi embestida fue literalmente devorada por la turba de machos. Yo solo me subí el cierre vi la ropa interior de Lady Katherine tirada en el suelo la cual recogí como recuerdo y medio de la algarabía escuche a Lady Katherine decir; “Basta! No más!…” Y luego al bajar las escaleras escuche su grito agudo y profundo que retuvo el centro de salud y no era de un pinchazo de jeringa sino de verga era un hecho “La había penetrado otra vez. En ese momento las cosas en el primer piso aún no se calmaban estaban robándose las cosas, mientras yo muy sediento me fui al baño a tomar agua para recuperar fuerzas y al mirarme al espejo del baño me acorde de Alexandra sin mucho pensar me fui a la farmacia que estaban también robando y encontré un viagra el cual consumí ahora tenía una nueva ternerita por capturar lo cual tenía la ventaja de saber dónde estaba escondida, y muy sigilosamente aprovechando el desorden me fue al armario donde estaba Alexandra y le dije; “Alexandra vamos es hora de irnos” pero fue salir del armario cuando se percató que era imposible y ala tratar de devolverse vorazmente la tomo entre mis brazos mintiéndome a dispensario donde al ser más chica que Lady Katherine me resulto aún más sencillo dominarla y con mucho placer a pesar de que con dulzura y algo de ingenuidad aun Alexandra me decía; “Don Ricardo que hace?” a lo cual le respondí; “Voy apropiar tu cuerpo Alexandra” lo cual la altero pero impero mis ganas y con arrojo le arranque cada prenda hasta dejarla desnuda permitiéndome lamer su cuerpo su piel delicada la cual me excito pronto para castigarla con mi herramienta que erguida se clavó en la humanidad de Alexandra la cual no le quedó más remedio que ceder a mis caprichos, segundos que fueron muy fogosos hasta que termine y solo fue cuestión de recoger sus interiores mientras Alexandra solo lloraba desconsolada para marcharme al llegar a la sala de espera me encontré con algunos que habían terminado en el consultorio de arriba con Lady Katherine y me decían irónicamente; “Que buen servicio el que se prestó en el consultorio de arriba” “Toda una profesional” refiriéndose al servicio prestado por Lady Katherine, a lo que conteste también sarcásticamente; “Por fin hubo agenda abierta y aquí abajo Alexandra también tiene agenda” y en menos de nada los pacientes fueron a pedir turno con Alexandra también, mientras que yo me marchaba entre el alborotó a mi vereda pensando; “Valió la pena esperar por esa agenda con Alexandra y Lady Katherine, creo que ya no necesito chequeo con el Urólogo” y luego pensé; “Y qué tal que las haya preñado?”.

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