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Navidad en familia (parte 1)
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Estábamos de vacaciones en casa de mi abuela, era diciembre y navidad estaba próxima, este año estaríamos todos los nietos puesto que la mayoría de mis tíos estaban presentes. Este año estaba reunida la mayoría de la familia, yo al ser hija de uno de los hijos mayores(mi padre) compartía una buena relación con mis tíos más jóvenes, entre ellos estaba Rene, no tenía mucho de conocerlo ya que él había estado fuera del país durante 20 años, y había regresado hacía poco tiempo pero aun así había logrado llevarme bien con él pese al poco tiempo que teníamos de conocernos, es un gran hombre, muy trabajador, tranquilo que tenía un gran sentido del humor, cada vez que hablaba sobre algún tema demostraba la gran experiencia qué tenía en la vida y eso me impresionaba muchísimo.

Poco a poco comenzamos a ser más cercanos, nuestras conversaciones eran más fluidas y de temas cada vez más profundos. Al pasar los días esperaba el momento del día en que regresara de trabajar para poder estar con él, me agradaba muchísimo, no en un mal sentido, por lo menos no en ese momento.

A menos de 5 días de navidad, los días comenzaron a ser más pesados puesto que al ser una gran familia, la cena necesitaría de mucha planeación, aún con todo eso no podía dormir de pensar en lo tedioso qué sería el siguiente día; eran las 3 de la mañana y yo no podía dormir, me desespere y salí a tomar aire, camine un poco, me senté en el patio a observar el cielo, camine de un lado a otro, tenía miedo de despertar a alguien así que me aleje un poco más, al cabo de unos minutos de caminar en la obscuridad escuche la voz de mi tío Rene.

—¿Qué haces tan noche acá?

—Oh! Disculpa te desperté, no puedo dormir y salí a caminar un poco.

—No, no estaba dormido, también tengo problemas para conciliar el sueño.

La plática continuó en nosotros desahogándonos sobre el porque no podemos dormir y terminamos hablando sobre lo que haría regresando a mi casa.

Comencé a temblar, tenía frío pero quería seguir hablando con él así que trate de disimular lo pero se dio cuenta.

—¿Tienes frio? Ve a dormir

—No, para nada, esta entretenida la conversación, además no tengo sueño.

—¿Segura?

—Claro, claro.

Seguido, sin pensarlo se quitó su suéter y me lo puso.

—Úsalo, no quiero que te resfríes.

Me puse el suéter y continuamos platicando, después de un tiempo noté un olor qué provenía del suéter, olía muy rico, me gustaba. Me sonroje de pensar en que ese era su olor, desvíe mis pensamientos y seguimos platicando, hasta que lo vi bostezar, y por impulso bostecé seguido de él.

—Vamos a dormir —me dijo.

—¿Ya, tan pronto?

—Ya es tarde

Torcí mi boca y apreté la nariz, el solo se rio de mi expresión y me soltó una palmada en mi espalda, entendí que él ya tenía sueño, así que nos fuimos caminando de nuevo a la casa, antes de entrar a mi cuarto le di las gracias por acompañarme y el solo me sonrió, me dijo buenas noches y me abrazo como despedida, pero yo no esperaba tal gesto, así que cuando vi que sus brazos se abrieron no supe que hacer, y me quede en una posición un tanto incómoda para poder abrazarlo, mi pierna quedó atravesada entre las suyas, pude sentir que tenía el pene erecto, me sorprendió bastante y me quede sin saber que decir, me abrazo fuerte y se alejó, yo me metí a mi cuarto aun con la sensación extraña del abrazo y de lo que había tocado mi pierna.

Me acosté sin saber que acababa de pasar, pensamientos comenzaron a surgir, entre ellos la duda del porque estaba erecto, tanta fue mi concentración en eso, que no me di cuenta que me había olvidado de regresarle el suéter, cuando el olor me hizo darme cuenta, me levante y corrí a su habitación, toque la puerta y abrió sin camisa.

Mierda, tenía un cuerpo tan marcado y no pude evitar sonrojarme.

—Se me olvidó devolverte el suéter —le dije con voz baja.

—Descuida, mañana me lo das, no quiero que te enfermes por quitarte el suéter.

—Está bien, entonces, descansa.

Sonrió y cerró la puerta, camine despacio a mi habitación tratando de alejar todos los malos pensamientos qué me estaban surgiendo, camine más rápido y entre. Me acosté nuevamente. Podía sentir el pulso de mi corazón latiendo fuertemente, estaba muy confundida, me había gustado lo que vi, de hecho, era bastante bueno, el olor no ayudaba mucho a disipar los pensamientos, sacudí la cabeza y me dormí.

Amaneció y no lo vi por la mañana, ya qué había salido temprano a trabajar, trate de olvidar lo que había pasado y pensé que simplemente fue un momento chistoso, continue con mi día y al atardecer llego el, lo salude normalmente y le entregue su suéter, todo marchaba bien, le dijeron sus hermanos qué él debía encargarse de la bebida de la cena por lo que me pidió que lo acompañará a la ciudad a comprar lo que tomaríamos en navidad, yo accedí con alegría, sabía que cada vez que salíamos terminábamos pasando a comprar algún cóctel y eso era lo que necesitaba.

Se llego el siguiente día y salimos por la tarde, llegamos a una tienda de conveniencia y compramos algunas botellas de vodka, cerveza, vino y tequila entre refrescos y jugos para preparar algún cóctel en casa. Como lo esperaba me invito a pasar por unas bebidas y yo accedí sin titubear.

Llegamos a la cantina y pedimos un cóctel cada quien, bailamos un poco y volvimos a pedir otro cóctel, el ambiente era bueno, y la música variada así que cuando llego el turno de la bachata ya teníamos algunas copas encima, no era la primera vez que bailábamos juntos este género, pero esta vez se sintió distinto. El tomo mi cintura con fuerza y me pego a él más de lo normal, la música comenzó y nuestras miradas se cruzaban en cada vuelta, cada vez que mi cuerpo se pegaba al suyo podía leer en su rostro qué la pasaba genial.

Entre risas y arrimones, su mano bajo un poco más de mi cintura, supuse que era por el efecto del alcohol y las vueltas, no me importó, subí mis manos a su cuello y quedamos de frente, nos reíamos cada que nos pegábamos más, sentía su aliento alcohólico qué me indicaba qué había bebido demasiado.

Después de algunas canciones nos sentamos nuevamente a tomar algo, esta vez opte por algo suave pero el pidió un trago solo, le pregunté si se sentía bien para manejar y el me contesto qué si, pero sabía que sería un peligro para la sociedad, salimos de la cantina y le pedí las llaves, el sólo se rio y me las entrego, me subí al auto y comencé a manejar hacia la casa de mi abuela, todo el camino fuimos cantando y riendo, a punto de llegar al pueblo me dijo que me detuviera, creí que iba a vomitar pero solo fue a la cajuela a sacar una botella qué habíamos comprado para la cena, y la destapó. Yo le pregunte si no estaba muy ebrio y me movió la cabeza respondiendo:

—Estoy muy consciente de lo que está pasando a mi alrededor.

Seguí manejando, y al llegar al pueblo me comentó que fuéramos a dar una vuelta, que aún no quería llegar, anduvimos por algunas calles hasta que llegamos a un mirador, detuve el auto y bajamos. El dejo la botella adentro y se recargo en la parte frontal del coche, le seguí y me recargue alado de él, pero las cadenas qué traía mi falda sonaron en el carro, me levante enseguida, no quería rayarlo él se percató y me dijo:

—¿Qué paso?

—Ah nada, solo que los adornos de mi falda podrían rayar tu carro. — El me miro y levantó una ceja y sonrió, señaló su lado izquierdo el cual tenía un golpe y estaba rayado.

—Oh, bueno igual no quiero rayarlo más.

—No importa, tu siéntate.

—Mejor me siento acá donde ya está rayado. — camine hacía su lado izquierdo, me volteé y cuando me iba a sentar sentí su pierna debajo de mi trasero. Me enderecé y volteé hacia atrás para sentarme bien.

—Uy perdón, no le atine.

—¿No serás tú la ebria?

—Ha-Haha, no, no me emborracho con tan poco. —Nuevamente la cadena de mi falda sonó y me volví a levantar.

—Mejor me quedo parada.

—¿Por qué traes esa falda tan fea?

—Disculpa?! ¿Qué tiene de fea?

—Todo, está muy larga, tiene esas feas cadenas y el color no me agrada.

—Y que pretendes qué haga?

—Quítatela

—No puedo, no traje ropa para cambiarme

—Mmm bueno, a ver ven siéntate acá, así no rayas el carro.

Me enseñó su pierna, y sin saber porque accedí, y me senté en ella, pero el largo de mi falda se atoraba en la placa de enfrente así que me acomode quedando casi encima de su entrepierna, me abrazo de la cintura y seguimos platicando, a decir verdad, la plática era bastante amena, había olvidado que estaba sentada encima de él, comenzaba a oscurecer así que le dije que era mejor que nos acabáramos esa botella.

El solo rio y me pregunto si lo quería emborrachar, yo reí y le pregunte qué ganaría yo con eso, el solo levanto los hombros y siguió riendo. El sol estaba por ocultarse y mientras lo observábamos irse, me recargue en su pecho y mi cabeza quedo muy cerca de la suya, lo miré y el me regreso la mirada.

—Te ves muy joven para tener 31

—Tú te ves muy pequeña para tener 23 y beber como una profesional

— Práctica, solo mucha práctica

Él me sonrió nuevamente y me miró fijamente, le correspondí la mirada y me acerqué un poco a él, me encantaba su olor y quería saborearlo más de cerca, poco a poco él se acercó mas a mí, y conforme eso pasaba su mano descendió nuevamente de mi cintura a mi trasero, esta vez estaba consciente de que no era por el baile ni por el alcohol. Acomode mi brazo nuevamente en su cuello y comencé a jugar con su cabello, sin pensarlo se acercó demasiado a mi, tanto qué sentía su respiración, yo estaba solo esperando a que se animará a algo más y cuando creí que alejaría, apretó mi trasero hacia él y me beso.

Correspondí el beso y comenzó como algo tímido luego podía sentir el sabor de la botella qué estaba tomando, nuestras lenguas se encontraron, yo metí mi manos entre sus cabellos, el comenzó a mover su mano por todo mi trasero, el beso seguía, más intenso cada vez hasta que nos separamos un segundo, nuestras miradas se cruzaron y había complicidad en ellas, lo volví a besar, esta vez me levante y quede frente a él, colocó sus manos en mi cintura y me acerco más a él, mi mano derecha tenía su cabello apretando lo hacía mi, y mi mano izquierda comenzó a explorar su espalda. Nos separamos un segundo y nuestra respiración se escuchaba acelerada solo pude comentar:

—Se me antojo lo que estabas tomando.

Camine al asiento del copiloto y saque la botella, regrese con él y esta vez al sentarme apunte mi trasero a su entrepierna, ¡bingo! di en el blanco. Podía sentir su verga erecta entre mis nalgas, la falda era delgada así que estoy segura que él también podía sentir mi trasero, tome un gran trago directamente de la botella y se la pasé, él tomó otro trago y se cómodo de tal manera que sentía más su pene entre mi, seguimos platicando como si nada hubiese pasado, pero él se movía podía sentir como lo hacía a propósito, me restregaba su verga, yo sólo seguía tomando hasta que sentí como poco a poco iba levantando mi falda por detrás, ya estaba oscuro y no había gente cerca por lo que no dije nada y deje qué el hiciera lo que quisiera, me susurro:

—La siguiente vez, trae una falda qué no te llegue hasta los tobillos por favor— yo me reí y asentí con la cabeza.

Después de unos minutos había logrado su cometido, sus manos comenzaron a explorar, tocaron mi entrepierna se dividieron, una salió mientras que la otra seguía acariciando mis piernas, rozó uno de mis senos. Bajo a su pantalón lo desabrocho y saco su pene, me tomo de la cintura levantándome para acomodarlo entre mis piernas, trate de acariciarlo con ellas, las apreté, subí y bajé ligeramente, sus manos tomaron posesión de mis senos, mientras yo seguía tratando de bajar y subir lentamente hasta que me susurro qué ya no podía más, me inclino e hizo a un lado mi calzón, me tomo nuevamente de la cintura me levanto y acomodo su pene en la entrada de mi vagina, apretó mis caderas hacia abajo, su pene comenzaba a entrar, ni siquiera lo había visto pero sabía que tenía buen tamaño y un grosor muy prometedor, estaba empapada por lo que no tardo en entrar la punta, el siguió empujando mis caderas hasta que logré sentir como había entrado todo, solté un gemido, rápidamente metió un dedo a mi boca buscando callarme, comencé a brincar en él y mi vagina comenzó a chorrear, me encantaba.

Podía oír sus gemidos de él detrás mío lo cual me motivaba a subir más y dejarme caer solo para escuchar cuanto lo estaba disfrutando, cada que mi trasero golpeaba sus piernas y volvía a subir podía sentir como mi vagina se contraía, me volvía loca la sensación de tenerlo dentro de mi.

Seguimos así por un buen rato había olvidado por completo qué estábamos afuera volteé a todos lados buscando qué no hubiera nadie viéndonos por suerte no había nada, gemí aliviada.

El seguía acariciando mis tetas.

—Qué ganas te traía… Estas tan sabrosa… ¿Te gusta como entra mi pene?… Quiero venirme dentro de ti… —todo lo que me decía hacía qué me excitara más, solo podía pensar en desde cuando quería cogerme.

Estaba por venirme a lo que él me pregunta agitado si podía venirse adentró de mí, yo solo gemí y le dije que estaría encantada de que llenará mi vagina, sentí su respiración acelerar, sus manos apretaron mis tetas, recargo su cabeza en mi espalda y un gran chorro me lleno la vagina. Me detuve un segundo, quería disfrutar cada segundo de esto. Un suspiro fuerte me indico qué había terminado, podía sentir como su semen escurría, y aun con todo ello seguía erecto, no desaproveche la oportunidad y comencé a darle más sentones, la sensación era increíble, mi vagina palpitaba, podía escuchar el sonido tan sucio qué hacían nuestros fluidos cada que su pene se deslizaba dentro de mi, sus gemidos aumentaron, así como la fuerza con la apretaba mis senos, una pequeña segunda descarga vino sin avisar, su semen había escurrido hasta mis rodillas, no podía creerlo así que volteé mi cabeza y lo besé.

—Ya te habías tardado en hacerlo

—Discúlpame, no sabía si aceptarías

—Te perdono solo si prometes hacerte responsable de lo que acabas de hacer.

—Está bien nena, mañana te traigo una pastilla

—Ha ha ha no de eso, bueno también porque con ese chorro es seguro que quedó preñada

—¿Acaso no era lo que querías?

—Si, pero ¿acaso quieres tener hijos?

—Si te puedo seguir cogiendo, tengamos los qué quieras.

Me reí mucho y lo volví a besar.

—Bueno, pero no es solo de eso de lo que te tienes que hacer responsable

—¿De que más?

Lleve su mano hacía mi entrepierna y le susurre.

—Esto causaste, estoy loca por ti, mira como me tienes, no creo poder vivir sin tener esto a diario

—Me parece perfecto, yo encantado de cogerte.

Lo besé, me saque su pene, lo tomé con una mano y comencé a acariciarlo, seguía durísimo, a lo que le pregunte que si no se había cansado el sólo me nalgueo y dijo que había estado guardando mucha leche para mí.

Le conteste qué era lo que quería escuchar, me volteé, lo mire de frente y lo bese. Tomé su pene con ambas manos y me hinque, lo lleve a mi boca.

—Te lo ganaste, no puedo dejarte ir así, que modales tendría si no limpio lo que cause.

Él sonrió, hecho su cabeza hacia atrás y coloco su mano en mi cabeza mientras yo hacia mi trabajo…

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