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Nataly y el haitiano (Parte 3)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Después de aquella jornada de sexo en la cual le pedí a Omar que me preñara, ambos quedamos exhaustos.  Omar se quedó dormido agarrando uno de mis senos, y con su pene aún dentro de mi. Fui notando cómo su miembro fue perdiendo dureza hasta que finalmente salió de mi, sentía como el resto de su semen escurría, sonreí y me quedé dormida.

Al despertar sentía que mi cuerpo había sido arrollado, supongo que fue por las posiciones en las que Omar y yo cogimos, vi el reloj, ¡Eran las 2:27 pm! Dios, si que había dormido bastante, me di la vuelta y noté que Omar no estaba a mi lado, así que decidí ir a buscarlo, me costó trabajo ponerme de pie, me dolían las piernas y no podía caminar muy bien, pero a la vez me sentía contenta porque Omar me había hecho suya.

Me puse mi ropa interior y un blusón y salí del cuarto. La casa de Omar solamente tiene un piso, así que si estaba en alguna parte de la casa lo encontraría rápidamente.

Omar estaba en la cocina, preparando el desayuno, que más bien sería comida

– Buenos días mi amor

– Buenos días, chaparrito – le dije con un tono dulce

– ¿Dormiste bien? – preguntó

– Después de lo de anoche, claro que sí

– ¿Te gustó? – dijo mientras sonreía

– Me encantó – me acerqué a él por la espalda, lo abracé y le dije al oído:

– Aún puedo sentir tu semen escurrir por mis piernas

– Entonces lo hice bien – dijo sonriendo

Omar traía su traje de baño, así que empecé a calentarlo agarrando su pene, supuse que le estaba gustando, pero el agarro mi mano y me detuvo

– Quizás en otro momento, Nataly, la verdad esque me dejaste seco

Me sentí… algo enojada, Omar se había resistido a mi seducción, pero en parte lo entendía, el necesitaba tiempo para recuperarse.

Comimos y despues fuimos a la playa, ese era el último día que lo vería, así que tenía que aprovechar todo mi tiempo con el, fuimos a la playa Bonfil, una playa no tan lujosa cómo la bahía de Acapulco, pero bonita

Al llegar Omar bajó una sombrilla y 2 toallas, cuando toqué la arena sentí como si pisará un comal caliente, la arena estaba que ardía, pero Omar caminaba por ella con mucha facilidad, yo cambiaba rápido para llegar a la sombra y evitar que mis pies tuvieran contacto con la arena

– ¿Cómo es que la arena no te quema?

– Pues ya estoy acostumbrado, casi siempre la piso

– Supongo que tendré que acostumbrarme

– Si, ya te acostumbrarás – me contestó

Estuvimos ahí un buen rato, ahí comimos, nos metimos al mar y para finalizar vimos el atardecer juntos.

– ¿Te volveré a ver? – dijo angustiado

– Si – dije – lamentablemente tengo que irme, aunque si por mí fuera me quedaría aquí, contigo –

– Tienes mi teléfono, puedes llamarme cuando quieras – dijo

– Si, gracias – respondí

– Sobre lo de anoche… nada me encantaría más que tener una familia contigo, Nataly

Lo que dijo me hizo sonrojarme

– Y a mí me encantaría ser la madre de tus hijos – dije mientras recostaba mi cabeza en su hombro

La gente que pasaba nos miraba raro, pero a mí no me importaba, aunque a Omar parecía algo preocupado

– La gente nos mira raro – dijo

– Lo se, pero que importa, ellos no saben lo que sentimos el uno por el otro

– Si… ¿sabes que? Tienes razón, ellos no saben lo mucho que nos amamos

Se puso de pie y me dio la mano para que yo pudiese levantarme

– Hay que irnos, mis amigos me mandaron un mensaje diciendo que están por irse, pasarán por mi

– Entonces vamos a la casa para que arregles tus maletas

Recogimos nuestras cosas y nos metimos al auto, Omar condujo hasta su casa y una vez llegando ahí volví a hacer mis maletas.

Cuando llegó el momento de irse, lo abracé y le di un largo beso, nos separamos debido a que debíamos de respirar pero un hilo de saliva nos mantenía unidos

– Bueno, creo que ya es hora – me dijo

– No quiero irme – le dije conteniendo mis lágrimas

– Tienes que, mi amor – me dijo con un tono dulce

– Te voy a extrañar, y mucho – le dije

– Yo también – dijo abrazándome

Me sentía tan segura en sus brazos, pero lamentablemente tenía que irme, oi que mis amigos ya habían llegado por mi, así que le di un último beso y me despedí entre lágrimas

– Adiós – dije llorando

– No llores, vida mía, veré si en mis vacaciones puedo ir a visitarte, lo prometo –

– ¿Lo prometes?

– Lo prometo – dijo agarrando mis manos y sonriéndome

Yo le sonreí de vuelta y me dirigí al auto de mis amigos.

En todo el transcurso de vuelta a la ciudad no pude pensar en nada más que en Omar y en lo que habíamos hecho los días que estuve con el, y no pensaría en nada más por un muy buen rato.

Pasó un mes, mi viaje fue en Octubre y para Noviembre mi período ya no sé presentó, supuse que quizás había tenido un retraso, pero a mí jamás me había pasado algo así, supuse que estaba embarazada, pero quería estar 100% segura, así que con mis ahorros compré una prueba de embarazo. Compré una "Clearblue", he visto en la televisión que esas pruebas son bastante precisas, aunque algo caras.

Al tenerla en mis manos fui al baño y pues hice lo que se suele hacer en el baño, al terminar esperé unos cuantos minutos. Mi corazón estaba que se salía de mi pecho, pero intentaba tranquilizarme.

Cuando finalmente pasó el tiempo que se debía de esperar agarre la prueba de embarazo y con algo de nervios la miré.

El resultado era positivo, oficialmente estaba embarazada, y ese hijo era de Omar.

Lloré de la emoción, no podía creerlo, estaba embarazada. Quise mandarle un mensaje a Omar diciendole que sería papá, pero después decidí que sería mejor si yo se lo dijese de frente.

La emoción me inundó por completo, pero después me vino un sentimiento de angustia. Ahora debía decirle a mis padres que estaba embarazada, y que el padre de el hijo que se está engendrado en mi vientre tiene casi 50 años y además es negro, ¿Cómo se supone que se los diría? No quería imaginarme su reacción.

Así que pasó así otro mes, lleno de náuseas matutinas, y con ese mes llego un año nuevo, después paso otro mes.

En el transcurso de aquellos meses Omar me mandó un mensaje diciéndome que quería verme en San Valentín, dijo que vendría a visitarme y a darme un regalo, ya era Febrero y se acercaba San Valentín, que mejor ocasión para darle un regalo que sabía que le encantaria, así que compré una cajita, la llene de dulces y escribí una nota la cuál decía:

"Felicidades, serás papá"

Era algo simple, si, lo era, pero a Omar le gustaban las cosas simples, así que ese era el regalo perfecto.

Omar reservó una habitación en un motel, y ahí fue adónde me llevo en San Valentín, yo les mentí a mis padres diciendo que iría a casa de una amiga, cuando en realidad iba a qué me dieran una cogidota, pero también iba a hacer feliz a un hombre.

Me quedé de ver con el en una estación del metro, cuando vi llegar su auto me emocione tanto que juraba que mi sonrisa iba de oreja a oreja.

Me subí a su auto y lo saludé dándole una beso, el condujo hasta el motel y una vez llegando ahi, nos bajamos del auto y el me llevo cargando hasta la habitación

– Tengo una sorpresa para ti – le dije

– Yo también tengo una – dijo mirándome a los ojos

– Entonces, ¿que estamos esperando? – respondí

– Mi sorpresa viene después de que tú y yo recuperemos el tiempo perdido – dijo con un tono pícaro

Una vez ahí me puso de nuevo de pie, me dio un beso el cuál se fue volviendo cada vez más apasionado, él me tumbo en la cama y fue desvistiendome, cuando quede totalmente desnuda, Omar fue recorriendo desde mi cuello, pasando por mis senos hasta llegar a mi zona íntima. Por suerte me había rasurado, aunque lo hacía con regularidad, esa vez puse esfuerzo en qué mi zona íntima estuviera lo más impecable posible.

Omar comenzó a meter su lengua en mi vagina, y conforme me fui mojando fue metiendo sus dedos.

– Eres realmente bueno en esto – dije contenta

Omar no dijo nada, simplemente siguió con lo suyo. La habitación tenía un arnés, como un tipo columpio sexual, así que Omar me llevo ahí y me colgó.

Mis piernas eran bastante flexibles, así que no hubo problemas para que el arnés abriese mis piernas. Omar me ató de manos, el arnés hacia que mis piernas quedasen totalmente abiertas, dejando mi vagina expuesta a lo que Omar quisiese hacer con ella.

Omar volvió a comer mi vagina, después se quitó el resto de su ropa y con mis jugos lubricó su pene.

– Veras que un orgasmo cuando no te estás tocando es más intenso – dijo a mi oído

Lo que dijo me hizo sonreír, pero esa sonrisa pronto se convirtió en una mirada de placer debido a que Omar comenzó a meter su enorme verga negra en mi.

Mi vagina ya estaba acostumbrada a recibir el pene de Omar, aunque siempre que veía su pene entrar en contacto con mi vagina me preguntaba cómo es que ese monstruo no me partía en 2.

Omar la metió de una sola estocada, yo sentí el paraíso, y así siguió Omar metiendo su verga hasta que yo me corrí. Después colocó frente mío un espejo, supongo que le gustaba ver cómo se veía mientras teníamos sexo, el me embestia rápidamente y luego sacaba su pene, lo cual se sentía genial, así me hizo correrme varias veces, y vaya que el tenía razón, un orgasmo sin tocarse era mucho más intenso.

Así seguimos hasta que Omar eyaculó dentro de mí, se sentía genial sentir como su pene palpitaba mientras sus chorros de semen chocaban en mi cérvix.

Al terminar Omar sacó su pene y en el espejo pude ver cómo es que de mi vagina se escurría ese fértil líquido, y como el pene de Omar seguía palpitando.

– ¿Esa era la sorpresa? – dije mientras intentaba recuperar mi aliento

– En parte – contestó

– ¿Dónde está el resto? – pregunté

– Bueno, el regalo físico está en el auto, pero tengo otra sorpresa también

– ¿Y cuál es? – dije intrigada

– ¿Recuerdas la vez que me dijiste que te preñara?

Asentí con la cabeza

– Bueno pues… jamás te compré una prueba de embarazo, y… bueno… compré una, para que tú… bueno, para ver si estás embarazada

Sonreí y me acerque a el

– Chaparrito, eso no será necesario – le dije

– ¿No?

– Mi sorpresa es algo relacionado a eso – le dije – Déjame ir por ella, ya vuelvo

Bajé al auto y saque la pequeña caja, y volví a subir las escaleras.

– Cierra los ojos – dije

– Muy bien

Me acerque a él y puse la caja en sus manos

– Ya puedes abrirlos

Omar abrió los ojos y al darse cuenta de la caja en sus manos la abrió sin dudar, la verdad estaba nerviosa por como reaccionaria, aunque sabía que era algo que ambos habíamos decidido hacer, me angustiaba el como podría reaccionar.

Al abrir la caja Omar se quedó callado, me preocupé un poco y le dije

– ¿Todo bien?

Vi que los ojos de Omar se llenaron de lágrimas, y fue corriendo a abrazarme

– No es una broma, ¿o si? – dijo mientras lloraba

– No. – respondí – No lo es –

Omar lloraba de felicidad

– Oh Nataly, ¡no sabes que feliz me has hecho! – exclamó

Yo lo abracé y sonreí

– Voy a ser papá – dijo – ¡Vamos a ser padres!

-Asi es, Chaparrito. Así es – dije llorando también

Entre lágrimas mías y de el nos besamos, y abrazamos, ambos estábamos desnudos así que eso lo hacía más íntimo. Omar realmente me amaba, no había duda de eso, y yo lo amaba a él, el único problema ahora era como le diría a mis padres sobre mi embarazo.

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