Había conocido a un par de vendedores senegaleses (los que están en las veredas vendiendo), con los cuales tenía una buena relación, siempre comprándoles alguna de las cosas que vendían.
Así un buen día, luego de tener confianza, de tutearnos y demás, quedamos en encontrarnos en tomar algo por ahí. Fue así como en un bar de la zona, nos juntamos y tomamos algo contando anécdotas de cada uno como para saber quiénes éramos! Eric, Mor (nombre medio extraño!) y yo.
En otra de las tantas salidas, nos encontramos en la casa de Eric para seguir tomando y conversando. Y así lo hicimos también en la casa de Mor.
Todo cambió cuando quedamos de encontrarnos en casa… No sé si habíamos tomado quizá de más, pero fui a la cocina a buscar más hielo y Mor que me siguió, empezó a tirarme insinuaciones como que yo tenía una linda cola, que él nunca había estado con un hombre y que le gustaba la idea de tener una relación y me preguntó a mí si aceptaría, pero todo en un tono de chiste, lo que me hacía pensar cuánto habría de chiste en lo que decía!! Al rato, ellos estaban sentados en un sillón, me levanté y fui a la cocina nuevamente y fue ahí donde supe que mí corazonada estaba en lo cierto. Sabía que Mor decía la verdad, que era lo que realmente deseaba: ¡estar con un hombre!
Él sorpresivamente entró en la cocina, me agarró de la cintura y me empezó a besar la espalda por sobre la ropa y luego besos en el cuello. Inmediatamente me di vuelta y sin mediar palabra me besó, y más allá de mí sorpresa, en el fondo era lo que tanto había soñado yo también. Rápidamente se disculpó diciéndome que no supo que le pasó, porqué lo hizo! A lo que le dije: "tranquilo Mor"!
Aproveché la ocasión para decir lo mío. "Me gustan los dos y deseo tener algo con Uds.", le dije. Y ahí me le abalancé y empezamos a besarnos y tocarnos cada vez con más ganas y de una manera desenfrenada. A todo esto Eric, al ver qué ninguno de nosotros volvía al living, entró en la cocina y… sorpresa!!! Nos vio haciéndonos mimos y tocándonos y sin mediar palabra, se unió y los tres retomamos con lo que estábamos haciendo Mor y yo… al final era lo que los tres sentíamos: ganas de estar con un hombre…
Eric me pidió bañarse, luego lo hizo Mor. Los dos se quedaron desnudos sentados. Por último lo hice yo que ya, para este momento estaba muy excitado. Salí del baño y me fui al cuarto a cambiarme, sabiendo lo que quería y lo que iba a pasar!
Me puse lencería negra con portaligas y medias, tomé un consolador que tenía y crema.
Salí del cuarto hecha una verdadera putita, con muchas ganas de coger y saborear dos hermosas vergas (aunque no las conocía todavía).
Me paré junto a una mesa cerca de los sillones dónde estaban mis amigos, coloqué el consolador sobre la mesa, me subí, me puse crema y empecé a metérmelo muy despacito. Atento a ellos como se masturbaban y ver lo que tenían, mi dulce amigo se deslizaba dentro de mí cola sin darme cuenta que me habían entrado sin desperdiciar nada más que 18×5. Estaba en éxtasis total!
Mor de repente levanta la mano y me llama, cosa que hago luego de sacarme mí silencioso juguete. Me siento entre ambos y lo primero que hice fue agarrarles a cada uno su miembro y darme cuenta que tenía dos enormes pedazos de carne en cada mano. Fue ahí cuando los dos empezaron a besarme por todo el cuerpo sin dejar lugar alguno por recorrer. Yo mientras podía se las tocaba masturbándolos.
Luego de varios minutos Eric me hizo sentar arriba suyo, me corrió la bombacha, yo abrí mí cola y sin más nada que decir me la metió hasta el fondo no dejándome siquiera quejarme. Y ahí me daba y me daba cada vez con más ganas, sentía como esa enorme cosa me entraba toda. Mor estaba al acecho conmigo hasta que se levantó, mojó con saliva su verga y tirándome hacia adelante buscaba a toda prisa, meter lo suyo y vaya que era grande. Sabía que me iba a doler pero no me importaba, porque era lo que quería y sentía, porque eran deseos que tenía hace tiempo: ser cómodo por dos hombres de color y encima dotados! Mor logró su objetivo, sentía como dos inmensas vergas hacían de mí cola lo que querían, era mí sueño, disfruté como nunca, me llenaron de espesa leche que corría por mis entrañas…
Luego de haber cumplido la misión, mis amigos se vistieron, no sin antes despedirse con un rico beso. Quedamos en encontrarnos en unos días, cosa que me alegró saber que íbamos a estar nuevamente juntos. Mientras tanto yacía en el sillón extenuado sin saber cómo estaba, pero feliz de haber concretado un sueño…