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Miss Kenia: la maestra de primaria de mi hijo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace más de un año que Melissa y yo nos divorciamos, después de un largo pleito legal todo había terminado e incluso habíamos llegado a un acuerdo para que yo pudiera ver a mi pequeño hijo Adrián, dentro de ese acuerdo había días en el que me tocaba ir a recogerlo al INM.

-Ya llegó terminator -gritaban alguno de sus compañeros de primaria cuando me veían, deduzco que lo decían por mi look “Biker”, mientras caminaba al salón de 2do “C” para recoger a mi hijo podía sentir las miradas de algunas mamás, la soltería para ser honestos se sentía bastante bien, pero ninguna mirada me calentaba tanto como la de la maestra de mi hijo.

La miss Kenia tenía 32 años, media 1.67 m, su cabello era entre lacio y rizado (de color rubio), sus ojos eran cafés y siempre estaban perfectamente delineados (sin mencionar que eran cubiertos por lentes de pasta), tenía nariz respingada, su boca era un poco larga e irregular pero con ese labial rojo que acostumbra ponerse se veía perfecta, sus tetas estaban bien formadas (Copa C) y su culo formaba un corazón lo cual se notaba más con los jeans azules slim-fit que utilizaba como parte del “Uniforme de trabajo”, si aún no logran hacerse una idea les comentaré que se parecía a Bernadette de “The Big Bang Theory”.

Algunos días la miss Kenia y yo cruzábamos miradas pero el lapso era corto ya que no podía evitar sonrojarse, con el paso de las veces que fui por Adrián y con el pretexto de acércame siempre nos íbamos a despedir de ella pero desafortunadamente yo no podía hacerle mucho la plática ya que el profesor de música era su novio (siempre la observaba a la hora de la salida desde el salón de enfrente, está de más decir que el tipo era muy inseguro).

Por fin el 7 de junio del 2019 mi celular sonó, era Melissa -Óscar, no voy a poder llegar a firmar la boleta de Adrián, tengo paciente ¿podrías ir tú? Sin pensarlo dos veces accedí, mi exmujer me comentó que sería a las 5:00 pm debía presentarme en el salón de mi hijo, así que después de recibir las indicaciones me apresuré a ponerme presentable.

Decidí que la mejor hora para llegar a la reunión serían pasadas las 6:00 pm para que no hubiera papás que nos interrumpieran y así lo hice, llegué al salón un poco mojado por una lluvia de temporada, al entrar cerré la puerta.

-Disculpe la tardanza maestra, Melissa me acaba de informar que había firma de boletas y que no podría llegar, pero aquí estoy en su representación -comenté mientras me quitaba la chamarra.

-N n n n n no se preocupe, podía ha ha haber pasado mañana a firmar la boleta señor -replicó Kenia nerviosa mientras evitaba mirarme, yo sonreí.

-No pasa nada, me alegro de haber venido, mientras pasa la lluvia tendremos tiempo para platicar del desempeño de Adrián -comencé a acercarme a su escritorio.

-Está bien -se sonrojó y comenzó a buscar el documento- Su hijo tiene un buen desempeño no tengo problemas con… -cuando la maestra volteó yo ya estaba recargado junto a ella, la distancia entre nuestros rostros era bastante corta, podía sentir sus nervios.

Por un momento nos miramos fijamente, pero ella reaccionó, se levantó y puso su espalda en el pizarrón.

-S s s eñor por favor le pido que… -me volví a acercar, la tome de la cintura y la acerqué a mí, podía sentir sus chichis contra mi pecho húmedo, comencé a acercar mis labios a los suyos pero no nos besamos, ambos podíamos sentir la respiración el uno del otro golpeando nuestro rostro, por momento miss Kenia parecía que lanzaba pequeños gemidos, mi lengua simulaba por momentos que iba a entrar en su hermosa boca pero solo rozaba por pequeños momentos su labio superior o su labio inferior.

Mientras mi lengua estaba con ese jugueteo mis manos comenzaron a acariciar su espalda baja y pasaron rápidamente a apretar sus glúteos, lo había logrado la miss Kenia estaba excitada, lo noté cuando una de sus manos comenzó a frotar mi pierna derecha muy cerca de mi pene.

-No señor por favor no -susurraba mientras su mano izquierda comenzaba a apretar mi verga- Por favor no, por favor -susurraba mientras respiraba más rápido, así que sin preguntar la puse de rodillas y me desabroché el pantalón, saqué mi pene erecto- Nos van a descubrir -intentó ponerse de pie y empujarme, pero la tomé del cabello y puse sus labios en mi verga.

Pensé que seguiría resistiéndose pero comencé a sentir como su mano derecha trataba de masturbarme tímidamente y como daba pequeños besos en el glande, pero para ayudarle a desinhibirse más rápido comencé a frotar mi pene contra sus labios, después de unos segundos por fin conseguí que abriera la boca y comencé a guiarla, quizá aunque no la mamaba tan rico de todos modos se sentía como el cielo porque yo deseaba a esa mujer.

Después de un rato en el que intentó ofrecerme un sexo oral decente (en verdad lo trató), llegó mi turno… La puse de pie y la senté en su escritorio, comenzamos con un buen faje y sin esperar mucho tiempo comencé a meter mano debajo de su blusa blanca, sus pezones estaban erectos, su piel estaba de gallina, era tanta la calentura que decidí hacerle sexo oral.

Ella permanecía acostada boca arriba con la blusa abierta retorciéndose de placer mientras sus manos agarraban mi cabeza y la pegaban lo más que se pudiese a su zona intima, yo a cambio lamía sin piedad y daba pequeño mordiscos a su clítoris mientras dos dedos de mi mano derecha entraban a toda velocidad en su zona, la humedad era evidente, temblaba sin control y la temperatura corporal llego a un punto en el que supe que era el momento.

La levanté por un instante y la puse dando la espalda hacia mí pero de tal forma que sus pechos quedaran contra el escritorio, ella respiraba bastante agitada, por fin me puse un preservativo y puse la punta de mi pene en su vagina.

-¿Qué quieres? -le pregunté.

-No señor por favor, no -replicaba la miss Kenia.

-¿Qué quieres? -volví a preguntar.

-Por favor… -contestó.

-¿Qué quieres? -la jale de sus rizos rubios mientras mi glande ya había comenzado a entrar en su vagina.

-Cógeme, cógeme duro… -contestó con dificultad y así fue, la jale del cabello y la comencé a penetrar lo más duro que pude, en verdad intentó no gemir y para no hacerlo… por momentos arañaba la mesa… por momentos apretaba sus pechos.

La cogida era brutal, las ventosidades vaginales estaban a la orden del día, Kenia trataba de pedir un poco de piedad pero la sensación era tan placentera para los dos que no se atrevía a pedirme que me detuviera.

-cógeme de frente -susurró con mucha dificultad.

-¿Qué quieres? -le pregunté mientras hice una penetración profunda y lenta (que mantuve por algunos segundos).

-Cógeme de frente -volvió a repetir conteniendo un gemido.

Me detuve por un momento y la acosté de manera normal en el escritorio, una vez acomodada frente a mí la comencé a coger de nuevo levantando sus piernas y sin piedad, por momento nos besábamos, por momento yo pasaba mi barba por sus pezones y los mordía ligeramente lo que hacía que Kenia entrara en frenesí.

-Me voy a venir -jadeba Kenia ya con ruido considerable- Espera un poco -mientras mencionaba el tema de esperar sentí lo que Kenia me había advertido hace unos segundos, respiró aliviada y con una gran sonrisa en la boca.

Después del “orgasmo final” (como le llamó yo) Kenia me llevó contra la pared me besó un poco y se puso de rodillas, retiró el condón y comenzó a hacer sexo oral, esta vez se sentía mucho mejor.

-Mientras cogíamos… no dejaba de pensar en lo mucho… que me gustaría que me llenaras la boca de leche… me excita la idea -puse mis manos en su cabeza y me comencé a mover de atrás hacia adelante lo más rápido que pude, ella también lo hacía.

La mamada era tan exquisita y la adrenalina estaba tan a flor de piel que estaba a punto de venirme y en grande, pero de momento la puerta del salón se comenzó a abrir…

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