Hola a todos, soy Nina, permítanme contarles lo que me sucedió hace unos meses. Salí de vacaciones por el verano y me dispuse a viajar a Cuba porque me gusta el Caribe, la playa, pasearme en bikini por la playa bronceando mi piel y luciendo mi cuerpo ver como los hombres babean cada vez que ven mis caderas, mi enorme trasero y mi gran par de tetas. Originalmente viajaría con mi mejor amiga, pero al final ella no pudo ir y terminé yendo yo sola, en un comienzo esto me dio algo de miedo, pero las ganas de viajar y conocer fueron más.
Llegando la fecha me preparé y me lancé a la aventura, me fui con una agencia de viajes local así que a fin de cuentas no me fui tan sola porque éramos 20 personas viajando juntos. En el camino conocí a Oswaldo desde un inicio me dio confianza y me junté con él y sus amigos para ir a todos lados.
Al llegar al hotel me tocó hospedarme con la hermana de Oswaldo lo cual me dio más seguridad, y al llegar la noche nos dispusimos a salir a pasear, caminando por las calles de la Habana, vimos muchas cosas, pero una que me sorprendió fue ver a unos hombres altos, morenos, musculosos, ofreciendo servicios sexuales así en plena calle.
Mientras esperábamos a que nos dejaran pasar al bar uno se me acercó me tomó de la mano y la puso sobre su miembro y me dijo
—hola linda no quieres probar te lo dejo barato.
Yo quité mi mano y me alejé pero no podía alejar de mi cabeza lo duro y grueso que sentí al tocar su miembro.
Nos dispusimos a pasar la noche, tomamos, platicamos, bailamos, yo me pasé la mayor parte del tiempo con Oswaldo. Ya algo tomados me tomó de la cintura en la pista y me besó yo me dejé, pero seguía pensando en la tremenda cosa que me pusieron en la mano. Su hermana se encontró a un chico cubano Rolando en el bar con el que hizo match y no lo soltó. Al terminar regresamos todos al hotel incluso Rolando, fuimos a uno de los cuartos y seguimos la fiesta.
Ya en la habitación seguí besándome con Oswaldo y hablando con su hermana y con Rolando, en uno de esos besos le tomé el paquete a Oswaldo sobre el pantalón y aunque se sentía bien no era nada en comparación con lo que tenía en la cabeza, quería algo grande y grueso, me levanté y fui al baño.
Al llegar a la puerta ente sin tocar y cual fue mi sorpresa me encontré a Rolando él estaba hay de pie con su miembro al aire era enorme, grueso, largo medía fácil unos 19 cm así flácido, cerré la puerta y lo dejé terminar pero ahora no me podía sacar de la cabeza lo que vi eso era de lo que tenía ganas.
Rolando salió y me dijo —tranquila chica no pasa nada.
Por qué hice lo que hice aún no lo sé, solo sé que me arrojé a él y lo comencé a besar como loca contra la puerta, puse su mano en mi trasero y le metí la lengua hasta donde era posible en su boca.
El me siguió el juego y solo me dijo no andas con ese chico, yo solo le contesté no apenas lo conocí ayer, él sonrío y siguió comiéndome a besos y manosearme más rico mi trasero, le dije:
—espera vamos a otro lado, él me dijo ok déjame salirme y tú me sigues.
Así lo hicimos, él se despidió diciendo que era muy tarde, pero le dejo su número a la hermana de Oswaldo y le dijo mañana si gustas nos vemos, ella le dio un beso y lo dejo ir. Unos minutos después les dije me duele mucho la cabeza voy al cuarto por algo y a tomar aire, regreso en un rato. Oswaldo me quiso acompañar, pero le di un beso y le dije no, mejor espérame aquí ya regreso, como no queriendo acepto y me dejó salir. Al salir de la habitación Rolando me esperaba así que corrí y lo llevé a mi habitación.
Al entrar cerré la puerta e inmediatamente nos besamos le quité la camisa rápidamente tenía un cuerpo escultural, empecé a besar su pecho y a bajar hacia su pantalón me senté en la cama y le desabroche el cinturón y bajé sus pantalones dejando salir esa deliciosa verga se veía más grande y gruesa ahora que la tenía frente a mi, sin pensármelo mucho la introduje en mi boca dándole una mamada espectacular, la devoraba con ansias me la metía hasta donde dejaba mi boca, él me tomaba por el cabello y me empujaba más hacia su verga hasta que me dejaba sin aliento.
Me levanto y bajo mi blusa escotada y me arranco el bra, dejando salir mis enormes tetas las tomo con sus grandes manos, las apretó, chupó, mordió, me lanzo a la cama, para quitarme la tanga que en ese momento ya estaba súper mojada, cuando quise quitarme la falda me dijo.
—no déjala me gusta.
Yo lo obedecí en ese momento ya era su putita y el mi amo, él se quitó el pantalón y sacó un condón de su bolsillo, le dije permíteme y se lo puse yo con mi boca, me recostó nuevamente sobre la cama abrió mis piernas y se puso a besarme nuevamente los pechos y a bajar por mi abdomen hasta llegar a mi conchita me empezó a chupar y a meter sus enormes dedos dentro de mi yo me retorcía de placer, mis jugos salían sin parar mojando su rostro.
Se levantó y a manera de advertencia puso su enorme miembro sobre mi abdomen y me dijo:
—mira todo lo que te vas a comer.
Yo solo dije si con la cabeza mientras el introducía ese enorme trozo de carne dentro de mi, la sensación era inexplicable dolía pero a la vez me llenaba de placer literalmente, nunca me había sentido tan llena el me embestía primero lento hasta que sintió que mi coñito estaba bien húmedo y aceleró el ritmo dándome ahora más duro, yo solo me venía como loca y me retorcía de placer lo tomé por la cintura y lo cerque aún más quería que me atravesara con esa enorme cosa.
Se detuvo y me levantó me puso contra la pared yo aún tenía los tacones rojos quedando mi culito muy parado para que él lo disfrutara, se acercó y ahora si me quito la falda me empujó contra la pared y de golpe me la metió nuevamente, solo sentía como me levantaba un poco del piso cada vez que él me la metía, tenía tanta fuerza y vigor en sus movimientos que solo veía mis tetas rebotando y mi entrepierna escurriendo él me tomó del cabello y me decía,
—así te gusta dime así te gusta.
—si papi así dame más, mas duro, más adentro
—si puta lo que quieras
Me daba aún más duro, me soltó solo para girarme ponerme de frente a él me levanto y me la metió de nuevo ahora me cargaba en sus brazos yo estaba perdida de tanto placer que sentía, estaba teniendo un orgasmo tras otro, el mordía mis pezones y con sus enormes manos abría mi culito intentando meter su dedo en mi chiquito.
—puedo chupártela otro poco me dejas.
—si putita lo que quieras.
Me bajo y me arrodillé frente a él, me puse a chupar nuevamente su enorme verga mientras él me tomaba del cabello, yo lo devoraba le chupaba la verga hasta los huevos era mi paleta y me la quería devorar en ese momento escuchamos un ruido, pero lo ignoramos.
Oswaldo me había ido a buscar y abrió la puerta, pero al escuchar el ruido lo hizo despacio, y me vio hay arrodillada comiéndome ese enorme trozo de verga, justo en ese momento le quité el condón porque quería probarlo a él su sabor así al natural sentir su leche humedecer mis labios.
Oswaldo nos vio, pero no se fue se quedó hay un instante, Rolando lo vio y se hizo para atrás pero yo me aferré a su miembro y no lo solté, la verdad es que yo no vi a Oswaldo, ellos se vieron y él cerró la puerta y se fue, Rolando me dijo “lo viste”, yo subí la mirada pero aún con su vera en mi boca le hice señas de a quien y él me dijo “a tu amigo”, yo solo dije que no y saque su verga de mi boca, le dije vamos sigue ahorita vemos.
El me levanto y me puso en cuatro sobre la cama y me la metió de perrito así ya sin condón fue increíblemente rico sentir ese monstruo darme así en 4, me estuvo dando un rato y ahora que estaba bien expuesto no lo dudo y metió uno de sus dedos en mi culito, luego otro, yo estaba tan cachonda que ya no me dolía cuando lo hacía, así que no lo dudo, se colocó en la cama y me dijo siéntate, conforme bajaba él acomodaba su verga en mi culito yo sentía como se abría y como me atravesaba el culito.
Cuando por fin la metió, tomó mis piernas por las rodillas, hasta colocar sus manos en mi cabeza me tenía sometida cual llave de lucha bien abierta de piernas, metiendo me su enorme miembro por mi culito, se sentía tan rico, era tan dominante, yo solo venía y me corría como loca, me estuvo culeando así unos minutos hasta que ya no pudo más, me soltó y me dio unas últimas embestidas hasta que sentí como me llenaba el culito de leche, mi colita estaba tan caliente, y podía sentir como escurría leche fuera de mi.
Me dejé al caer sobre él hasta que se salió, me levanté y pude sentir como chorreaba leche de mi colita sobre mis piernas, las cuales temblaban me costaba ponerme en pie, me dejé caer sobre la cama, él se puso a besarme el cuerpo, los pechos, las piernas, me decía fue increíble nunca había conocido a una mujer tan caliente, yo solo reía, él pasó al baño a limpiarse y vestirse, yo hice lo mismo, salimos del cuarto, me dio su número, me preguntó:
—oye y tu amigo, yo solo le dije tranquilo yo me encargo
Él se fue y me dirigí nuevamente a la fiesta, al llegar Oswaldo estaba ahí me recibió su hermana y me dijo:
—ya te sientes mejor
—si
Eso me dio a entender que Oswaldo no le había dicho nada, cuando nos dejó solos su hermana le dije:
—estás bien.
Él me vio y me dijo:
—enojado no estoy, pero si tenemos que hablar.
Se acercó a mí y me empezó besar de nuevo, eso me sorprendió, pero esta historia continuará.