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Mis primeras zapatillas (2)
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Afuera del local se escuchaba pasar la gente, que ignorante de lo que sucedía dentro, buscaba zapatos para comprar. Sin embargo, dentro la temperatura subía cada vez más.

La mirada de aquel maduro se clavaba en mis pies al igual que sus manos, con habilidad recorría mis plantas desde la base hasta el talón llenándome de palabras calientes…

"Mamita, estás buenísima y tienes unos pies hermosos ¡cómo quisiera besarlos!"

Sin mediar palabra levante mi pierna derecha ofreciendo mi pie a sus labios que ya estaban jugosos de tanto antojo, me miró a los ojos y gustoso comenzó a lamer mis dedos, uno a uno. Su lengua se sentía deliciosa, húmeda y suave. De pronto, no sé cómo ya que tenía cerrados mis ojos, la mitad de mi pie estaba dentro de su boca, abrí mis ojos y pude ver como desfrutaba como si mis pies fueran un manjar único, con ojos cerrados tocaba mi pantorrilla sobre mis jeans que, a decir verdad a esas alturas estorbaban demasiado.

"Déjame probarte las zapatillas, pero tus jeans no van con ellas… ¿Por qué no te lo quitas?" dijo con voz llena de calentura tal vez pensando que me negaría.

Me puse de pie y desabroché mi pantalón, su sorpresa fue mayúscula cuando miró asomarse una diminuta tanga rosa debajo de el… Instintivamente comenzó a masajear su miembro que ya imaginaba yo grande y venoso.

Terminé de sacarme los jeans y mis piernas perfectamente depiladas quedaron expuestas ante su mirada lujuriosa, le ofrecí mis muslos llenitos, suaves y femeninos, él dirigió su boca directamente a mis ingles mientras sus manos se ocuparon de mis nalgas manoseando cada centímetro y dando un par de nalgadas tímidas aún, pero deliciosas que me hicieron lanzar un gemidito de placer (cabe señalar que soy muy ruidosa, me gusta gemir y hasta gritar si mi hombre me provoca)

Se contuvo un poco para calzarme esas hermosas zapatillas, de verdad quería verme en ellas, supongo que le excitaba aún más si mis pies calzaban unos tacones divinos… ¡A mi también!

Así lo hizo y de verdad lucían hermosas en mis pies, me sentía toda una diosa con esos tacones y con ese hombre adorando mis pies.

Yo no aguantaba más, necesitaba por lo menos mamar ese miembro, que aún dentro de su pantalón lucía espectacular.

"Sácalo papito" sólo atiné a decir debido a la excitación del momento, él se prisa bajó el zipper y extrajo de sus pantalones una verga negrita, mediana pero muy gruesa… Yo comencé a masajear con mis manos.

Le pedí que se sentara mientras yo hacía lo propio frente a él y con mis pies comencé a acariciar su verga cada vez más dura, él solo suspiraba y dejaba a mis pies hacer el trabajo.

Continuará

Gracias lindos por leer, recuerden que pueden mandar sus mensajes a [email protected] se los agradeceré mucho, me mantienen cachonda!

Besos!

Tania love

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