Lo que menos esperaba encontrar en la fiesta era a Luis y a Mike, dos ex novios increíbles. Los mejores en la cama con quienes es estado. Luis, de un metro setena de estatura, dueño de una pija normal, pero por mucho el mejor que me ha chupado la concha y masturbado. Me llevaba a lugares de placer increíble, y en ese punto me cogía la concha como loco. Mike, de un metro ochenta de estatura físico trabajado en años de gimnasio, dueño de una pija portentosa, larga y gruesa, que yo adoraba chupar, y brutal para coger, era una máquina que penetraba todos mis agujeros sin piedad. Me conocía perfectamente y sabía que me gustaba su forma bestial.
Ahora los dos estaban charlando animadamente a cinco metros mío. Me fui acercando y los saludé.
– Esto sí que es una sorpresa. No imaginaba que se conocieran chicos. Dije a modo de saludo.
– Hola Moni, que hermosa que estas. Si, con Mike nos conocemos por trabajo desde hace un par de años.
– Moni, Moni, que bueno encontrarte después de tanto tiempo.
– Así es… ¿Uds. saben que están relacionados? podemos decir.
– No… ¿Cómo es eso? Dijo Luis
– Los dos fueron novios míos. Y los mejores por supuesto… claro que cada uno en lo suyo…
– Pues no teníamos idea te lo aseguro. Dijo Mike.
– Eso sí es interesante. Dijo Luis mirándome fijamente.
– ¿Sus novias, esposas, amantes andan cerca?
– La mía a unos 5 kilómetros, en lo de la madre. Dijo Luis.
– La mía no existe. Dijo Mike.
– Pues mi marido debe estar durmiendo plácidamente. Aburrido el hombre.
Y les juro que estoy a punto de decir que sí si me proponen cumplir mi mayor fantasía.
– ¿Qué es? Pregunto sonriendo Mike.
– Tenerlos a los dos juntos en una cama.
– Yo no tengo ningún problema Mike, no soy celoso.
– Tengo el auto afuera, ¿Vamos? Dijo Mike.
Salimos y los tres subimos al auto, ellos dos, adelante y yo detrás. Los miraba y no lo podía creer, ya estaba mojada y me empecé a tocar discretamente.
– ¿Tu especialidad Luis?
– Chuparle la concha y el culo, ponerla muy loca de esa forma. ¿La tuya?
– Destruirle la concha y el culo. Dijo riéndose.
– Nos complementamos, genial. Y creo que podemos entretenernos. Vamos a mi casa… Quiero estrenar algo que hice pensando en ella. Dijo Luis riendo.
Yo estaba super intrigada. Luis era aficionado al BDSM, especialmente a la dominación, pero nunca lo había practicado conmigo. Llegamos a lo de Luis, entramos y nos sirvió un whisky y nos sentamos a charlar.
– ¿Cuál es tu fantasía concretamente? Me pregunto Mike
– Luis chupa la concha como nadie en el mundo, y te juro que me quema la cabeza. Vos sos una bestia cogiéndome por el culo y la concha. Quiero estar con los dos. Dije.
– ¿Te bancas un poco de sumisión? Me dijo Luis mirándome a los ojos.
– ¿Es poca sumisión acostarme con los dos al mismo tiempo? ¿Qué más queres? Dije.
– Que te entregues por completo, que confíes totalmente en nosotros.
– Sí, claro. Dije.
Luis se levantó, fue hasta un mueble y saco un collar de sumisa y un tapa ojos. Tuve un leve escozor al verlo. Él se acercó y me dio el collar.
– Si te lo pones, te aseguro que vas a gozar como nunca gozaste. Y serás nuestra sumisa mientras estés en esta casa.
Luis se sentó y yo miraba el collar en mis manos. Los dos me miraban, sin ansiedad, sin demostrar ningún apuro. Respiré profundo y me puse el collar. Ellos no cambiaron para nada la expresión del rostro.
– Veamos si es cierto: Parate y sacate toda la ropa. Dijo Luis.
Me paré y no sé porque razón sentía vergüenza en quitarme la ropa. Lo hice lentamente, no para seducirlos, por vergüenza. Quedé en ropa interior y Mike dijo: “Todo”. Me saque el brazier y la tanga, y como una tonta me tapaba con las manos. Justo frente a los dos hombres que más me hicieron gozar.
– Sentate tranquila. Disfruta tu whisky. Dijo Luis.
– ¿Estás casada? Me pregunto Mike.
– Sí… hace dos años…
Por unos cinco minutos charlamos de mí, de ellos, y sin darme cuenta me olvide que estaba completamente desnuda, ellos ni me miraban el cuerpo. Luis sirvió otra vuelta de whisky y Mike me preguntó:
– ¿Qué te hacía Luis que tanto te volvía loca?
– Chupaba en una forma demencial, hacía lo correcto en el instante correcto y podía estar horas haciéndolo. Solo cuando yo estaba en el punto de máximo placer me penetraba. Y me hacía estallar. Dije.
– Veo que te calienta recordar eso. Dijo Mike y me di cuenta que mi mano estaba acariciando mi concha suavemente.
– Siiii… no lo dudes. Dije sin dejar de tocarme.
– ¿Y Mike? Preguntó Luis.
– Un animal, un bestia. Dos besos y me la daba a chupar, dos minutos, y después, hacerme mierda la concha y el culo, aunque le dijese, le pidiese por favor, el tipo no paraba. Se ha corrido dos veces adentro mío sin siquiera sacarla, y no una, varias veces.
– Wow, te felicito Mike. Dijo Luis.
– Gracias amigo. A mí me dejó porque yo trabajaba mucho… ¿A vos? Pregunto Mike.
– A mí por otro. Un tal Fernando.
– Y ahora nos pide que la cojamos… ¿Te parece justo? ¿Somos solo un objeto sexual? Preguntó Mike.
– No lo había pensado… Y para sacarse las ganas porque el marido no la atiende bien… Eso es feo…
– Me parece lógico que nos demuestre cuan caliente está, para ver si vale la pena…
– Estoy de acuerdo. Dijo Luis y se levantó nuevamente, sirvió whisky para él y Mike.
Fue esta el cajón y vino con dos consoladores de buen tamaño. Los desgraciados estaban con una sonrisa en el rostro, me estaban humillando y yo lo sabía, pero mi calentura podía más. “Tomá” me dijo Luis dándome los consoladores.
Empecé a chupar uno y con el otro acariciaba mis tetas. Me excitaba hacerlo y que ellos, sin sacarse el saco me miraran tomando whisky. Seguí chupando uno y separando bien las piernas, me pasaba el otro por mi clítoris y mi vagina, pero sin meterlo. Tuve un orgasmo pequeño pero fue la señal que ellos esperaban. Me metí el consolador en la concha y ellos se pusieron de pie, y se empezaron a desvestir, sacos, corbatas y camisa. Cuando iban a sacarse los pantalones, Luis me puso el tapaojo.
– Hijo de puta. Le dije.
– No veo una calentura que valga la pena. Dijo Luis luego de unos minutos de que me puso el tapaojo.
– Me pasa lo mismo. Mejor nos vestimos.
– No por favor. Dije
Me masturbaba con todo y guie el otro consolador a mi culo. Cuando me fue entrando, estaba a mil por hora. Era una sumisa real, sin órdenes hacía lo que ellos querían. Cuando al cabo de unos minutos, ya en el suelo y de rodillas estaba a punto de llegar a un terrible orgasmo, me detuvieron tomándome de las axilas y me quitaron los consoladores.
– Nosotros te guiamos. Dijo Luis.
Con cada uno tomando mis brazos, subimos una escalera y pude escuchar como habrían una puerta. Me ayudaron a subir a una cama, me hicieron poner de rodillas y sentí como cada uno me ponía algo en las muñecas. Cuando terminaron algo tiraba de mis muñecas haciendo que estire mis brazos hacia arriba, totalmente separados.
De pronto, el silencio total. No escuchaba nada, ningún sonido. Pasaron varios minutos y de pronto, un líquido aceitoso empezó a caer sobre mis hombros, corriendo por mi pecho y mi espalda. Cuatro manos empezaron a desparramarlos suavemente, el líquido estaba tibio y permitía que sus manos se deslicen fácilmente. Mi respiración se fue haciendo cada vez más pesada, me estaba volviendo a excitar con todo cuando sus dos bocas fueron a mis pechos. Uno me chupaba con ternura, suavemente, el otro, seguro que Mike, me chupaba con todo, a lo bestia, mordiendo mis pechos y mis pezones sin parar.
Era la locura total, agradecía mentalmente haberme entregado a esos hombres de esa forma. Sin dejar de chuparme uno llevo su mano a mi concha y el otro a mi culo. Primero acariciando y después, metiéndome los dedos lentamente. Yo gemía de placer, los insultaba agradeciendo el placer que me daban. De nuevo, cuando estaba a punto de tener un orgasmo, se detuvieron.
– ¿Compartimos una cerveza? Dijo Luis.
– Dale, vamos.
– Hijos de puta, no me pueden dejar así, caliente y atada. Grité pero ellos no respondieron.
Pasaron un par de minutos y muy sádicamente abrieron la lata de cerveza para que yo los escuche. Se tomaron un par de minutos largos y fue Mike el que dijo: “Sigamos”.
Un par de manos separaron mis rodillas y adivine que sería Luis. Iba a decir algo cuando sentí que su lengua empezaba a jugar con mi clítoris, cuando Mike apoyo su pija en mis labios. Era tan grande como antes, y me costaba meterla en mi boca. “Gentilmente”, tomando mi cabeza con sus manos, la metió un poco. Luis me chupaba como siempre lo había hecho. Parte de mi fantasía se estaba cumpliendo. Ahora sí, mi excitación era bestial, chupaba como loca mientras Luis hacía un trabajo descomunal, me sostenía de la cintura y me volvía loca cogiéndome con su lengua sin parar. Tuve un par de orgasmos terribles pero ellos ni se dieron por enterados.
No puedo decir cuanto tiempo me tuvieron así, chupando y siendo chupada. Hasta que Luis se corrió, me hicieron parar y tensaron lo que sujetaba mis muñecas, me separaron las piernas y sentí como dos manos separaban mis cachetes y una mano, levantaba una de mis piernas.
– No sean mal nacidos. Grité.
La pija de Mike empezó a entrar en mi concha, abriéndola con todo, pero en ese instante, la lengua de Luis, toco mi orto, y se fue moviendo. Era demasiado placer, Mike destrozándome la concha con su forma bestial de coger y Luis, chupando y dilatando mi culo al mismo tiempo. Yo gritaba de placer, Mike apretaba mis tetas con todo y me mordisqueba el cuello, mientras Luis metía dedos en mi culo sin sacar su lengua. Tuve un par de orgasmos y ya pedía que por favor acaben.
Sentí como Luis se acostaba y Mike me guiaba para ponerme nuevamente de rodillas. Sabía perfectamente lo que seguía: Doble penetración. Pero no, nuevamente la boca de Luis estaba en mi concha y no entendí que seguía, hasta que me atrajo hacia él y Mike me penetro con todo en la concha. Me hicieron mierda, literalmente. Uno cogiendo como animal y el otro chupándome con todo. Pedía por favor que acaben, necesitaba que paren. Estuvieron un par de minutos hasta que Luis se levantó, Mike salió de mi concha, y sí, ahora sí, me la van a meter por la concha y el culo pensé.
Luis me metió su pija en mi concha y empezó a bombear sin parar. Supuse que Mike se iba a poner atrás mío y lo hizo.
– Luis, amigo, haceme lugar. Dijo Mike y aunque estaba con el tapaojo, abrí los ojos con todo.
– Dale tranquilo, hay lugar para los dos. Dijo Luis y note como Mike empujaba su pija también en mi concha.
– Me la están destrozando, animales, me va a quedar una cacerola. Grite.
Los dos bombeaban al mismo tiempo y como animales los dos. Luis me apretaba las tetas y Mike tiraba de mi cabeza hacia atrás. No podía soportar el placer y el dolor, menos el placer, era demasiado. Los dos acabaron juntos, inundando por completo mi concha de leche. Mi orgasmo fue de locura, nunca en mi vida había tenido uno así.
– Los amo, sos dos hijos de puta, pero los amo. Dije todavía con sus pijas en mi concha.
– No me abandone amigo. Dijo Mike mientras sacaba su pija de mi concha.
– Ni loco, te sigo. Dijo Luis.
Yo no lo podía creer, tenían fuerzas para seguir. Me hicieron poner de rodillas, y chuparles la pija a los dos, las limpie por completo, como pude y Mike lo dejó solo a Luis con su pija en mi boca. Sin perder su erección ninguno de los dos, Mike empezó a meter su pija en mi culo.
– No podes hijo de puta, dilátalo. Pedí pero no me hizo caso.
Su pija entraba abriendo mi orto por completo, como siempre lo hizo. Dolor y placar, o mejor, Placer y dolor. Dos tremendos hijos de puta dándome placer como nunca en mi vida. Cuando Luis pudo mantener su erección, me cogía la boca como animal, copiándose de Mike. No sé cuanto tiempo estuvieron masacrándome, destruyendo mi cuerpo y mi cerebro. Por momentos perdía la noción de todo. Pero cuando acabaron, Mike me lleno el culo de leche, y Luis la boca. Limpie bien su pija y luego la de Mike. Me soltaron las ataduras y como pude, casi arrastrándome, fui al baño.
Cuando volví a la cama, ellos me esperaban con un whisky. Les di un tremendo beso a cada uno, y sin hablar, tomamos el whisky, me pusieron en medio de ambos miré la hora y eran las 3 de la mañana y me quede dormida,
Ni sé que hora era, pero por las persianas se veía claridad, cuando la pija de Mike empezó a entrar en mi culo nuevamente, yo estaba de costado y el me sostenía la pierna levantada.
– Mike en serio, no doy más. Alcance a decir.
Luis me escucho y se despertó. Nos vio y el desgraciado se puso a chuparme la concha. Nuevamente la locura, el frenesí total. Me pusieron loca y así como estaba, de costado, los dos me cogieron por un buen rato. Me pusieron boca arriba y los dos acabaron en mi cara, cubriéndola de su leche. Chupe cuanto pude y no me moví más. Estaba totalmente exhausta.
Cuando me desperté me intenté sentar en la cama. No pude, una de mis muñecas estaba esposada a la cama, ellos no estaban en la habitación. Sobre la cama, mi celular y una nota:
“En un rato, seguimos… si queres avisale a tu marido que vas a llegar temprano… para cenar… Tus Ex.”
– Hijos de puta, los vos a matar. Grite.
Nadie me contestó. No podía sacarme de la cabeza la noche de placer que habíamos tenido, mi fantasía se había cumplido con creces. Me habían hecho mierda en serio. Me dolían todos los agujeros y los músculos. Llame a mi marido y le dije que había ido a dormir a lo de mis padres, que iba para cenar. Protesto un poco pero terminó aceptando. Me recosté y me quedé dormida profundamente.
– Hey dormilona, es hora de almorzar. Dijo Luis entrando en la habitación.
– Hijo de puta, me mataron anoche. ¿Y esto? Dije señalando las esposas.
– Para la segunda parte de tu sumisión. Dijo.
– ¿Mike?
– Bañándose. Lo mismo que vas a hacer ahora vos. Estas hermosa, llena de nuestra leche.
– Forro. Le dije sonriendo
Me puso una cadena en el collar, y así me guio al baño. Me di una ducha hermosa, me secaba y vi en el espero las mordeduras de Mike en mi cuello y mis pechos. Después pensaría algo para decirle a mi esposo. Cuando salí del baño me esperaba Mike sonriendo. Me dio mi tanga y tirando de la cadena bajé con él, la tanga era mi única indumentaria.
Luis nos esperaba con la mesa servida. Me sentaron en la cabecera y ellos a cada lado.
– Cuéntanos Moni. ¿Satisfecha tu fantasía?
– Estuvieron geniales, increíbles, juro por lo que quieran que nunca goce de esta forma, fue increíble todo, el no poder ver, sus caricias con el aceite, vos chupando, y vos cogiéndome al mismo tiempo, les tengo que agradecer, fue una noche maravillosa.
– ¿Te gusto ser sumisa? Estar a nuestro servicio totalmente. Preguntó Luis
– Me encantó. No poder hacer nada, que usen de mi cuerpo dándome tanto placer. Fue increíble. Me encanta ser su sumisa. Por eso no me saco el collar ni les pido que me lo saquen.
– ¿Otra fantasía?
– Después de anoche, ninguna que valga la pena sin Uds. dos.
– ¿Qué fue lo más loco que hiciste, hablando de sexo? Preguntó Mike.
– Con vos Mike en la carpa en la playa, rodeados de gente y gritando como loca.
– ¿Tríos, con hombres o mujeres, o sola con una mujer?
– No, con mujeres ni loca, un consolador nunca reemplazará una buena pija.
– La mía ni se acerca a la de Mike. Dijo Luis.
– Pero sabes usarla mi amor. Y la previa con vos, es inigualable. Dije.
Terminamos de almorzar y tomamos un café. Un rato después, volvimos al dormitorio. Las sabanas eran un asco, Luis las cambió, me pusieron me subieron a la cama y nuevamente ataron mis muñecas, a las columnas de la cama, y ahora, los tobillos también a las columnas, dejándome con las piernas totalmente separadas. Nuevamente el tapaojo y otra vez la oscuridad y el silencio. Ah, y una bola en la boca.
De pronto comencé a escuchar el sonido típico de una mujer chupando una pija. No, no podía ser una mujer, y que fuera ellos, mucho menos. No entendía, pero me fui excitando, más por el morbo que otra cosa.
– Me duele. Quiero más. Dijo una mujer. No podía ver, ¿quién diablos sería?, ¿que hacía ahí?, ¿Cuándo entro?
Sus gemidos y quejidos me fueron excitando con todo. Sentía como de mi concha caían ríos de flujo. La mujer no paraba de gozar y gozar. La envidiaba, la odiaba realmente. Quería preguntar, insultarlos, gritar, pero la bola no me dejaba. Los odiaba profundamente, y cada vez más a medida que la escuchaba gozar a la chica.
– Dale, dijo Luis.
Y una boca de mujer empezó a chupar mis pechos, yo me retorcía, no quería que lo haga, pero al mismo tiempo subía mi excitación, pero… la mujer seguía gimiendo, y no era la que me chupaba. ¿Cuántas mujeres éramos? La que estaba con mis pechos, sí que sabía chuparlos, me volvía loca que mordiera mis pezones y jugara con su lengua en ellos. Escuche el grito de la chica, seguramente por un orgasmo y luego solo como me chupaba la teta la otra mujer, o chica.
Trate de gritar con todas mis fuerzas cuando una boca de mujer empezó a chupar mi concha sin parar, mientras otra boca chupaba mis pechos. Los dedos de la que me chupaba, entraban en mi concha, jugando y jugando, hasta sacarme un tremendo orgasmo. Claramente eran tres dedos que tenía adentro, y los tres atacando mi punto G, mientras la boca mordía mi clítoris.
“Las vos a matar, y a ellos, me están violando los hijos de puta” Pense justo antes de tener un tremendo orgasmo, y recibir un tremendo beso de la que me chupaba las tetas. Al principio me negué, pero de inmediato no solo lo acepte sino que yo buscaba comerle la lengua.
Nos besábamos con todo y la que me chupaba, saco un dedo y lo metió con facilidad en mi culo, me masturbaba por los dos lados. De pronto me di cuenta que ni Mike ni Luis emitían sonido, seguramente estarían mirándonos, o mejor dicho, estarían mirando como me cogían esas dos mujeres.
Luego de tener un doble orgasmo, sentí como liberaban mis piernas, y luego mis muñecas, pero las trababan en mi espalda.
– Vení Moni, ahora vas a gozar hermosa. Me dijo una dulce vos de mujer.
Me pusieron de rodillas en la cama, apoyar los hombros, y con suavidad unas manos levantaron mi cabeza hasta ponerla sobre la concha de una de ellas. Iba a decir algo cuando un consolador entro en mi concha, era grande, me pareció más grande que los que Luis me había dado.
Casi con vergüenza empecé a besar esa concha que tenía adelante, el consolador entraba suavemente, sin parar, hasta que sentí que unas piernas tocaban mis piernas. “Seguro tiene un arnés” pensé. Esa chica, me tomó de la cintura y comenzó a bombear y bombear. Me fui poniendo loca, la misma chica, me estimulaba el clítoris con una mano y con la otra me metía dos dedos en el culo. Yo a esa altura chupaba como loca la concha de la chica. Me hicieron tener varios orgasmos y yo a la chica a la que le chupaba la concha. De a poco el ritmo de quien me cogía con el consolador se hizo violento, estaba super excitada. Hasta que por fin, y con un fuerte gemido, me lo clavo hasta el fondo.
La chica que estaba delante de mí, se levantó y la que me había cogido, se corrió. Entre las dos, me hicieron girar, y quedar en cuatro patas. No podía creer lo que había pasado. Violada en forma genial por dos mujeres y lo había gozado como loca. Estaba agotada, luego de la noche que había pasado.
De pronto, sentí como una pija, que no podía ser otra que la de Mike me empezaba a entrar en el culo, y una de las chicas, a mi lado, empezaba a gemir. Una mano me quito el tapaojo y me costó unos segundos poder ver bien. Mire a la chica y ella me miró sonriendo.
– Hola Moni, soy Malena, la mujer de Luis. Me dijo me dio un tremendo beso que devolví con todo.
Luis la estaba chupando y volviendo loca, la otra chica, estaba sobre una máquina, que metía y sacaba un consolador de su concha mientras ella se daba con todo en las tetas y el clítoris.
– Hola, hija de puta. Vos me cogiste. Le dije a Malena.
– Y fue un placer, tremendo orgasmo tuve.
Ah, ahora seguimos con vos, necesitaba una chupadita de Luis. Vos me entendes, ¿no?
– Claro que te entiendo.
Las dos gozábamos como locas, en realidad las tres contando a la chica sobre la máquina. Casi al mismo tiempo tuvimos las tres un orgasmo y Malena se levantó.
– Vení Moni, móntalo a Luis por la concha. Me dijo.
Lo hice de inmediato y segundos después vi como Mike le metía su pija en el culo a la chica sin dejar que se saque el consolador de la máquina del culo. Ella dio un tremendo grito y él como es su costumbre, arremetía con todo contra el culo. Para mi sorpresa, Malena nuevamente tenía el arnés puesto y me empezaba a coger la boca sin piedad. La chica tuvo un tremendo orgasmo y Mike, como enagenado, vino hacia mí, se colocó detrás de mí y me la enterró en el culo de una. La chica vino y se puso a chuparme los pechos.
Era una locura total, los cuatro atacándome con todo, los cuatro dándome un placer infernal. No sé cuantos orgasmos tuve, porque cuando terminaba uno, comenzaba el otro. Solo sé que fueron muchos minutos de locura. Increíblemente, la primera en acabar fue Marina, con un orgasmo bestial, y cayo de rodillas para chuparme una teta y la chica la otra. Luis y Mike acabaron juntos, llenándome de leche, y yo en un orgasmo brutal, siendo besada por Malena.
Mike se tiró en la cama y la chica le chupó la pija. De tan buena manera, que él no perdía la erección. Yo me corrí, y Malena monto a Luis metiéndose su pija en la concha.
– Dale con todo, dijo Luis.
Mike enculo a Malena que dio un tremendo grito. Yo me puse el arnés y ahí me di cuenta que era doble, y me metí un consolador en la concha mientras el otro lo enterraba en el culo de la chica. Increíble sensación estar empalando a la chica con un consolador dentro mío. Los dos animales destrozaron a Malena y cuando ella grito de placer al sentirlos acabar, yo hice lo mismo junto a la chica al escucharla. Malena chupo las dos pijas que le habían dado placer y guardaba algo para mí
Fui al baño y Malena me siguió. Me tomó de los cabellos, me puso de espaldas contra la pared y me dio tremendo beso, compartiendo la lecha de los machos.
– Sí que sos caliente, no era joda. Dijo Malena y se metió a darse una ducha.
– Dejame lugar. Le dije y me metí con ella.
Las dos nos bañábamos juntas, mirándonos desafiantes. Sosteniéndonos la mirada, pero el recuerdo de como me había cogido, hijo que la ponga contra los azulejos de la ducha, sosteniéndola de la garganta y baje a chuparle la concha con todo, mientras le metía dos dedos en el culo.
Lejos de enojarse, me apretaba la cabeza contra su concha y movía su culo para enterrarse bien mis dedos. Le saque un tremendo orgasmo y las dos nos besamos con todo. Nos terminamos de bañar, nos secamos en silencio y nos pusimos unas batas de toalla, yo la de Luis.
Volvimos a la habitación, Luis y Mike sonreían complacidos, la chica no estaba.
– Par de hijos de puta, los amo a los dos. Dije.
– Ahora sí sos una buena sumisa. Dijo Luis.
– Bah, una buena perra. Dijo Mike.
– Empiecen a pensar que le digo a mi marido de todos estos chupones y moretones en las tetas desgraciados. Dije.
– La verdad, que te cogieron dos machos en serio. Dijo Mike.
Eran las 17 Hs., me vestí rápido, intercambiamos nuestros números y partí para mi casa en un taxi. A medida que mi cuerpo se enfriaba, me aparecían dolores. Cuando llegue a mi casa, mi esposo estaba bastante molesto y encima, quería tener sexo. Ni loca, ni borracha. Como siempre, alegue sentirme enferma y me fui a acostar a las seis de la tarde. Me despertó el llamado de Malena, a las 11 de la mañana del día siguiente.
– ¿Buen día? Me preguntó como saludo.
– Mira, estoy hecha mierda, me duele todo el cuerpo, agujeros inclusive. Pero mi cabeza vuela. Dije.
– ¿Almorzamos? Me preguntó sin más vueltas.
– Dale, decime donde, y por lo menos dame dos horas.
Me dijo dónde y lentamente me fui poniendo en movimiento, me bañe, me vestí elegante y fui al encuentro de Malena. Ella ya había llegado, después de los saludos nos sentamos y pedimos un par de whisky`s antes de almorzar.
– Te hicieron mierda. Me dijo Malena.
– No te salgas, vos también contribuiste en mi total destrucción. Dije.
– Solo fui una herramienta de su maldad. Dijo sonriendo.
– Te juro, nunca tuve un sexo como el de la otra noche y el de ayer. Fue mi primera vez con una mujer, o dos, en realidad.
– Lo escuche cuando lo dijiste en la mesa.
– Por favor, explicame como fue todo. Dije.
– ¿Desde el principio? Preguntó Malena.
– Entonces, ¿No te diste cuenta?
– No, ¿De qué?
– Luis y Mike armaron todo. Y vos, creyendo que cumplías tu fantasía en realidad, estabas cayendo en sus redes, más específicamente, en las de Mike.
– Ahora sí que no entiendo nada. Explicame por favor. Dije.
– La encargada de la fiesta era yo. Yo tenía la lista de invitados. Mike y Luis siempre hablaban de vos. Te aseguro que hasta llegue a tener celos de vos. Cuando se conocieron, en una charla Mike le conto a Luis que seguía enamorado de una mina, que era tremenda en la cama, como al pasar, dijo tu nombre, una breve descripción y Luis le conto su historia con vos. Ese fue el punto en que se hicieron grandes amigos. Vos. Una noche, Mike vino a cenar a casa con una “amiguita” y terminamos los cuatro cogiendo como bestias. En el desayuno, Luis le conto nuestro gusto por ciertos juegos, como el de anoche, algo suave pero fuerte al mismo tiempo. Y los dos fantasearon con hacértelo a vos, todo delante de mí.
Cuando vi que estabas en la lista de invitados de la fiesta, se lo conté, los anoté como invitados, y fueron… Vos te los encontraste y “vos te los levantaste”.
– Hijos de puta. No lo puedo creer. ¿Y vos y la otra chica?
– A la noche estuvimos en la casa, la chica, es mi prima, una terrible gato que usamos cada tanto con Luis. Te cuento que a la noche le rompí todos los agujeros pobre Macarena.
– Y yo que pensaba que me los había levantado, tremendos hijos de puta que son. ¿Vos y Luis, son swingers, que cuerno son?
– No swingers, solo hacíamos tríos hasta ahora. Ayer todo se descontrolo cuando vi la pija de Mike, me quise morir. Luis me vio y por eso me cogieron entre los dos.
– Y la idea que vos y Macarena he hicieran mierda, ¿De quién fue?
– Mia, toda mía. Cuando te ví desnuda, te quise coger de inmediato. Cuando se levantaron a la mañana, se los propuse y como buenos cerdos que son… quisieron.
– ¿Sos bisexual entonces?
– Totalmente, más de una yegua como vos. Me gustó mucho estar con vos, comerte la concha y los labios.
– No seas guacha, me estas calentando acordándome de tus chupadas.
– Que pena…. Dijo riéndose.
– Sos peor que ellos.
– ¿Con tu marido como te fue?
– Me lo saque de encima en dos minutos y dormí desde las 6 de la tarde hasta que me llamaste. Aparte, ¿Cómo voy a poder fingir después de haber estado con esas bestias? incluyéndote claro.
– ¿Puedo ser hija de puta? Me preguntó.
– ¿Más de los que fuiste? Pregunte sonriendo.
– Mucho más. Me dijo seria.
Su seriedad me asustó, no pude adivinar por donde venía.
– Si, dale Male.
– No es pregunta, es afirmación: Vos lo amas a Mike.
– Hija de puta, ¿Tanto se nota?
– A kilómetros de distancia, te lo aseguro.
– Sí, lo amo, y me arrepentí desde el momento que lo deje. No por su plata. No hay otro hombre como él. Puede ser el más dulce y tierno, como para cortar una flor en una plaza y regalármela, al tipo más duro del mundo y no decirme nada cuando lo dejaba. En el medio, un sexo fenomenal, como vos misma comprobaste.
– De eso estoy segura, aunque me gusta más el estilo de Luis. Pero haberlos “sufrido” juntos, Dios mío.
– Lo dejé por boluda inmadura, y al mes se me cruzo mi marido, y no podía volver con Mike por mi orgullo de mierda. Y por ese mismo orgullo, me case.
– Mira Moni, no soy amiga tuya, pero me caes muy bien, en serio te lo digo. Y sé del cariño que te tiene Luis, como también sé que si me deja va a hacer todo por conquistarte. Pero ¿me dejas preguntarte algo?
– Male, esto no lo charlo con mis amigas. Y no sé porque lo estoy charlando con vos, quizás porque lo de ayer me pego muy fuerte. Dale, pregunta.
– ¿Cuándo tiempo más vas a seguir cagándote la vida? ¿Qué esperas, tener cuarenta años, y no poder tener hijos para llorar el tiempo que perdiste, las oportunidades que perdiste, el amor que dejaste escapar?
– Que mina jodida que sos, por favor. La respuesta a todo, es no sé. Yo dejo a mi marido, ¿y después?
– Antes, no después, corres en brazos de un tipo que te ama con locura. Tenes 32 años creo. No seas boluda, o preferís perderlo porque se casó con una tontita.
– ¿Vos hablas de Mike? Pregunté.
– De Luis te aseguro que no. Y otro tipo, no te conozco. Sí tonta, de Mike te hablo. Está loco por vos. Te lo juro. Lo había dicho antes, y lo repitió ayer cuando te fuiste de casa.
– ¿Vos estas hablando en serio Malena?
– Muy en serio Moni. A Mike lo quiero mucho, es un muy buen amigo de Luis y cuando tuvimos una crisis, él fue quien lo paro a Luis para no separarnos. Y quiero lo mejor porque es un gran tipo.
– Uff. Me pegaste una trompada en la boca del estómago y me dejaste sin aire, te lo aseguro. Ahora, ya me hiciste mierda, por lo menos dame una idea, ¿Qué hago?
– ¿Con tu marido o con Mike?
– Invitalo a almorzar y habla claro mujer, pone los ovarios sobre la mesa y jugate por lo que sentís, si amor es lo que sentís.
– ¿Te parece que haga eso?
– Otra opción es comprar un billete de lotería, y si sale premiado… emborracharte y llorar.
– Lo voy a hacer.
– Te paso el nuevo contacto que tiene, un celular privado. Dijo Malena.
– Dale. ¿Pregunta, siempre juegan con Luis a esos juegos de sumisión? Me volvieron loca.
– No cuentes nada. No, no siempre. A veces vamos a un club swinger, y me chupa delante de todos, y después me coge. Cuando terminamos, disfrutamos de los hombres y mujeres que quieren estar con nosotros. Si alguna chica nos gusta, la llevamos para casa. Yo ni loca me acuesto con otro tipo que no sea Luis. Dijo Malena.
– Ejem….
– Bueno, Mike es una excepción que confirma la regla. Y si me lo prestas cada tanto, yo te presto a Luis.
– No me disgusta nada la idea de estar los cuatro en una cama. Tampoco de estar con vos solas…
– En el bolso tengo un par de esposas y el arnés, quiero que me pongas las esposas, me chupes bien la concha y el culo y me cojas bien cogida. Dijo Malena.
– Cuando quieras. Dije.
– Ahora, salimos de acá y vamos a coger guacha.
– Ok. Antes de venir pase por un sex shop. Dije, busque una bolsita en mi bolso, la puse sobre la mesa y se la acerque.
Toma, anda al baño, sacate la tanga y ponete esto. La tanga ponela en la bolsita.
– Yegua. Dijo Malena, tomó la bolsita y fue al baño.
Cuando volvió me dio la bolsita. Mire y estaba su tanga. Me miró y se mordió los labios.
– Si Male, te voy a coger por el culo.
Terminamos de almorzar y fuimos a su casa, y directo a su dormitorio. Nos quitamos la ropa mutuamente en medio de besos y caricias, nos tiramos en la cama a seguir besándonos y nos mandamos un 69 tremendo. Las dos llegamos a un orgasmo y yo me puse el arnés. Le puse las esposas en las muñecas, la puse como perrito, y se la ensarte en la concha con todas mis fuerzas.
Las dos gozábamos como perras con cada embestida, yo la nalgueaba y tiraba de su pelo. Estuvimos no mucho tiempo, las dos estábamos super excitadas y los orgasmos no se hicieron esperar. Saque el consolador de su concha y lo enterré en su culo hasta el fondo. Malena dio un grito de dolor y se quedo quieta. Yo fui moviéndome de a poco, dándole golpes en el culo.
– Que Mike te la meta en la concha no me molesta, pero no te voy a perdonar que te rompa el culo puta, esa pija es para mí culo solamente. Le dije.
– Entonces la lengua de Luis es solo para mi conchita. Dijo en medio de gemidos.
– Negociemos entonces. Dije y las dos nos largamos a reír con todo.
– Dos tremendas putas de nuestros machos somos. Dijo Malena.
Nos dimos con todo durante dos horas. Nos duchamos y me fui para mi casa. Agregue el contacto de Mike que me había pasado Male y lo llamé.
– Mike, habla Moni.
– Hola hermosa, me sorprendes con el llamado. Este número no lo tiene mucha gente.
– Pues alguien me lo pasó. Te invito a almorzar mañana.
– Uh… mañana tengo un día terrible en la empresa. Solo voy a tener tiempo de comer un sándwich en mi despacho. Pasemos la invitación para pasado mañana mejor. Me dijo.
– Entonces invítame un café en tu despacho, mientras vos comes el sándwich. Dije.
– Ahh, te espero 12:30 Hs. voy a avisar a la guardia para que no te demoren.
– Perfecto, gracias Mike, nos vemos.
El corazón me latía a mil por hora, y estaba toda mojada solo de hablar con él. Al día siguiente diez minutos antes de la hora estaba en la guardia de su empresa. Me presente y de inmediato uno de los guardias me acompaño hasta su despacho.
– Hola, soy Monica del Corral, Mike me espera. Le dije a su secretaria.
– Hola, buen día. Mi nombre es Stefi. El Sr. me aviso de su visita, por favor tome asiento, ya se desocupa, esta con gente.
– Gracias. Dije.
Tuve que hacer magia para sentarme con la micro mini que llevaba puesta y que no se me viese todo. Arriba tenía una camisa sin brazier, que dejaba entrever la libertad de mis pechos. Justo 12:30, un par de hombres salieron de su oficina y la secretaria me invito a pasar. Cuando entre a su despacho, estaba en su sillón, con los lentes de ver cerca colocados. Me miro por sobre los lentes y sonrió.
– Stefi, por favor, mi sándwich, un agua mineral y un café para la señora. Dijo levantándose y acercándose a mí.
– De acuerdo Sr. Mike.
– Más sensual no podes estar desgraciada. Me dijo mientras me daba un beso en la mejilla y me invitaba a sentarme en un sillón, él se sentó enfrente mío.
– Vos me dirás el motivo de la invitación para mañana y tu visita de hoy. Me dijo.
– Cuando queres sos el tipo más romántico y tierno del mundo y otras, como ahora, brutalmente directo. Que sea de esa forma entonces. Mike, me voy a divorciar de mi marido y quiero ser tu mujer. Dije, y largue todo el aire que tenía en los pulmones.
En ese instante Stefi golpeo la puerta y trajo su sándwich, el agua y mi café.
– Stefi, gracias y por favor, que no me molesten.
– Sr., tiene reunión con ventas en quince minutos.
– Stefi…
– Hasta nuevo aviso entonces… Dijo Stefi y se fue sonriendo.
Mike se había levantado e ido a su escritorio. Volvió sonriendo y mirándome a los ojos.
– Creo que no te escuche bien. Dijo.
– Escuchaste bien basura. Dije que voy a divorciarme y que quiero sé tu esposa.
– Ah, entonces escuche bien. Tomó el sándwich, dio un mordisco y me dio la caja de un anillo. En ella había un anillo de oro con un brillante. Algo sencillo pero hermoso.
– ¿Y esto?
– Para que lo uses… me dijo sonriendo.
– No entiendo, te dije algo, muy importante para mí, y vos me das un anillo, que ni siquiera tiene algo grabado.
– Para que no tengas problemas con tu marido.
– Estas jugando conmigo y me empiezo a enojar. Dije.
Terminó de dar el último bocado al sándwich, paso a su baño privado y luego de un par de minutos volvió. Fue hasta la puerta y le dijo a Steffi:
– No te asustes, está todo bien.
Cerró la puerta, me hizo levantar, me abrazo y me dio tremendo beso. Una de sus manos bajo a mi concha, corrió mi tanga y metió dos dedos para masturbarme como buen animal que es. Su otra mano, abrió mi camisa, descubrió uno de mis pechos y lo empezó a chupar con todo. No pude dejar de empezar a gemir con todo, me estaba haciendo mierda. Mi micro minifalda sirvió, es segundos estaba en mi cintura. El saco su pija del pantalón y me puse a chuparla como loca. Estaba dura y grande como nunca antes. Solo pude chuparla un par de minutos, que me puso boca abajo sobre su escritorio, sobre todos los papeles y con las piernas colgando.
Me la metió hasta el fondo con todas sus fuerzas. Di un grito de placer que se debe haber escuchado en todo el edificio. Entraba y salía brutalmente, me dolían las nalgas de los golpes de su pelvis. Mi concha se fue inflamando con todo, y me dolían sus penetraciones, pero me daban un placer tremendo. Era su hembra. Me acabo adentro en forma bestial, inundándome de semen que de inmediato empezó a escurrirse por mis piernas. Era Mike y no se conformó con eso. Mojo dos dedos en mis fluidos y su esperma y me los metió en el culo mientras me lo mordía con todo. Yo gritaba por los mordiscos y por el placer de mi orgasmo.
De pronto la cabeza de su pija se fue abriendo camino en mi culo.
– Animal, bestia, me estas destrozando el culo. Grité sin ningún pudor.
– Este es tu macho mi amor. Dijo
La enterró toda en mi culo, y estuvo un buen rato entrando y saliendo mientras me daba chirlos en el culo y tiraba de mis cabellos. Yo gritaba de placer por supuesto pero mi grito fue peor cuando me lleno el culo de leche. Saco su pija y la chupe con todo, dejándola bien limpia. Me paré y fui al baño.
Cuando salí, él se estaba acomodando la ropa, mire el piso de parquet y estaba sucio de nuestros flujos. Busque papel y lo limpie. Tire los papeles en un cesto del baño y volví con Mike.
– Me escuchaste, me diste un anillo y me cogiste con todo. ¿Me podes decir que opinas de lo que te dije?
– ¿Cuándo te mudas a mi departamento mi amor?
– Si puedo, hoy mismo.
Tomó el teléfono y llamo a Stefi. Ella entro al despacho con una sonrisa picara.
– Perdón Steffi, juro que no me pude contener. Dije.
– Tranquila, hoy mi novio va a ponerse muy contento. Dijo y me guiño un ojo.
– Steffi, no me retes, tráenos dos cafés, pero antes, llama al Dr. Gutierrez y pásame el llamado por favor.
Ah, entra sin golpear.
– Ya mismo Sr.
– Dame un minuto amor. Me dijo y casi tengo un orgasmo al oírlo. Sonó su teléfono y era la llamada que había pedido.
– Hola Gere, estas en altavoz. Estoy con mi futura esposa y necesito que te ocupes de algo urgente, y con máxima prioridad.
– Hola Mike, sabes que no hay problema. Decime.
– No, va a ir a verte Mónica del Corral, mi prometida. Ella te va a contar, quiero que hoy mismo soluciones todo. Ya va para allá.
– Dale, la espero.
– Te mando un abrazo y gracias.
Cortó y me miro serio, de pronto se sonrió, tomo su celular y llamo a alguien. Por la distancia a la que lo tenía, estaba en altavoz.
– Te debo una bien grande guacha.
– Grande como tu pija boludo. Dijo y reconocí de inmediato la voz de Malena.
– Malena, hija de puta, otro complot. Me mandaste al muere como corderito. Dije.
– ¿No me lo vas a agradecer? Preguntó.
– Toda la vida. Te quiero.
– Yo a vos. Mike, tenes que pagar la cena, como acordamos. ¿Cuándo?
– Si todo sale bien, esta misma noche. Y preparen los culos las dos.
– Sos un cerdo miserable. Dije.
Tocó algo en el celular y dijo:
– Luis, esta noche, empezamos con un 69 y de ahí, calesita.
– Pero las vamos a atar, así sacamos varias sortijas. Dijo Luis.
– Hijos de puta, nos van a hacer mierda. Dijo Martina.
– Hay que festejar. Nos hablamos. Dijo Mike.
– Así que todo estaba planeado, la fiesta, la charla con Malena… Sos tremendo, Te amo hijo de puta.
– Te amo Moni. Anda a ver a Gere ya mismo.
Fui a dos cuadras, al estudio del abogado y luego de hablar con él, me acompaño a la empresa de mi marido, le dije que quería el divorcio y no tuvo problemas en aceptar. Por las dudas, el abogado me acompaño con su auto a mi ex casa, y saque toda mi ropa, que era lo único que me quería llevar. Fuimos a la empresa de Mike y cargamos todo en su auto. Fuimos a su departamento y acomodé mis cosas. Mike hablo con Luis y esa noche fuimos a cenar los cuatro, cada uno en su auto.
Mike había pedido en la reservación uno de los reservados. Nos guiaron y pedimos las bebidas. Pero primero trajeron una botella de champagne.
– Por dos hermosas mujeres, sensuales, sexuales, y muy putas. Dijo Luis.
– Refrendo y agrego, Te amo Moni. Dijo Mike.
– Son unos cerdos los dos.
Luis se rio y de la cartera que llevaba colgando del hombro saco dos cajas y dos collares de sumisa. Nos dio un collar a cada una. Nos miramos y nos lo pusimos.
– Tomen, vayan al baño. Dijo Mike.
Tomamos las cajas y fuimos al baño. Eran dos estimuladores dobles, clitorianos y vaginal.
– Son dos hijos de puta, nos van a hacer mierda en serio estos dos. Dijo Malena.
– Pues vamos a disfrútalos con todo. Dije y me lo coloqué, arriba la tanga sosteniéndolo.
Volvíamos a la mesa cuando empezó a vibrar con todo el mío. Me mataba el clítoris. Me tuve que apoyar en una silla. De pronto, dejo de vibrar. Miré a Mike y sonriente me saludaba con su celular en la mano. Me senté y Malena se agarró con todo de su silla. Luis jugaba con su dedo en la pantalla de su celular.
– Interesante escosas bluetooth. Se puede manejar cualquier cosa.
Dijo Mike, paso el dedo por la pantalla y mi vibrador empezó a funcionar, pero suavemente. Yo empecé a respirar tratando de mantenerme tranquila, tratando de ignorarlo, pero era imposible me subían olas de excitación tremendas. Así nos tuvieron toda la cena. Las dos super calientes.
– No te conté Mike, puse un sistema de seguridad en casa, impresionante, unas cámaras de alta definición espectaculares.
– Que bueno, eso no es un gasto, es una inversión en seguridad.
– Si, si detecta movimientos, empieza a grabar y me manda un mensaje, lo puedo ver en el momento y llamar a la policía si es necesario.
– Después pasame quien te lo instaló, quiero una para el departamento. ¿Cuándo te lo instalaron?
– Ayer a la mañana, les di las llaves y fueron. Ya tengo imágenes, ¿Queres ver?
– Dale. Dijo Mike.
– Mira que buenas imágenes. Dijo Luis.
– Muy buena definición y siempre enfocado, me encanta. Mostrale a la chicas. Dijo Mike con una sonrisa en el rostro.
– Mejor les paso el video. Dijo Luis.
De inmediato nos llegó y lo abrí. Éramos Malena y yo entrando a la casa, luego en el dormitorio dándonos con todo. Todo había quedado grabado.
– Sos un hijo de puta, no me dijiste nada, cerdo. Dijo Malena.
– Siempre quisiste estar en la tele… Dijo riendo Luis.
– Los dos son unas basuras. Dije.
Terminamos de cenar y fuimos a lo de Luis. En el auto, Mike me hizo sacar el vibrador y la tanga, todo el viaje fue metiéndome dedos en la concha. Yo estaba super caliente. Llegamos y fuimos al dormitorio. Nos desnudamos y las dos le chupábamos la pija a nuestros machos, yo estaba extasiada chupando a Mike, su verga me excitaba solo de verla y mucho más chuparla.
– El Dr. me dio unas clases, ¿A ver si aprendí algo? Dijo Mike y me puso boca arriba, en el borde de la cama con las piernas separadas.
Me fue besando la concha y el clítoris de a poco, no lo hacía nada mal, pero era claro que se contenía. Los besos se fueron transformando en chupones y lengüetazos tremendos, como nunca me había dado. Me separó los labios y sentí como su lengua me penetraba con todo. Me estaba cogiendo como una bestia con la lengua, sin parar, sin respirar mientras sus dedos jugaban con mi clítoris.
– Desgraciado estas aprendiendo bien. Dije hundiendo su boca en mi concha.
Malena también estaba siendo chupada por Luis. Nos acercamos y nos comenzamos a besar con todo. Los dos nos mataban con sus besos, chupadas, lengüetazos y nosotros volábamos de calentura.
– Quiero verlas. Dijo Mike. Y dejo de chuparme.
Luis hizo lo mismo y las dos nos trenzamos en besos, caricias y dedos en las conchas. Los mirábamos y los dos parados, con sus pijas duras nos miraban sonriendo.
– Son dos desgraciados, míralos. Me dijo Malena.
– Ya los ví, y me calenta mucho estar haciendo esto y ellos mirándonos.
– Ni que me lo digas. Dijo Malena. Se levantó y buscó el arnés. “Cogeme guacha” me dijo.
Me puse el arnés y le metí todo el consolador en la concha. Ella gemía y gritaba de placer. Las dos tuvimos un orgasmo y lo escuche a Luis.
– Estas dos se están divirtiendo y nosotros pajeándonos, no va.
– Tenes razón. A tu lugar Luis.
Nos hizo correr un poco, y se colocó debajo de Malena, haciendo un 69. Mike frente a Malena. Luis se chupaba la concha, yo la cogía y ella se volvía loca de placer, chupando alternadamente las dos pijas. Todos jadeábamos sin parar. Nosotras tuvimos un orgasmo y Mike se acostó boca arriba. Me saque el arnés y me acosté a su lado para besarlo y masturbarlo.
– Montame y cogeme vos a mí.
Era la primera vez que me lo decía. Juro que sentí un escozor en el cuerpo. El me cogía como bestia, y yo nunca lo había cogido a él.
Me monté y me movía en forma errática, estaba nerviosa como una boluda. El me atrajo hasta quedar cara a cara.
– La mejor forma de cogerme es cogerte a vos misma, usar mi pija para darte placer. Ni pienses en mí. Me dijo.
Me senté nuevamente y le hice caso. Me movía para sentir ese tremendo pedazo de carne perforarme por completo la concha. Me acariciaba el clítoris y apretaba mis tetas. Me fui poniendo loca, y más loca cuando veía su cara de placer.
– Hijo de puta, me estoy cogiendo sola tu pija, tremenda puta soy, y tu cara, estas gozándome desgraciado.
– Y mucho putita, me encanta verte tan puta.
Que me llame putita, me encendió por completo, me enterraba su pija sin parar, me dolían los pechos de tanto apretármelos. De pronto sentí un par de dedos que se metían en mi culo. Me puse re cola, era Malena que montaba a Luis y me metía los dedos. Tuve un tremendo orgasmo y le dije a Mike al oído:
– Preguntale a Luis si hay lugar. Para que le hagan doble penetración en la concha. Luis dijo que sí y Malena empezó a pedir que no lo hagan.
No le hicieron caso y los dos la penetraban por la concha, ella gritaba como marrana de placer. Yo tome el arnés y me metía el consolador en la concha de rodillas, mientras le chupaba las tetas a Malena.
– Cerdos, animales, bestias, me están haciendo mierda. Gritaba Malena.
Luego de un rato tuvo un tremendo orgasmo y Mike se volvió a acostar. Lo volví a montar con todo, estaba muy caliente, ver como le daban a Malena me descontroló por completo.
– Toma yegua. Dijo Malena, con el arnés puesto y metiéndome el consolador en el culo.
Me comencé a mover como loca, enterrándome las dos cosas al mismo tiempo. Pasaron un par de minutos y el grito de Malena me desconcertó. Mire y Luis le estaba dando por el culo. Malena me miraba y embestía contra mí con todas sus fuerzas.
Tuve un tremendo orgasmo y le pedí a Mike algo que nunca le había pedido ni él me había hecho.
– Cogeme la boca mi amor.
Mike se paró, tomo mi cabeza con ambas manos y abrí la boca. Estuvo un par de minutos cogiéndome como un animal, me daban arcadas, me lloraban los ojos y la saliva caía a raudales de mi boca. Cuando acabó, lo hizo en mi boca, llenándola de leche, trague todo y le limpie su pija.
Se acostó y su mirada daba miedo.
– Cogete el culo. Me dijo.
Lo monte y me la fui metiendo de a poco. Fui subiendo y bajando cada vez más fuerte. Lo miraba y estaba super caliente, alguna maldad iba a hacer. Y la hizo, metiéndome dos dedos en la concha, masturbándome con todo mientras yo me cogía el culo con su pija. Busco mi punto G y mi calentura parecía no tener fin. Con la otra mano apretaba mis tetas, así hasta que tuve un orgasmo tremendo.
Sin sacármela del culo giró dejándome boca a arriba. Puso mis piernas en sus hombros y me destrozaba el culo.
– Male, dame un consolador. Dijo Mike y Malena le alcanzo uno.
Lo metió en mi concha, y bombeaba su pija y el consolador, mientras que con sus dedos atacaba mi clítoris. Yo no daba más.
– Así caliente me gusta verte, me dijo.
– Por tu culpa, vos me pones tan caliente. Soy tu puta calentona. Dije.
Eso lo puso más caliente que antes y enterraba su pija hasta que su pelvis golpeaba mis glúteos. Cuando acabó, se tiró contra mi pecho, arrastrando mis piernas en sus hombros y quedó descargando su peso en mi culo, con su pija en él. Creo que su leche llego a mi estómago y tuve un orgasmo increíble.
Me estaba reponiendo y escuche los gritos de placer de Malena. Fuimos al baño y nos duchamos. Nos vestimos y bajamos a tomar un whisky. Aún con el collar puesto.
– Vienen cuatro días de feriado. Les propongo alquilar un motorhome, ir a un lugar cercano los cuatro días, los cuatro juntos. Dijo Mike.
– Cuenten conmigo. Dijo Luis.
– Y con nosotras. Ni en pedo los dejamos cuatro días solos. Dije.
– Podemos llevar a mi prima, para divertirnos…