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Mis dos tíos ardientes y mi disfraz de colegiala
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Este año no pudimos hacer la fiesta que teníamos acostumbrada cada Halloween.  Cada año nos juntábamos toda la familia, mis hermanos y hermanas mis tíos mi padre y varios primos a celebrar Halloween disfrazados y bebíamos toda la noche. Pero lo que les contaré no paso en este año si no en la fiesta del año pasado. Ese día ya había preparado toda la cena porque ahora me tocaba hacerlo en mi casa. Mis hijos se fueron a casa de un amigo a una fiesta de chavos y allá se quedarían a dormir para no manejar ebrios y tomar riesgos innecesarios de tener que regresar a casa noche en un Uber.

Mi hermana había llegado temprano para ayudarme con los preparativos. Teníamos la casa adornada conforme a la fecha y nos había quedado todo muy lindo. La comida estaba terminada y habíamos ido al Oxxo por bebida hasta para ahogarse. Habíamos invitado a algunos vecinos y amigos de familiares también para que la fiesta fuer más amena. Yo escogí un disfraz algo atrevido para mi edad, pero la realidad es que siempre le ha gustado ser el centro de atención. Me puse una falda roja cuadriculada con una camisa blanca que me amarre por encima del ombligo. Use un brasiere negro que me ajustaba mis senos dejándolos muy redondos y como si pareciera que iban a escaparse de mi ropa interior. Use el cabello con dos coletas una de cada lado y me arme con una colección de paletas para siempre estar chupando una y seduciendo a todos los hombres que de encontrarán ahí. Use una tanga negra que me la había puesto durante todo el día y estaba impregnada con el aroma de mi ser. Esa noche estaba decidida a tener un trío con dos hombres no importaba con quiénes. Estaba dispuesta a dominarlos por completo. Eso es justo lo que iba a hacer. Mi hermana y yo empezamos a beber antes de que empezará a llegar la gente. Y comenzamos a platicar de los viejos tiempos.

-July te acuerdas de cómo estaba de guapo mi tío Nacho y mi tío Sergio cuando estaban jóvenes y los cuerpos que tenían? Ufff

-Uy si no paraban de ir al gimnasio todos los días.

-Lo que más recuerdo es cuando espiábamos a mi tío Nacho cuando se bañaba, lo recuerdas?

-Ay no, como olvidarlo. Me acuerdo que lo espiábamos por la ventana del baño de arriba cuando de quedaba en casa porque se le marcaba un paquetote cuando se iba al gimnasio con los shorts tan pequeños que llevaba.

-Me acuerdo que cuando lo viste por primera vez desnudo hasta te atoraste con la saliva y te dio tos u casi nos ve espiándolo jajaja.

-Ya ni me recuerdes, tonta.

-Tú crees que aún a esta edad de les siga parando?

-No creo, ya tienen más de 60 años ambos, probablemente ya el pajarito está muerto jaja.

-Una nunca sabe hermanita, a lo mejor cualquiera de nuestros dos tíos nos podría dar un susto jeje.

-Mmm, vale. Te reto entonces a qué está noche trates de seducir a mi tío Nacho. Así de una vez comprobamos si esa verga tan enorme aún tiene vida.

-Estás loca como voy a hacer eso tarada?

-Vestida así no creo que te sea muy difícil seducir a cualquier hombre de la fiesta incluso aun siendo de tu propia sangre jaja.

-Estás loca, pero yo no me acobardo ante un reto. Te voy a demostrar que lo voy a traer comiendo de mi mano cabrona.

-Órale pinche July, vamos a ver si es cierto.

Llegada la noche comenzaron a llegar todos los invitados. Los primeros en llegar fueron los vecinos. Cada que entraba uno se quedaban mirando mi ajustado escote que por los botones abiertos era de más atrevido. Mi piel acaramelada estaba un poco sudada por el calor y las personas ahí presentes. El clima estaba muy húmedo y para colmo el minisplit se había descompuesto justo un día antes. Probablemente el alcohol también había sido cómplice de aquel sudor que bajaba por mi pecho provocando aún mas mirada llenas de lujuria de cada hombre ahí presente. Pasado el tiempo llegaron mis dos tíos y mi papá juntos.

Venían disfrazados de marineros de puerto. Mis tíos a pesar de tener más de 60 aún se conservaban muy bien probablemente por todos esos años en el gimnasio. Mi papá me vio y se quedó como embobado. Cierra la boca papá -le dije mientras le daba un beso cerca de los labios-. Te ves muy guapa hija, me hace recordar a cuando ibas a la secundaria vestida así, aunque en ese entonces no llevabas la faldita tan corta -dijo mirándome de pies a cabeza-. Luego saludé de beso a mis dos tíos y abrace a propósito a mi tío Nacho haciéndole sentir la suavidad de mi pecho sobre el suyo dónde abundaba el vello de una manera muy varonil, algunos de ellos ya grisáceos por la edad. El me sujeto en sus fuertes brazos por un buen rato y luego me soltó.

-Estas hermosísima July, y se ve que te cuidas mucho tienes un cuerpazo

-Bueno hago un poco de ejercicio tío, aunque no muy seguido.

-No en vano tú y tu hermana son las mujeres más guapas de toda la fiesta hija -dijo mi tío Sergio dándome un beso en la mejilla.

-Muchas gracias -dijo mi hermana invitándolos a pasar.

-Vamos para adentro pues -dijo mi tío Nacho tomándome de la cintura.

Al sentir su mano sobre mi cuerpo comencé a sentir una sensación diferente. Esa emoción de sentir el tacto de un hombre tan provocativo, varonil a pesar de su edad y con tan atractivo sexual era algo que no había podido experimentar desde hace mucho tiempo. Una sensación en mi vagina que había estado dormida desde hace tiempo había despertado y estaba más viva que nunca. Mi tío Nacho y yo comenzamos a beber y platicar de nuestras vidas.

La plática de hizo muy amena y con cada momento que pasaba nos conectábamos aún más. Podía sentir sus miradas lascivas penetrando mi ropa. La fiesta estaba en su apogeo. La gente bailaba en parejas, muy calientes y pegados. Mi hermana estaba bailando muy sensual bachata con mi tío Sergio. La verdad yo estaba muy húmeda, tanto que lo vagina había humedecido por completo mi tanga. Ya eran más de las dos de la mañana mi tío Sergio y mi hermana de quedaron platicando en la sala. Mi padre ya se había ido a dormir al cuarto de visitas y yo seguía encantada con mi tío.

-Tal vez deberían quedarse tío, ya es muy noche y están algo tomados y para evitar que algún taxista los robe mejor quédense a dormir, aquí hay un sofá cama donde pueden quedarse.

-Nombre hija, no pasa nada, ahorita me voy manejando despacito y así llegó al cabo no está lejos mi casa.

-No tío, además estoy disfrutando mucho de tu compañía, no te vayas.

-Oye July, vamos a ver una película en el cuarto de arriba que me prestaste para quedarme -dijo mi hermana llevándose a mi tío Sergio de la mano.

-Está bien, hasta mañana.

-He notado como me has mirado toda la noche hija, que pasa?

-La verdad hace tiempo que no he estado con un hombre de verdad, he tenido parejas pero nada más no llenan mis necesidades.

-Vaya que problema hija, pero pues yo no puedo ayudarte con eso, podría presentarte a algún amigo más joven que yo.

-Te deseo a ti, lo he hecho por años, sabes te confieso que cuando llegabas del gimnasio a bañarte a la casa mi hermana y yo te espiábamos, la realidad es que no podía evitar cada noche el tocarme con lo que veía. El agua cayendo sobre tu cuerpo musculoso y lleno de vellos espesos y chinos. Tus glúteos redondos y esa verga tan basta y llena de vida, grande y negra como ninguna. Cayendo como el más dulce de los plátanos. Me imaginaba como sería cuando creciera. Tal vez como un gran pepino duro y largo y duro como un hierro. Tal vez algo doblado en la punta.

-Me dejaste sin palabras, absolutamente Julia. La verdad yo también tengo algo que confesar. Esa época que viví un tiempo en tu casa fue un martirio para mí. Hoy me hizo recordarlo cuando te vi con esa falda de colegiala. Recordé aquellos días en los que ibas en secundaria y te veía pasearte por la casa vestida de esa manera. Fui sintiendo un deseo por ti. Cuando cumpliste 18 y te viniste a pasar un verano en mi casa a divertirte con mis hijas yo iba al cesto de la ropa sucia y me encerraba en el baño con tu ropa interior imaginándome que lamía directamente esos senos tan desarrollados y esa vagina tan dulce. Tu sabor que podía probar aún de tus calzones era delicioso. Me venía tan rico que me hice adicto.

Me acerqué a mi tío Nacho y sin titubear un momento lo besé. En un instante nuestras lenguas de entrelazaron intensamente. El sabor de su saliva mezclada con la mía elevaba el éxtasis de inmediato. Mis pezones comenzaron a resaltar en mi brasiere. Nuestras respiraciones eran sonoras y agitadas. Mi tío metía su lengua hasta mi garganta. Una gran lengua húmeda trataba de ahogarme con todo su deseo. Rápidamente precipitó su mano dentro de mi brasiere.

Mi piel sintió sus manos de dedos gruesos y largos. Sus manos ásperas contrastaban con la suavidad de mis senos. Mi cuello necesitaba de atención desesperadamente y como si pudiera leer mi mente me beso de una manera tan húmeda y bravía. Yo le sujete la cabeza y dejé salir un gemido sin querer. Se me acercó al oído y me dijo – vamos a ver qué tan mojadita estas-. Metió su mano debajo de mi falda e hizo a un lado la tanga que en ese momento ya estaba empapada. Metió sus dedos y los dirigió justo donde estaba mi punto g. Era como si adivinará lo que no cuerpo deseará. Eres un mago -le dije mientras besaba su cuello-.

Comenzó a mover sus dedos haciendo un movimiento de ganchito y estimulándome sensualmente. Los gemidos se me escapaban por más que trataba de contenerlos. El me beso de nuevo y comenzó a desabrochar lentamente mi camisa, botón por botón intercalaba sus besos con sus manos.

Cuando tuvo mis senos descubiertos los empezó a masajear y besar como loco. No sabes cuánto tiempo desee esto amor, tanto que no puedo controlarme -dijo mientras se disponía a quitarme el brasier. Cuando mis senos redondos y firmes quedaron frente a él las admiro por un momento y las chupo como un bebé. Yo gemí por su experiencia al hacerlo. Ya no aguanto más -le dije.

Lo senté en el sillón y le comencé a quitar los pantalones. Cuando lo vi en ropa interior recordé aquellos días, ahí estaba frente a mi aquel pene tan enorme flácido y sudoroso escondido en aquella fina tela. Lo saqué por el espacio entre el bóxer y me quedé impactada, era un más grande de lo que lo recordaba. Le escupí mucha saliva y comencé a masturbarlo. El descanso su cabeza en el sillón y yo seguí un movimiento frenético. Aquella serpiente empezó a despertar. En un instante su verga estaba erecta. Esa fue mi señal, su enorme verga me invitaba a comérmela. La puse en mi boca y el gruño y dijo- puta madre-. Me cabía en la boca haciendo un gran esfuerzo.

Ella me quito el cabello de la cara y me decía -mírame putita-. Que me insultara me ponía aún más húmeda. Me tomo fuerte del cabello y apretó los dientes. Si te la vas a comer, cómetela bien cabrona y empujó su verga más adentro violentamente tomando mi cabeza y empujándola hacia abajo. Yo me esforzaba por no vomitar. Su verga llegaba a lo más profundo de mi garganta. La saliva corría por mi boca llenando su pene y cayendo sobre mis senos tratando de lubricar la entrada de mi garganta ante semejante animal.

Pasaron más de 15 minutos dónde el violó mi garganta en tantas posiciones hasta que se cansó y dijo -ya es hora de que sepas lo que es un hombre. Me tomo del cabello y me puso en cuatro sobre la alfombra. Su verga estaba llena y rebosante de los jugos de mi garganta. Me dio una nalgada y la metió de golpe.

Yo gruñí desesperada de dolor. Se abrió paso de manera imponente. Su verga estaba volviendo a abrir mi vagina de una manera brutal. Jalo mi cabello hacia atrás de tal manera que me trono muy fuerte y grite de nuevo. Me dolió cabrón -grite con fuerza-. Así es como se siente cuando te coge un macho de verdad cabrona -dijo de manera burlona-. Me volvió a nalguear y me clavo las uñas en las caderas y empezó a penetrarme de manera brutalmente rápida. El sonido de mi piel con su piel era estruendoso y frenético.

Tomo solo un par de minutos y sentí como mi vagina se inundaba y estaba a punto de desbordarse como una presa de agua llena hasta el borde. Espérate, espérate que me vengo tío- dije tratando de pararlo-. Vente putita es lo que quieres -respondió-. Me tomo con ambas manos del cabello y lo jalo lo más que pudo y me dio más duro aún. Espérate hijo de tu puta madre -grite y al mismo tiempo estalle en placer y me chorreé en la alfombra mojándola toda como si no hubiera orinado en dos días. Mi cuerpo sudado temblaba y mis ojos estaban en blanco respiraba como si fuera a darme un ataque cardíaco. Levántate pequeña, esto es apenas el primer round.

Continuará…

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