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Mis dos esposas
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Después de que me casé mi suegra nos ofreció vivir en su casa ya que tiene una casa grande ella es divorciada de hace varios años con dos hijas mi esposa y su hija mayor que ya no vivía en su casa.

Siempre me trataron muy bien cuando visitaba a mi esposa de novios fueron muy atentos conmigo.

Después que nació nuestro niño pues tuvimos que recurrir a mi suegra para que nos ayudara a cuidarlo ya que mi esposa trabajaba de noche cuatro días a la semana y yo trabajaba de día.

Cada tarde que mi esposa se iba a trabajar yo cuidaba a el niño hasta en la mañana que yo iba a trabajar se lo dejaba a mi suegra mientras mi esposa llegara.

Mi suegra constantemente me procuraba si estaba bien, me faltaba algo, haciendo de comer para los dos cuando mi esposa no estaba, la verdad me sentía apenado por tanta atención no quería que pensara que abusaba de su confianza, yo igual trataba de ayudarle en algo que ocupara, haciendo pequeñas reparaciones en casa y pues apoyando en los gastos de la casa.

Una noche me pidió que la acompañara a cenar acepté y bajé a cenar con ella, aproveché para agradecerle todas sus atenciones y lo apenado que me sentía -no te preocupes me da gusto que estés aquí, es bueno tener un hombre en casa.

(Supuse que lo decía por el hecho de que ya tenían varios años de divorcio y pues ya no volvió a casarse y pues mi esposa y ellas estuvieron solas mucho tiempo)

-gracias también me gusta estar aquí y cualquier cosa que necesite no dude en pedirlo.

Pues terminamos de cenar y fuimos a dormir.

Así una noche que mi esposa fue a trabajar ya noche el niño se había dormida mi suegra ya hacía rato que había ido a dormir así que bajé a la sala me recosté a ver televisión.

Después de un rato ya me había sentido algo excitado pero pues mi esposa no estaba, se me antojó masturbarme, pensé porque no! Aproveche que estaba solo apagué la televisión fui por algunas toallas de papel y bajé mi shorts un poco y ahí recostado empecé a masturbarme tan rico momento dándose placer uno mismo ya cuando termine fui a darme un baño y después a dormir.

Después de unos días estaba sentado afuera fumando un cigarro acababa de despedir a mi esposa que fue a el trabajo después salió mi suegra mi pidió un cigarro y se sentó conmigo.

-quiero hablar contigo (me dijo)

-si dígame que paso

-me da pena pero tengo que hacerlo, porque te estabas masturbando la otra noche

Yo me puse muy nervioso.

-nombre cuándo? (le contesté)

-si yo te vi en el sillón yo iba a bajar y te vi por las escaleras.

(Con mucha pena le conteste)

-es que tenía ganas de hacerlo pero como estaba solo por eso me masturbe, discúlpeme.

Se me quedo viendo y no decía nada yo sentía mucha vergüenza y miedo que fuera contarle a mi esposa.

Cuando de repente me dijo:

-no me gustó que estuvieras masturbándote.

Me sentí tan avergonzado y creía que tendría problemas, cuando me dice.

-los hombres deben tener sexo con su mujer

-si señora discúlpeme es que como su hija no estaba pues se me hizo fácil masturbarme

-pero estaba yo

(Eso me desorienta un poco y no sabía que decir acaso era una broma)

-como creo señora mi respetos para usted

-te voy a explicar yo ya soy una señora después de mi divorcio decidí ya no tener una pareja pero de igual manera tengo necesidades y deseos igual que tú, yo podría ser como otra esposa para ti así podrías complacerte y complacerme a mi también.

(Tomé otro cigarro después de lo nervioso que eso me puso no creía lo que acababa de escuchar)

-piénsalo (me dijo)

Así pasaron los días y mi suegra actuaba normal con las mismas atenciones de siempre.

Así que un día me puse a pensar en su propuesta, mi suegra es una señora de 46 años muy guapa, esta gordita con grandes caderas y de pechos igualmente grandes.

Espere una noche a que el niño durmiera y le dije he pensado en su propuesta así que he decidido aceptar, me tomo de la mano y me llevo a su cuarto, empezó a besarme fuertemente para ese momento ya tenía la verga bien parada y ella se me pegaba más sintiéndola tras mi ropa empezó a desvestirse mientras yo hacía lo mismo, metí mi mano en su entrepierna sintiendo lo mojada que ya estaba de pronto se recostó sobre la cama abriendo sus piernas para recibirme me subí sobre ella, tenía la verga tan dura y erecta.

Que la penetre de una solo empujón, me tomo de la cabeza y me acerco para besarme mientras la cogia así seguimos hasta que termine por venirme dentro de ella.

Desde entonces mi suegra siguió con sus atenciones con migo y mi esposa ni por entrada que cada noche su madre se convierte en una esposa para mi atendiendo sus necesidades sexuales tanto de ella como las mías.

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