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Mis aventuras con Srita Annonima (4): Plug
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Estás trabajando en tu oficina, llevas todo el día ahí, si, es trabajo, lo sé, pero me tienes olvidado, lo único que he podido hacer todo el día es disfrutar la visión de tu trasero meneándose a cada paso que das cuando sales al baño o por algo de comer a la cocina, pero no pienso esperar más.

Haz estado tomando agua todo el día, no tardas en salir al baño, es el momento.

Cómo esperaba, sales al baño y pasas frente a mi, con una sonrisa en tus labios me dices – unos minutos más amor, ya estoy terminando -, mientras contoneas tu dulce trasero al caminar. Me levanto del sillón y busco rápidamente la caja de juguetes, tomo lo que necesito, entro a tu oficina y me siento en tu silla, te escucho salir del baño y caminar por el pasillo. Al entrar me miras de nuevo y sonriendo repites -unos minutos más y termino.

-Déjame sentarme -me dices, me levanto y tomas tu silla, comienzo a masajear tus hombros y tú aprovechas para recostarte un poco en el respaldo de la silla y cierras los ojos.

-No sigas, tengo que terminar -susurras- te falta mucho? -Te pregunto- No, solo unos minutos, solo faltan los detalles finales. Antes de que puedas abrir los ojos sientes algo frío en tus muñecas y escuchas un "click", abres los ojos desmesuradamente y volteas a ver tu mano derecha, esposada al brazo de la silla, antes de que puedas decir algo la sensación se repite con el mismo sonido, click, ahora es tu mano izquierda la que no puedes mover.

-No, no, no… -empiezas a decir mientras veo como tú pulso se agita, te pones nerviosa.- Déjame terminar y seguimos en la cama -prometes sonriendo nerviosamente- te juro que ya voy a terminar.

Sin decir una palabra me paro atrás de ti, no puedes verme, no sabes que estoy haciendo pero suena como si buscará algo.

-Si me dejas terminar te prometo que te lo recompensó en la cama -intentas negociar olvidando que es en vano. Un sonido estremece el cuarto, no sabes que es, intentas voltear pero la posición y las esposas no te ayudan, me acerco a ti de nuevo y comienzo a besarte.

-Ándale, déjame terminar -súplicas y de pronto tu corazón se acelera de nuevo, puedes ver mis manos, un trozo de cinta gris en ellas. Lo utilizo para cubrir tu boca, no puedes negociar, no es un punto a discusión.

Comienzas a mirarme como suplicando, intentas hacer que me arrepienta, pero eso no va a pasar, tomo la silla y la separó del escritorio, intentas decir algo, pero solo escucho -mmmhh, mmhhp.

Mis manos empiezan a recorrer tus senos, intentas oponer resistencia, pero no puedes hacer mucho, uno a uno empiezo a abrir los botones de tu blusa.

Tu brasier se abre por la espalda, me detengo y lo observó, me alejo de ti y suspiras aliviada, crees que eso me va a detener. Tu alivio desaparece cuando me vez acercarme con algo brillante en las manos, es una navaja, el frío del acero quema tu piel, ahora sí estás nerviosa, no puedes verlo pero sientes el filo de la navaja recorrer tu pecho sin dañarte, solo es una fría línea que se dibuja, alzó un poco tu brasier y de un solo movimiento lo corto por el centro.

Tus senos son libres y por fin comprendes que no me voy a detener, tu hermoso rostro empieza a tomar color, -te estás excitando zorrita? -pregunto con una sonrisa en los labios.

Me miras furiosa, odias que te diga así, aunque en el fondo te cuesta trabajo admitir que te vuelve loca que lo haga.

Tomo tus senos entre mis manos y comienzo a estrujarlos, me acerco a lamerlos, tus pezones son deliciosos, tengo que convencerte que te hagas un piercing en ellos, unas argollas se verían increíbles.

Sigo lamiendo tus pezones, mientras con mis manos los tomo y sopeso tus senos, son grandes y tienen la forma perfecta para mis manos, me encantan.

Cierras los ojos, odias admitirlo pero te está gustando, escuchas que muevo algo, un sonido metálico, algo tintinea, antes de que abras los ojos sientes que algo aprieta fuertemente tus pezones, no son mis dientes, volteas hacia abajo para descubrir que son unas pinzas agarradas entre ellas con una cadena pequeña.

Volteas a verme con gesto de asombro -acabo de comprarlas, venían en el paquete que llegó hoy por la tarde.

Me separó de ti nuevamente, me vez salir del cuarto y regresar un minuto después, vengo cargando el espejo de cuerpo completo que usas para arreglarte y lo coloco frente a ti.

La imagen es increíblemente sexy, puedes verte a ti misma, confinada a la silla por las esposas, con los senos al aire y un par de pinzas presionando tus pezones, la cadena que las une podría pasar por joyería tradicional. Parado atrás de ti comienzo a estrujar de nuevo tus senos, con cuidado, no quiero que las pinzas se suelten.

Tomo la cadena y tiro de ella hacia arriba, un gemido sofocado escapa de tu boca, intentas alzarte con la cadena pero no puedes llegar muy lejos, en el espejo puedes observarte, tus senos están completamente levantados. Después de unos segundos te suelto, me coloco enfrente de ti y acomodo un poco tus lentes, no quiero que se caigan.

-Voy a subir tu falda, si no quieres que le pase lo mismo que al brasier te recomiendo que cooperes -te digo mientras me inclino hacia ti y te tomo de la barbilla.

Siempre rebelde, comienzas a vociferar algo ininteligible y a sacudir la cabeza diciéndome que no. Notas que tus piernas están sueltas y comienzas a patalear intentando mantenerme alejado de ti. Me encanta tu espíritu combativo, pero a veces es simplemente irritante, tomo la cinta gris de nuevo, me observas con furia, esa mirada retadora que me enciende más.

Me agachó y frente a ti con la cinta en las manos y esquivo la primer patada, la segunda no es tan fácil de esquivar y golpea mis costillas pero alcanzo a tomar tu pierna, aprovecho mi fuerza y tus intentos de patearme para amarrar tu tobillo al pie de la silla.

La segunda pierna es más difícil, me cuesta recibir unos golpes más pero por fin logro amarrarla a la silla, quedas expuesta ante mi, tus piernas están totalmente abiertas, tu vagina solo está cubierta por tus pantis y esa es la imagen que te devuelve el espejo.

Todo esté tiempo has estado vociferando furiosa, tu mirada lo dice todo, tu cabello está todo alborotado y tus lentes amenazan con caer de nuevo.

Me tomo un respiro, me siento en tu escritorio y prendo un cigarro -que pensabas hacer pateándome? -te pregunto.

-Después de patearme cuál era el plan? Salir corriendo? -Sonrío mientras te observó.

Tu falda me estorba un poco, dejo el cigarro en el cenicero y me acerco de nuevo a ti, comienzas a forcejear de nuevo.

-Ok, a la mala entonces.

Tomo de nuevo la navaja, te quedas quieta, introduzco la navaja entre tú pierna y la falda y ambos escuchamos como la tela comienza a romperse, corto hasta la cintura y después de un solo jalón la quito por completo.

Comienzo a acariciar tus piernas, me encantan sobre todo la parte interna de tus muslos, uso mi lengua para recorrerlas lentamente, la posición es incómoda, pero no me detengo mucho en ella, me levanto y comienzo tocar tu vagina sobre tus panties.

Estás húmeda, en tus panties se observan zonas más oscuras del color normal, paso mis dedos sobre tus labios vaginales, buscando tu clítoris.

-Te gusta zorrita? -Observo tu cara mientras te toco y te encuentro con los ojos cerrados.

Hago a un lado tus panties y comienzo a masturbarte, introduzco mi dedo medio en tu vagina y te penetró con el, entrando y saliendo despacio.

Después de unos momentos llevo esa mano hacia mi boca y chupo con deleite tus flujos, me encanta tu sabor. Bajo mi mano y comienzo a masturbarte de nuevo.

Después de que nos minutos me detengo, me miras extrañada -espera, solo espera -te digo. Me observas buscando algo y cuando lo encuentro tus ojos se abren de nuevo con sorpresa.

-Sabes? Mientras fuiste al baño aproveche para buscar algunas cosas. -En las manos tengo tu vibrador favorito, el rosa, lo enciendo, me acerco a ti y en cuclillas lo acerco a tu vagina, en cuanto hace contacto con tu piel tu cuerpo se sacude, un gemido escapa de tus labios.

Con la punta del vibrador estímulo tu clítoris, lentamente, disfrutando cada segundo, tu respiración se agita, después de unos minutos lo dirijo a la entrada de tu vagina y comienzo a penetrarte con él. Tu cuerpo se arquea al recibirlo, aumento un poco la velocidad, el vibrador entra y sale de tu vagina, con una de mis manos tomo la cadena de tus senos y comienzo a jalarla ligeramente estirando tus pezones, en el asiento de tu silla puedo observar tu flujo, estás chorreando.

Suelto la cadena, tus senos caen sobre tu pecho, sigo masturbándote con el vibrador y lo introduzco hasta el fondo, tomo tus panties y jalándolas un poco las pongo sobre el vibrador para evitar que esté se salga.

Me levanto y acomodo de nuevo el espejo, quiero que te veas en el. -Mira el espejo, la zorrita en el está gozando.

Me paro junto a ti y bajando el cierre de mi pantalón libero mi pene totalmente duro e hinchado. No dejas de mirarlo, tomo tu linda cara y retiro la cinta. -Abre la boca zorrita y no quiero escuchar ni una palabra.

Obedeces y meto mi pene en tu boca, comienzas a chupar con lujuria, a saliva escurre por la comisura de tus labios y baja por tu barbilla.

Tu lengua juega con mi glande para después introducir mi pene nuevamente en tu boca. Me estiró un poco y subo la intensidad del vibrador al máximo, sigues chupando, cada vez más rápido, tu orgasmo está cerca puedo sentirlo.

Cuando llega comienzas a gemir y muerdes levemente mi pene, esa es la señal, tomo tu cabeza y penetró profundamente tu boca con mi pene, comienzo a mover mi cadera y eyaculo dentro de tu garganta.

Tu cuerpo desfallece por tu orgasmo. El piso gira y me tengo que sentar en el escritorio para no caerme, fue un orgasmo increíble. Libero tus manos, estás quieta, disfrutando, tomo tus brazos, te inclino hacia adelante y con la cinta los amarró juntos en tu espalda. No dices nada, el vibrador sigue funcionando, me inclino y libero tus piernas para volverlas a amarrar con cinta, está vez juntas.

Me inclino hacia ti y te cargo, te llevo a la cama y cuidadosamente te coloco en ella, boca abajo, con el trasero hacia arriba.

-Ni modo, tendré que romperlas -te digo mientras tomo tus panties con mis manos y las rompo sin lastimarte.

El vibrador sigue funcionando, lo tomo por la base y comienzo a penetrarte con el. Comienzas a gemir de nuevo.

-Cógeme, cógeme por favor- me pides en un gemido.

-Sabes? Compre algo más.

Segundos después sientes algo frío en tu trasero bajando por el canal de tus nalgas. Seguido de mis dedos que comienzan a frotar tu ano.

-La etiqueta dice que primero se siente frío y después va calentándose, según la página es el mejor lubricante para sexo anal.

-No, espera… -Comienzas a decir, un fuerte plaf se escucha en el cuarto y segundo después sientes el dolor y el calor que recorren tus nalgas.

Una segunda nalgada cae sobre tu trasero, comienzas a gemir.

-En serio, espera… -Intentas decir y nuevamente recibes una nalgada.

-No te preocupes, no voy a lastimarte.

Comienzo a frotar tu ano de nuevo, un poco más de lubricante y poco a poco empiezo a meter uno de mis dedos, tu cuerpo se sacude, te quedas sin aliento, comienzas a menear ese lindo trasero.

Cuando tú ano se acostumbra a mi dedo empiezo a masturbarte con el, sacándolo y metiéndolo lentamente. No resisto más y comienzo a penetrar tu vagina con mi pene

Despacio primero, pero la excitación es grande y comienzo a acelerar, tomo tus brazos por la cinta y te alzó de ellos. Recuperó la calma, me escuchas respirar profundo.

-Que sucede? -preguntas con voz agitada

-Aún no quiero terminar -te contesto- además te dije que había comprado algo más.

Sin dejar de penetrarte comienzo a buscar, ataco de nuevo tu ano, un poco más de lubricante.

-Ya se está calentando, se siente rico… -Me dices.

Algo toca tu ano, no son mis dedos -qué es eso -me preguntas.

-Un plug anal, de esos que tienen una gema en la parte de arriba, va a dilatar tu ano.

Poco a poco comienzo a introducirlo.

-Duele? -Te pregunto

-No… sigue.

Una vez que va a la mitad lo saco de nuevo y repito la operación, el movimiento de tus caderas me dice que lo disfrutas, tu respiración se vuelve pesada.

-Sigue… sigue… -Me ordenas.

Inserto por completo el plug y comienzo a penetrarte de nuevo. Lo hago con toda mi fuerza posible, me excita ver tu trasero adornado con el plug.

Comienzas a gemir, cada vez más fuerte, te acompaño con la respiración. Mi pene empieza a palpitar, en un rápido movimiento te haces hacia atrás buscando una penetración más profunda. Te tomo de la cadera y sin despegarnos ya comienzo a moverme, tu vagina aprieta mi pene, puedo sentir las contracciones, una, dos, tres, cuatro, comienzas a gritar y muerdes las cobijas con fuerza. Mi orgasmo llega después del tuyo, tomo tu cadera con fuerza y te jalo hacia mi.

Agotada te dejas caer sobre la cama y yo sobre ti, nos cuesta trabajo respirar.

Después de recuperarnos me pides que te suelte, lo hago despacio, una vez que recuperas la movilidad te levantas y haz hacia tu oficina.

Después de unos segundos te sigo y te encuentro viéndote en el espejo.

Tomas tus nalgas con tus manos, las separas y sonriendo me dices -me gusta cómo se ve, creo que tengo nuevo juguete favorito.

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