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Tiempo de lectura: 10 minutos

Había sido un día particularmente pesado en el trabajo, cosa de la que no podía quejarse puesto a que gana por honorarios, por lo que Michelle sentía un enorme alivio de que por fin salió de esa tediosa clínica de psiquiatría llena de problemas de gente que en el fondo no le importaba y por fin era viernes.

El sentir el viento contra su cara mientras conducía su tierna motoneta verde azul con diseño de los años 50, a los máximos 70 km/h que le permitía, mientras observaba las luces de la ciudad alrededor de ella, era bastante relajante para ella, avanzando entre autos por avenidas y calles se le veía como una figura bastante peculiar, un uniforme clínico azul turquesa, una chaqueta de cuero entallada, una mochila pequeña y negra con forma de cabeza de unicornio sonriendo, digna de una niña de 5 años y su casco blanco abierto similar al que usa el personaje meteoro de las caricaturas antiguas alrededor de las eternas gafas empastadas, llamaba bastante la atención a todos los transeúntes nocturnos, viendo una cara bonita e interesante con una silueta aparentemente voluptuosa pasando veloz e indiferente hacia su destino.

Dio vuelta en una calle, luego entro en una más pequeña, pasando a un fraccionamiento pequeño y modesto y empezó a viajar entre callejuelas entre casas, hasta que giró y llegó a su propio domicilio, ella aún no se acostumbraba a la imagen de su pequeño hogar, ya habían pasado 3 meses de que logró salir de la insoportable casa y gobierno de sus padres, y aun le parecía increíble sentir que tenía un lugar solo para ella, sin dramas ni represiones, sin tener que cargar con los traumas de sus padres; estaciono la coqueta y reluciente motoneta dentro del pequeño pórtico de la casa abriendo el candado del blanco portón y sin cerrarlo después detrás de ella, se quitó el casco dejando caer su alborotado cabello enrulado y castaño sobre sus hombros y se dirigió al interior de su hogar.

La casa de Michelle era pequeña, de un solo piso, el portal de la puerta daba directamente con la sala que funcionaba como recibidor, contando solo con dos pequeños sillones uno individual y uno para dos personas que dan contra una pequeña repisa con una Smart TV regalo de su hermano mayor en la última navidad, conectada a una consola de videojuegos, el espacio además tiene una mesa redonda con un mantel blanco con tres sillas antiguas que funcionaba como comedor, una barra separaba el “comedor” con la cocina diminuta con un refrigerador y una alacena, entre la cocina y el recibidor se extendía un pasillo que daba hacia los únicos dos cuartos de la casa y el baño general.

Al entrar Michelle se quita los zapatos y los calcetines, sintiendo el fresco piso en las plantas de sus pies, pone su casco sobre el sillón principal y la chaqueta sobre una silla, abre la puerta del refrigerador errante y toma una leche con chocolate que había dejado el día anterior, de todos modos, no había muchas más cosas que comer y no era el momento de comer algo pesado, mientras le da tragos a la fresca bebida toma el control de la TV preguntándose -¿quién tocaba hoy? Hmm este viernes creo que era de Santiago-, antes de sacar su celular para asegurar Michelle enciende la TV y pone en YouTube una canción de fondo de Santigold “L.E.S Artistes” para amenizar. Al encender la luz de su habitación coloca el cartón de leche a medio tomar sobre la mesa frente a su cama, siente ahora la suave alfombra que se acomoda entre los dedos de sus pies, se quita el pantalón y la blusa, los arroja junto con los calcetines al cesto de ropa sucia junto al ropero y se ve en el espejo alto y rectangular recargado junto a su cama.

Michelle observa su singular figura sin hacer gesto alguno frente al espejo, se ve de pies a cabeza, -hmm así de fácil gane 5 kilos de nuevo eh?, bueno así nadie se desacostumbrara a verme como estaba-, acomoda su cabello enrulado un poco, observa su gesto cansado en su rostro, observa su delgado cuello, baja a su pecho, mira sus enormes pechos, se quita su brasier, los pechos con enormes dimensiones caen casi hasta su epigastrio, los observa, siguen tan pesados y con ese aspecto terso de siempre, observa la curva de su cintura y pasa sus manos en el contorno como incrédula de su figura delgada, observa sus enormes caderas, -hmmm ustedes nunca me van a abandonar verdad mejores amigas- menciona con tono irónico y se da una nalgada. Luego observa la tanga que trajo puesta todo el día, negra con bordes azul marino, pequeñita, tal vez una talla menor a lo que ella usa en pantys, bien apretada entre sus suaves carnes pélvicas y su cadera -Bueno, pfff me odio tanto… Bueno, me voy a cambiar- Michelle extiende su mano y toma su celular, observa que tiene un nuevo mensaje de whatsapp:

Santiago: -Buenas noches mi amor, ya no puedo esperar para hoy, perdón por no hablarte antes es que estaba en una obra de teatro con mi esposa, no se te olvide que hoy es mi día ¿ok? llego a tu casa en 1 hora ¿está bien? Besos mi amor -seguido de una foto de un pene delgaducho, rosado y semi erecto cubierto de vellos púbicos grises y tomada en lo que parece ser un baño público elegante.

Michelle: -Hmm, Ah sí, parece que hoy toca Santiago (Escrito: Si mi amor te espero, besos)

Michelle se quita la tanga, y la huele un poco -Santiago eh… a ti te gustan los olores no?, guardaré esta madre-, vuelve a ponerse su tanga recién usada y mira en los cajones y en su ropero que sería más divertido usar hoy, toma un mini short de mezclilla azul, una blusa rosa pastel talla extra chica (Siendo que Michelle es talla chica o media en ocasiones) con un diseño de alas de mariposa en la espalda en el frente la palabra “FAIRY”, la blusa le quedaba como una ombliguera y estaba sumamente ajustada en el busto, apretándoselo y obligando a los grandes pezones a relucir, después se acomoda dos colitas a los lados de sus orejas.

Santi era uno de sus “amigos” mayores, le parecía bastante morboso el lucir más joven con él, se puso muchísimo brillo labial rosa fuscia con sabor a arándano en sus enormes y carnosos labios, se puso unas enormes pestañas postizas decorando sus gigantes ojos de venado, se aplicó crema aceitosa con un exquisito olor a almendras con frambuesas en la cara y el cuello, se puso unas sandalias negras tipo flip flop con plataforma y tacón lo que le sumaba unos 6 cm de estatura, se miró en el espejo y le encantó. Le encantaba “disfrazarse” de esa manera, le encantaba hacer el rol que estaba a punto de interpretar y le encantaba sentir lo que estaba a punto de sentir, era una de las mejores partes de la semana definitivamente, se puso sus clásicas gafas de nerd miope de toda la vida para verse con toda la definición posible y comenzó a moverse lento con la música mientras se acariciaba a si misma

Se escuchó como noqueaban en la puerta “noc noc”… “noc noc noc”, Michelle estaba en la cama, con una mano estimulaba su pezón izquierdo y con la otra hacia cosquillas en su vulva, piernas abiertas con las sandalias en el suelo y ya sudando un poco calentando motores para lo que estaba a punto de suceder, escuchó los segundos noquidos y se incorporó rápidamente, se puso las sandalias entre los dedos de sus pies y se dirigió a la puerta.

En la entrada estaba una figura alta y delgada, en una mano un abrigo y en la otra una botella de algún licor lujoso, cuando se ilumino el rostro añoso genero una expresión extrañamente solemne, pero con una sonrisa morbosa que arrugaba y levantaba el cuero, seguido de una grave voz.

-Que hermosa te ves esta noche mi amor.

Michelle le entrega una cariñosa y juguetona sonrisa enorme y le da el pase, detrás de él cierra. Era evidente el fuerte olor a loción cara como a especias o a algo extraño, pero era algo parecido a la loción que el abuelito de Michelle solía usar, estando los dos en el portal de la puerta el hombre se acerca a la cara de Michelle viéndola a los ojos y la besa profundamente. Michelle envuelve el cuello del mayor con sus brazos y le regala el primer beso de la noche.

S: Mmmm que bien sabes hoy Michelle, ya me diste hambre, toma, bebamos un poco primero, está bien? -le entrega la botella con algún nombre francés y de aspecto áureo que Michelle nunca había visto antes.

M: wow esta botella está bien fifi.

Ambos pasan el rato sentados en el sillón grande de la sala, Michelle con las piernas encima de las de Santiago y este pasando sus manos por toda esa tersa piel que las cubría, recorría desde los muslos donde terminaba el short hasta los pequeños y carnosos dedos de los pies, haciéndoles cosquillitas, entre jugueteos y tragos de licor, los besos fueron aumentando. Santiago bajo de los labios hasta el cuello de la joven y degusto su exquisito sabor a almendras y la sal del sudor de su piel, se le pone encima recostándola contra el cojín del sillón y continuo bajando, apretó con sus dos manos los senos regordetes, juega con ellos y hace suyos, la ve a los ojos y aprieta con sus pulgares e índices ambos pezones, mientras la chica hace una expresión de dolor y placer y le dice:

-Michelle! esta es mi parte favorita.

Los vuelve a apretar más duro! –Ahh- Mich suelta un gemido de dolor.

M: Mmmmm pues te los presto por hoy.

Los besos continuaron, Santiago sacó la blusa de la chica y la tiro al suelo, bajo y empezó a devorar esos enormes pechos, los lame, los besa, dice maldiciones y les escupe.

S: Mmmm Michelle, contigo siento que me lleno de vida de nuevo, mmmmm que bien hueles, hueles a sudorcito, no te bañaste verdad puerca? Eres una puta cerda verdad?

El senecto levanta el brazo de la chica y pone su nariz en la axila, respira profundo.

S: Mmmmm, delicioso puta sucia, tus olores siempre me ponen bien puerco, pinche marrana -Santiago se recuesta en el sillón y dice- Ándale marrana, toma tu suciedad que te encanta.

Michelle comprende el mensaje, le desabrocha el pantalón con ambas manos, se lo baja hasta las corvas luego la trusa blanca y deja libre un pene flacucho de aproximadamente 15 cm, cubierto por unos larguísimos vellos púbicos entre blancos y grises, y por debajo colgando dos testículos sonrojados que parecía que nunca habían sido rasurados y que colgaban bajísimo

S: Huéleme puta! Huéleme bien profundo! Me bañé para el teatro, pero no me lavé ahí abajo solo para ti, ramerita rica hija de puta!

Michelle comienza a masturbar ese pene de más de 60 años mientras olfatea enérgicamente, pasa la nariz por el glande, por la base, por el vello púbico, por los huevos los cuales tienen un olor especialmente delicioso, e incluso se da la libertad de oler más abajo enterrando su cabeza un poco bajo el escroto flácido, al hacerlo no aguanta las ganas y mete su mano bajo el mini short de mezclilla y comienza a tocarse, comienza a besuquear y relamer sus bolas, se pone una en la boca y la estira y vaya que se puede estirar, luego la otra y la chupa, luego se mete ambos testículos a la boca y los masajea adentro con la lengua, el senecto hombre se retuerce y gime del placer, insulta a su joven compañera:

-Puta sucia! así así perra! que rico los mamas! te vamos a decir la chupa escrotos de ahora en adelante! Déjamelos bien limpios puta O NO TE PAGO NADA -mientras jala de las coletas la cabeza de la chica contra sus hediondos genitales.

Después de un rato de limpieza oral, el hombre se levanta, y dice:

-oye ¿tienes tu mochila por ahí? La del unicornio.

Michelle asiente con la cabeza y dirige al hombre a su cuarto de la mano, contoneando sus nalgas redondas y paseando sus tetas descubiertas, y saca del ropero una mochila similar a la que lleva al trabajo pero con un unicornio rosa en vez de negro, dentro estaba un arsenal completo de juguetes sexuales y equipo de tortura, el hombre se la arrebato y busco desesperado un todas las pinzas que pudo encontrar, además de una crema batida, el hombre se desvistió completamente, obligo a la joven a hincarse frente a él y le dice:

S: Ándale puta! Síguele! TRABAJA! -Pone un pie sobre la cama de la chica abriéndose y esta comienza a relamer el escroto senecto de nuevo, el hombre comienza a colocar las negras pinzas de metal en las orejas de la chica, auch, en la otra oreja, auu

Toma la cara de la chica con ambas manos y la dirige hacia su rostro.

S: Abre la boca y saca la lengua -Michelle obedece: Aaaaa, el hombre escupe dentro de la boca de la chica.

M: Gracias Santi! -luego este le pone una tercera pinza en la nariz.

S: La vas a necesitar cerda! -Santiago se voltea y se empina un poco usando ambas manos para separarse las nalgas- Déjame limpio puerca, bien limpio.

Michelle no espera ni un segundo y entierra la cara entre esas escuálidas nalgas y comienza a recorrer con su suave y cálida y pequeña lengua toda el área anal del hombre, de arriba abajo, en movimientos circulares, empuja la lengua contra el ano como queriendo meterla, deja que su lengua se mueva por sí misma, el hombre no aguanta.

S: Mmmmm sii si pinche puerca, eres una pinche marrana, si asiii, eres una puta marrana, sabes que te mereces? Te voy a dar un premio, te lo mereces, huéleme!

El hombre le quita la pinza de la nariz a la chica y se la pone en el labio, la chica comienza a olfatear profundo el culo mientras suelta una sonrisa sardónica, y como pudo continúa besando el ano llenándose la cara de la saliva que dejo en la rajada.

S: Joder me encanta lo marrana que eres, que bueno que aún queda un poco de crema de la última vez. -El hombre comienza a ponerse crema en los pezones, los genitales, los dedos de los pies y las axilas, se tira boca abajo en la pequeña y alzada cama de Michelle y le dice:- Cómeme puta, cómeme como cerda, te lo mereces pinche puerca gorda.

Michelle comienza a lamer la crema de arriba abajo, las axilas, oliéndolas profundamente, se come la de los pezones, relamiéndolos, dejándolos empapados, deja limpios después los huevos y el pene, se dedica incluso a dejar los vellos púbicos bien limpios y llenos de saliva, cuando llega a los dedos del pie, el hombre se dobla hacia la chica la toma del tobillo y acerca su gordito y tierno pie a su boca, le pone crema batida y comienza a lamerlo en su totalidad, ambos están ahí relamiéndose los dedos por minutos, siendo unos totales cerdos.

Cuando el señor se sació de esos suaves y rosados dedos lanzó su pie a un lado, luego le quitó el pie de la boca a la chica, se acomodó en la cama boca abajo y pone su pene bien erecto al aire haciendo señas con la cara a su acompañante de que era hora de su envergada. Michelle mueve todo su suave y esponjoso cuerpo lleno de curvas pecaminosas hacia la mochila del unicornio, toma un condón rosado y lo coloca en el pene del hombre, seguido pone su morbosa figura encima del delgado cuerpo del hombre, acomoda sus piernas alrededor de las frágiles caderas y se entierra esa verga que tiene más del doble de años que su jugosa vagina.

El hombre hace caras y muecas al sentir toda esa cálida humanidad sobre él, la chica pone las manos en la nuca y comienza a rebotar, dándole al hombre un paisaje precioso de toda su delicada feminidad rebotando encima suyo, su tersa piel sonrosada por todo el trato el hombre toma dos pinzas y las acomoda en esos enormes pezones rojizos y jóvenes, la chica siente los deliciosos destellos de dolor en la punta de sus senos y su vagina se llena más de jugo, comienza a rebotar aún mas

Parecería que esas enormes y fértiles caderas romperán en dos al senecto hombre, pero este solo se parece excitar mas, su cara se pone completamente roja y comienza a maldecir a la dulce chica, a la madre de la chica, a sus tetas, a su vagina, a los de dos de sus pies, le arranca de un tirón las pinzas de los pezones y comienza a bofetearlos como si fueran peras de box, la chica se curva del placer y lo voltea a ver los ojos con expresión de sumisión total, los rebotes aumentan, el hombre le escupe en la cara, le da una fuerte cachetada y abofetea ciegamente el hombro de la chica lo que culmina en una abundante eyaculación que parece que desborda del condón, la chica lo acompaña con un grito de orgasmo fuertísimo y una cara ridícula con los ojos en blanco y la lengua por fuera.

Pasados los minutos están ambos desnudos en la cama, abrazados, el hombre acariciando los sensibles pezones de Michelle y besándola en la frente

S: Hoy estuvo súper rico mi amor, te amé mucho esta noche.

M: Yo también te amé mucho, ya acabaste por hoy entonces?

S: Si, hoy no puedo llegar más tarde, le dije a mi esposa que si llegaría y la última vez olía un poco a ti preciosa.

M: Esta bien, te acompaño ya a la salida?

S: No te preocupes, yo voy solo, tú quédate dormida, dejaré cerrado como la última vez mi amor.

El hombre le da un largo beso húmedo en los labios, se levanta, va por su pantalón y toma un fajo de billetes:

S: Son 2.000 por media noche verdad?

M: Sip, muchas gracias, déjalos por ahí.

S: De nada mi amor, nos vemos en un par de semanas, creo que me tocará un sábado no?

M: No sé lo checaré en el grupo, vete con cuidado porfas.

S: Si mi amor, besos.

Habían pasado horas de que Santiago se fue, Michelle no podía dormir y ya iba a ser la tercera vez que se masturbaría desde entonces, los pezones y la vulva casi latían del dolor de tanta manipulación.

Mientras Mich veía en el celular las conversaciones de su grupo de whatsapp llamado “Lam3 e5cr07o5” donde ella tenía como apodo de todos donde ella era la única chica y protagonista, y se comunicaban todos los miembros de su club personal para quedar en que día se encontrarían con ella y compartir experiencias, era principalmente fan de las fotos que le tomaban y la forma en la que competían por ver quien la hacía chillar o gemir más o sacarle más jugo, o ponerle más rojas las nalgas, Michelle podía ver los comentarios que hacían por horas y tocarse y tocarse, como lo estaba haciendo esa noche, entonces una lagrima corrió por su mejilla…

Michelle: Me odio tanto…

Continuará.

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