¡¡¡Esta pandemia nos trae locos y haciendo locuras!!! Les cuento por si ya se les olvidó parte de mí: soy Alexa, mexicana ya de 26 añitos y mi master en contabilidad está pausada por el momento. Soy morenita clara, cabello largo negro, tengo unos senos no muy grandes, pero si duritos apetecibles en su lugar, acinturada, vientre planito rico sexy todavía y lo que más me gusta y me chulean son las nalgas y las piernas, estoy culona jeje, más ahora que subí un par de kilitos. Soy atractiva, me aseguro de hacerme notar a donde llegó, muchas veces, aunque no quiera también, además que mi 1.75 de altura más unos lindos tacones pues ayuda mucho, ya saben con toda esta locura no se puede hacer gran cosa que digamos, pero me encanta coquetear.
Hace poco tiempo llegó a vivir en la privada donde vivo una familia de tres. Una pareja joven y su hijo, un chico de 25 años un año más chico que yo, regios para no variar, de nombre Alejandro, Alex mi tocayo jeje.
Cuando me enteré que tenía nuevos vecinos, no sabía si por largo tiempo o vecinos vacacionales, decidí darles la bienvenida y saludarlos cuando estaban metiendo sus cosas. Me presenté como su vecina de al lado Alexita, ese día yo caminaba de mi casa a la alberca, traía un microbikini nuevo rojo y un pareo casi transparente que causa sensación y malestar con los vecinos y ellos amablemente me ofrecieron su casa temporal ya que hacen home office y que mejor que en Quintana Roo. Les conté que soy contadora, que vivo sola, y shalala. Desde entonces tuve un acercamiento especial con Alex. Me contó que tenía un hermano y una hermana, pero que estaban casados y que él aún vivía con sus papás y que por nada del mundo se perdería la oportunidad de vivir en Playa del Carmen.
Los días transcurrían y él parecía interesarse mucho en mí, más de una ocasión nos encontramos en la alberca, nos salíamos a la playa a Xpuhá, tomábamos algo, salíamos con algunos de mis amigos y nos íbamos relajando. No pasó mucho y caray nos fuimos abriendo a nuestras respectivas relaciones en épocas de pandemia. Él tenía o tuvo una novia de familia muy conservadora, buena muchacha, adinerada, educada, pero no cogían, aún después de un año de andar puf, ella seguía con la idea de guardarse hasta que se casaran como buena milenial.
Él me decía que yo le gustaba mucho, que mi novio era un idiota, que él ya se hubiera casado conmigo, muy tierno él de verdad. Yo le dejé claro mi idea de los novios, de parejas, de amantes y creo que lo entendió muy a su manera. Cierta ocasión en una noche de Netflix, estando tirados en mi puf, se me aventó a los besos mientras platicábamos jeje.
Yo lo avente y le dije “No wey! tengo novio o algo así, no la cagues carajo no te equivoques” y él me contestó “Pero no está viéndote, y me gustas mucho”. Volvió a besarme, pero esta vez me sujetó de la cintura. El tipo no es muy muy muy guapo, pero tampoco está mal, es más alto que yo, marcado del abdomen con una sonrisa espectacular que derrite a cualquiera y pues yo solo me dejé llevar por el momento.
Estuvimos fajando un buen rato, y él se daba un agasajo sobándome el culo por encima de mi short hasta que se le ocurrió subir una mano a mis tetas. Cuando no sintió el bra y sintió mis tetas duritas perdió hasta el aliento, y a partir de entonces metió ambas manos debajo de mi holgada sudadera para amasar mis senos bamboleantes. Cuando sentí que quería liberar el botón de mi short fue cuando lo detuve y le dije “Es hora de irte Alex”, sin quitarle mis ojitos de borreguita a medio morir de encima.
Esa hazaña la intentó repetir en otra ocasión, pero no se dio tan natural, se sentía como presionado, como obligado. Todos los vecinos saben que vivo sola, claro saben que de pronto tengo visitas, pero no los expongo ni los presento, aunque luego nos escuchen por ruidosos, no quería darles de qué hablar al dejarlo entrar a mi casa tan seguido estando yo sola. Pero como él insistía le dije que lo pensaría, que esto se tiene que dar para disfrutarlo así que teníamos que planearlo para que todo saliera bien.
Pasó una semana y honestamente yo me había quedado con las ganas. Solo imaginaba volver a sentir sus hábiles manos masajeándome las tetas y el culo. Pero el trabajo capacitando a mis nuevos en la oficina y la visita inesperada de mi ex profe, me estaban echando a perder todo.
Ya Héctor mi ex profe había notado a mi vecinito que tenía un trato especial con él ahí en el fraccionamiento me preguntó quién era. Le dije que era hijo de mis vecinos de al lado, un chico muy agradable, respetuoso además de guapo y bien parecido, se lo dije sonriendo pícaramente.
Con el pasar de los días coincidíamos muy frecuentemente viviendo al lado, nos veíamos salir, o pasar a la alberca, etc. Para mi fortuna por así decirlo se habían caído bien, o al menos eso se veía. Se saludaban amablemente incluso demasiado y hasta hablaban de fútbol americano acaloradamente.
Yo estaba en ansias locas de probar a mi vecinito y la ocasión no tardó en presentarse. Y por qué no en la tarde del Super Bowl! Llegó el domingo por fin y decidimos verlo por FOX. Los vecinos nos invitaron a su casa rentada, sacaron al jardín una pantalla enorme que tenían y prendieron el asador, todo listo para el gran partido. Yo accedí ya que los vi muy entusiasmados. Así que ahí estábamos los 5 listos para ver el dichoso juego.
Ya se imaginarán lo que pasó por mi cabeza y todo lo que hice desde la mañana; baño tranquilito, depilación completita que, aunque ya estaba Héctor ya estaba completamente depilada, me puse una mini tanga naranja que apenas y me tapaba el pubis que tenía guardada para algo especial, me puse una minifalda de mezclilla y una blusita de tirantes naranja sin bra, perfume ligerito a cítricos y cabello suelto.
Con el pasar del tiempo hasta que dieron las 5 que ya nos iríamos con los vecinos y vería a Alex me entusiasmé mucho, y le dije como desinteresada:
-Creo ya es hora del juego amorcito así que ya vámonos para no hacerlos esperar.
Alex ya estaría ahí. Procuré arreglarme para él, de la forma que yo me había dado cuenta que él me veía y observaba más para reavivarle las ganas, pero no tanto para que Héctor sospechara.
Llegamos a su puerta con suficiente cerveza como para seis partidos.
-Hola familia, ya listos para el juego, ¡falta una hora tiempo suficiente para comer antes del juego, Salud! -¡Empezaron a abrir cervezas y tequila!
Yo solo atiné a decir un tímido…
-Hola -y clavé mi mirada en mi anfitrión Alex.
-¿Bueno, y de comer que hay? -Me preguntó Alex- Chorizo o chistorra depende de ti y de mi antojo -ambos reímos descaradamente.
Empecé a acomodar la mesa y Alex me ayudo tontamente ya que estaba más metido en mi blusa que en lo que estaba haciendo.
Me metí a la cocina y Alex me siguió, cuando estuvimos solos intercambiamos miradas de complicidad, Héctor me gritó que llevará agua también. Yo le grité que sí, que la llevaría.
Alex me estaba apretando una nalga por encima de la mini, nos dimos un riquísimo beso francés bien rico y largo.
-Me encanta como te ves linda.
Tomé la jarra con agua y cinco vasos y regresamos. Héctor y sus papás de Alex estaban en la mesa y nosotros nos sentamos atrás.
-Pueden ver bien desde ahí? -Preguntó mi ex profe
-Perfectamente -Contestó Alex sin siquiera ver la pantalla
En eso sonó el timbre.
-Quien será? -Era de la administración que debían de mover el auto mal estacionado, Alex salió a moverlo y salí a acompañarlo.
En cuanto Alex abrió el auto yo me subí del otro lado y se dirigió al lugar correcto dando toda la vuelta, en cuanto se estacionó sabía que continuaríamos lo que empezamos. Nos abrazamos y nos besamos ansiosamente.
Esta vez Alex subió la mini y me sobaba las nalgas, sintiendo mi piel. Pasaba por mi cadera, bajaba a mis piernas y yo con la falda remangada hasta la cintura sentí sus manos entrar bajo mi tanguita.
Excitada como estaba me baje los tirantes y mis tetas salieron por sí solas. Mis chichis quedaron al aire y Alex de inmediato se fue sobre ellas dando mordisquitos en los pezones, les propinó una terapia, besos y lengüetazos con ambas manos y con su boca. Yo me contoneaba del placer al sentir sus hábiles manos recorriendo todo mi cuerpo. Mis pezones se pusieron durísimos y yo toqué su pito por encima del short. El tiempo pasó rapidísimo y teníamos que regresar. Él abrió la puerta y yo me metí rápidamente al baño para acomodarme la tanga empapada, la falda, la blusita. Cuando salí del baño pasé a la cocina por servilletas, ya todos estaban disfrutando el juego.
Estaban los comentaristas parloteando cuando mi ex profe me pidió que le trajera hielo de la casa para sus cervezas. Mi reacción fue inmediata:
-Alex me ayudas??? para traer todo junto.
-Yo voy contigo -respondió Alex atinadamente levantándose casi de un brinco detrás de mí.
Y mientras entrabamos a mi casa, Alex se puso detrás de mí y me restregó su paquete que lo sentía casi directo en mi culo, y tomó mis tetas con viveza.
Yo me mordía los labios para no gemir cuando empezó a chuparme el cuello y pasó su lengua por debajo de mi nuca.
Pero no podíamos tardar sin levantar sospechas. Regresamos y mi ex profe estaba como ido, viendo el juego con los papás de Alex. Como al principio Héctor estaba frente a la pantalla sin perder detalle, Alex y yo nos sentamos en las sillas detrás de ellos.
Mientras veían el partido y aprovechando que todos nos daban la espalda desde la mesa opté por sobarle a mi anfitrión personal la entrepierna, él a su vez, contraatacó posando una mano en mi pierna, subiendo, subiendo hasta llegar a mi panochita. Y haciendo de lado mi microtanga que no tapaba en ese momento ya nada, hundió dos dedos en mí ya para entonces, empapada y palpitante vagina.
Ellos hablaban y discutían el desarrollo del partido como si nada. Alex aguantando el suplicio en silencio y ellos totalmente ignorantes del show que pasaba atrás de ellos.
Yo apretaba mis piernas aprisionando la mano invasora, con la falda otra vez hasta arriba.
Estábamos en pleno manoseo cuando mi Héctor pidió más botana:
-Cielo, podrías traer el paketaxo?
-Bueno, espérame un momento -le contesté
Cuando me levanté para ir a mi casa, noté que mi falda estaba muy arriba, y aprovechando que mi todos estaban súper atentos al juego y no voltearon, no la bajé. La dejé, así como estaba, subida apenas tapando la mitad de mi flamante trasero. Caminé lenta y sensualmente, como modelo en pasarela, Alex veía mis carnosas nalgas. El espectáculo que le estaba dando a mi vecino era incomparable, era muy buena oportunidad como para desaprovecharla, y él pensó rápidamente en algo.
-Oye Alejandra, tienes agua mineral -Preguntó inocentemente.
-Si tengo en la cocina, ven por ella -le contesté
Se levantó y sin prisa vino hasta donde estaba yo. Nadie nos ponía atención. Mi cómplice y yo sabíamos bien qué hacer. Yo me recargue contra la pared y él se arrodilló frente a mí, subió mi faldita e hizo mi tanguita mojada de lado.
Lo que siguió me hizo gozar a tal grado que se me nubló la visión.
Tomó mis muslos con sus grandes y fuertes manos y con su lengua separó mis labios vaginales para luego hacerme perder la razón. Su lengua iba de arriba a abajo, de un lado a otro y después en círculos. Cuando tocó mi clítoris yo sentí que gritaba, y para evitarlo lo único que pude hacer fue tomar un trapo de mi cocina y morderlo con todas mis fuerzas, logrando apenas ahogar los leves gemidos que no pude contener. Las piernas me temblaban y ante la morbosa situación de serle infiel a mi novio o amante o no sabemos que es de mi casi en sus narices y en la de los papás de Alex, no aguante más y estalle en un orgasmo tal que las contracciones me hicieron ponerme casi de rodillas.
Alex se levantó y regresó a ponerse al tanto del partido.
Yo seguía en mi casa, sentada en el piso con los ojos cerrados. Mis pantaletas estaban empapadas y también mis piernas mojadas. Tomé unas servilletas y me las pase como pude, me arregle la ropa y regresé con la botana con una sonrisita traviesa.
Pobre de Alex, yo ya había tenido mi recompensa, pero él seguía al rojo vivo y las manos le temblaban de las ganas. Y para colmo su equipo iba perdiendo. Héctor jactándose de la ya evidente victoria hacía más miserable su situación.
Momentos después le hice señas con los ojos de que fuera al baño. Estaba totalmente decidida a no dejarlo a medias.
-Fue mucha cerveza, voy al baño.
Alex abrió y cerró la puerta del baño y me espero afuera. Yo me dirigí a Héctor y le dije:
-Amor, voy rápido a la casa a buscar mi sudadera, me dio frio.
-Si ok, no hay problema.
Salí a la casa donde Alex ya me esperaba en mi puerta, entramos y le bajé los shorts hasta abajo, reí coquetamente y cuando bajé la mirada pude ver su pitote erecto, rojo ya de la excitación.
Me senté en el sillón y lo jalé hacia mí. Tomando con ambas manos sus nalgas, me tragué hasta donde pude su animal. Se la mamé a mi antojo, lamí sus bolas, lo masturbé con movimientos de mi manita y lo volví a tragar. Yo lo vi muy excitado y levantando la mirada le pregunté muy suavemente:
-¿Me la quieres meter? -Esto con mis ojitos de borreguita cachonda
-Sí… por favor -contestó con un hilo de voz
Subí corriendo tome un condón y mi sudadera, antes de sentarme me quite mi tanga, me arrodillé en el piso, le puse el condón con mi boca enseñándole mis habilidades y al tiempo que levantaba mi minifalda me incliné sobre el sillón. El comprendió y se colocó detrás de mí. Cuando sentí su pito detrás de mí a todo su esplendor rozando mis nalgas, con una mano lo acerqué a la entrada de mi panochita completamente empapada y muy suavemente me la metió hasta el fondo.
Comenzó el vaivén y mientras con una mano sobaba mis nalgas y mis piernas, con la otra alcanzó mi cabello de la cual ya me había puesto una liga para hacerme una cola. Me embestía cada vez con más fuerza bufando de placer, me tiraba del cabello rico, jarioso. A mí me pareció muy cachondo y cuando volví la cabeza vi un espejo que tengo en la sala, pude ver nuestras figuras reflejadas. El movimiento era exquisito y al verme en esa posición, totalmente de nalgas siendo penetrada, me volví a excitar.
Alex me dijo “Ya no aguanto, pero no quiero terminar así, vamos a cambiar de posición”. Yo solo asentí con la cabeza y nos separamos. Él ahora se sentó en el sillón y me invitó a montarme. Lo hice y me ensarté en él, de frente. Yo subía y bajaba deliciosamente.
El solo bajo mis tirantes para que mis niñas saltaran sobre él, alcanzó mis tetas, pasó su lengua repetidas veces por mis pezones completamente duros y recorrió el contorno de mis areolas. Estrujaba mis senos mientras con los movimientos de sus caderas revolvía su pito dentro de mí.
Yo con ambas manos junté mis senos y los puse en su cara. Los beso y los lamió, después los chupo y encajando sus manos en mi abundante culo yo sentía que ya sería el final, así que apreté mis nalguitas, lo cabalgue más rápido yo sentía como palpitaba su animal dentro de mí y sentí ese shock eléctrico recorrer todo mi cuerpo mientras veía su carita como se transformaba en placer, dio la estocada final y quedándose muy quieto exhaló un profundo “ahh”, yo sentía su animal palpitar dentro de mí y como me hubiera encantado sentir sus jugos tibios inundando lo más profundo de mis entrañas.
Nos quedamos un momentito así, unidos, yo encajada en él. Sin salirme me quite mi blusa y me puse solo mi sudadera, luego me quite de él poniéndome una tanga seca y el muy satisfecho se volvió a subir el short, me asegure de tirar el condón en los botes de afuera.
Era momento de regresar, ahí estaban entretenidos con el juego, llegamos a los minutos finales del juego y todo mundo feliz, nosotros más todavía, mi sonrisa era innegable que había tenido un gran y rico orgasmo, para mi suerte ellos seguían en la pantalla.
Así sin más, termino el juego y ellos acabaron con la cerveza y el tequila, era momento de despedirnos:
-Alex gracias por todas las atenciones y más con Ale durante todo el juego, creo ni te dejamos disfrutarlo -El solo sonrió diciendo que no había problema, que lo había disfrutado muy a su manera.
Llegando a casa y en el cuarto me quite solo la falda, vio en el suelo mi tanga y mi blusa. Fingí estar un poco adormilada y le pregunté cómo la había pasado:
-Yo bien, perdió su equipito y como apostamos me debe un dinero Alex, ¿qué te parece?
-Pues ni modo, desafortunado en el juego, afortunado en el amor, ¿o no? -Respondí
Él no supo por qué dije eso y se desconcertó, pero no le dio más importancia y me dijo:
-Bueno, al fin solitos mi vida.
Lo que pasó después, ya les contaré todo lo que hicimos mientras Héctor estuvo aquí, espero sus comentarios para mejorar los relatos de mis vivencias.