Amigas lentoras y amigos lectores hoy os traigo lo que me pasó una noche de hace algún año, una noche de verano con una vecina del portal de enfrente.
Las horas de trabajo no paraban de pasar y la tensión se acumulaba, los trenzados, los patrones, las herramientas formaban en mi mente un colapso enorme y a las horas que eran no podía dar una puntada más. Me preparé una infusión y salí un poco para ver si había alguien en la plaza de mi barrio, pero no había ni un alma, tan solo un par de gatos hacían compañía a esas solitarias y oscuras aceras, no eran horas para estar en la calle un miércoles como ese.
Me volví a sentar es mi silla y comencé a buscar algo entre los materiales que hay enfrente del mío, vivo en un segundo piso y entre el calor y el poco aire que corría aquella noche la mitad de las casas tenían sus ventanas y cortinas abiertas de par en par.
No encontré nada interesante, tan solo una pareja de ancianos que recogía el salón para irse a la cama. Encendí la radio y puse un poco de música, baja, muy pero que muy baja para no despertar a mi pareja. Entre la música y algún Whatsapp un poco picante a alguna que otra amiga oí en el silencio de la noche como una ventana se abría bruscamente en el edificio de enfrente, la cortina seguía echada, pero se veía la sombra de alguien a través de ella. Gracias a la sombra pude adivinar que alguien estaba en mis mismas circunstancias, solo tenía que esperar un poco más para que el calor hiciera su función y la persona que estuviera detrás tuviera que correr las cortinas esperando un poco de aire fresco.
Así fue, a las 2:30 de la mañana aproximadamente la cortina se abrió y pude ver quien estaba tras ella, era quien sospechaba, mi vecina. Ella tenía insomnio como muchas de aquellas cálidas noches.
Comencé a observarla, es una chica mona, de melena larga y morena, ojos negros, mucho pecho y grandes caderas. La verdad es que es una mujer que siempre me da morbo verla.
Tenía un pulverizador de agua encima de la mesa con el que se refrescaba de vez en cuando mientras por lo que podía observar bebía algo.
Llevaba el pelo recogido con una coleta alta, unos collares y una camiseta de tirantes azul clarita con un dibujo.
La situación era bastante interesante, me puse de pie y baje la intensidad de la luz de mi habitación, volví a la silla y pude ver como se refrescaba con el agua del pulverizador mientras se quitaba lentamente la camiseta que llevaba puesta para quedarse con un bikini bastante insinuante, el agua chorreaba por sus hombros y ella la extendía con sus manos por todo su pecho, aquella situación me estaba poniendo enfermo, parecía que la forma de extenderse el agua que la caía del pelo al cuerpo paso a ser algo erótico.
De repente se puso de pie y desapareció de mi campo de visión dejándome clavado en la retina esas hermosas caderas entalladas por un tanga color lila o ese color me parecía a mi e la oscuridad.
Al volver en mi me di cuenta de que aquella escena me había puesto un poco cachondo y que el pantalón corto que llevaba puesto marcaba perfectamente el contorno de mi miembro.
Hubiera sido genial poder haber visto más de aquel espectáculo.
Me senté de nuevo en la mesa cuando de repente la luz de su habitación se apagó e inmediatamente se encendió la luz de su mesilla de noche, allí estaba ella de pie enfrente de la ventana colocando algunas cosas que ocupaban toda la superficie de su mesa.
Estaba preciosa, el tanga color lila acentuaban esas caderas que tanto empezaba a desear de una forma brutal, unos muslos fuertes y tersos que daban ganas de morderlos suavemente para sentir su calor y esos pechos que parecían manjar de dioses.
Se sentó en una silla y vi asombrado como comenzó a rozar sus pezones suavemente por fuera del bikini, no podía creer aquello, mi vecina estaba comenzando a masturbarse y yo iba a ser testigo de ello.
Cientos pensamientos pasaron por mi cabeza lo que hizo que me pusiera tan, tan, pero que tan cachondo que mi miembro volviera a dejarse notar bajo mis pantalones cortos, comencé a acariciar mi pecho como si ella lo hiciera con sus dedos, me moje los labios con mi lengua mientras lentamente pasaba mis grandes y fuertes manos por encima de mi pantalón aprisionando mi polla entre mi cuerpo y la palma de mi mano, eso me hacía sentir perfectamente como cada vez la erección era más fuerte, tanto que ya asomaba gran parte por encima de la goma del pantalón.
Ella se había acomodado en la silla, una de sus manos no podía verla, seguramente que con ella estaría acariciando sus ardientes muslos.
Estaba a punto de comenzar a masturbarme, no podía esperar más, mi capullo asomaba en su máximo esplendor por encima de mi pantalón, estaba tan grande que sentía el más pequeño roce.
Baje con mi mano izquierda el y mientras lo mantenía cogido comencé a acariciar mis testículos suavemente, los tenía muy, pero que muy hinchados y esa forma de tocarme hacía que mi polla estuviera gorda y grande.
Mientras la observaba como se masturbaba y apretaba sus pechos con los ojos entre abiertos yo empecé a masturbarme también.
Agarre con mi gran mano mi miembro y baje lentamente mi piel hasta poder ver todo mi capullo, estaba marcadísimo, pase lentamente por el uno de mis dedos y volví a subir suavemente mi piel hasta volver a taparlo por completo… aquella sensación era increíble.
Cada vez mi mano recorría toda mi polla de arriba abajo un poco más rápido, más rápido, el sonido que hacia mi piel al cubrir y descubrir mi hinchado capullo era delicioso. El ritmo era casi frenético, mis huevos subían y bajaban de una forma brutal debido a la fuerza con la que me masturbaba.
Mire de nuevo a su ventana, ella seguía sentada, pero había puesto las piernas encima de la mesa, dios, podía ver su coñito y como lo acariciaba, estaba disfrutando tanto como yo, no paraba de arquear la espalda y de morderse los labios, eso me ponía más cachondo de lo que estaba.
Pare un poco, baje mi piel lo máximo que pude de nuevo y deje caer de mi carnosa boca un poco de saliva hasta mi ardiente capullo, la volví a subir y a bajar, y otra vez a subir, bajar ¡dios! el ruido de mi polla mojada con mi saliva me hacía imaginar que la estaba penetrando toda y muy fuerte.
El ritmo de mi mano recorriendo cada rincón de mi polla era increíble, no podía parar de mirarla y de masturbarme, aquella paja me estaba sabiendo a gloria.
Me bajé los pantalones hasta los tobillos para dejar mi mano izquierda libre y comencé a acariciar mis testículos fuertemente, los apretaba, los soltaba, los sacudía, pensando en su boca, todo era poco en aquella situación, quería llegar al orgasmo ya, pero aquello sabia tan rico que aguante hasta el límite.
Volví a mirar y de repente vi como ella miraba hacia mi bloque, aquello me hizo sentir algo extrañísimo, de repente paso por mi mente que aquello que ella estaba haciendo estuviera premeditado y que yo no me había dado cuenta, pero seguí masturbándome con fuerza.
Mis gemidos mezclados con mis respiraciones cortadas inundaban la habitación, tenía miedo de que mis compañeros de piso me oyeran, pero no podía evitar gemir tan fuerte.
Bajé la mirada para ver mi polla y aquello era tremendo, la tenía hinchadísima y con la fuerza con la que la apretaba para masturbarme hacía que pareciera que iba a reventar.
Comenzaron a salir las primeras gotas de semen de mi polla avisando de mi gran orgasmo las cuales extendí con mis dedos suavemente por toda la superficie de mi capullo, era tremenda esa sensación.
Ya no podía aguantar más y quería correrme y correrme como nunca, llenarme el pecho de semen y notar como mi densa crema escurre por él.
Miré a la ventana de mi vecina y la vi de pie, no paraba de masturbarse, de repente vi como con la mano con la que se pellizcaba los pezones comenzó a saludarme, me hizo un gesto extraño dándome a entender que estaba a punto de correrse también y después sin ningún tipo de pudor e intentando llevar la situación al límite se la llevo a la boca y comenzó a masturbarse por detrás.
Yo ya no sabía qué hacer, no me lo podía creer, me había estado observando sin yo darme cuenta desde el principio, sentí una mezcla entre deseo, timidez y… de repente noté como mi polla no aguantaba más aquel ritmo y necesitaba correrme ya. La mire y vi como ella había puesto un pie encima de la mesa para que yo pudiera ver mejor su mojado sexo.
Me puse de pie, la mire y aumente la velocidad con la que me estaba frotando, no podía parar aquello, me iba a correr y quería que ella viera todo perfectamente, arquee la espalda, la mire fijamente, me puse de puntillas y comencé a correrme de una forma brutal, salió primero un borbotón enorme que cayó en mi muñeca, de nuevo hice fuerza y volví a echar aún más crema por todo el suelo de la habitación, no podía parar de frotar toda mi polla, aquel orgasmo me recorría todo el cuerpo, mis gemidos eran prácticamente silenciosos ya que mi pareja dormía, mi respiración se entrecortaba… era muy rico.
Comencé a bajar la velocidad con la que me frotaba y mientras apretaba suavemente mis huevos con la otra mano me apretaba la polla para que saliera todo el semen posible de ella. La que quedó en mi capullo la extendí suavemente con un breve masaje mientras terminaba de acariciarme.
La volví a mirar, ella ya había terminado, se subió el tanga mientras me observaba como me acariciaba y me lanzó un plácido beso con la mano, me hizo un gesto como que recibiría una llamada suya, apago la luz de la mesilla y desapareció lentamente en la oscuridad de su cuarto.
Yo volví de nuevo a mis patrones, mis herramientas, en fin, a trabajar…
Espero que les guste y que dejen algún comentario. Gracias por leerme.