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Mi tia Ana me inicia en el sexo (II)
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“Es la primera vez que siento esto, gracias por decirme que es calentura. Siento ganas de sentir, ganas de que… de gozar”.

Ana me tomó de la mano, entramos a la casa, cerró y fuimos al dormitorio.

Así terminaba la primera parte de mi historia. Fuimos a su dormitorio y me dijo que me quite toda la ropa, era tal mi estado de excitación que no dudé en hacerle caso. Ella hizo lo mismo. Nos pusimos de rodillas enfrentadas y con las rodillas separadas casi al máximo, a casi un metro una de otra. Mi calentura subía al ver el cuerpo desnudo de Ana, y no saber qué iba a pasar, pero sabía, confiaba en ella.

Ana empezó a acariciarse lentamente los pechos, pasaba sus dedos por los pezones y jugaba con ellos. Yo la empecé a imitar, sentía lindo ese contacto. Ana con cara de placer introdujo dos dedos en su boca, yo chupaba mis propios dedos, de pronto imaginaba que era el pene de un hombre, mi otra mano seguía ocupada en mis pechos. Una vez que los tuvimos bien mojados comenzamos a acariciar los pezones. Por primera vez en mi vida, a los veintiocho años sentía choreaban mis jugos por mis piernas.

Ana había tomado un aceite para el cuerpo de su mesa de luz, puso un poco en sus manos y en las mías. Me mostró como recorría su propio cuerpo, tal como yo.

“Sentí Flaca, sentí el placer de acariciarte tu propio cuerpo, como tu piel se alegra de recibir esas caricias”

Sus palabras lograban despertar mis sentidos, no excitarme, me excitaba comprobar que lo que ella decía era verdad.

Se detuvo, me miró, se sonrió y me dijo

“Ahora, subimos el nivel, lista?”

“Si, lista”

Separó los labios de su vagina y comenzó a jugar con su clítoris. Yo la seguí, y ella me indicó

“Cuidado, es muy sensible, mimoso”

Le hice caso, y realmente era sensible, desde allí por mi espina, impulsos eléctricos sacudían mi cuerpo, estremecían mi cerebro. A pesar de tener los dedos con aceite, nuevamente introdujo dos en su boca, le pasaba la lengua, me miraba con lujuria, haciéndome saber que pensaba lo mismo que yo, que la imitaba. Los llevamos del nuevo al clítoris, pero esta vez dejándolos extendido solamente los subíamos y bajábamos.

“Sentílos, los picarones, quieren jugar con nosotras, es como si tuviesen vida propia, huy, están muy picarones, muy calientes, sentí como se aprietan contra nosotras, prepárate porque me parece que quieren…”

Y no continuó porque efectivamente querían penetrarnos y lo hicieron, Respiré profundo, años sin sentir nada dentro mío y de pronto, de pronto el placer

“Cuidado, dijo Ana, estos chicos son muy malos, nos quieren hacer poner locas para gozarnos ellos, anda a saber que quieren hacernos los chanchos.”

Ella relataba todo tan perfecto, que a sus palabras, mis sensaciones, se sumaban flashes con imágenes de lo que ella relataba, cerraba los ojos y los veía reír dentro de mi vagina, cómplices, los veía tramar algo. Las sabanas bajo mío eran casi una laguna, mis fluidos caían sin pasar por mis piernas.

“Sentí, dijo Ana, ahora están buscando con sus yemas algo en la pared anterior de nuestra vagina, por favor, que no lo encuentren, porque nos van a hacer mierda, buscan a G, no, Aggg los míos lo encontraron, no, me hacen sentir todo junto.”

“A mi igual Ana, me siento dominada por ellos, pueden conmigo, no los puedo detener, Aggg, me matan, como hago, decime”

“Solo hay una forma, con la otra mano apretate las tetas, y esos traviesos sacalos y metelos con todo de tu concha, apretando contra el G. Mostrales quien manda, eso.”

“Flaca, por favor, uno se está yendo para mi ano, quiere entrar, aunque más no sea un poquito, me quiere hacer acabar con todo. “

“A mí ya se me metió, entran y salen los dos, Nooo”

Lo que era temblor se hizo convulsión, de pronto mis pechos me dolieron sin que los apretara, mis brazos caían muertos al costado de mi cuerpo, mi vista estaba nublada. Vi que Ana estaba igual que yo, sin pensarlo me acerque a ella y la bese. Primero la sorprendió, pero enseguida respondió.

Nos quedamos de rodillas, tomadas de las manos por un rato.

“Me vas a tener que invitar a tu cama porque esta la hicimos mierda”

Dormimos juntas, pero nada pasó.

Casi sobre el mediodía nos despertamos. Me dolía cada uno de los músculos de mi cuerpo. Me duche, y luego mientras preparaba el desayuno se ducho rápido Ana. La vi venir y me paré a servirle jugo y café. Pasó por detrás de mí y me dio una palmada en la cola.

Nos sentamos sin hablar, solo sonreíamos. Hablando lo mínimo fuimos a la playa. Caminábamos juntas, empujándonos con los hombros. Peleábamos como chiquillas.

“Parece que ninguna quiere hablar” dijo Ana.

“Ana, todavía estoy destruida, ni se cómo puedo caminar”

“Pero…”

“Si tía, me gustó, mucho, demasiado, tía”

“jaja sí que te calentaste, eras una máquina de gozar, y yo también, lo reconozco. Ni sé cuántos orgasmos tuve.”

“Juro que yo tampoco, y es una pena, porque me gustaría saber cuántos fueron la primera vez que tuve orgasmos. Pero tenías toda la razón es hermoso gozar, y eso que solo fue masturbarme.”

“Yo quiero ser honesta con vos, como vos lo fuiste conmigo, Me calentó mucho verte masturbando frente a mí. Alguno de mis orgasmos fueron pensando en vos…”

Fuimos al agua, para ver si el mar recomponía nuestras energías. Cuando salíamos vimos que de frente venía un flaco como de un metro noventa, un físico tremendo y una malla de lycra ajustada.

“Por dios Flaca, mira lo que viene ahí”

Pasó a nuestro lado y con poco disimulo lo miramos de arriba hasta la ingle, nos detuvimos y seguimos hasta los pies.

Nos dimos vuelta y tenía un hermoso culo. Ana se colgó de mis hombros como si se cállese.

“Flaca, viste eso, ese animal nos parte al medio a las dos en fila, No menos de 25 calza, y bastante gruesa.”

“No te entiendo Ana, acordate que soy “nueva””

“Que tiene una pija de 25 centímetros y bien gorda, entendiste”

“Es un animal”

“Decí que a Marcos lo respeto, porque…”

Cenamos y volvimos a salir para ver la noche.

Tomábamos nuestro primer whisky cuando me preguntó:

“Flaca, en serio, te sentiste bien? No te sentiste forzada, porque no me gustaría que sientas eso”

“Ana, para nada, y hoy me siento viva por primera vez. Solo puedo agradecerte”

“Me alegro, solo me interesaba y me interesa que descubras el sexo”

Se quedó callada, mirando las estrellas. Pude ver de costado una sonrisa

“Que pasa Ana? Te quedaste callada, y ahora sonreís mirando las estrellas”

“Nada, flaca, nada, todo bien” me dijo mirándome con esa sonrisa en el rostro y mirada picara.

“Ana, dale, te conozco y algo pasa”

“No te enojes, pero hoy empezó a darme vueltas por la cabeza una fantasía con vos, eso”

“mmm, viniendo de vos y tu cabecita debe ser muy caliente e interesante”

“Eso te lo aseguro, pero mira que puede ser medio fuerte para vos, si no te sentís a gusto, quiero que me digas”

“Vamos”

Entramos, fuimos a su cuarto y nos pusimos a los pies de la cama, me miró y me preguntó

“Empezamos?”

Asentí con la cabeza. Me pidió que cierre los ojos, cosa que hice. Unos segundos después sentí que me ponía una venda en los ojos. Sus manos comenzaron a acariciar mi cuerpo, aún con ropa. Sus manos “aparecían” y “desaparecían” segundos después, en mis pechos, mi cara, mis piernas. Nunca pude adivinar donde sería el siguiente lugar. Primero fue mi remera y por no tener brazier, mis pechos quedaron al aire. Acariciaba uno mientras su boca besaba mi nuca, por segundos no me hacía nada y después, acariciaba mi trasero aún con el short. Me lo sacó, al igual que mi tanga. Volvía a mis pechos, los chupaba, apretaba suavemente los pezones.

“Me volves loca Ana, muy loca”

“Me alegro, quiero que te entregues, a mí y al placer”

“Lo estoy, claro que lo estoy”

Sentí una de sus manos con aceite recorrer mis pechos mientras ella basaba mi cuello desde atrás, y apoyaba sus pechos en mi espalda, de pronto sentí como separaba mis labios y sus dedos jugaban con mi clítoris.

“Goza, Flaca, dame tu primer orgasmo de la noche”

Demoré solo segundos en complacerla y al instante sus manos desaparecieron. Moví mi cabeza como si pudiera verla. Lo que volví a sentir como ataba con una cuerda mis muñecas a los costados de mi cintura. Increíblemente no tenía miedo.

“Huy que caliente que estás, parece que te gusta que te dominen” me dijo

“Si” susurre, “me gustaría probar”

Lo siguiente que sentí fue sus manos apretando mis pechos y acariciando mi clítoris. Ella se pegó con fuerza a mi espalda y refregaba sus pechos con fuerza. Claramente me dominaba, más mental que físicamente. De pronto sentí como su mano con aceite recorría el canal entre mis muslos, con intensidad, haciéndome sentir que efectivamente estaba allí, que no era un accidente. Todo era lento y vertiginoso el mismo tiempo. Lento el movimiento de sus manos y su boca, vertiginoso como cambiaba de lugares.

Sentí que sus manos me dejaban de tocar, pero fueron segundos hasta que corrió el pelo que caía sobre mi espalda, besó mi nuca y metió un dedo en mi boca. Fue desatar una locura de chupar, lamer, pero como todo duró poco.

“Mmm, me parece que el sexo te está gustando mucho pero mucho, hasta casi convertirte en una putita” me dijo.

Escuchar eso, me estremeció, si, era así.

“Si, pero en tus manos, solamente en tus manos” le dije. Después ella me contaría que eso desato toda su pasión y liberó su calentura.

Comenzó a besar mi espalda desde la nuca y fue bajando lentamente, sentía como su boca dejaba un camino de humedad en mi piel. Llegó donde empieza la cola y me hizo inclinar hacia adelante, sus manos separaron mis cachetes y mi ano y vagina quedaron a su disposición.

De pronto sentí que algo parecido a un rayo trataba de introducirse en mi ano, era su lengua, lo lamía, forzaba la entrada para volver a lamerlo y forzar la entrada. Yo me estremecía, ella me sostenía de la cintura, sentía como esa lengua vencía toda resistencia.

“Ana, por favor, para, me muero, no aguanto más, tanto placer, me tiemblan las piernas”

“Ponete de rodillas entonces”

Lo hice y durante casi un minuto no sentía nada ni escuchaba nada

Tres de sus dedos entraron en mi boca, casi bruscamente. Los empezó a meter y sacar.

“Uy, estás de rodillas frente a él, podes sentirlo en tu boca, como te penetra, hace gozar a tu hombre sin manos, solo con tu boca, y sentí como vos misma gozas haciendo gozar. En este momento vos tenés el poder, aunque el crea que es al revés, solo vos y tu boca dándole placer, ni lo tocas, solo con tu boca, Se egoísta, busca tu orgasmo mientras lo chupas y el no acaba, porque vos jugas con tu boca, vos marcas el ritmo.”

Fui entrando en un torbellino de excitación, podía sentir todo lo que Ana me decía:

“Hablale, pedile que te haga lo que te gusta cuando vos termines con él, él es solo un objeto de placer para vos, vos estas atada, pero realmente vos dominas, él depende de tu boca, tu boca lo retiene.”

“Quiero verte loquito, que me penetres con todo, sentir que nada de esta pija queda afuera, después que me la metas en el culito, despacito, suavemente, y cuando estés todo adentro mío, que sueltes esa bestia salvaje y me cojas bien cogida, como una mujer como yo merece ser cogida.

Y cuando yo quiera, sentarme con tu pija en mi concha, mirándote a los ojos y volverte loco, moviéndome como serpiente tragándome toda tu pija, mirándote a los ojos para que vos veas mi calentura”

Todo esto mientras chupaba y lamía, escuchar mis propias palabras hizo que acabara un par de veces, no podía creerlo.

Ana me hizo acostar boca abajo, se tendió a mi lado y me metió dos dedos en la concha, y me masturbó hasta que saco un orgasmo. Y tras eso, sin ningún tipo de aviso, los metió lentamente en mi culo, me lamió la oreja y me dijo

“Ahora Flaquita, si, ahora a gozar como una buena puta, porque sabes, las dos somos dos buenas putas.”

Me moví como loca, mi cintura subía y bajaba, y por fin llegué a orgasmo. Brutal, sus dedos estaban enterrados en mi culo, caí rendida.

Por un par de minutos no reaccioné. Ana me sacó la venda, Ella estaba sentada con las piernas abiertas masturbándose. Yo la miraba, reptando me fui acercando a su vagina, ella no decía nada. Cuando tuve al alcance su concha la comencé a chupar… nunca hubiera imaginado verme haciéndolo.

Ella me desató y mis dedos la penetraron por los dos agujeros, le saque dos orgasmos y caímos agotadas. En medio de las sabanas recién puestas y ya sucias. Nos dimos un beso y nos dormimos.

Espero les haya gustado, queda la tercera y última parte, espero que me acompañen.

Ah les pido que dejen sus comentarios al pie.

Marisa

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