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Mi tía Ana me inicia en el sexo (I)
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Hola, soy Marisa, amiga de Mike, como él ya tiene seguidores, le pasé este relato verídico, de mi debut sexual.  Espero les guste.

Como muchas chicas criada por mayores y años atrás, el tema sexo era tabú, motivo de frustraciones e información equivocada. Pues ese fue mi caso. Ahora tengo 30 años, mi inicio sexual fue a los 20, llena de miedos y prejuicios: eso una chica seria no lo hace, aquello duele, por favor, eso es anti natural. Y aunque puede decirse que soy una mujer linda, con muy buenos atributos, nunca pude formalizar un noviazgo por mucho tiempo.

Cuando llegaba el momento del sexo, era literalmente un cadáver en la cama. No solo no participaba, solo abría las piernas y nada más, sino que casi ni sentía placer. Los muchachos si no huían luego de la primera experiencia, seguro lo hacían luego de la segunda. Para mí era frustrante, ya a los 24 dejaron de interesarme los muchachos. Y me preguntaba cómo podían soportarlo las otras mujeres.

Hace dos años, una tía mía, apenas 10 años mayor que yo, me invitó a pasar un mes en su casa de veraneo. Ella es soltera, pero está de novia con un muchacho de su edad desde hace algunos años. El novio nos llevó un sábado a la mañana y se volvía a nuestro pueblo. Solo iba a ir los sábados y domingos. Por lo que el resto de la semana estábamos solas.

Llegamos sobre el mediodía, acomodamos las cosas y fuimos a la playa. Desde ese momento todo era distinto a lo que yo pensaba y conocía. En todo momento se prodigaban besos caricias, incluso con mucho cuidado y disimulo, pero con mucha picardía se tocaban en “lugares indebidos”. Incluso, cuando volvimos a la casa, se ducharon juntos, sacrílegos!!! Durante la cena bromeaban con lo que le gustaba a él comer, almejas, conchas marinas y a ella le gustaba comer el pez palo. No entendía de qué se reían. Hasta llegaron a decir que él tenía mucha habilidad para abrir con la lengua la “almeja negra”.

Cuando fuimos a la dormir, mi cuarto estaba junto al suyo, y las cabeceras de las camas daban a la misma pared.

No tardó mucho en comenzar a subir mi confusión: comenzaron los gemidos de mi tía, hablaba de “Que rico este palo”, “si, así dámelo todo”, “Partime al medio, hijo de puta”. No eran gritos de dolor, se notaba en su voz que eran de placer. Como podía ser, como ella decía eso, entonces, las mujeres podían gozar con el sexo? Turbada como estaba fui a la cocina a tomar algo y al pasar por su puerta y al estar abierta me quede clavada en el piso, mi tía estaba sentada sobre él, con las manos en la pared y su cuerpo subía y bajaba con velocidad y fuerza.

Seguí caminando, me serví un vaso de agua y muy turbada lo tomé de una solo sorbo. Y escuché lo que terminaría de descolocarme: “Ahora métemela en el culo, Papu, como a mí me gusta”. Como ella podía decir eso, inconcebible, una mujer honorable no decía eso. Al regresar a mi cuarto no pude dejar de mirar como mi tía estaba en cuatro patas y el desde atrás la penetraba con fuerza. Yo miraba absorta cuando noté que mi tía, giraba la cabeza y me miraba. Solo sonrió. Seguí mi camino, solo quería dormir.

Al día siguiente, me levanté temprano, dejé una nota y me fui a caminar. No podía quitar de mi mente las imágenes, las palabras que había escuchado y sobre todo la cara de placer de ella cuando me miró.

Volví cerca de las cinco de la tarde y su novio se había ido. Fuimos a darnos un baño al mar y nos quedamos disfrutando los últimos rayos de sol.

Yo la miraba y su cara era radiante. Debo reconocer que tiene un cuerpo espectacular para su edad, flaca, alta, con muy buenos pechos y cola.

Cuando se ponía el sol, volvimos a la casa, nos duchamos y cenamos.

“Flaca, nos tomamos una whisky en el jardín disfrutando de la noche y las estrellas?”

“Nunca tomé whisky Ana” le conteste llamándola por su nombre cosa que era habitual por la diferencia en años que nos llevábamos.

“Te sirvo y lo probas” me dijo.

Me gustó, fuerte pero rico. Charlábamos de la familia, amigos, cosas totalmente secundarias. Pero no pude y le pregunté.

“Ana, vos sos lo que llaman una puta?”

“Flaca, que preguntas, claro que no”

“Porque anoche…”

“Anoche estaba con mi novio, estábamos haciendo el amor, gozando y disfrutando del otro”

“Pero no entiendo, como gozando?”

“Flaca, para un poco, qué me preguntas? Me extraña, vos sos mujer como yo, tenés 28 años nena. Si, gozando con todo”

“Es que yo…”

“Uf. Vos acaso sos virgen?

“No, Ana, no soy virgen”

“Bien, y como es tu sexualidad, sos lesbiana, bi sexual, hetero?”

“La verdad hoy es nula, desde hace cuatro años que no estoy con ningún hombre”

“Guau, y con ese cuerpo, que desperdicio. Y por qué?”

“Porque estuve con cuatro chicos antes, y solo con uno dos veces. Ellos no querían seguir conmigo porque decían que era un cadáver en la cama”

“Epa, que duro, que feo”

“Si, muy feo”

“Perdoname, flaca, pero como sos en la cama? Qué haces?”

“Yo, dada, solo me acuesto y espero. Nada más”

“Te acostas y esperas? Qué esperas?”

“Que el haga lo suyo”

“Hablaste con un profesional sobre esto? Con una amiga? Charlaste con alguien sobre sexo?”

“No nunca”

“Querés que hablemos, que charlemos sobre sexo?”

“Siempre me dijeron que de eso no se habla, es casi prohibido”

“Entiendo, pero no es así, eso es de hace 50 años, flaca, hoy es muy distinto, gracias a Dios. Hoy las mujeres hablamos de sexo con total libertad, entre nosotras y con nuestras parejas o incluso con algunos amigos.”

“Vos me lo decís en serio?”

“Si, claro. Por eso, si querés, charlamos, no tengo problemas, al contrario, me gustaría ayudarte”

“Bueno, hablemos.”

“Te sirvo otro poco, y empezamos”

“Si, está rico”

“A vos, flaca, te gusta tu cuerpo?”

“Si, creo que si”

“Te tocas?”

“No te entiendo la pregunta, como si me toco”

“Si te masturbas, te pajeas”

“No, nunca, me dijeron que una chica…”

“Bueno, deja de lado lo que te dijeron. Vos nunca le agarraste la pija, pene o como le digas a un chico, se la chupaste”

“No, por qué iba a hacerlo?”

“Para sentirlo, gozarlo y darle placer a él”

“No Ana”

“Y dejaste que te toquen, que metan mano?”

“No, solo las tetas”

“Entiendo. De hablar en la cama, decirle chanchadas, pedirle cosas, obviamente nada”

“Nada”

“Y dejar que te chupen la concha, almeja, vagina, como te guste llamarla?”

“No Ana, eso es una…”

“No sigas. Ana todo eso que te metieron en la cabeza es mierda, por favor, tenés que dejar de lado todo eso y VIVIR, vivir tu cuerpo, tu sexualidad, entregarte por completo a un hombre, sentir su intensidad, y si hay sentimientos, si se aman todo cerrará un circulo perfecto”

“Lo que vos decís, suena muy lindo, pero a mi edad, con mi bloqueo, cómo llego a eso, cómo? Anoche te juro que en un punto sentí envidia de vos, de escuchar y ver como gozabas”

“Lo primero es sacarte los tabúes, sacar la palabra no de tu léxico para el sexo, o para casi todo el sexo, tenés que conocer tu cuerpo, saber que te da placer, para poder pedirlo, todo comienza en vos.

Pero tenés que estar convencida, dispuesta a explorarte y explorar. Pero como te dije estar convencida”.

“Entiendo”

Ana se sirvió el tercer whisky pero no me ofreció. Me levanté, caminé un poco sintiendo el césped en mis pies y volví a sentarme. “Puedo?” Le pregunte señalando la botella de whisky.

“Por supuesto, flaca, toma tranquila”

“Ana, yo vi y escuche que con tu novio, hacen de todo. Pero, tenes límites?”

“Si, claro, la violencia es uno, el BDSM, no me va, un poco de sumisión picara, puede ser.”

“Y algo que hayas hecho que pensabas que no ibas a hacer?”

“Estar con otra pareja en la cama, pero cada una con su hombre, solo en algún momento ella me besó. Pero verlos coger, me puso a mil, y escuchar nuestros gemidos, al ser penetradas al mismo tiempo fue muy loco”

“Por dios, te escucho y no lo puedo creer?”

“y otra cosa, fue estar con una chica y mi novio es la cama. Estábamos muy borrachos acá, nos habíamos juntado un grupo de amigos que estábamos de vacaciones y una chica me miró toda la noche. Cuando casi no quedaba nadie, fui al baño, ella me siguió, se metió conmigo y me besó y acarició. Me sorprendió, no lo esperaba, tampoco mi reacción, el alcohol sacó todas mis inhibiciones y no solo le devolví el beso, sino que le corrí la remera y le chupé los pechos. De ahí a la cama fue un paso.

Nadie nos vio, y cuando Marcos se fue a acostar, nos vio desnudas, ella chupándome la concha y yo con la botella de whisky en la mano. Simplemente se sacó la ropa y metió la pija en la boca, yo estaba loca de placer, con ella no hizo nada, solo le dijo que se acueste boca arriba, me hizo chuparle la concha mientras él me cogía desde atrás, por la concha y el culo. Esa fue la primera vez que me lo hizo. Nunca deje de pedirle que lo haga. No te podes imaginar lo que gocé esa noche.”

“No, no puedo. Y volviste a hacerlo de a tres?”

“Si, pero la chica tiene que ser especial, tiene que haber esa corriente chispeante”

“Ana, me siento rara”

“Estas descompuesta por el whisky?”

“No, deja” me serví otro poco de whisky

“Flaca, te va a hacer mal, no estas acostumbrada”

“O me va a hacer bien, je”

“Estas un poquito borracha” me dijo

“Si, y con ganas que me cuentes más, no sé, si te duele, si alguna vez tu novio te hizo doler?

“No, si el hombre sabe hacer su parte, o la mujer lo ayuda, no duele para nada, y si, más una vez me hizo doler, pero era “parte” del juego. A veces lo vuelvo loco mal y yo sé que él va a reaccionar a eso, y sé que me puede doler, pero… me vuelve loca verlo loco, cogiéndome como un animal.”

Yo la escuchaba y me imaginaba, sin darme cuenta pasé mi lengua por mis labios, mis manos por momentos se refregaban

“Flaca, vos estás caliente me parece” dijo Ana.

“Es la primera vez que siento esto, gracias por decirme que es calentura. Siento ganas de sentir, ganas de que… de gozar”

Ana me tomó de la mano, entramos a la casa, cerró y fuimos al dormitorio.

Allí empieza la segunda parte de esta historia real. Espero les haya gustado

Esperamos sus comentarios abajo.

Gracias!!.

Marisa

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