Me llamo Lizz, soy de Puebla, tengo 22 años. Estudio Psicología y me encanta el sexo. Eso lo platico en otras publicaciones.
Resulta que, de un tiempo para acá, mi suegro empezó a rondar por la Uni y casualmente me encontraba a la salida y amablemente se ofrecía a llevarme a mi casa.
Por supuesto que yo aceptaba de muy buena gana, aparte que me ahorraba lo del pasaje, con el hacia 20 minutos a mi casa y no las dos horas en el autobús. Aunque también ahí tengo mis historias. Eso lo cuento en otras publicaciones.
Además, el señor me caía muy bien, era muy amable y muy atento conmigo. Le tenía un gran aprecio.
Siempre que me dejaba en mi casa, se acercaba a besarme la mejilla a modo de despedida. Eso era muy normal. Hasta que el empezó a ponerme la mano en la pierna cada que se despedía. Al principio no le di importancia, ya que es un poco incomodo acercarse a besarte la mejilla sin tener donde recargarte, así que empezó a recargarse en mis muslos.
Nunca lo tome a mal, es más, ni siquiera le daba importancia, hasta ese día.
Llegamos a mi casa, se acercó a mi para despedirse, me beso en la mejilla, puso una mano sobre mi pierna, yo llevaba la falda un poco subida, así que su mano toco por completo mi muslo desnudo y fue que por primera vez me dio un pequeño apretón. Eso si se me hizo raro, pero igual no le di importancia.
Paso el tiempo, un día me llevaba a mi casa y yo ya me estaba haciendo fantasías, así que me empecé a poner un poco cachonda y hasta me mojé un poco.
Cuando él se acerca a mi para besarme la mejilla y despedirse, al poner la mano sobre mis muslos, yo ya me había subido un poco la falda, así que puso la mano sobre pi pierna desnuda. En ese momento, casi sin pensarlo, me abrí de piernas y me recosté un poco hacia adelante. El sorprendido, no supo que hacer, así que le ayude a pensar poniendo una mano sobre su parte. enseguida note como le crecía el bulto, señal inequívoca de que un hombre se calienta.
El me metió mano entre las piernas y se dio perfecta cuenta de lo mojada que ya estaba yo, así que procedió a darse gusto a sus anchas, en lo que yo le acariciaba la verga, que para ese entonces ya estaba muy dura y bien parada.
En ese momento, si decir palabra, me bajé del coche y me metí a mi casa, dejándolo con unas ganas tremendas.
Así paso el tiempo, Las caricias de mi suegro eran cada vez más atrevidas y yo me dejaba que me hiciera cada vez. mas.
Llego el momento en que de verdad me había puesto bien cachonda, el me metía los dedos en el sexo jugando con mi clítoris, yo estaba super mojada y super excitada, así que, sin pensarlo, me abalancé sobre su pene y le di una super mamada hasta que se vino en mi boca. Yo de loca, me trague todo su semen hirviendo y me gusto, me gustó mucho.
Con el tiempo, el, ya no se conformaba con la rica mamada que le daba a modo de despedida… Él quería llegar más allá y yo se lo permití.
Un buen día me baje las pantaletas y le permití que me metiera la verga. Me dio una cogida tremenda, y tremenda fue la venida que nos dimos los dos, esa primera vez fue maravilloso, me hizo explotar como no hubiera imaginado, a él le paso lo mismo.
El asunto fue que estábamos frente a mi casa y tanto mi papa como el vecino vieron todo el espectáculo. Eso motivo otras aventuras con mi papa y con el vecino. Pero eso lo cuento en otras publicaciones.
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Muy buen relato