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Mi suegra nuevamente me invita a cogerla
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Si leyeron “Mi suegra me invita a cogerla”, les cuento que terminé separándome definitivamente de Claudia. Sus celos enfermizos terminaron destruyendo nuestra pareja. A pesar que Daniela me ofrecía quedarme con ella en su casa, preferí alquilar un departamento para estar tranquilo, pensar bien, y después tomar decisiones.

Igualmente, nos seguíamos viendo y teniendo encuentros geniales. Es una mujer muy inteligente y sabiendo como había terminado mi pareja, en ningún momento me presionó. Con Nora, mi suegra, quedamos en una relación espectacular.

Hace quince días, estaba en casa de Daniela para llevarla al aeropuerto. Viajaba a ver a su familia por diez días, y apareció Nora.

– Que sorpresa, no esperaba que nos acompañes. Dije cuando entro a la casa.

– Hola Guille, me pidió Daniela que venga para acompañarlos.

– Ah… dije sorprendido.

– Hola amiga, vamos yendo, en el auto les cuento.

Cargamos las valijas y emprendimos viaje al aeropuerto. Ni bien arrancamos Daniela dijo:

– Nora, me voy diez días como te dije por teléfono y Guille va a quedar solito… Dijo Daniela.

– Tranquila que no me pienso meter en el medio de Uds. Tengo códigos.

– Eso lo sé. Pero quiero pedirte que lo cuides, que estés atenta a sus necesidades.

– No hay problema, cualquier cosa me llamas Guille, creo que eso está descontado. Dijo mi suegra.

– Gracias Nora, pero me arreglo bastante bien con las cosas de la casa.

– Eh… no me refería a eso mi dulce… Dijo Daniela y me miro sonriendo con malicia.

– ¿Entonces? Pregunte.

– Norita, vos me entendés… no quiero que aparezca una pendeja y me lo robe. Ni una ex…

– Sos guacha… Entonces: vos lo que querés es que lo “atienda”. Me va a costar un esfuerzo muy grande te lo aseguro. Y este favor, me lo vas a tener que pagar muy caro.

– Sos muy mala. Dijo Daniela largándose a reír.

La dejamos en el aeropuerto y cuando volvíamos Nora me dijo:

– Ya la escuchaste, tengo que cuidarte y atenderte. Estoy a tu disposición total…

– Son tremendas las dos… No sé cuál de las dos es peor.

– Somos amigas… Entonces, ¿Qué te parece si mañana salimos a cenar y a tomar algo?

– Genial. Dije.

Al día siguiente, la pase a buscar y estaba lista. Cuando salió me quedé sin palabras. Tenía una falda negra, bien ceñida al cuerpo, con un tajo sobre una pierna, una camisa blanca y un saco espectacular haciendo juego. Su maquillaje era perfecto.

– No sabía que ibas a venir tan arreglada, me hubiese puesto otra ropa.

– Estás divino, con esos jeans y ese saco sport. Quise vestirme así para lucirme al lado de tremendo tipo. Ah, le avisé a Daniela.

– Ok. ¿Dijo algo?

– Me puteo, pero ella me lo pidió. Dijo riendo.

Fuimos a cenar, charlamos de diversas cosas, y después fuimos a tomar un par de whisky`s a un boliche. Nos sentamos en la barra, como me gusta, y seguimos charlando. Yo le daba la espalda a la puerta.

– Guille, tranquilo. Acaba de entrar Claudia con unas amigas. Yo la manejo.

– No podemos tener más mala suerte. Dije.

– Hola hija, que sorpresa verte. Dijo Nora cuando se acercó Claudia.

– Sorpresa la mía al encontrarte con mi marido, en un boliche y tomando whisky…

– Tranquila que estás separada, y con Guillermo siempre tuve una relación espectacular. Y fui yo la que lo llamo para charlar, de mi negocio y de como la lleva en su nueva vida. No tenés nada que decir. Dijo mi suegra con firmeza.

– Claro, puede hacer lo que quiera… Los dejo. Dijo y se fue con las amigas.

– Te das cuenta que es una pelotuda, ni siquiera te saludó. Es mi hija, pero es una estúpida. Lamento el mal momento.

– No te hagas problema. Ya no me importa. ¿Nos quedamos o nos vamos?

– Nos quedamos, disfrutemos la noche, y después, nos vamos. No nos condicionemos por ella. No lo vale.

Seguimos charlando y nos reíamos contando anécdotas, cuando llegó otra amiga de Nora y quedó a charlar con nosotros. Me la presentó como Amy, una mujer también de unos 45 años, hermosa por cierto, y tan elegantemente vestida como Nora.

– No esperaba encontrarte y menos con tremendo hombre a tu lado. Dijo Amy.

– Viste, y no te idas idea lo que es en la cama este tipo. Dijo Nora guiñándome un ojo.

– Sos tremenda. Un gusto conocerte Guille. Me dijo Amy dándome un beso en la comisura de los labios.

– El gusto es mío por cierto. Dije.

– ¿Es tu pareja? Le preguntó a Nora.

– No… es un poco complicado el tema… Es el ya podemos decir ex marido de Claudia, mi hija, que por cierto esta allá sentada, y él ahora esta diríamos en las preliminares de una relación con Daniela.

– Ah bueno… vos con tu ex yerno, ¿Y Daniela?

– De viaje… me pidió que lo cuide… que lo atienda para que no se lo robe una pendeja.

– Que hijas de puta, las dos.

– Porque vos sos una santa. No me hagas hablar Amy. ¿A que si te digo de tomar un whisky, y luego marchar los tres a mi casa no vas a decir que no?

– Nora, con ese antecedente, que está empezando una relación con Daniela, a quien conozco y muy bien… claro que no voy a decir que no. Tremendo tipo debe ser, aparte, vos, su ex suegra me lo dice.

– Guille, vos que decís, ¿La llevamos?

– ¿Le vas a contar a Daniela que marchamos los tres? Pregunté.

– Por supuesto que no!!! Me mata!!!

– Entonces, no tengo problema.

Estuvimos un rato más, las dos contaban sus “historias” y partimos a lo de Nora.

– ¿Viste la cara de Claudia cuando nos fuimos? Pregunto Nora.

– No, ni quise mirarla para que no piense cualquiera. Todavía tengo que hacer los papeles del divorcio, no quiero problemas.

– Bien pensado. Bueno, te cuento que con Amy ya hemos compartido una cama, aunque solas en una noche de alcohol y locura. Y es muy puta… Una perra en serio. Hasta por el culo la cogí. Dijo Nora.

– Ah bueno… no te imaginaba en esa faceta. Dije.

– Ya vas a verme en acción… Dijo Nora mientras Amy estaba callada, mirándome por el espejo y sonriendo pícara.

Llegamos y fuimos directo al dormitorio. Entre las dos se sacaron la ropa y cuando me acosté ya desnudo, las dos se pusieron junto a mí para besarnos tocarnos y jugar. Eran dos gatas en celo realmente. Amy fue la primera que me chupó la pija, y lo hacía con maestría. Nora me besaba y la miraba, hasta que tomándola de los cabellos, la hacía enterrarse mi pija en su boca por completo.

– Como te gusta la pija putita… ahora dejame a mí. Dijo Nora.

Nora se puso de rodillas y me comenzó a chupar. Para mi sorpresa, Amy se puso entre las piernas de Nora y le comenzó a chupar la concha. Nora chupaba y gemía casi al unísono. Amy, no paraba de chuparle la concha y se metía dedos en la concha. Así estuvieron un rato hasta que Nora me montó.

– Como me gusta esta pija, por favor. Que placer… Dijo Nora mientras Amy no dejaba de masturbarse y comenzaba a chuparle las tetas.

Nora se movía tranquila, disfrutando cogerme. Subía y bajaba con ritmo, enterrándose la pija por completo en su concha. Su calentura subía y apretaba la cabeza de Amy contra las tetas. Estuvo así hasta que llegó a un orgasmo.

– La otra vez me quedé con las ganas… Haceme el culo Guille. Dijo Nora mirándome y se mordió los labios.

– Ya que lo pedís… hagan un 69, vos arriba Nora.

– Hijo de puta…

Se pusieron y me puse detrás del culo de Nora, escupí su orto, acerqué mi pija y empecé a empujar despacio. Nora apenas se quejaba, y se agarraba de las sábanas. Fui enterrándola toda, para luego comenzar a bombear tomándola de la cintura. Amy se hacía una panzada chupando la concha de Nora, que le metía dos dedos en la concha y la masturbaba con fuerza. El culo de Nora estaba estrecho, un verdadero placer cogerlo. Estuve un rato hasta que acabé dentro y ella tuvo un fuerte orgasmo, apretando mi pija con su esfínter.

Me corrí, y Nora se sentó en la cara de Amy.

– Chupame el culo putita, disfruta la leche de este macho hermoso. Dijo.

Amy chupaba el orto de Nora con locura, tragándose todo lo que salía. Cuando terminó, me chupó la pija, dejándola bien limpia, bajo la atenta mirada de Nora.

– No puedo dejar de pensar que mina boluda que en mi hija. No tiene idea del tipo que tuvo a su lado. Dijo Nora.

– Basta Nora. Dije.

– Perdoname, tenés razón. Vamos por whisky Amy.

Las dos fueron a buscar vasos y la botella. Nos sentamos en la cama y nos pusimos a tomar.

– Supongamos que te digo que tenés el poder total sobre nosotras, ¿Qué nos dirías? ¿Qué querrías que hagamos? Preguntó Nora.

– Wow… Por lo que dijiste, por como la tratas y se deja tratar, te daría carta libre para que la cojas delante de mí, y después la cogería yo.

– ¿Escuchaste putita? Me da carta libre y después te agarra él. ¿Qué decís?

– Encantada…

Nora se levantó, fue hasta el placard y volvió con un arnés con un consolador bien grande, y otro consolador en la mano. Yo me senté recostado en el respaldar de la cama, y Nora al lado mío.

– Toma el consolador, diviértete mientras me chupas la concha putita. Mostrale a Guille lo puta que sos.

Amy se zambulló literalmente a chuparle la concha, mientras se metía el consolador en su propia concha. Chupaba desesperada, arrancándole gemidos y gritos de placer a Nora, que estirando una mano me acariciaba la pija y con la otra tiraba de los cabellos de la amiga. Era tremendo como la chupaba, y más la escuchaba gritar a Nora, más se enterraba el consolador. Nora tuvo un orgasmo pero Amy no se detuvo, siguió, pero sacó el consolador de la concha y se lo enterró de una en el culo.

– Mira ahora Guille. Dijo Nora y le dio el arnés con el consolador.

Amy se enterró puso de rodillas, sostuvo el consolador en el culo y se enterró el segundo en la concha. Nora se levantó y acercó su concha a la boca de Amy, que se daba con todo con los consoladores y comenzó a chupar nuevamente. Era tremendo ver como gozaba esa mujer. Tenía orgasmos a granel y no paraba. Cuando Amy tuvo un nuevo orgasmo, le saco el arnés de la concha y se lo puso. Se acostó y le dijo:

– Putita, ese consolador en la concha, y sentate para meterte mi consolador en el orto. Quiero que me cabalgues.

– Por supuesto Nora, ya.

Mi pija estaba dura por completo, ver a esas dos mujeres coger era de locos. Amy estaba desenfrenada por completo, se enterraba totalmente los consoladores y gritaba de placer. Nora, la daba golpes en las piernas y apretaba sus pechos con fuerza, dejando sus dedos marcados.

Me puse de pie y le acerqué mi pija a la boca a Amy. Dios, como se cogía la boca con mi pija, se la metía hasta el fondo, y con una velocidad tremenda. Por suerte me corrí sacando la pija de su boca, porque estaba por acabar.

– Amy, ponete en cuatro. Dije.

Ella se levantó y obedeció de inmediato. Puse mi pija en su orto, y la enterré de golpe. Ella dio un grito y mordió las sábanas.

– Metete un consolador en el culo y cógele la boca al mismo tiempo. Dije.

Nora no dudó un segundo. Se enterró el consolador y le empezó a coger la boca como demente. En realidad los dos la penetrábamos con todo. Amy como podía gritaba de placer. Estuvimos un buen rato, hasta que acabé en su culo llenándolo de leche. Nora enterró por completo los consoladores y tuvo un tremendo orgasmo. Amy temblaba como una hoja.

Nos separamos y los tres nos dejamos caer en la cama. Amy, como antes, me chupo la pija limpiándola por completo. Sin hablar, Nora sirvió otra vuelta de whisky y fue al baño.

– Por favor, que hombre, con razón Daniela lo quiere para ella… Dijo Amy.

– Viste lo que es… Aunque no lo creas Guille, sos con el tipo con el que más gozo, y con el que más me suelto. Dijo Nora.

– Me alegro entonces. Realmente un placer estar con Uds. Dije.

– Daniela me dijo que te atienda bien… ¿Queres algo más? Preguntó Nora.

– Ahora no… vamos a dormir un rato. Dije.

– Pero… Dijo Amy.

– Lo escuchaste, a dormir. Dijo imperativa Nora.

Dormimos varias horas los tres en la cama. Fui el primero en despertar, y para mi sorpresa, con la pija bien parada y dura. Las dos dormían boca abajo. Nora con las piernas separadas, por lo que me puse entre ellas y me dejé caer, con mi pija apuntando a su orto. Ella dio un grito tremendo cuando entro hasta el fondo.

– Me lo partiste… No pares. Dijo mirándome con lágrimas en los ojos Nora mientras Amy se despertaba y nos miraba.

La hice poner en cuatro y tomándole con fuerza de la cintura le daba con todo. Nora gritaba de placer como pocas veces escuche a una mujer. Amy tomó un consolador y se lo metió en la concha mirándonos. Estuve un rato así, dándole con todo, hasta que Nora tuvo un orgasmo gigante.

– Amy, acostate boca arriba, vos Nora, sentate en su boca. Dije.

Levante las piernas de Amy, y como a Nora, le enterré la pija hasta el fondo del orto. Su grito lo ahogó la concha de Nora que estaba en su boca, que también gritaba de placer por la chupada de Amy. Durante varios minutos estuve cogiendo el culo de Amy, hasta que cerca de acabar, las hice poner de rodillas a las dos, y acabé en sus rostros. Ellas se lamieron mutuamente mi leche y me miraron sonriendo. Nora llevó una mano a su culo, y me la mostró: tenía sangre.

– Como te dije, me lo rompiste. Pero fue genial sentirte tan caliente… Dijo Nora.

– ¿Por qué te separaste de Claudia? Preguntó Amy.

– Porque es insoportable lo enferma de celos que es. Dije.

– También, con semejante tipo que sos. Dijo Amy.

– No te equivoques Amy, si la boluda lo cogiese bien como nosotras, te aseguro que no tendría por qué sentir celos, pero si encima de celosa, te tienen que rogar para coger… Dijo Nora.

– ¿Cómo sabes eso? Preguntó Amy.

– Me lo dijo mi otra hija, Dalma, que por cierto, cuando le conté de nuestro primer encuentro, quedó calentita… No te extrañe que te llame Guille.

– ¿Por qué le contaste a Dalma? Es para matarte. Dije.

– Porque ella tenía una sola campana, y no es justo que esté enojada con vos cuando vos justamente no sos el culpable.

En ese momento sonó mi celular y era Daniela por el sonido de alerta. Nora me gano de mano y atendió.

– Hola Danielita… Pongo el manos libres…

– Hija de puta, ayer me fui y ya estás en la cama de mi hombre, te voy a matar desgraciada.

– Solo cumplo al pie de la letra tu pedido mi amor… tengo que aprovechar que no estás… y él está en mi cama…

– Guille, ¿Por lo menos te atendió bien?

– Espectacular… tiene un orto hermoso.

– Desgraciada, le diste el orto… Dijo Daniela.

– No te imaginas como me quedó. Si querés quedarte un mes… yo me sacrifico… Dijo Nora guiñándome un ojo.

– Ni loca, vuelvo el lunes. Solo me falta que lo agarre Amy, con el hambre que tiene…

– Hola Dani, soy Amy.

– Las voy a matar, lo juro, las mato. Guille, ojo que el lunes a la noche te quiero todo para mí.

– ¿Celosa? Pregunté

– Eh… No, claro que no… eh… caliente, muy caliente.

– Bueno… mejor así.

Charlamos un rato y cortamos. Los tres nos largamos a reír.

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