Llovía el frio era intenso, la hora no pasaba más y habíamos quedado en que llegara a las 10 de la mañana. No soportaba más la espera y faltaba mas de una hora. Ingresé en una cafetería internacional, pedí un café y algo para comer. Mientras miraba el celular sin saber que mirar, no lograba que pasara el tiempo. Después de una eternidad se hizo la hora, tampoco quería llegar sobre la hora como un desesperado, eran las 10:10 sonó el teléfono. Era ella conteste:
– Hola.
– ¿Hola vas venir?
– Claro, Quedamos a eso de las 10.
– Por favor vení, quiero y necesito verte.
– Y yo a vos. Salgo para allá.
– Por favor tengo listo el desayuno. Apurate. Era como un ruego.
Me subí al auto y a los 15 minutos estaba en la puerta. Ingrese estaba esplendida pelo recogido una blusa color amarillo, una pollera blanca y unas sandalias de taco alto. Imponente una belleza de hembra. Cerró la puerta inmediatamente a mi ingreso y no sabía como actuar. Me dijo.
– Hola. Con una sonrisa de oreja a oreja.
– Hola. Por fin te puedo ver, no sabes las ganas que tenía de verte. No me atrevía a tocarla.
Se me acerco un poco y no me pude contener la besé tímidamente. A lo que respondió inmediatamente, la llevé contra la pared, besé su cuello diciendo:
– Hola no aguantaba más las ganas de verte. Por favor estas hermosa, cada día que pasa más bella.
– Yo también por fin llego el día. Vamos a desayunar ahora sí, tenemos tiempo.
– ¿Cuánto tiempo? Porque para mí siempre es poco. Mientras me llevaba de la mano hacia la cocina.
– ¿Yo tengo 7 días te alcanza? De cuanto dispones vos es el tema. Estoy 7 días toda para vos. Te sirvo un café.
– ¿Y me puedo quedar acá con vos los 7 días?
– ¿Me estas cargando?
– No te lo digo en serio.
– Ojalá pudieras quedarte los 7 días. Pero lo veo difícil.
– ¿Y si me quedo, me entregas todo?
– Todo.
– Muy bien te tomo la palabra.
No sentamos desayunamos, pero a decir verdad la deseaba. Sonreímos y le dije que la deseaba muchísimo. Paso un rato y pregunte.
– ¿Te gusto la lechita que te di la última vez? Porque ya que vine te traje más. ¿La disfrutaste?
– Mejor que no te conteste.
– ¿Por qué no?
– Porque aun la tengo guardada dijo en tono cómplice.
– No te creo. Se levantó y fue a la habitación.
– Mira. Se colocó a mi lado.
– Sos bastante asquerosita.
– Culpa tuya y tus ideas.
Gire en la silla acaricie sus piernas y agarre su cola fuerte. Subí y tome sus pechos le quite la blusa le quite el corpiño y me dedique a sus pechos, quería comérmelos eran suaves, excitantes y estaban deliciosos. Yo estaba hambriento de la mujer de mis sueños e iba a aprovechar todo lo que pudiera. La coloque de espaldas, baje el cierre de la pollera y no podía bajarla su cola me lo impedía, demostrando que estaba presente. Logre bajarla y descendí con ella, levante un pie para poder sacarlo, luego el otro y volví a incorporarme, abrazándola por detrás. Tenía una bombacha blanca de encaje, le acariciaba todo el cuerpo, piernas pechos, hombros donde la masajeaba y ella se contorneaba.
– Le dije este cuerpo necesita un masaje. Mejor vamos a la cama y me fui a buscar una crema comestible del arsenal comprado para darle el mejor placer posible. Ingresamos a la habitación inmaculada.
– Un masaje me encantaría jamás me hicieron masajes.
– Muchas cosas que no te hicieron, vas a poder disfrutar estos días.
– Para vos puse todo nuevo sabanas, acolchado. Todo para vos.
– Yo lo único que necesito para mi, es a vos.
La hice sentar le quité los zapatos y que se extendiera en la cama en forma transversal, me dispuse a masajear sus gemelos, luego sus muslos, mis manos corrían y resbalaban por todas sus piernas. Luego de un rato le saque la bombacha, yo creo que pensó que iba a poseerla, pero no fue así la coloque de espalda, gire alrededor de la cama con más crema, masajeaba su cuello y hombros. Luego su espalda, brazos y omoplatos. El masaje llevo como medía hora y un poco más. Volví otra vez del otro lado de la cama, atendí sus pies, nuevamente sus gemelos y sus posteriores hasta llegar a su cola y cada vez que podía metía el lateral de la mano entre sus nalgas.
Coloque más crema en la mano y separe levemente las piernas, lo que me permitió ingresar a su vagina. Le dije mejor voy a taparte porque hace frio. Se metió en la cama y me dio un beso. Le dije aún no termine ponte como estabas, separe una pierna y empecé a jugar con sus labios vaginales, masajeándolos y con el pulgar e índice, rozando uno contra otro, su piel se erizo y su pelvis se movía, emitía sonidos de placer. Coloque el dedo mayor para estimular el clítoris y subía y bajaba lentamente, su mano apretaba la almohada, busque su canal con mi dedo empapado y la penetre al máximo que pude, levanto su cola con un gemido de placer, ingrese dos dedos y entraba y salía con total facilidad y aceptación.
La tenía en un estado de excitación impresionante. Pero para decir otra verdad yo estaba totalmente empalmado. Mi verga latía, estaba totalmente erecta. Luego de un par de minutos saque el dedo mayor y mientras el índice seguía la tarea, el mayor recorría su raja caliente estimulando el clítoris y no pudo aguantar mucho, cerro las piernas aprisionando mi mano entre ellas y su cuerpo tuvo un temblor y un gemido de placer hizo que se derrumbara en la cama.
– Por favor cuanto placer.
– Te gusta mi amor. Y esto recién empieza.
– Si eso es lo mejor de todo. Me levante a las 3 de la mañana, desde esa hora estoy ansiosa y ahora estoy tan relajada que no te podés imaginar.
– Claro que sí. Besaba su espalda y no dejaba de acariciarla. Uno 15 minutos se quedó dormida me levanté muy despacio y me fui a la cocina cerrando la puerta. Levante la mesa del desayuno, lavé la vajilla y recordé los 7 días y se me ocurrió que podíamos tomarnos 3 o 4 e ir a algún lado juntos. Me senté en el sillón y busqué algún destino no muy lejos, encontré unas cabañas de 5 estrellas a unos 400 Km, miré las fotos y parecía impresionante. Llame al teléfono de contacto:
– Hola quería averiguar por las cabañas.
– Si están situadas a 3 cuadras del centro comercial. ¿Para qué fecha sería?
– La idea es mañana y serían 3 o 4 días especialmente para descansar. No sé muy bien si 3 o 4.
– Si no habría problemas porque es entre semana. Tiene dos tipos de cabañas las comunes con baño, estufa, aire acondicionado. Y la superior con Hogar, Jacuzzi, Tv Led, cama Queen.
– Si prefiero la Superior.
– Tiene un costo y me dio el monto y si son 4 días tiene un 30% de descuento.
– Yo la puedo llamar en 1 o 2 horas para confirmarle.
– Si no hay problema.
Cortamos y pedí algo para comer en la cama en un lugar cercano. Me dijeron que demoraría 40 minutos. Busque un mantel y unos 45 minutos llego la moto no deje que tocara timbre y lo despache inmediatamente. Abrí la habitación prendí la luz, se despertó.
– Perdón me quede dormida.
– Tranquila está todo bien. ¿Tenes hambre?
– Si. Ya comemos algo. Ya preparo.
– No sentate y acomode la almohada y se sentó. Traje el mantel y lo extendí. Le alcance la comida y me iba a acostar.
– Así no vale.
– ¿Que no vale? No entendía.
– Así vestido yo desnuda y vos vestido.
– ¿Queres que me saque la ropa?
– Si. Me quite la ropa. El pantalón y el calzoncillo todavía estaba medio excitado, miro mi miembro, sin disimulo ninguno.
– Después del almuerzo te atiendo a vos. Me senté y tape, metió la mano y me dijo. A vos te estoy hablando agarrándolo.
– Se me ocurrió algo mientras dormías.
– Qué vergüenza.
– Ninguna vergüenza. Tenemos 7 días y si nos vamos a algún lado los dos juntos mañana uno días, vi en internet unas cabañas y llame están espectaculares.
– Los dos solos.
– Si son 400 Km.
– No sé. Podemos salir de madrugada mañana.
– Y no vas a tener problemas, yo puedo. Pero vos.
– Yo también.
– Me encantaría.
Comimos y cuando terminamos me levante para tirar los restos a la basura y volví inmediatamente a la cama, me acosté ya la hacerlo tire el control de la TV por los pies de la cama. Me arrodille para levantarlo y al hacerlo, al estar mis testículos colgando, ella me los agarro con mucha suavidad mi vara se puso como una estaca, la sensación que me tocara los huevos con tanta suavidad nunca la había sentido en mi vida con nadie.
– Mira cómo se te puso, Te gusta que te agarre los huevitos así.
– La verdad que me estas volviendo loco. No te puedo explicar lo que siento, una electricidad por todo el cuerpo. Y los aprisionaba y acariciaba, pero muy suavemente. Me estaba haciendo delirar, la verga se levantaba contra mi abdomen no podía controlarla.
– Tenes un punto débil. Dejame a mí y vas a disfrutar como nunca. Te doy mi palabra y llevándolos un poco hacia atrás, coloco el pulgar en la puerta de mi ano, supongo que con la misma crema de los masajes porque se movían con total facilidad. Yo movía la cola en forma circular sin querer hacerlo, la sensación y excitación que tenía era total, deliraba de placer, estaba a su merced, era un castigo agradable, digo castigo porque hubiese derramado todo mi semen si hubiese sido por mi inmediatamente, me tuvo unos minutos, hasta que agarré su mano y me senté, porque no aguantaba más.
– Por favor me estas volviendo loco. Y tomándola de la mejilla la bese.
– Te gusta que te acaricie.
– Si.
– Que bien. Y beso mi cuello, paso mi pierna por detrás de su espalda colocándose entre mis piernas. Besaba mi pecho y comenzó a lamer mis tetillas, que reaccionaron inmediatamente, bajo por mi abdomen, cuando llego al miembro que estaba erguido como un vigilante de la guardia suiza, las venas no admitían más una gota de sangre, parecía un fisiculturista, saco la lengua y la paso por el frenillo suavemente, lo que hizo que mi poronga saltara como un caballo indomable. Lo repitió en varias oportunidades con la misma reacción y se la introdujo en la boca unas cuantas veces haciendo como si se destapara una botella. Con la mano masajeo mis huevos y volvió a mamar la verga. La tomé de la cabeza y empecé a cogerle la boca. Estaba como poseído por esa mujer. Estaba loco de placer y necesidad de esa mujer. Aguante hasta que pude que no fue mucho. La tome de la pera y la levante para que me mirara.
Por favor te pido para. Porque no puedo más. Te juro que no puedo más. La bese un largo rato para bajar mi excitación, lejos de bajar crecía mucho más, con los besos de sus labios gruesos, ardientes, su lengua caliente y su aliento con el olor particular del sexo por la chupada monumental que me había dado. Gire pasando mi pierna por encima y quedando arrodillado a la altura de su ingle, continúe besándola para bajar a los pechos, puse en mi boca su pezón y empecé a comerlo, estaba duro erecto, como la tetina de una mamadera de un bebé y yo amamantándome como un muerto de hambre. Le comía el pezón y debes en cuanto lo soltaba y soplaba muy suavemente, esto lo ponía duro nuevamente y me lo volvía a comer hasta ablandarlo nuevamente. Baje lentamente por todo el cuerpo hasta llegar a su vulva rosada y aún mojada por los masajes. No pude más que devorarla, pasé mi lengua por los labios mayores, los menores, no había un lugar por donde no la hubiese pasado la lengua, se movía como una bailarina de salsa. Llegue a su clítoris, lo lamí, lo chupe, lo disfrute, pero ella no aguanto mucho. Y entre soplidos, gemidos indescriptibles acabo como una yegua en celo.
– Papito que lindo lo que me haces. Me comes la concha como un loco. Y eso me calienta más.
– Es que no puedo dejar de comerla. Es una locura. Y ahora te la voy a poner no creo aguantar mucho. Estoy muy caliente.
– Bueno pero despacito. Porque me vas a romper toda. Coloque una almohada de debajo de su cola y quedo a la altura justa. Baje el miembro con la mano, hasta encontrar el ingreso a la cuevita.
– Toma mi amor y comencé a penetrarla.
– Hay despacito, está muy grande. Por favor métemela toda, pero despacio no voy a poder caminar con esa vergota.
– Por favor no me digas así, porque no puedo más.
– Es la verdad. Me gusta mucho, pero está ocupando todo el lugar. Esta muy parada y muy gruesa. Mis movimientos empezaron a acelerarse, la temperatura de esa mujer era la ideal para mí. Mi verga estaba entrando en el paraíso, nunca se había sentido así, tan feliz.
– No voy a aguantar mucho en acabar. Te pido perdón.
– Yo tampoco contesto ella te estoy esperando.
– Queres que la saque? Y acabo afuera.
– No quiero que acabes conmigo y que me des toda la leche. Te estoy esperando.
– Si. Bueno acá tenes. Y saque todo mi ser, sentía el semen salir sin poder contenerlo, entre gemidos, exclamaciones y no sé cuántas cosas más. Ella no se quedó atrás gemía temblaba. Me derrumbe y me abrazo.
– ¿Te gusto? Porque a mí me encanto.
– A mí también.
Descansamos unos minutos y nos fuimos a bañar. Al salir del baño le dije:
– ¿Y si nos vamos ahora?
– ¿Ahora?
– Si, paseamos y nos vamos.
– Por supuesto lo que quieras. Tengo permiso.
– ¿Que?
– Nada un comentario.
– Prepara la ropa.
– Bueno.
Llamé le dije al dueño de la cabaña si podíamos llegar de noche me confirmo que sí. Y una hora después, salió de la habitación con el bolso armado. Se había puesto unas zapatillas, una calza negra que le quedaba pintada, un buzo, hermosa. La abracé y volví al ataque. Me pregunto: ¿nos vamos o nos quedamos? Y dije nos vamos, subí los bolsos y salimos. Dos horas después pare en un lugar, compre café, algo para comer la llovizna y el frio eran intensos, por lo que decidí acelerar. Necesitaba comprar algo cuando llegáramos porque esas cabañas no tienen generalmente nada. Llegamos cerca de las 7 de la tarde, antes de ir hacia la cabaña le dije compremos algo para tener porque seguro no hay nada. Busque un supermercado en el celular y había uno de los más conocidos. Compramos víveres, café, jugos, gaseosas etc. y tome una botella de whisky importado.
– Llevo uno de estos.
– Si lleva.
– A lo mejor te emborracho y me haces el amor. Ambos sonreímos.
Llegamos a la cabaña. Ingrese yo, había una mujer esperando. Me saludo hice los papeles, le pagué. Me dijo:
– Le encendimos el hogar. Hace mucho frío si no quiere lo apagamos.
– No muchas gracias. Al contrario.
– No hay nadie en el complejo están solos. En esta época del año y entre semana no hay gente.
– Perfecto no hay problema. Vine a descansar.
– Nosotros vivimos en el centro por el colegio de mis hijos. Le doy una tarjeta y cualquier problema me llama por teléfono. Por cualquier cosa.
– Gracias.
– Le dejo la llave del solárium.
– ¿Qué solárium?
– Hay solárium y pileta climatizada, vestuarios. Por si desean usarlo. Y me dio las llaves.
– No sabía muchas gracias. Otra consulta algún lugar para pedir comida.
– Tiene varios lugares lo mejor es este. Me dio una tarjeta. Es caro pero la comida es de primera. Y le doy estos otros.
– Bueno. Pero si el mejor es este voy a llamar acá. Me indico el camino el complejo era grande. Nos despedimos, fui al coche y me dirigí a la cabaña.
Al bajar me comento:
– Hace un frio bárbaro. Era verdad.
– Mejor entremos, pero como estamos nosotros me parece que estos días que estemos acá, vamos a generar un clima veraniego. Porque yo estoy muy caliente.
– Y yo también, no te quepa la menor duda. Será muy caliente.
La cabaña era espectacular y con el hogar prendido estaba esplendido. Se quedó maravillada no entendía nada. ¿Bajo las cosas tomamos un café? Si contesto. Baje todo, nos sentamos tranquilos.
– Pido algo de comer.
– ¿Y dónde? Comemos lo que compramos por hoy.
– Le pregunte a la señora y me dio un teléfono. ¿Qué querés comer?
– Cualquier cosa no hay problema.
Llamé encargue me dijeron 1 hora le dije OK. Volví la abrace y aproveche para tocarle todo y ella también. Acto seguido la tome de la mano ingrese al baño y estaba el jacuzzi, más grande de lo que había imaginado. Se quedó perpleja. La llevé a la habitación la cama era inmensa y le dije “el campo de batalla”. estas preparada? Me besos, metió la mano en mi bulto y contesto: Estoy preparada, soy tuya para lo que quieras. Fui al baño y puse a llenar el jacuzzi lentamente.
Cenamos tranquilos. Levante la mesa y la tome de la mano la desvestí toda, la tome de la mano y la lleve al baño. Le dije entra que ya vengo. Ya había llenado la bañera a una temperatura acorde para la ocasión, se sorprendió. Serví dos tragos, me desvestí rápido, con la botella en mano y me fui con ella. Ingrese brindamos, jugamos nos besamos y por supuesto nos tocamos bastante. Me levante me seque, ella salió y la tape con la toalla, la ayude en el secado un poco. Y le dije vamos a la habitación, besándole el cuello. Me dijo que necesitaba ir al baño, pero que tenía que traer algo del bolso, Le dije yo te lo traigo. Me contesto no tengo que sacar algo. Te traigo el bolso y listo. Si me haces el favor. Lo busque lo deje a un costado y Salí. Cerro con traba. Me fui busque el lubricante y de ahí a la cama y me puse a mirar televisión.
Un rato después ingreso, cuando la vi, me quedé perplejo. Es una mujer gordita, pero les puedo asegurar, que cualquier hombre de cualquier edad le gustaría disfrutar de lo que yo estaba disfrutando. Es una mujer sensual y tiene todo lo que un hombre desea en el lugar exacto. Sino no la no hubiese deseado tanto en 20 años como lo hice. Estaba con zapatos de taco aguja color negro, medias de nylon engomadas hasta la ingle, una bombacha de encaje negro, con dos tiras al costado de su papo que estaba a la vista rosado, para poder utilizarlo si necesidad de quitar la bombacha, un corpiño de encaje del mismo color y un baby doll de encaje abrochado debajo de los pechos que se abría apenas tapaba su cola que permitían ver la vulva rosada como dije antes. Pregunto:
– ¿Te gusta?
– La verdad que estas hermosa. ¿De dónde sacaste eso?
– Me lo regalaron para estar con vos.
– ¿Quién te regalo eso y para estar conmigo?
– Alguien, algún día te enteraras. Un frio me corrió por todo el cuerpo.
– ¿Vos le dijiste a alguien que estamos juntos?
– Confía en mí. ¿Te gusta estar conmigo? ¿O, no querés estar más, es solo esta vez?
– Claro que quiero. Para mí no sos una cualquiera yo te deseo y en serio.
– A lo mejor se te simplifica la vida si te gusta y podes estar conmigo más seguido y no esperar tentó.
– No entiendo nada.
– No me dijiste que sabes esperar, que esperaste 20 años. ¿Te interesa que avance y te haga el amor, o querés que nos vayamos a dormir?
– No quiero hacerte el amor. Mi pija se había derrumbado con la charla, se paró a los pies de la cama y me miraba, algo cayó al suelo y giro para levantarlo apenas agachándose, su concha salto como una fruta madura entre sus piernas. Mi verga domino mi pensamiento y otra vez reacciono inmediatamente. Estaba semi sentado con dos almohadas, se acercó hacia mí por el costado.
– ¿Te gusta cómo me queda la ropita? Y me destapo y mi poronga no me dejo contestar estaba a la vista que estaba loco por ella. Se arrodillo y se la comió toda, otra vez esa boca hacia estragos con mi cuerpo, con mi piel, con todo mi ser, bajo una pierna y me la chupaba y amasaba los huevos, mis piernas temblaban de placer, la tome del hombro, mi cabeza hacia atrás y gozaba como un loco, estaba poseído por esa mujer y sus encantos. Le pedí que se detuviera.
La subí en cuatro patas a la cama, acaricie su cola la bese y me fui directamente a su raja, esa posición permitía que mi lengua entrara en su vagina y saliera, le pasaba la lengua por el ano y la metía un poco, eso la hacía doblarse y gemir decir balbucear que no entendía pero ella cada vez estaba más caliente, luego de una media hora no soporto más estimulaciones y estallo como una adolescente de 15 años, gritando que era lo mejor de su vida, que quería cogerme todo el día. Acariciaba sus piernas con las medías que me excitaba mucho, le mordía la cola.
– Te comería toda de a pedacitos.
– Me comiste toda. Me pare.
– Toda no. Y puse mi verga sobre su cola.
– Bueno si la vas a tratar bien. Y no me lastimas. Es tuya.
– No me abras la puerta porque yo entro y te puedo asegurar que los vas disfrutar y mucho.
– Si me das tu palabra que si me duele paras es toda tuya. Yo no creo que puedas con semejante verga.
– Te doy mi palabra, coloque lubricante y me pase por todo le miembro. La acomodé en la cama de costado y empecé a jugar, apenas empujando mientras la acariciaba, agarraba sus pechos.
– Sos un Carmelo, sos muy dulce.
– ¿Si? Pero te voy a comer toda la colita, porque me vuelve loco, nunca pude dejar de mirarte la cola, es espectacular bien parada. Y está muy durita, pareces una nenita.
– Si una nenita. Y lentamente cada vez ingresaba más, gemía.
– ¿Te gusta? ¿Te duele?
– No y la sensación es placentera. Había ingresado la cabeza con el jugueteo, la cola va comiendo solita no se necesita apurar nada. Saque coloque más lubricante y en su cola y mi pija. Y volví a atacar cada vez un poco mas, pasado unos 15 minutos había ingresado toda.
– Le dije mi vida,
– ¿Que? Contesto entre gemidos.
– Ya te rompí la colita. La tenés toda adentro.
– No te creo, Tome su mano y la lleve a su cola.
– No te puedo creer me la metiste toda.
– Si y prepárate por que ahora te voy a coger. Y empecé a entrar y salir lentamente. Para luego acelerar.
– Por Dios que cosa más hermosa. Como me gusta que me hagas la cola.
– Te dije que te iba a gustar mucho. La saque.
– Por favor no, ponémela devuelta me encanta.
– Dame un segundo. La puse otra vez como antes como una perra y volví a ingresar despacio. En un par de oportunidades para luego empezar a penetrarla con todo lo que tenía. Estaba en un estado de calentura total. Mi verga tenía lo que deseo siempre.
– Mi amor, rómpeme la cola. Llénamela de leche por favor. Como me gusta esa pija. Me hace acabar como loca no aguanto más te doy todo toma. Y acabo. Me movía lentamente
– Mi amor como me gustas ahora si sos toda mía. Se la saque para metérsela en la concha de un solo viaje.
– Papito por favor me estas rompiendo toda. Esa poronga es impresionante. Por favor papito no me la saques nunca. Qué cosa hermosa. Mamita tiene lechita calentita y te la va a dar toda. Te voy a empapar la verga. Mira como la como toda, mira. Y yo miré como la penetraba eso y el espejo cuando le vi la cara fueron mi perdición.
– Tenes una cara de puta en celo que nunca te vi. Nunca me imaginé que te iba a gustar tanto mi verga. Sos un puton completito y ahora con el culo roto. Sos una yegua.
– Y vos un hijo de puta que me saca todo de adentro. No aguanto más te voy dar todo lo que tengo, mi macho.
– Menos mal que empezamos a garchar ahora, porque si no te preño cada 9 meses, porque sos un hembra infernal. Mi puta toma mi cremita te la doy toda. Toma te dejo la cuevita toda mojada. Toma, Y acabamos como dos pibes de 20 años-
Luego cambio pero es otra historia digna de ser contada.