Los que hayan leído mi primer relato saben que mi sobrino fue la primera persona con la que practiqué tanto el incesto como como el sexo con jovencitos, después los dos conjuntamente vimos como su madre, mi cuñada se lo hacía con mi hijo, nos seguíamos viendo de vez en cuando, hasta que un día mi cuñada me mostró su preocupación, estaba convencida de que su hijo la miraba de una manera que no era la propia de una madre y un hijo, y sospechaba que alguna vez la espiaba cuando ella follaba con mi hermano.
Debía conversar con él por dos motivos de un lado saber si estas miradas, ¿De verdad miraba a su madre con ganas? Y en segundo lugar ¿Espiaba a sus padres mientras follaban? Conversé con é por el móvil y quedamos en vernos un día que no hubiera nadie en casa.
Era el mes de octubre cuando me presenté en su casa, él me había llamado para contarme que sus padres no estarían en casa y que por tanto sería solo para nosotros, me vestí sin ropa interior con una blusa azul oscuro que dejaba al descubierto un amplio canalillo, y una falda de color blanco muy ajustada.
Llamé y mi abrió mi sobrino, solo llevaba unas bermudas a media y el pecho descubierto, me dijo hola, tía, y me mando pasar, nada más cerrar la puerta me rodeó con sus brazos y bajándolos acaricio mi culo, mientras me decía:
—Que buena estas, tía nos dimos un beso muy caliente y para mi sorpresa en vez de llevarme a su habitación me condujo a la de sus padres.
—¿Qué quería decir con esto? Cuando se lo pregunté se excusó:
—La cama es más grande que la mía, tía.
Pero su nerviosismo me hizo pensar que quizá la idea de mi cuñada no fuera del todo descabellada. Pero decidí que de momento lo que nos convenía a los dos era tener un poco de sexo, y me arrodillé ante él, le bajé las bermudas, y me encontré con que no llevaba nada debajo su polla, que ya estaba muy dura quedó al descubierto, ya había comprobado la primera vez que follamos que la tenía de un buen tamaño.
Me arrodillé delante de él, le agarré la polla con una mano y comencé a acariciársela, eso hizo que se pusiera aún más dura y después me la metí en la boca, dispuesta a comerme ese enorme y sabroso trozo de chorizo, y comencé a mover mi boca como si fuera un coño que se está tragando una buena polla.
En esta postura estuvimos un buen rato, sus gemidos me hacían sentir que había descubierto el sitio donde más podía hacerle gozar, mientras sus gemidos subían de intensidad, estuvimos así un rato, después mi sobrino me apartó la cabeza de su miembro dijo:
—No tía, de momento prefiero no correrme, quiero gozar mucho contigo.
Me alcé y en ese momento mi sobrino me volvió a besar, llevó una de sus manos a una de mis tetas y me la acaricio, después me fue desabrochando la blusa, hasta dejarla desabrochada del todo, después me quitó la camisa que cayó al suelo y me dijo:
—Tía, tienes las mejores tetas que he visto en mi vida.
Y siguió acariciándomelas, y me volvió a besar, después llevó su mano a la cremallera de mi vestido y me la desabrochó, esta calló al suelo dejándome completamente desnuda, llevó sus manos a mi trasero y me dijo:
—Tienes un culo fantástico.
—Gracias, mi amor, dije yo
Para mi sorpresa él me empujo sobre la cama, me quedé tumbada sobre ella, él abrió mis piernas y metiendo su lengua en el interior de mi coño comenzó a hacerme una deliciosa lamida de coño, desde luego, desde nuestro primer encuentro había mejorado muchísimo, ¿Viendo follar a sus padres?, más adelante había que buscar la respuesta, pero en ese momento una nueva petición de mi sobrino vino a alterar mis pensamientos, y es que el me pidió:
—Tía ¿Puedo meter mi polla entre tus tetas?
—Claro que si mi amor, le respondí.
Él se tumbó encima de la cama y ahora fui yo la que se puso encima de él acoplando su polla entre mis tetas y comencé a moverla como si se tratara de un coño, parece que para él esto fue muy agradable sus gemidos se fueron incrementando mientras decía:
—Muchas gracias, tía, sigue así.
Y seguimos hasta que él dijo:
—Tía voy a correrme.
Pero a la que fui a sacar su polla de entre mis tetas él me detuvo y me dijo:
—No tía, porfa, quiero correrme entre tus tetas.
Y soltó toda su leche sobre ellas, llenándome mi canalillo con su semen.
—Eso es fantástico, tía me dijo.
—Muchas gracias, mi amor, dije yo, ¿Pero te puedo contar un secreto?, Cuando tus padres eran novios un día les pillé haciendo lo que nosotros ahora y también tu madre tenía la polla de tu padre entre sus tetas.
El pareció un poco avergonzado, lo que confirmaba las suposiciones de mi cuñada de que su hijo les espiaba a ella y a su marido cuando follaban, mi sobrino trató de justificarse con que había sido para prender nuevas cosas y hacerlas conmigo, pero mis sospechas de que deseara hacerlo con su madre aumentaron.
Pero no era cuestión de desperdiciar un buen polvo por unos putos celos así que comencé a acariciarle la polla que se puso rápidamente en forma de nuevo, mi sobrino se calentó y me preguntó:
—¿Tiita echamos otro polvo?
—Por supuesto mi amor, fue mi respuesta
—Gracias, tía, me dijo.
Y comenzó a besarme de nuevo por la boca y en las tetas, lo cual me puso muy caliente, le pedí que se tumbara sobre la cama, me puse encima de él, su polla estaba nuevamente en plena forma, le pregunté donde estaban los condones y me indicó uno de los bolsillos de sus bermudas, que estaban tiradas en el suelo, fruto de la pasión fui hacia ellas y coge uno de los condones, y se lo puse y después poniéndome encima de él le monté.
Él se puso a acariciarme las tetas, y hacia con ansia, yo le pregunté:
—¿Te gustan más mis tetas que las de tu madre?
—Las de mi madre son preciosas, tía, pero las tuyas lo son aún más me contestó.
¿Esto quería decir que se fijaba en las tetas de su madre? En la postura en que estábamos yo marcaba el ritmo y sabía el que a él más le gustaba, procuraba darle el máximo placer, pero a la vez quería que no se corriera hasta que no hubiera más remedio, sabía que él estaba disfrutando a tope, mientras me decía:
—Tía te adoro.
—Y, yo a ti, mi rey le respondí.
El mientras, seguía acariciando mis tetas lo hacía con mucha ternura, era un chico adorable, finalmente vi que no podía evitar que me corriera, así que le cabalgué hasta que soltó toda su leche en el interior de mi coño, aunque dentro de su condón, antes de quitárselo le dije:
—Sabes, me gustaría tener tu semen en una de mis prendas para sentirlo cuando este caliente.
—Puedes hacerlo tía, me respondió
—¿Y qué hago?, le pregunté, ¿Voy por la calle con ellas llenas de leche?
—Tía mi madre tiene algunos tangas preciosos que no se pone nunca y que no echaría de menos.
Acepté su propuesta, fui a recoger mi tanga y lo acerqué a su polla, al quitarle el condón una buena cantidad de semen fue a parar a mi prenda interior. Después utilicé esta misma prenda para limpiar por completo su polla, que al sentir el contacto de mi tanga se puso otra vez en forma, desde luego mi sobrino se recuperaba muy bien de sus corridas, tras ello mi sobrino se levantó y fue hasta uno de los cajones.
—¿Te puedo elegir yo el tanga?, me preguntó.
—Por supuesto mi niño, le respondí.
—Él se fue hasta la cómoda de la habitación y abrió uno de los cajones de él extrajo un precioso tanga de tipo leopardo, que apenas taparía el coño de mi cuñada y el mío tampoco, jajaja.
—Mama, nunca se lo pone, dijo mi sobrino.
¿Y cómo lo sabía él? Contra más hablaba con mi sobrino más claro tenía que deseaba hacérselo con su madre, los temores de mi cuñada se estaban confirmando, aunque quizá debía de planteárselo desde otro punto de vista y disfrutar de la ocasión, traté de disimular mis pensamientos y le contesté:
—Me encanta mi amor, desde luego le usaré, aunque espero que tu madre no se dé cuenta y te culpe.
—Claro que no, dijo el he observado que los que hay en este cajón nunca se los pone.
Le besé en su boca, maravillas de la juventud, su polla estaba otra vez pidiendo guerra, el comenzó a sobarme las tetas y a chupármelas mientras lo hacía se le escapó:
—Son deliciosas mami.
Quizá mi sobrino estaba follando conmigo pensando en su madre, pero el asunto era que follaba conmigo, le acaricie la polla, que se puso aún más dura, él se dejaba hacer, hasta que en un momento dado me dijo:
—Tíita ¿Follamos de nuevo?, pero esta vez quisiera ser yo quien se pusiera encima.
Me encantaba que mi sobrino y mis demás yogurines ejercieran de machitos así que le dije:
—Claro cariño, un hombre debe de gozar en todas las posturas.
Me tumbé en la cama con las piernas bien abiertas, él me pidió que le dejara poner su polla entre mis tetas, yo acepté y comencé a moverlas, estaba descubriendo que a los tíos eso les encanta, y mi sobrino parecía sentirse en la gloria mientras se lo hacía, hasta que dijo:
—Tía, ya está bastante dura, es hora de que vaya a su agujero natural.
Yo no deje de acariciársela mientras el buscaba los condones, tras colocárselo, se tumbó encima de mí y dijo:
—Voy a metértela tía.
E introdujo su polla dentro de mi coño que le recibió con gran alegría, y comenzó a moverse a un ritmo que me encantaba, pronto me puse a gemir, él me dijo:
—¿Estas disfrutando mami?
Decidí seguirle el juego y le dije:
—Si mi niño, a mami le gusta tener la polla de su bebe en su interior, sigue haciéndome gozar.
El comenzó a moverse dentro de mi coño de una manera agitada, entrando y saliendo mientras me decía mami, con tal de follar me daba igual que dijera, quería sentir su polla dentro de mí. Y él se movía con verdadera furia, haciéndome disfrutar a tope. Pero a la que pensé que era una pena que mi sobrino no disfrutara de su madre, igual que hacia mi hijo conmigo, y tuve claro que íbamos a llevarlos a hacerlo.
En ese momento sentí que se corría, parecía que mi sobrino tenía una verdadera fábrica de leche en su interior, aunque terminara dentro de un condón, y decidí hacer algo arriesgado, le dije a mi sobrino que quería que permaneciera con los ojos cerrados hasta que le limpiara la polla, el tomándoselo como un juego aceptó, me excusé diciéndole que tenía que ir al baño, y el esperó, pero a la que volvía del allí, me arrimé al luchar donde estaban los tangas de mi cuñada, cogí uno de ellos, y fui donde estaba mi sobrino y le dije:
—Te voy a limpiar la polla, otra vez con mi tanga.
Pero en realidad era otro de los tangas de mi cuñada, le limpie la polla, y luego guardé tanto mi tanga con el de mi cuñada, lleno de semen en mi bolso, entonces lleve lengua hasta la polla de mi sobrino y volví a chupársela, la verdad es que tiene una polla digna de un dios, esta al sentir mi boca comenzó a crecer, como si lo que estaba ocurriendo esa tarde no hiciera ninguna mella en él. Él estaba disfrutando, pero me pidió:
—Tía me dejas que te la meta por el culo.
—Cariño, soy todo tuya y no puedo negarte nada, le respondí
Y me puse a cuatro patas, él me dijo:
—Tía tienes un culo fantástico.
—¿Mejor que el de tu madre?
—Mejor el tuyo es el mejor del mundo, además no creo que ella le deja a mi padre meter su polla en él.
Decididamente parecía que mi sobrino espiaba a sus padres mientras lo hacían, pensaba hablarlo con mi hijo sobre que podíamos hacer al respecto, pero eso sería más adelante en esos momentos el asunto es que los dos gozáramos de una buena enculada de su polla sobre mi trasero, el rozó con su polla mi culo, hasta que se le puso bien dura, después se puso un condón y de golpe me la metió en el culo, de las otras veces que lo habíamos hecho había aprendido que eso no me dolía, y que me daba mucho placer y el ritmo para hacerlo, mientras lo hacía de su boca salieron unas palabras:
—Me encanta tu culo mami
—¿Te gustaría que yo fuera tu madre le pregunté?
Él pareció reaccionar, demostrándome que había sido una reacción inconsciente.
—Tía tu estas mejor, ojalá fueras ella
—¿Pero si ella te dejara que te la follaras y te ofreciera su culo como yo, te gustaría?, le pregunté
—Me gustas más tú me respondió.
Mientras su polla seguía trabajando mi culo, creo que gracias a mis enseñanzas mi sobrino se había vuelto un maestro del enculamiento, hizo que me vinieran varios orgasmos hasta que finalmente me dijo:
—Tía, no puedo más.
Y se corrió en el interior de mi culo, lo que salió de su polla era un verdadero río de leche que se desparramó por mi culo y por mis muslos, le besé y le dije:
—Eres un tesoro, volverías loca a cualquier mujer, y de forma insinuante añadí, incluso tu madre si te viera desnudo, o follara contigo, se olvidaría de que es tu madre y solo pensaría en gozar.
No podíamos quedarnos más, mi hermano y mi cuñada podían volver en cualquier momento, y aunque hubiera encontrado morboso que me hubieran pillado follando con su hijo, no me sentía preparada para ello, al menos aún, así que me fui a duchar y después a vestirme, mi adorado sobrino me acompañó ante la puerta, y antes de abrir me besó en la boca, después nos despedimos, los dos sabíamos que íbamos a repetir.
Mientras me alejaba mi mente empezaba a maquinar lo que podríamos hacer para que mi adorado sobrino gozase de su madre, cuando antes de follar con mi hijo le conté todo lo sucedido los dos estuvimos de acuerdo en diseñar un plan para que mi sobrino y su madre gozaran como nosotros.