Llegó la noche, y con ella nos abrazamos y nos quedamos dormidos, desnudos, empapados en ricos jugos.
Pasó un rato, no sé, quizás dos o tres horas, cuando me desperté y fui al baño, me levanté sin hacer ruido, sin movimientos bruscos, no quería despertarles, Mario y Mati estaban dormiditos entre los brazos de Morfeo.
Estuve un ratito en el baño, lo justo para hacer hice un pis y lavarme en el bidé mi coñito, del que todavía caía alguna gotita de semen.
Al volver les vi quietos, abrazos, los miré con dulzura, y sonriendo comprendí que todo había cambiado, nada volvería a ser igual y una sensación de felicidad recorrió mi cuerpo.
Les vi tan a gusto que me quedé un rato mirándoles a pie de la cama, serian cerca de las 4 o 5 de la madrugada, la luz de la luna entraba por la ventana iluminando sus miembros flácidos, en reposo y relucientes. La imagen me excitó, era puro erotismo. Me senté a observarles, sentada enfrente, en una silla de escritorio algo reclinada.
No pude evitarlo, casi sin querer, comencé a acariciarme, pasado los dedos por encima de mi rajita, que estaba fresquita después de haberla lavado, rozando los labios exteriores, pasando los dedos índice y corazón, muy suave. Ahí estaba, mirando a mis chicos como estaban abrazados mientras poco a poco mis caricias se acentuaban haciendo más intensa mi excitación y metiendo poco a poco el dedo corazón.
Me mordía los labios, ya casi no podía contenerme, comenzaba a meterme ya dos deditos y a mi mente me venían las imágenes de como Mario enculaba a Mati. Ufff, me estaba poniendo de nuevo cachondísima perdida, ni coño volvía a lubricar y a caer juguitos que empapaban mis manos y muslos.
No pude más, me levanté y a gatas me acerqué desde los pies, hasta llegar a ellos, a sus dos pollitas flácidas. Sin dudarlo, comencé a chupetearlas, con el cuidado de no hacerlo brusco, quería lamerles sin despertarles.
Comencé con la polla de Mario, y al poco, en segundos, se le puso dura como una piedra, enorme, la viagra que se había tomado hacía maravillas. Ya con la polla dura, comencé con la de Mati, y lo mismo, se le puso dura y enorme.
Y ahí estaba, chupando dos pollas a la vez, sabrosas, ricas, dulces. Chupando con más y más ímpetu. Ellos, normal, acabaron por despertar, tal y como se las estaba lamiendo no tardé en sentir sus caricias entre mi pelo, acariciando la cabeza al ritmo con el que se las chupaba.
Levanté la mirada y lo que vi me puso a mil, entre lametazos, vi cómo se besaban con lujuria, con la boca abierta mientras metían y sacaban sus leguas de sus bocas abiertas.
Alternaba ambas pollas en mi boca, mientras lamia una, la otra la pajeaba, y así hasta que ellos, sin casi soltarse, se sentaron cara a cara. Me acerqué gateando, juntamos las lenguas, sentía como entraban, como se entrelazaban, mientras les iba pajeando a ambos
Entonces, ellos se dejaron caer, casi al unísono en una coreografía que parecía ensayada, quedándose haciendo tijera. Vi mi oportunidad, junté las dos pollas y comencé al chupar cual perra en celo, me entraban muy justitas, pero si, los dos capullos entraron en mi boca.
Me las metía en la boca, las sacaba, hacía que se frotasen, las agarraba las dos juntas pajeándolas a la vez y cuando estaban de lo más duras y mojadas, me puse en pie y me senté encima de ellos metiendo en mi coño esas dos maravillosas pollas simultáneamente, entraron con facilidad, a esas alturas mi coño estaba ya de lo más dilatado, comencé a cabalgarles, a retozarme sobre ellos, daba gritos de puro placer hasta sentir sentí mil estallidos, estaba tan excitada que me corrí enseguida, los orgasmos se sucedían, me vinieron no sé, 4 o 5 seguidos, hasta caer medio muerta en la cama, boca arriba, con el coño dilatado.
Al verme tirada, Mario se puso en pie, se me quedó mirado…
-¿Quieres más Amy, quieres un bañito relájate?
No podía ni articular palabra, me retorcía de placer. Mario miro a Mati y Mati a Mario, y fue cuando Mario le dijo a Mati.
-Adelante Mati, haz como yo. No te cortes, mira, para a tu tía Amy esto es el premio a sus servicios de perrita.
Todo fue muy rápido, Mario agarró su polla y comenzó a soltar un chorro de pis sobre mí, tenía la polla durísima, comenzó a mear sin control, sentí el chorro de calor sobre mis tetas, por mi coño, en la cara, empapándome. Mati también, agarró su polla y me la puso delante de mi cara, apuntado a mis labios, y mientras la daba un besito comenzó a mearme sin parar, soltando un gran chorro a la vez que Mario se la agarraba y estuvo dirigiendo el chorro durante un buen rato hasta que acabó.
Cuando terminaron, ambos me agarraron, me abrazaron, y entre los dos nos quedamos tumbados, empapados. Y así, tumbados, uno a cada lado, les se hice una paja simultanea hasta que hice que se ambos se corrieran, sintiendo un chorro de semen entre mis manos.
Se quedaron también exhaustos, solo jadeaban, me levanté y les dejé.
-Chicos, les voy a dejar, me voy a la piscina a refréscame un poco. Necesito relajarme.
Les di un beso con legua a los dos y así, desnuda y empapada, me bajé al jardín a darme un rico baño.
Ellos se quedaron en la habitación, aunque creo que cambiaron de cama, esa estaba demasiado empapada para dormir. Yo me quedé en el jardín, tumbada a la luz de la luna y así pasaron las horas hasta que los primeros rayos de sol comenzaron a despertarme.
Pero eso es otra historia que en breve contaremos…