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Mi psicólogo y yo (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Fui al baño o tocador (como muchas personas lo conocen), me vi al espejo con una mirada que sinceramente yo nunca me había percatado, me dije a mi misma: Tranquila solo es él, no pasará nada malo. Después de unos minutos salí del baño tranquila sin pena alguna, me dirigí a aquella habitación donde él esperaba, por cortesía toque la puerta para entrar, él me dijo que pasará. Pasé sin percatarme que mi vestido se había levantada mientras fui al baño, aunque sé que él me miró, seguí caminando al sofá que tenía en su consultorio.

-No podía olvidar tu verga cueva, cuando te tocabas, no pude olvidar ese momento. -Le dije mientras lo veía.

Hambrienta de sexo le pregunté si le gustaba lo que veía, tímidamente me respondió:

-No pensé que fueras tan fabulosa, Adriana es una bella chica, y muy pero muy sexy.

Me sentí la mejor de las putas, sabiendo que había sido del agrado de mi psicólogo, incluso que se había tomado por mí. Me senté en el sofá, me crucé de piernas y le dije:

-Continuamos… en que nos quedamos?

Rápidamente me toco un tema cualquiera, mientras él me miraba fijamente, me saque de onda al escuchar su pregunta tan inusual, mientras yo por dentro moría de excitación, no medí esa voz dentro de mi diciendo que todo estaría bien.

Seguí con su charla, mientras yo no paraba de pensar en lo caliente que estaba. Tal vez él presintió mi calentura y con una voz dulce me dijo:

-Adriana advierto que tú estás jugando conmigo, pero sabes, a pesar de lo que hagas no caeré en tu trampa.

Me quedé sin palabras mientras me miraba fijamente, con un deseo arraigado le dije:

-Claro que no, me mostré como tu querías que me mostrará, solo es eso. No lo tomes a mal. Sinceramente no podía dejar de pensar en su verga tan linda, tan dura, y curva como la observé, eso me volvía loca rotundamente.

Vestida como una señorita, perfumada como tal, permanecí frente a él por unos minutos, solo me miraba y no sabía como interpretar esa mirada. Di el primer paso, me levante y comencé a desnudarme sin alguna razón obvia, me quite mi vestido y quede en tenga. Simplemente a merced de él.

-Adriana que estás haciendo? -Respondió de una forma alterada, miraba en sus pómulos que se mostraba su excitación que no podía ocultar.

-Sé que sientes lo mismo que yo, esa excitación que pretendes ocultar. Te vi masturbándote por mi, eso me dice muchas cosas… Negarás que te excitaste al verme? Sé que lo has hecho, por eso quiero ofrecerte mi cuerpo y me pruebes totalmente.

Como una loca fui tras de su verga, y él no se negó, tomé esa gran verga que sin decirlo me deseaba, la toque y se la mamé sin pena alguna, mientras él solo gemía de placer, no pude olvidarme de esa gran verga que yo mamaba, de arriba abajo con mi saliva recorriendo su miembro, mojada le dije: Te gusta que te la mame? Apuesto que sí, ya que estoy tan excitada por ti… solo me miró y entre labios dijo:

-Me encanta que me la mames.

Y me volteé para que me viera lo puta que era y meterla a la boca. Esas palabras me llenaron de placer y accedí.

Continuará…

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