Elías es el nombre de mi primo, es cinco años mayor que yo, divorciado, con dos hijas y con mentalidad de adolescente. Digo con mentalidad de adolescente, porque desde que lo conozco se la pasa de fiesta en fiesta divirtiéndose, saliendo con sus amigos e amigas, emborrachándose y lo que sí puedo reconocerle es que es bueno cortejando a las mujeres, es habilidoso en ese sentido, le he conocido a cada mujer guapa y buenona que se ha llevado a la cama. Se casó muy joven y su matrimonio fracasó al poco tiempo de haber tenido su segunda hija. Mi primo actualmente tiene 35 años y esto que les relataré sucedió cuando él tenía 28 y yo me fui a vivir a su casa.
Un poco de contexto sobre mí.
Nací y crecí la mayor parte de mi vida en un pueblo pequeño, siempre me llamó la atención las computadoras, es por eso que elegí estudiar Informática. Logré terminar la carrera con mucho esfuerzo, siempre dediqué mi vida a estudiar, a estudiar y a estudiar… Los novios que había tenido se podían contar con los dedos de una sola mano y no habían sido relaciones muy gratas. Por fortuna mi primera vez fue con un señor casado mucho mayor, esa había sido una experiencia satisfactoria, pero después de ese momento el señor en cuestión no me busco más, rompiéndome el corazón, pero esa historia se la contaré en otro relato.
Nací en el seno de una familia católica, siempre acudíamos a misa los domingos y a las actividades relacionadas a la iglesia, mi familia es un tanto conservadora, yo siempre viví llena de prohibiciones y limitaciones. Cuando las chicas de mi edad se divertían en fiestas y saliendo con sus chicos, yo me encontraba estudiando o ayudando a mi familia en la pequeña tienda que tenían mis padres.
En el último año de la universidad, justo en el tiempo que me tocó hacer mi residencia, un profesor entró al salón y nombrándonos a 7 alumnos entre mujeres y hombres, nos pidió que lo siguiéramos. Nos llevó hasta la sala de reuniones de la facultad, ahí esperaba el Sr. Israel, el cual estaba buscando becarios que pudieran trabajar con él en su empresa, tres chicas y un chico aceptamos con gusto. Empezaríamos la semana entrante y este sería el lugar donde aprendería la mayoría de cosas que sé del actual trabajo que ejerzo hasta la fecha.
Mi estancia en la empresa transcurrió aprendiendo muchas cosas sobre redes, programación y demás tareas administrativas que se me encargaban. Aprobé mi estancia de residencia en tal empresa, con las esperanzas que cuando terminara la carrera pudiera entrar a trabajar ahí.
Después de medio año que había terminado mi residencia en esa empresa y faltando sólo unas semanas para mi graduación me llamaron de esa misma empresa para ofrecerme un trabajo, el detalle fue que sería en otra ciudad, el sueldo era bueno y las prestaciones para mi estaban de lujo, era lo que más ansiaba al terminar la facultad, poder trabajar en lo que había estudiado y que mi tiempo de trabajo sea bien remunerado. Después de pensarlo mucho y darle vueltas en mi cabeza, acepte el trabajo. Como les dije tendría que trasladarme a otra ciudad y volverla mi residencia de ahora en adelante.
Muy emocionada se lo platiqué a mi mamá, entre otras cosas salió a conversación que yo tenía una tía en la ciudad donde me mudaría y por ser nueva en esa ciudad mi tía podría aceptarme en su casa, en tanto buscaba un departamento donde pudiera desenvolverme sola. El día de la entrevista formal de trabajo llegó y estuve puntual, como fui recomendada enseguida me dieron el puesto.
Mi mamá antes de regresarse al pueblo donde vive, me acompaño hasta casa de mi tía, con la que me quedaría. Mi tía, una señora de sesenta años ya jubilada por el seguro social, me recibió con mucho gusto, he de decir que toda mi estancia mi tía me trató como si fuera su propia hija, siempre atenta y cuidándome en cada momento.
Mi estancia en casa de mi tía
Mi tía vive en el centro de la ciudad, con sus dos hijas: Sofía y Luisa y con su hijo mayor Elías, mi primo en cuestión y del que se trata este relato caliente. Por el tamaño de la casa, la cual era algo grande, mi tía me asignó una habitación para mi sola para mi propia comodidad, la habitación era pequeña, pero suficiente para usarla en mi estancia, la puerta de mi habitación daba a la puerta de la habitación de mi primo, ambas habitaciones se separaban del resto de la casa por un pasillo y un baño en medio. Así que pasé muchos momentos topándome con mi primo yendo y viniendo de la casa o la cocina hacía mi cuarto, más tarde sería la coartada perfecta para nuestros encuentros sexuales.
Elías a pesar de ser un hombre divorciado y con hijas, vivía en casa de mi tía. Casi se podría decir que vivía bajo el sustento de mi tía, a diferencia de sus hermanas que una estudiaba y la más grande de sus hijas ya trabajaba, Elías se la pasaba de flojo en su casa. Elías es un tipo carismático, alegre y muy fiestero, con muy buena plática, entendí que gracias a su labia podía convencer a muchas chicas guapas de llevársela a la cama. Eso en él, me daba morbo y me empezaba a fascinar, podías pasar horas y horas hablando con él y no te aburrías, cuando no estaba en la casa, estaba de fiesta con sus amigos emborrachándose.
Pronto me llegue a llevar muy bien con todos en casa de mi tía, pasaba mucho tiempo con mis primas en su cuarto cuando regresaba del trabajo y pronto me empecé a encariñar con todos, principalmente con mi primo, era muy atento conmigo y me gustaba como se fijaba en mí.
Dentro de su casa, usaba ropa cómoda, short pequeños o muy pegados con blusas con escote o sencillas que mirando bien podría transparentarse mi sujetador o parte de mis senos. Esa etapa de mi vida, estuve sin novio y por tanto no tenía con quien liberar mis deseos sexuales, es que siempre he sido muy caliente, tengo la apariencia de no romper un plato, pero cuando me desinhibo y en confianza como amante soy muy cachonda y me gusta hacer de todo… como lo leen, de todo jeje.
El uniforme que usaba en el trabajo consistía en ropa formal para oficina, pero gracias a que trato de cuidar mi alimentación me he mantenido en forma. Por lo cual tengo una figura formada con unos pechos medianos no muy grandes, mi abdomen plano y mis caderas un poco anchas con mis nalgas bien paradas.
Recuerdan que les dije que el baño se ubicaba en medio de la casa, entre la cocina y la habitación de mi primo y la mía, pues cuando salía del baño y me dirigía a mi cuarto notaba que la puerta del cuarto de mi primo estaba abierta y el me veía desde su cuarto cuando yo pasaba. Lejos de inquietarme, me ponía caliente el hecho que mi primo me viera recién bañada siempre que salía.
Un día de esos, quise agregarle un poco de emoción a mis salidas de la ducha, entonces metí un camisón que me quedaba justo donde iniciaban mis nalgas y al terminar de bañarme me puse ese camisón para salir, con nada más por debajo que mi pantie, al salir azote la puerta de la ducha un tanto fuerte para que mi primo lo escuchara y tal como quería ahí estaba mi primo, con la puerta abierta de su cuarto y el acostado en su cama con la vista hacía el pasillo esperando a que pasara, me sentí tan cachonda con esa sensación que sin planearlo me detuve justo en medio del pasillo y mirando hacía su cuarto, salude a mi primo, deteniéndome unos minutos para que mi primo me viera completamente.
Mi primo se encontraba de perfil acostado sobre su cama son su codo apoyado sobre la cama sosteniendo su cabeza, en esa posición pude notar que el miembro en su entrepierna crecía, obviamente él pudo notarlo igual y en seguida se llevó una almohada para ocultarlo, esa imagen había servido para que mi entrepierna hirviera de inmediato y justo después de entrar a mi habitación hubiera servido para desprenderme de mi pantimedias, arrojarme sobre la cama y estimular mi vulva hasta llegar a un rico orgasmo.
Después de eso, caí en cuenta que me estaba volviendo una puta, insinuándome a mi primo, esa maniobra espeluznante me hacía que me sintiera mal, rondaba por mi cabeza lo mal que estaba haciendo, esto no me habían enseñado mis padres, me sentía mal conmigo misma, pero también he de aceptar que no podía sacarme de la cabeza a mi primo.
¿Empezó a desear a mi primo? ¿Porque me había masturbado pensando en su entrepierna? ¿Estoy loca? esas y otras preguntaban me atormentaban mis pensamientos, ese día no salí a cenar y le dije a mi tía que me sentía cansada que mejor dormiría.
Los días pasaban y sentía la necesidad de mostrarme a mi primo, sentirme deseada por él, que me viera, me gustaba tanto que me comiera con la vista, me sentía sucia pero me gustaba tal sensación.
Un día de tantos que mi primo salía de fiesta, pude escuchar ruidos en la parte de atrás de la casa, eran como las 3 de la madrugada, todos en casa de mi tía dormían. Por curiosidad salí de mi cuarto y me dirigí a la puerta del patio, de donde proveían esos ruidos, al asomarme sobre el cristal de en medio que tenía la puerta de metal, pude ver a mi primo como se estaba follando a una vecina que vivía a tres casas de la casa de mi tía.
Tal fue mi asombro al ver tal escena, que un grito inesperado salió de mi boca, llamando la atención de mi primo que se encontraba de pie penetrando a la vecina que se veía que estaba disfrutando tanto. Mi primo volteo hacía el cristal y me vio, pero no se inmuto en lo más mínimo y siguió penetrando a tal mujer con una tremenda furia, yo no supe cómo reaccionar quedándome inmóvil por unos segundos, después lleve mis manos por debajo de mi pants y de mi pantie para estimular mi clítoris, al meter la mano pude sentir mi vagina empapada de mis jugos, esa escena me había puesto muy cachonda, en seguida y sin reparo empecé a mover mi mano buscando un orgasmo mismo que pude conseguir sin el mayor esfuerzo, esa era la segunda vez que me había masturbado a causa de mi primo.
Las manos de la vecina apretaron el cabello de mi primo y pude discernir que estaba teniendo un orgasmo, mi primo igual se corrió en un orgasmo, se acomodaron la ropa y mi primo acompaño a la mujer a la puerta, esperó que ella entrara a su casa, sin más corrí hasta mi cuarto, puse seguro a la manija de la puerta y volví hacia mi entrepierna que estaba llena de mis jugos vaginales. Me quite la pantie, me puse otra y metí a la cama, me dormí enseguida pero desperté con la imagen de mi primo follándose a la vecina, no podía sacarme esa imagen de la cabeza.
Al otro día, me aliste para el trabajo, esa mañana no vi a mi primo, por la hora en la entro a su casa seguro seguirá durmiendo, pensé. En el trabajo el día transcurrió de lo más normal, hice mis pendientes sin ninguna arbitrariedad, sin embargo cuando me disponía a dejar el trabajo y al salir vi a mi primo parado en la calle de enfrente esperando a que saliera, sentí que mi corazón empezó a latí demasiado rápido y la manos me empezaron a sudar, mi primo nunca iba por mi a mi trabajo y estaba el esperándome.
En un instante pensé que me reclamaría por haberlo espiado mientras se follaba a la vecina. Sin más, me acerque a él y me invito a subir a su auto, tenía un volcho azul modificado con un equipo de sonido que ocupaba toda la parte trasera de su auto.
— no te espantes prima, solo quise tener el detalle contigo de venir por ti.
— Gracias primo, no era necesario, de verdad.
Mi primo avanzó en su auto, dijo que me invitaría a comer y que tenía muchas ganas de mostrarme algo. Yo estaba entre nerviosa y contenta. La neta mi primo me gustaba mucho, me había masturbado en distintas ocasiones pensando en él, no era guapo pero si era atractivo, tenía su toque varonil que me encantaba, cuando hablaba y se dirigía a mi sentí a que mojaba los calzones e dormía pensando que un día me lo follaría en la parte trasera de su casa, en el mismo lugar donde se cogió a la vecina la otra noche.
De camino pasamos a un autoservicio y mi primo compro una pizza, por un momento pensé que iríamos a comer a un restaurante, a diferencia de eso, manejo y llegamos hacia una colina donde se ubicaba una de las murallas antiguas de la ciudad, comúnmente siempre había turistas visitando ese lugar, pero para nuestra suerte ese lugar estaba vacío. Bajamos y mi primo me pidió que lo siguiera, en lugar de entrar a la muralla, la rodeamos por un extremo para ir a la parte de atrás, era un lugar magnífico, desde ahí se podía ver la puesta de sol, nos acomodamos en un rincón con vista al atardecer y estuvimos ahí largo rato; comiendo la pizza; platicando de muchas cosas; riendo mucho.
En un instante mi primo se me acercó para mostrarme la foto del atardecer, se me acercó tanto que podía sentir su respiración sobre mi cuello, esa sensación me excito mucho, nos miramos y ambos sabíamos que debíamos actuar, Elías acercó su cara a la mía e instintivamente lleve mis labios hacia los suyos, en esa posición en la que estábamos sentados, cruzamos nuestras piernas quedando yo encima de él, eran tantas las ganas que nos teníamos que la falda se me corrió hacia arriba al sentarme encima de él, las manos de Elías recorrían mis muslos, mientras con mis brazos rodeaba su cuello mientras nos besábamos, ambos teníamos la respiración agitada, empecé a moverme instintivamente rozando su entrepierna con la mía por encima de la ropa.
Desprendí los botones de mi blusa dejando al aire mis tetas apretujadas en mi sujetador, mi primo movió hacia un lado la copa de mi brassier para tomar mi teta con sus manos y enseguida la metió a su boca, sentía su barba punzando la circunferencia de mi pezón provocándome un episodio de éxtasis total que me hicieron sacar gemidos de mi boca, solo la tarde y el atardecer eran testigos de nuestro amor filial, en ese momento me estaba convirtiendo en la mujer de mi primo, lo deseaba tanto, quería y anhelaba ser su mujer y lo estaba siendo, me sentía la puta de mi primo.
Retire su playera, desabroche el cinturón que aprisionaba su Pantalón, lo desabroche que desde esa altura pude ver un buena mata de vello que iniciaba en su ombligo y terminaba por debajo de su bóxer gris ajustado, con un movimiento Elías, me acomodo sobre la cobija que había puesto sobre el pasto verde de paro para quitarse por completo el bóxer y se metió en medio de mis piernas, antes de eso corrió por completo mi falda y sin quitármela, tomó mi tanga negra y me la bajo por completo dejándolo en un lado, entrando en medio de mis piernas me beso mientras acariciaba mi cuerpo semidesnudo podía sentir la cabeza de su verga tocándome la entrada de mi coño hasta que me hizo rogarle.
—primo no me hagas sufrir, metérmela por favor, metérmela ya.
Sin más y después de eso, mi metió su verga con toda la delicadeza con que jamás lo habían hecho, su verga entro despacio recorriendo todo mi interior, tenía una verga de bien tamaño, gruesa y llena de venas que me estimulaban todo el interior de mi vagina. Nuestros cuerpos se pagaron yo abrí completamente las piernas para poder sentir toda esa verga, estaba tan extasiada sintiendo a mi primo encima de mi mientras mi primo me bombeaba la vagina, mi primo empezó a moverme dándome con fuerza chocando su pelvis contra mi vagina, después de unos minutos así tuve un orgasmo delicioso acompañado de mucha adrenalina, tal que clave sin querer mi uñas en la espalda de mi nuevo amante.
Casi enseguida sentía que mi primo estaba a punto de venirse, cuando veo que se sale de mi y tomando su verga con su mano me tiro su semen sobre el abdomen, fue tanto el chorro que salió que un parte le cayó en la barbilla y en mis senos, de lo contenta que estaba, tome con mis dedos hasta el más mínimo líquido y me los lleve a la boca, tenía un santo peculiar pero no me importó por qué lo disfruté, estuvimos así acostados un largo rato, casi desnudos, comimos la pizza y luego nos fuimos a su casa. Al llegar a su casa actuamos de lo más normal, solo nosotros sabíamos lo que había pasado.
Dese ese instante me convertí en la mujer de mi primo, casi siempre cogíamos en la noche en mi cuarto o en el suyo, mientras todos dormían.
Espero que lo hayan disfrutado, si gustan escribirme lo pueden hacer en [email protected].