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Mi primo Izan (Primera parte)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Mi primo y yo prácticamente nos criamos juntos, mi nombre es María y me saca casi 2 años, nuestra relación era muy buena, siempre andábamos juntos, aunque nos peleáramos continuamente, teníamos mucha complicidad y una gran rivalidad, uno tenía que ser mejor que el otro, quizás todo empezó cuando nuestros padres nos decían de pequeños “mira que buena es tu prima” o, “mira como tu primo se lo ha comido todo” o, “has visto que notas tiene tu prima”; cuando ya teníamos más edad pensábamos, “si tu corres esa distancia yo también”, “si tu juegas al fútbol yo también”, “si tu sacas un 10 en matemáticas pues… yo también”, así toda la vida desde tengo uso de razón.

Cuando mi primo cumplió los 23 años nuestra relación cambio, nos separamos, yo estaba terminando la carrera y mi primo había encontrado un trabajo que no podía rechazar fuera de España, y aunque seguíamos hablando como mínimo una o dos veces por semana, ya no era lo mismo.

Habían pasado 2 años desde que se marchó, en el cumpleaños de mi padre, nos reunimos toda la familia en el chalet de mis padres, estábamos todos, mis hermanos, mis tíos, mis primos, cuñados y sobrinos y si, también estaba Izan, mi querido primo al que tanto echaba de menos había llegado a España para pasar aquí sus vacaciones.

Éramos los únicos que no teníamos pareja así que, como no podía ser de otra manera, después de repartir todas las habitaciones, incluida la mía, solo quedaba la buhardilla, una habitación grande con baño, pero con tan solo una cama.

-Mama…, como voy a dormir con mi primo, ya no somos unos niños, sé que nos llevamos muy bien pero solo hay una cama, como vamos a dormir en ella los dos.

-Si claro uno al lado del otro, pero estamos en verano, hace calor y sabes que yo no suelo llevar pijama… a claro que me lo ponga no…

-¿Izan está de acuerdo? A que él os ha dicho lo mismo que yo, vale, vale sé que no hay más sitio, es lo que hay y ya está, menos mal que solo son dos noches.

El día transcurrió entre risas y juegos, mi primo y yo compitiendo por las cosas más absurdas, a veces ganaba yo otras el, cayo la noche y todos nos fuimos a dormir. Cuando llegue a la habitación él ya estaba saliendo del baño, Izan tenia puesto solo unos bóxer, madre mía como estaba, un cuerpo espectacular, se marcaban todos sus músculos, sin un ápice de grasa en él, nunca me había fijado en el de esa manera, joder estaba poniendo cachonda, prácticamente le había escaneado con la mirada mientras andaba hacia la cama, tuve que meterme corriendo en el baño porque sabía que mi primo se había dado cuenta de cómo lo miraba, ¿pero que me había pasado? era Izan, mi primo.

Al poco salí del baño, llevaba puesto unas braguitas blancas, no eran tanga pero casi, digamos que casi no me tapaban el culo, yo no me esperaba compartir la habitación con nadie y menos con Izan, en la parte de arriba llevaba una camiseta corta por encima del ombligo de tirantes de una tela muy fina que al trasluz se me podía ver bien el contorno de mis pechos, unas piernas largas y morenas como el resto del cuerpo de tomar el sol, ahora era Izan el que me estaba escaneando desde que salí del baño, me miraba fijamente a mis braguitas y me di cuenta que parte de la tela se metía en la rajita de mi coño, la camiseta suelta, vientre plano y pechos duros, con mis pezones hinchados de la excitación, hacían las delicias de mi primo, sabía que me estaba comiendo con la mirada lo que me puso aún más caliente, y más cuando me senté en la cama y observe un bulto sospechoso debajo del bóxer, no puede ser… pensé, se le está poniendo dura, madre mía que vergüenza, Izan se dio cuenta y enseguida se dio la vuelta dándome las buenas noches.

Eran las 4 de la mañana cuando desperté, notaba como Izan estaba detrás de mi, notaba su respiración, su excitación, notaba su pene duro justo por encima de mi culo, empecé a excitarme pensando en él, entonces note como una de sus manos pasaba por encima de mis caderas buscaba mi braguita, apartando un poco la tela metió despacio sus dedos, poco a poco encontró lo que estaba buscando, aparto mis labios y empezó a masajearme el clítoris, estaba muy nerviosa, no sabía qué hacer, no sabía si levantarme y pegarle un bofetón o por el contrario, por el contrario… me estaba gustando tanto que me hice la dormida, no me lo podía creer, mi primo me estaba metiendo mano, pero no hice nada me deje llevar, más aun, como si fuera un movimiento normal acomode un poco el cuerpo separando así un poco mis piernas para que pudiera meter su mano mejor, su pene estaba a la altura de mi vulva, lo notaba tan hinchado que forcejeaba por salir de sus bóxer y entrar por dentro de mis bragas, yo me seguía haciendo la dormida, me encantaba lo que hacía con sus dedos, me acariciaba los labios, el clítoris, estaba ya mojada cuando empezó a meter sus dedos ¡¡¡aaahhh!!! una inspiración con un pequeño grito de placer salió de mi mmm.

Decidí pasar a la acción, sin darme la vuelta, busque su pene, mi primo se paró, ahora era el que estaba nervioso, no sabía cómo actuar, supongo que no se lo esperaba, al ver que yo seguía meneando su pene el siguió acariciándome el clítoris y metiéndome los dedos en mi vagina bastante mojada, notaba como le gustaba, como gemía al igual que yo, retiro su mano y note como hacia a un lado mis bragas por detrás, dejando mi vulva totalmente al descubierto, sabía lo que pretendía pero esperaba que se detuviese, una cosa era meternos mano y otra muy diferente era follar, esperaba que no fuera… ¡¡¡aaahhh!!! note su glande acariciándome los labios, los recorría de arriba abajo intentando encontrar el sitio por el que entrar, yo quería parar aquella locura, pero por otro lado lo deseaba, deseaba que Izan metiera ese enorme pene y tan duro dentro mi, deseaba tenerlo dentro muy dentro, de forma inconsciente lleve mis manos a mi boca para acallar mis más que posibles gemidos, lo deseaba, quería que Izan me echara un polvo, un polvo prohibido por tratarse de quien era, solo era cuestión de tiempo sentir su pen… ¡¡¡aaahhh!!!, ya.

Encontró la entrada, encontró la abertura de mi vagina, estaba tan lubricada por todos mis jugos, tan caliente que necesitaba que me apagaran el fuego en mi interior y solo me lo podrían apagar así de esa manera, Izan metía y sacaba su pene con cuidado mientras que por debajo de mi camiseta metió su mano para tocarme los pechos, unos pechos duros con unos pezones que habían aumentado su tamaño estando muy sensibles, ahora que el camino estaba abierto bombeaba sin parar, la sacaba y volvía a jugar recorriendo todo el contorno de mi vulva, desde el agujero de mi culo hasta el clítoris.

Me estaba poniendo tan caliente que solo deseaba que la metiera otra vez y que la dejase allí dentro, para notar sus palpitaciones, los músculos de mi vagina se contraían y se relajaban, me abrí más de piernas, una la estire y la otra pierna la subí casi tocándome los pechos con la rodilla para que la penetración fuera más profunda, entonces joderrrr, por fin una buena estocada, Izan me había penetrado hasta el fondo, estaba tan mojada que no le costó nada meterse tan profundo, su polla resbalaba dentro de mi sin oposición dentro muy dentro, mis manos tapaban mi boca para que no se escaparan los gemido, gritos de placer que mi primo me estaba provocando, Izan se incorporó un poco y con su manos agarrándome con fuerza mi cadera empezó unos movimientos suaves, metiendo su pene de vez en cuanto hasta el fondo, a cada estocada mi cuerpo se estremecía.

La habitación estaba bañada por una luz tenue que entraba del exterior, era la luz de una luna llena y frente a mi había un espejo grande donde podía ver las figuras de los dos amantes, la mía con las manos en la boca, cerrando los ojos cada vez que el placer me inundaba y el de mi amante, mi primo Izan que por detrás de mi se movía con cariño para darme todo ese placer, los movimientos cada vez más rápidos y más fuertes, yo intentaba ayudar moviendo mis caderas, no podía creerlo, quien me iba a mi a decir que mi primo me iba a follar ese día, su pene, era tan suave, tan enorme, estaba tan dura que me llenaba entera, estaba tan excitada, tan mojada que se la estaba llenando de mis jugos, me empecé a correr, mi vagina se inundó de repente, mientras una sensación de placer me atravesaba el cuerpo, mi cuerpo no me obedecía, Izan seguía metiendo su pene tan dentro de mi como le era posible, no podía gritar, me estaba prohibido, mi cuerpo se paralizaba y mi respiración cada vez más entrecortada, notaba como mi primo aceleraba el ritmo, sabía que él también estaba a punto, me había corrido y pensé que Izan no tardaría mucho, empecé a temer que se corriese dentro, no podía, pero tampoco quería que la sacara, al final Izan hizo lo correcto se separó de mi y se corrió fuera, una corrida enorme, gran parte de su leche aterrizo entre mis muslos pero también en mi cara.

Todo había terminado, acababa de follar con mi primo, estaba nerviosa, asustada, avergonzada, pero feliz, estaba tan feliz, mi primo empezó subirme las bragas con cariño mientras me besaba en una nalga, yo sonreía, sonreía de felicidad mientras me quitaba su leche de mi cara, llevándomela la boca para saborearla.

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