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Mi primo, El Animal, como le dicen mis amigas
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Todos los sábados nos juntamos en el club del pueblo para charlar, jugar tenis, pelota paleta, nadar. Ese no era un sábado diferente. Y como era pleno verano, la mayoría en malla. Yo, con mis 20 años, sin novio, con un cuerpo aceptable, trataba de pasar el tiempo deleitándome con los chicos que muy a la moda, aparte de hacer un deporte, todos los días iban al gimnasio, por lo que sus cuerpos eran esculturales. Aunque, había algunos que su deporte preferido era jugar a las bochas o a las cartas. Y sus físicos, deseaban bastante que desear. Nada de gimnasio y deporte. Algunos, como mi hermano y mi primo Luis, ya con un poco de pancita.

Un sábado, estaba con otras amigas cuando veo que Luis sale del cuartito donde guardan las colchonetas de gimnasia. Me pareció raro, pero no comenté nada. Él fue directo donde estaban mi hermano y otros a jugar a las cartas.

Un rato después, algunas chicas se fueron a la pileta y quedé sola con Patri. Charlábamos de cualquier cosa cuando vino Tere, con cara de cansada y dolorida.

“Te pasó un tren por arriba.” Dijo Patri.

Tere la miró, luego me miró a mí y otra vez a Patri.

“Tranquila, es amiga y prima del animal.” Dijo Patri.

“Uno no, dos trenes. Yo no podía creerlo, pensaba que era una exageración, pero sí que es real. Literalmente es un animal. Me partió en dos. Yo pensaba que podía manejarlo, que tonta fui.” Dijo Tere.

“Viste, lo mío fue peor, porque empezamos en el boliche y después fuimos al hotel. Me dio toda la noche.” Dijo Patri.

Yo, que andaba escasas de emociones los últimos meses, estaba súper intrigada de quien hablaban.

“Lo peor de todo, es que piensa que semejante aparato entra fácil en todos lados. Te juro que me cuesta caminar bien.” Dijo Tere.

“Por tu cara, veo que nunca te agarró.” Me dijo Patri.

“Juro que no se de quien hablan.” Dije.

“Del animal, de Luis tu primo, de quien más.” Dijo Tere.

“¿Del gordo?” Pregunté con asombro.

“Si. Los otros se matan en el gimnasio, pero el que más locas tiene a las chicas es el Animal, como le decimos nosotras.” Dijo Patri.

“¿En serio, Luis, con esa panza, ese físico antideportivo, esa cara de manso?” Pregunté sin poder creerlo.

“Otra ovejita.” Dijo Tere.

“Ro, si no te tiraste al Animal, no sabes lo que es el sexo, sexo puro y bestial, solo por placer.” Dijo Patri.

“No sabes cuantas minas con novios espectaculares, pintones, atléticos, se mueren por volver a estar con él.” Dijo Tere.

“Y por lo que me enteré, atiende a varias casadas también.” Dijo Patri.

Me quede con la boca abierta. Luis, mi primo, de pronto era el “Animal”, una bestia sexual.

“Nunca me imaginé, y nunca estuve con él.” Dije.

“No sabes lo que te perdes de conocer. Y si se te ocurre voltearlo, primero prepárate para que te agarre por todos lados, el no para.”

“Pero, ¿Cuál es el tema, la tiene muy larga, gorda? Pregunté.

“Tiene el tamaño justo para que siendo muy bien usada, te haga mierda. Si no mira como camino.” Dijo Tere y se fue a los vestuarios, con evidentes muestras de molestias para caminar.

Me quedé impresionada, nunca me imaginaba eso de Luis.

Un par de semanas después, un viernes, vino a mi casa para traer unos paquetes, justo en el momento que estaba sola.

“Luis, hace unas semanas unas chicas me contaban que tenes el apodo de “Animal”, por como te las volteas.”

“Si, eso me comentaron.” Dijo sin darle importancia.

“Dale, no te hagas el misterioso.” Dije.

“No jodas prima.” Dijo y se dirigió a la puerta.

“Esperá. No podes dejarme así.” Dije.

“¿Así como?” Preguntó sonriendo.

“Así intrigada y caliente.” Dije.

“Nina, en serio, no jodas.” Dijo.

“Mis viejos vienen en tres horas. ¿Te alcanza?” dije desafiante.

Él se dio vuelta, caminó dos pasos y tomándome la cara me partió la boca de un beso. Me tomó de la mano, me llevó a mi dormitorio, me quitó la ropa y en menos de un minuto estaba chupándome la concha, si, como Animal. Fueron un par de minutos y ya estaba teniendo orgasmos. Cuando se cansó, me hizo poner de rodillas, juntó mis muñecas en mi espalda, y me metió dos dedos en la concha mientras me chupaba las tetas con furia. Mordía, chupaba y dedeaba. Mis orgasmos, no paraban. De pronto sentí que uno de sus dedos entraba en mi culo sin pedir permiso y se metía hasta el fondo. Me dolía, pero el placer era más fuerte. Ahora me masturbaba concha y culo al mismo tiempo, mientras su boca iba de mis tetas a mi cuello.

Gozaba como loca. Metió un segundo dedo en mi culo sin piedad. Ahí me di cuenta del porqué del apodo:

“Pará animal. Me haces mierda el culo.” Dije.

Por el contrario, ahora metió otro dedo, dejando solo uno en mi concha. Mi orto estaba abierto totalmente. Mis orgasmos crecían en cantidad e intensidad. Me puso en cuatro patas en el borde de la cama y antes que me diera cuenta su pija entraba en mi orto. Lentamente fue metiéndola, era gruesa pero para mi sorpresa no dejaba de entrar. A mi mente se vino un palo de amasar, unos 25 cm., de largo y bien grueso.

Cuando la tuvo toda adentro, me apretó bien fuerte las caderas y comenzó a bombear con todo. Sentir salir y volver a entrar esa bestialidad me volvía loca. Me temblaba todo el cuerpo, no podía controlarlo. De pronto se quedó quieto, y era tal mi excitación que me empecé a mover yo para meter y sacar esa pija de mi orto. Apoye mi cabeza en la almohada, y me acariciaba las tetas apretando mis pezones. Cuando vio que una de mis manos iba a mi clítoris, me dio un chirlo y dijo:

“No, ahora por el culo solo.”

Saque mi mano y volví a mis tetas. Me tomó de los cabellos, hizo que arque mi espalda y nuevamente se movía, ahora con todo, golpeando sus pelotas contra mi concha. Cuando acabó, sentí todo mi intestino lleno de leche, haciendo que tenga el mayor orgasmo anal de mi vida. Se quedó quieto por unos segundos y me hizo girar para chuparle la pija. Cuando la ví no lo podía creer. Como lo había imaginado, casi un palo de amasar.

La chupe toda y la limpié a la perfección. Pensé que iba a parar, pero no fue así. Tomó mi cabeza y me hizo seguir chupando. Su erección no bajaba. Mi excitación al verlo tampoco. Me puso boca arriba, llevó mis rodillas a mi pecho y me la metió por la concha de una. Nunca algo tan grande me había penetrado, y tan dura. Podía sentir como mi pobre concha se expandía para recibirla. Una parte de su pija no llegaba a entrar, pero sus embestidas eran brutales. Cada dos o tres, tenía un orgasmo tremendo.

Pedía por favor que se detenga, que no daba más, pero él no hacía caso. Pudieron ser 10 minutos o 20, no lo sé pero de pronto, me envistió con todo y tuve un orgasmo tan grande que todo mi cuerpo temblaba, se sacudía sobre la cama. Lejos de parar, sacó su pija y me la metió en el culo nuevamente.

“Pará animal, por favor te pido.” Dije.

“Vos ya gozaste, ahora me toca a mí.” Dijo.

No podía entender como su pija pasaba sin cesar de mi culo a mi concha y de vuelta a mi culo. Incluso llegue a pensar que tenía dos pijas por la forma en que me daba. Yo no podía parar de excitarme al sentirme penetrada de esa forma. Y su pija, ni atisbos de cansancio tenía. Estaba mareada, por momentos parecía que perdía el conocimiento de tanto placer y agotamiento.

Fue en uno de esos momentos, que me levantó de la cama, me hizo parar frente a una pared y comenzó a bombearme el culo como loco. Apoyaba su boca en mi nuca y podía sentir su respiración acelerada al máximo. Mis pies casi no tocaban el suelo. Mis manos trataban de arañar la pared, era demasiado placer. De pronto, acabó nuevamente, haciéndome tener un super orgasmo. Sin darme tiempo a nada, me hizo poner de rodillas y me empezó a coger la boca como animal.

Casi no podía respirar. Fueron 10 minutos terribles. Finalmente acabó en mi boca llenándome de leche. Me ayudó a ir a la cama, se vistió y se fue.

Había pasado una hora y media. Como pude me di una ducha y me metí a la cama. Miré el reloj y eran las 5 de la tarde.

Cuando desperté ya había amanecido. Fui al baño y los dolores en la cadera, mi culo y mi concha eran increíbles. Cuando pude, fui para el club. Tere y Patri me vieron llegar y se largaron a reír.

“Bienvenida al club de las reventadas.” Dijo Patri.

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