Durante prácticamente toda mi vida me consideré un hombre heterosexual, mis practicas amorosas siempre habían sido con una mujer, me consideraba todo terreno, pues no tenía exclusividad en algún tipo de físico, mientras fuera mujer le daba a lo que se me pusiera enfrente, a mis 46 años había probado toda clase de mujer incluso una que otra ajena, casado con una hermosa mujer de 45 años, padre de dos hijos 18 y 16 años respectivamente, con un trabajo estable, me sentía pleno y consideraba que mi vida era prácticamente buena en todo sentido.
Por mi profesión y trabajo, tenía que salir durante periodos prolongados de por lo menos un mes, a diferentes regiones del estado donde me encontraba asignado, todo esto con un grupo de compañeros, de los cuales variaba su edad de entre los 18 a 35 años más o menos, todos ellos bajo mi cargo, no siempre era el mismo grupo aunque si conocía a la gran mayoría de todos ellos.
Cierta ocasión, en uno de estos eventos, nos tocó viajar a una región apartada, lejos de la civilización, en un paraje enclavado en la sierra, era un lugar maravilloso, una planicie arbolada, un arroyo de aguas cristalinas donde elegimos establecer un campamento donde llegar a descansar después de realizar los trabajos que teníamos asignados, ya por la tarde después de comer, la mayoría nos encaminábamos a un espacio, arrollo abajo a bañarnos y lavar nuestras ropas, todo transcurría normal, era parte de las actividades diarias durante ese periodo de trabajo.
Me encontraba a la orilla del arroyo, enjuagando mi ropa, un grupo de 5 personas se bañaba alegremente en una pequeña poza del arroyo, poco a poco se fueron marchando al terminar con su actividad, en cuestión de minutos solo quedaba yo a la orilla del arroyo aun en mis actividades y Julio un joven de unos 19 años el cual seguía alegre en el agua, relajado disfrutando del momento, no tenía prisa, en verdad que lo estaba disfrutando, al darse cuenta que ya estaba solo, volteo a donde esta yo y me dijo.
– ¿No se va a meter a bañar? El agua esta deliciosa, yo ya llevo rato y aun no me quiero salir, en verdad que me relaja mucho.
– Si en un momento más, solo quiero terminar con esto.
Una vez terminada mi faena de lavar, me quite la ropa, y me metí al arrollo, me dirigí a la poza, el agua corría ligera, era agradable la sensación, la poza no era muy profunda ya sentado nos cubría el agua arriba del abdomen, me dispuse a bañarme de forma habitual, no tarde mucho y decidí salirme, pues tenía otras actividades que realizar, cuando estaba ya en la orilla secándome, Julio decidió que ya era hora de salir también del agua, al escuchar que se incorporaba levanté la mirada y lo vi, un joven alto de 1.82 m de estatura, tez blanca, cuerpo atlético, musculatura marcada, abdomen plano, estaba completamente desnudo, su verga en flacidez, pero de un tamaño impresionante, circuncidada, sin vello púbico, calcule en ese momento como de unos 18 cm mas o menos, pues le llegaba a media pierna, nunca había visto algo así de forma directa, quede anonadado, controle mi reacción y no hice comentario alguno, se dirigía a donde estaba yo, por la dificultad que le provocaba el agua al caminar, su verga se le bamboleaba de un lugar a otro, el llevaba su vista clavada en cada paso que daba, así que no se percató que yo no podía apartar mi vista del panorama que se me presentaba, una sensación extraña me invadió en el momento, algo que jamás había sentido con alguien más de mi mismo sexo, tome aire y me relaje, me termine de cambiar y me fui sin decir nada.
Durante toda esa tarde por mi mente pasaban las imágenes de lo que había presenciado, sin dejar de sentir a cada momento la sensación extraña que había experimentado en el momento, a partir de ese día, siempre esperaba el momento en que Julio salía a bañarse, para después salir yo tras de él, hacía tiempo, hasta que este salía del agua para volver a apreciar su cuerpo, pero en especial la hermosa verga que tenia, siempre en silenció y sin reacción, para no delatar mi curiosidad.
En una ocasión que llevábamos ya más de 20 días, al salir del agua, tomo sus cosas y comenzó a caminar, aun desnudo, alejándose del lugar, arrollo abajo, me sorprendió su acción, pes por lo general se secaba, cambiaba de ropa y se iba a donde estábamos todos, espere unos 5 minutos y decidí seguirlo y ver a donde había ido, camine entre la maleza que crecía a las riberas del arroyo por un par de minutos, más o menos unos 300 m del lugar, sin salir de la maleza logre ver un pequeño claro, me acerqué de forma sigilosa, sin hacer ruido, ahí estaba Julio, tendido sobre su toalla, en la arena del pequeño claro, piernas ligeramente abiertas, rodillas flexionadas y pies puestos en el piso, con su celular en una mano en alto, masajeándose la verga con la otra mano, se acariciaba los guevos y la deslizaba de abajo hacia arriba apretándose la cabeza y volviendo a bajar de forma pausada, me quede inmóvil mirando sin saber qué hacer, claramente miraba un video porno y se estaba masturbando, no se había dado cuenta que lo observaba, desde mi punto, lograba ver como recorría con su mano esa barra de carne de 22 cm despacio disfrutando del momento, yo absorto con lo que veía, comencé nuevamente a sentir la sensación extraña que recorría mi cuerpo, pero ahora con mayor intensidad, mi verga comenzó a crecer bajo mi pantalón, la toque y apreté, sintiendo que en cualquier momento explotaría en una venida, por lo que la solté, sin querer pise una ramita seca del lugar donde estaba, provocando un ruido, el cual fue escuchado por Julio, bajo el celular, cerro las piernas y levanto lacara, no me quedo más remedio que seguir caminando y salir de la maleza donde estaba, me hice el sorprendido y le dije.
– No sabía que estabas aquí, salía a caminar un poco, para distraerme.
– Yo también, perdón por lo que vio, es que ya son más de 20 días sin nada y pues se antoja sacar el estrés, en verdad que me da pena.
– No te preocupes, lo entiendo, yo también fui joven, se, de lo que hablas, no debe de darte pena, es una función normal del cuerpo, aparte se ve que lo estabas disfrutando.
– Si, ya ve, tanto tiempo fuera, siempre se antoja y al no haber, pues es necesario sacarlo uno mismo.
En un principio se cubría con las manos su excitada verga, pero conforme se relajó de la sorpresa, la tomo nuevamente y siguió masajeándola, mi verga amenazaba con explotar, era mucha la adrenalina que corría por mi cuerpo, yo también comencé a sobarme por encima del pantalón.
– Tengo que terminar, si no me voy a quedar con un dolor de guevos.
– Está bien, tú dale.
– Si quiere hágame segunda, se ve que también le va a hacer falta.
– Creo que sí, ¿verdad?
Me desabroche el pantalón lo baje un poco con todo y bóxer, mi verga salto de inmediato, la tome con mi mano y sin dejar de ver a Julio, me comencé a dar placer, era tanta mi excitación que en pocos segundos ya estaba explotando en una corrida sumamente inmensa, chorros de semen saltaron, serré los ojos, mis piernas flaquearon a tal grado que caí de rodillas arqueando mi cuerpo ligeramente hacia atrás, mi excitación no disminuía, seguía sintiendo la extraña sensación en mi abdomen, Julio con una leve sonrisa en los labio me dijo.
– Se chorreo muy pronto, vaya que estaba excitado, o será que no aguanta mucho, yo tardo más en venirme.
No lograba articular palabra, solo me quede mirando una vez más como él seguía masajeando su enorme verga, de pronto, comenzó a caminar hacia mí, veía como se acercaba, cada vez más cerca, tal como estaba, se paró a escasos centímetros de mi cara, blandía su enorme verga frente a mis ojos, sin pensarlo e inconscientemente, abrí mi boca, estire mis brazos, lo tome por la cintura e introduje la cabeza de su verga en mi boca, succione un poco, baje mis manos a sus nalgas y lo jale hacia mí, rápidamente su verga choco con mi garganta y sentí arcadas, salivando de forma grotesca su falo duro, no había entrado ni 10 cm así que, lo solté de las nalgas, con una mano acaricie sus guevos, con la otra tome la base de su verga y con la boca y lengua seguí recorriendo la mayor parte de ella, nunca había hecho una mamada a un hombre, para mí era algo nuevo, sin decir nada me dispuse a darle la mejor sensación que pudiera debido a mi inexperiencia, él se dejó llevar, me tomo con sus manos por la nuca y de vez en cuando sobre todo cuando me metía la cabeza en la boca, me jalaba contra de él para introducirme lo mas que se podía su verga, yo sentía que me ahogaba pero no dejaba de disfrutar, así estuvimos unos minutos, mi mandíbula comenzaba a entumirse y él seguía sin eyacular.
Yo seguía súper excitado, mi verga tomo fuerza nuevamente, él se separó de mi y camino hacia donde tenía tendida la toalla, me incorpore, camine de forma dificultosa hacia él, pues seguía con los pantalones bajos.
– Quítate el pantalón y los calzones, ponte en cuatro sobre la toalla.
– Si está bien.
Obedecí, me saque el pantalón y el bóxer, me arrodillé sobre la toalla dándole la espalda y apoye mis manos en el piso, tomo el jabón, lo humedeció y comenzó a frotármelo entre las nalgas, un poco mas de agua y me lo restregaba en el culo, lo froto en sus manos, lo dejo a un lado y comenzó a introducirme un dedo, por lo húmedo y el jabón no le fue difícil meterlo, lo metía y sacaba de forma pausada, me gustó mucho la sensación, tanto que mi verga, fue poniéndose flácida y mi culo dilatando, después fueron dos dedos los que metía, ponía mas jabón y seguía metiendo y sacando los dedos, estos entraban ya sin dificultad, me puso mas jabón en el culo y luego se puso en su verga, me empujo la cara contra la toalla, doble los brazos, arqueando la cintura, abrí un poco más las piernas, me sentía totalmente dominado, sin poder moverme, expuesto a todo, se arrodillo detrás de mí, acerco su verga a mi culo y la presiono un poco, comenzaba a abrirse paso en mi culo dilatado pero causaba dolor, quise sacarme pero era imposible así como me tenía, paro un poco, dejo que cediera el dolor y continuo, en un momento, sentí una punzada fuerte, había entrado ya la cabeza de aquella verga impresionante.
Se contuvo, no se movió, el dolor cedió poco a poco y dio paso a la relajación, con una mano sobre mi espalda y la otra en cintura, fue empujando poco a poco, hasta desaparecer su verga en mi interior, era doloroso pero soportable, me imagino que por la excitación, mi verga totalmente flácida, un hormigueó en mi abdomen y un ardor en mi culo, se salió un poco sin sacar la cabeza de su verga y volvió a arremeter hasta el fondo, primero de forma pausada, acelerando la velocidad en cada embestida, yo quería gritar pero no me atrevía, así que solo comencé a gemir de forma sigilosa, mientras el seguía bombeando mi culo ya acostumbrado a ese mete y saca cada vez más potente, ahora ya solo tomándome con ambas manos de la cintura y jalándome para empujar lo más profundo.
Absorto en lo que sentía y sin darme cuenta, estaba totalmente empalado, se detuvo totalmente adentro de mí, yo esperaba sentir más arremetidas pero no fue así, abrí mis ojos esperando mas, y para mi sorpresa, había un par de piernas mas frente a mí, levante la mirada y vi a Fernando, otro chavo de 18 años del grupo, desnudo y con su verga erecta, no era como la de Julio, más bien era pequeña, si acaso unos 15 cm se arrodillo y me la puso en la cara, tal como estaba y en la forma como nos encontró, no lo pensé mas y me puse a mamársela, Julio continuo con las embestidas, de cada empujón que me daba, me obligaba a introducirme toda la verga de Fernando en la boca, un par de minutos así, Fernando me tomo por la cabeza, me jalo hacia su verga con fuerza y soltó un chorro de esperma en mi garganta, sentía que me ahogaba, con su corrida, tal fue la sensación que apreté mi culo, sintiendo más dolor, pero logrando arrancarle una venida también a Julio el cual se aferraba a mi cadera, inmóviles los dos, llenándome de semen, boca y culo.
Se separaron de mi, caí rendido en la toalla, ellos se lavaron y comenzaron a cambiarse, yo seguía tendido, exhausto, con un ardor de culo y expulsando semen de él, un sabor acido dulzón en mi boca, controlando mi respiración, una vez controlado, me senté y le dije.
– Por favor, que esto quede en secreto, nadie puede enterarse.
– (Julio) No se preocupe, aquí no paso nada.
– En verdad se los pido, sería muy embarazoso para mí que esto se supiera.
– (Julio) Por mi parte no diré nada, es bueno tener una culito a disposición cuando se requiera, por fin encontré uno que me aguante.
– (Fernando) Yo tampoco diré nada, ya me tocara a mí llenar ese culo de leche en otro momento.
– Confió en su discreción.
Me levante, camine hacia el arroyo, me senté en el agua, ellos terminaron de cambiarse tomaron sus cosas y se fueron dejándome hay, una vez pasada la excitación, comencé a sentir pena, estuve un rato mas en el agua, aun sentía que mi culo expulsaba semen y un ardor intensó en los pliegues del ano, una sensación intensa de defecar me hizo salir del agua, me hice a una orilla y me puse en cuclillas, apreté el esfínter y un chorro de semen, sangre y mierda salió expulsado, me lave nuevamente, me cambie y me fui a donde el resto de personal se encontraba, nadie dijo nada, todo era normal.
Después de ese día, cada que alguno de ellos quería desfogarse, me dejaban un recado escrito en un papelito, me hacían señas cuando ya lo había leído y yo tenía que acudir a someterme a sus deseos, no podía negarme, pues si lo hacia ellos podrían hablar de lo sucedido, poco a poco me acostumbre a ello, sigo mi vida normal, escondiendo mi condición ante la gente y disfrutando en el anonimato.