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Mi primera vez en cabinas
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Y ahí me encontraba yo, en un mar de hombres sedientos de sexo, sedientos de ser masturbados hasta terminar sin importar el como, solo estaban ahí esperando por mi.

Corría un sábado mientras yo caminaba por un mall, disfrutando de mi día que se vio turbado por un lugar extraño para mi. Salí por la puerta lateral al otro extremo del estacionamiento donde estaba, de pronto observé el lugar de reunión, un lugar que fungía como cabinas donde diario iban hombres en busca de sexo. Había mirado comentarios algo positivos de este lugar que se encontraba cerca de ahí, por lo cual decidí "solo pasar" por enfrente, discretamente engañandome a mi misma para no sentir vergüenza o remordimiento alguno entre rápidamente. Subí unas escaleras las cuales me llevaron a un segundo piso, en donde amablemente un joven de entre 25 a 30 años me atendió.

– Buenas tardes, bienvenido (en ese momento iba vestida normalmente como hombre).

– Hola buenas tardes – Simplemente saludé al encargado. – Aquí tienen cabinas? – Pregunté con la vergüenza a tope, pero como ya estaba ahí decidí ser segura de mi misma.

-Claro que sí, hay cabinas, cuarto obscuro y un Glory Hole. – Me explicó amablemente, mientras por dentro sentía los nervios que no me permitieron escucharle por completo al joven.

Recuerdo que el precio de entrada era de $50 pesos mexicanos. A la entrada una cortina separaba la luz de las sombras, las cuales guardaban la sorpresa de mi vida, una cogida que nunca olvidaré. Crucé la cortina negra, logré apreciar un poco dentro mientras entraba, sin embargo al cerrarla todo oscureció. Caminé por un pasillo queriendo encontrar luz, pero solo encontraba hombres parados simplemente esperando a ser mamados. Recorrí el lugar por varios minutos y me percaté que ahí había puros hombres…Cual sería mi sorpresa de eso que en un instante cambie de sensación. De una sensación de preocupación y miedo que me comía en un principio a una sensación de ardiente calentura. Caliente por lo poco que había mirado decidí salir inmediatamente. Salí del lugar con un miedo combinado con la calentura que tenía en ese momento, que casi corría a mi auto. Caminé pensando en lo poco que había sentido en el lugar, así que meditando un poco decidí vestirme como Adriana. En mi auto tenía mi ropa ya que un poco más tarde tenía una salida a un bar. Aproveché la obscura tarde de invierno que me vestí en mi auto, incómodamente lo logre. Me maquille, me puse un vestido negro, unas medias de red y unos tacones altos, en ese momento solía usar unas tetas de silicona, y una peluca café castaña, por supuesto sin olvidar una tenga negra que minutos después no volvería a encontrar. Me preparé sin pensarlo y rápidamente bajé de mi auto y me dirigí a ese lugar que de primera instancia había sido algo temido por mi. Subí las escaleras, el joven nuevamente me atendió amablemente diciéndome:

– Buenas tardes, bienvenida – Esta vez había pasado desapercibida por el amable joven del mostrador.

Pague el costo de la entrada nuevamente, ya conociendo el lugar un poco entre sin pena alguna. Rápidamente mi perfume hizo lo suyo, mientras caminaba haciendo ese ruido de mis tacones sentía como los hombres iban tras de mi como una presa fácil, la cual se dirigía a la boca del lobo. No pasó mucho tiempo cuando uno de ellos me acorralo. El silencio del lugar vaciaba el lugar, inmediatamente sentí como me orillo y con un poco de sorpresa dejé salir un gemido. Orillada comenzó a olfatear mi cuello cual si fuese un perro de cacería, sentía como sus labios rosaban mi cuello inhalando mi perfume y disfrutándolo. Empezó a tocar mi cintura acercándome a él, me tomaba con bastante desesperación que llegue a sentirme de principió con miedo y después la sensación de sentirme deseada fue creciendo. Sentía como su verga dura tocaba mi estómago, ya que el era alto, y por lo que pude sentir un hombre atlético. Beso mi cuello poco a poco hasta llegar a mis labios por lo cual giré mi cabeza para no besarlo. Continuaba tocándome cada vez con más desesperación, poco a poco dejo al descubierto mis tetas de silicona, las tocó y percatándose de ello me dijo al oído:

-Que linda putita, acaso estas aquí para ser cogida? Pues estas en el lugar indicado-

Acomodé mi vestido para meterla mis tetas en su lugar en ese mismo instante me volteó lentamente mientras sentía el rose de su verga muy dura debajo de ese pantalón. Solo me deje llevar, me inclinó sobre la pared y empezó a tocar mis nalgas de una manera que me hizo sentirme exitada. Continuó haciéndolo por unos minutos, de pronto subió mi vestido y dejó al descubierto mis nalgas las cuales adornadas con una tenga negra que sólo removió a un lado. Sacó su gran verga hinchada y mojada tan sólo para poner un poco de saliva y pasármela por mis nalgas. Realmente la excitación ganó a mi racionalidad, sabía que estaba a punto de cogerme por lo cual de mi bolso saque un preservativo y se lo coloque como pude. Tomé una de sus manos y escupí en esos dedos, lo llevé a mi culo para que me lo mojara. Ya mojado mi culo se colocó para entrar, realmente fue una sensación muy placentera sentir esa gran verga a la entrada de mi conforme abría mis nalgas yo misma para invitarlo a entrar. Empinada en aquel pasillo sentía como entraba esa verga, dándome un placer sin igual, metió poco a poco la cabeza lentamente y de pronto me la dejó ir toda. Un gemido salió de mi, mí culo estaba siendo penetrado por una verga de un extraño que dicho sea de paso a mi no me importó y con tiempo empecé a disfrutarla, gimiendo extasiada por el momento, llamé la atención de otros hombres, los cuales se acercaron para escuchar el momento…

Continuará…

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