Hola… Me llamo Alicia y tengo 28 años. Hoy les voy a contar mi primera experiencia con una chica.
Siempre me he considerado una chica hetero, nunca me había fijado en otras chicas y, había tenido varias relaciones con chicos de la Uni, ninguna sería, pero algunas bastante Intensas. Mido 1.70 de complexión delgada, tengo los ojos verdes, con unos pechos normales y con caderas anchas, que con los pantalones vaqueros me hacen un culo bastante voluptuoso.
Esto me sucedió cuando tenía 19 años. Los mejores días en la universidad eran los viernes, terminaba la semana y comenzaba un desmadre de dos días que nos daba energía para la semana siguiente.
Ese viernes estaba algo desganada y no me apetecía mucho salir con los chicos a tomar algo, en realidad tenía muchas ganas de cogerme el fin de semana para descansar de verdad, ya que llevaba una tralla de varios findes de mucha fiesta y alcohol.
Tina, una compañera, me propuso que fuéramos a su casa, ya que sus padres habían salido de fin de semana y podríamos escuchar música o ver una peli y tomarnos un par de cervezas, sin excedernos mucho ya que ella tenía examen de contabilidad el martes siguiente.
Tina es una chica aparentemente tímida, morena de pelo largo y ojos claros con una cara simétrica y un cuerpo de los que los tíos llaman "de escándalo" vamos, que era un pibón. Los chicos comentaban en los pasillos que era lesbiana, ya que nunca se le había conocido ninguna relación. Siempre pensé que eran habladurías y, además de eso nunca he sido una mujer con prejuicios de ningún tipo. Así que me pareció un buen plan, y nos fuimos a la licorería a comprar unas cervezas y luego a su casa.
Al llegar me ofreció muy amablemente si quería darme una ducha, la cual acepté encantada ya que llevaba todo el día fuera de casa y estaba bastante acalorada. Al salir del baño, Tina estaba sentada en la cama, solo con su tanga, esperando también para irse a duchar. Me dijo que mirara ropa en su armario, ya que, al no ser planeado, no tenía ropa limpia. Se levantó si ningún tipo de pudor y se metió al baño. Si les soy sincera, nunca había visto unos pechos tan perfectos.
Yo me puse un pantalón corto, sin ropa interior ya que no me gusta compartir ese tipo de prendas, y una camiseta ancha para estar cómoda. Tina salió del baño completamente desnuda, solo con la toalla en la cabeza. No pude evitar fijarme en su pubis completamente depilado, dejando entrever sus labios vaginales externos. Me puse un poquillo nerviosa, sin saber porqué, y creo que ella se dio cuenta porque, enseguida me preguntó si estaba incómoda. A lo que yo le contesté que no, que éramos chicas y era normal.
Tina se puso su pijama y bajamos al salón. Destapamos un par de cervezas y nos sentamos en el sofá para buscar una peli que ver. Ella eligió "habitación en Roma" que, a medida que iba avanzando, me di cuenta que era de tendencia totalmente lésbica. Ahí empecé a sospechar que lo que decían los chicos no eran habladurías de pasillo.
Cuando llevábamos 4 o 5 cervezas cada una, me preguntó si yo alguna vez había estado con otra chica. No me preguntéis porque pero esa pregunta hizo que mi vagina comenzará a lubricar. Le dije que no, y le pregunté si ella lo había hecho. Sonrió me miró fijamente a los ojos y me dijo "es posible". En eso me levanté con la excusa de buscar dos cervezas en la nevera y al volver me dijo: "Tienes las piernas más bonitas que he visto nunca"… a eso ya no contesté. Me senté de nuevo y le di su cerveza, para ese entonces yo estaba bastante excitada, pero no sabía porque, si a mi las mujeres nunca me han llamado la atención. Ella se acercó a mi lentamente y comenzó a lamerme el lóbulo de la oreja, para después acercarse a mis labios, y comenzar a besarlos, primero con mucha suavidad y luego metiéndome la lengua en la boca.
Yo no reaccionaba… es más me estaba gustando mucho. Nunca un hombre me había besado con tanta ternura y suavidad. A esas alturas de la noche ya no era yo. Nos besábamos apasionadamente, nos abrazábamos, nos acariciábamos… y ella me quitó la camiseta, comenzando a succionar mis pezones. Yo ya gemía como una posesa, aquello era la gloria. Al verme tan excitada me quitó el pantalón y bajo lentamente con su boca hasta mi vagina, la cual empezó a lamer como nunca me la habían lamido. Yo estaba en trance… introdujo sus dedos medio y anular en mi vagina y comenzó a masturbarme mientras me lamía el clítoris.
Pasaron dos o tres minutos y con los dedos que me había introducido, empezó a acariciarme el orificio anal, y con los dedos medio y anular de la otra mano me volvió a penetrar por delante. Yo cada vez que estaba a punto de correrme, me aguantaba el orgasmo para que al final fuera más intenso. Al cabo de unos minutos estaba penetrándome la vagina con una mano, y el ano con la otra, y yo seguía aguantando el orgasmo hasta que no pude más… yo no suelo ser muy escandalosa, pero en ese momento pegué un berrido muy fuerte. "Me corro Tina, me corro, me corro" y ella me decía "córrete cariño, córrete y disfruta, que esta noche es tuya" creo que hasta ese momento nunca había tenido un orgasmo tan intenso y tan duradero.
Cuando me repuse un poco, me sentía en deuda con ella, pero yo no tenía experiencia con mujeres, así que decidí hacerle todo lo que me había hecho ella anteriormente, y dejarme llevar. Ella se abría de piernas con mucha facilidad, se dejaba penetrar todos los orificios, gemía más que yo, no se aguantaba ningún orgasmo. Cuando se venía se dejaba ir, tuvo tres o cuatro orgasmos muy escandalosos. Disfrutaba, gritaba "¡Reviéntame el culo! ¡Destrózame el conejo cariño! Y yo me sentía como toda una experta. Cuando terminamos le pedí que se pusiera a cuatro patas, que todavía le temblaban, y le chupe el culo durante mucho rato. Me encantaba su sabor y al ver que ella lo disfrutaba tanto como yo, le comencé a acariciar el clítoris hasta que se volvió a correr.
Finalmente, ambas nos tumbamos en la alfombra e hicimos el 69 más divino que recuerdo…
Una noche inolvidable.