Empezaré por presentarme como Raúl y lo que contaré es completamente real.
Actualmente tengo 56 años, casado y aunque aparento menos, me lleva a tener algún éxito con las mujeres ya que siempre he tenido buenas relaciones con ellas. Y eso no me ha privado de fijarme en hombres, sobre todo mayores. Y así es como empieza mi primer contacto real con un hombre mayor. Vivo en Bogotá, Colombia. Me considero un heterosexual curioso y sin ninguna clase de prejuicios.
Sucedió aproximadamente hace 20 años, tendría yo unos 35 o 36 años y empezó con mi curiosidad de tener un contacto con un hombre que me ofreciera seriedad y total reserva, así como la que ofrezco yo. Empecé por ver anuncios en una red gay, tal vez fue en Terra, muy de moda en esa época y allí encontré que un hombre chileno viajaría a Bogotá y quería conocer a lo que hoy llamamos un hetero-curioso. Me contacté con él y quedamos en que lo visitaría el sábado en el hotel en que se hospedaba, como un ejecutivo de la empresa que representaba.
Llegué muy puntual a la cita fijada en horas de la tarde con Mario (así lo llamaré) a su lugar de hospedaje y me presenté en la recepción. De inmediato me autorizaron pasar a su habitación y así no tuvimos problemas de visitarlo directamente en su habitación, como lo deseábamos.
Llegué a su habitación y me recibió como si fuéramos dos viejos amigos que se reencuentran después de mucho tiempo, aunque en realidad era la primera vez que nos veíamos ya que ni fotos nos habíamos enviado. Me hizo seguir y me ofreció tomar algo. Debido a los nervios que yo llevaba, le pedí un whisky para calmarme. Nos sentamos a charlar ya más relajado y observé que era un hombre de más o menos 50 años, alto, bien parecido ya con algunas canas que lo hacían ver muy interesante. Después de una corta charla y otro whisky me invitó a pasar al dormitorio para que me relajara y pudiéramos aprovechar el tiempo.
Empezó por quitarme la chaqueta y a besarme en el rostro y por el cuello. No fui capaz de responder a sus besos en la boca. pero me hacía sentir muy bien cuando me besaba el cuello y empezó a quitarme la camiseta que llevaba puesta y me seguía besando y chupando mis tetillas. Ya en ese momento me sentía muy excitado y Mario se dio cuenta y me bajó el pantalón para hacer saltar mi verga de 17 cm que parecía de mucho más debido a la excitación que estaba sintiendo. Allí pude sentir su boca, sus labios, su lengüita posarse sobre mi miembro que ya empezaba a emanar líquido preseminal.
Fue muy excitante y delicioso el sentir esa primera mamada que me estaba dando un hombre, me chupaba muy delicioso y con su lengua recorría muy rico por todo mi verga y mis testículos, cosa que no había sentido con ninguna mujer de las que había estado.
He de reconocer que Mario sí tenía experiencia y me sabía llevar en medio de mi inexperiencia con un hombre. En medio de esa excitación que estaba teniendo, supo en qué momento debía parar con esa espectacular mamada que me estaba proporcionando y que no quería hacerme derramar aún. Aprovechó el momento para desnudarme completamente y de igual manera lo hizo para quedar en igualdad de condiciones. Allí pude observar una linda verga que le colgaba medio erecta así como dos grandes testículos que se movían de manera muy deliciosa para mis ojos que iban descubriendo una nueva fuente de placer.
Me invitó a recostarme en la cama, ya desnudos, y teniéndome así se arrodilló para empezar de nuevo con una deliciosa mamada y a jugar con mis güevas y pasar su deliciosa lengua por debajo de mis testículos haciéndome saltar de placer. Mientras chupaba mi verga me daba suaves masajes con sus dedos en forma circular de mi ano. Nunca había sentido ese placer y Mario lo sabía ya que me hacía saltar a su antojo. Le hice saber que estaba sintiendo tanto placer que pronto me iba a hacer derramar a lo que me dijo que deseaba que me derramara en su boca.
Y así sucedió, por que continuó con una deliciosa mamada a mi verga, chupándome las güevas y jugando con sus dedos alrededor de mi virginal ano y que me hizo gritar de placer cuando comencé a derramarme. Mario empezó a recibir todo el semen que emanaba mi verga como una dulce fuente de placer. Sentí como llenaba su golosa boquita que iba derramándose por sus labios y que chupaba y tragaba con gran ansiedad. Terminó de chuparla toda y limpiarme la verga con gran placer para mí.
Después de ese momento de placer que no sé si duró 5 o 25 minutos quedamos tendidos y exhaustos. Ya un poco recuperados, le agradecí sus enseñanzas y lo bien que me estaba haciendo sentir. No quería perder tiempo y empezó de nuevo a darme una excitante mamada y se colocó de manera que yo pudiera tener a mano su verga que ya empezaba a colocarse bien paradita. Con la excitación que tenía y lo bien que me estaba haciendo sentir me decidí a tocar, coger por primera vez una verga la cual empecé a masturbar suavemente.
Al notar mi aceptación se acomodó de manera que yo la pudiera tener más cerca de mí y me decidí a buscarla con mi inexperta boca. Así llegamos a empezar con un espectacular 69 en el cual yo estaba completamente acostado. Mario se colocó por encima mío para ofrecerme su verga y se prendió de la mía. Empecé por llevarme su verga a mi boca y creo que lo hice de una buena manera ya que sentí un gran gemido de placer.
Sentí su verga en mi boca y tenía una linda vista de sus testículos y su gran culo. Chupé de manera suave y con gran placer por primera vez una verga que me estaba haciendo sentir muy rico. Con ese enorme placer que estaba sintiendo perdía la noción del tiempo. No sé cuánto duré chupándole la verga, pero fue una experiencia muy deliciosa.
Recibiendo su deliciosa mamada, ya tenía mi verga nuevamente parada. Mario lo sintió y cambiamos de postura. Me dijo que me colocara de pie al borde de la cama y él se acostó boca-arriba y coloco sus piernas sobre mis hombros invitándome a penetrarlo en su delicioso culazo. Con la excitación que tenía no dude en poder penetrar por primera vez a un hombre. Era algo que había deseado hacer y por fin lo iba a hacer y no sobra decir que lo hice con todas las ganas. Empecé suavemente teniendo a la vista su verga y sus bolas que se las levantaba para ayudarme a tener una mejor vista de la penetración que empezaba a hacerle.
Mi humedecida verga iba penetrando suavemente y sentía como taladraba ese rico hoyito. Me pidió que lo penetrara de una sola vez y por supuesto que le di gusto y me di el gusto. Nunca había sentido mi verga tan apretadita y bien recibida. empezamos un mete y saca mientras empecé también a masturbarlo. Lo veía gozar y Mario sabía lo delicioso que me estaba haciendo sentir al poderlo penetrar y masturbarlo al mismo tiempo.
Sudábamos muy rico mientras teníamos una excitante y deliciosa sesión de sexo entre dos hombres. De nuevo perdí la noción del tiempo mientras gozábamos de nuestros cuerpos. Llegó el momento en el cual sentí que nuevamente me iba a derramar y se lo hice saber. Me pidió que dejara toda mi lechecita dentro de él.
Arremetí mi mete y saca de su goloso ano y empecé a sentir una de las mejores derramadas que había tenido en mi vida y era dentro de un hombre. ¡Excitante! Aun así, seguía masturbándolo y dándole placer por lado y lado hasta que también empezó a derramarse sobre su propio pecho. Fue un gran momento para los dos ya que sentíamos como nos habíamos dado placer y sobre todo para mí era una nueva sensación. Ya más tranquilos me volvió a chupar la verga ya que me decía que le encantaba sentir mi lechecita en su boca hambrienta. Nos despedimos muy agradecidos y nunca lo volví a ver ni a saber de Mario.
Así fue mi primera experiencia con un hombre. He tenido otros encuentros con hombres, pero serán materia de otros relatos si así lo desean.
José Ramón si podemos tomarnos un Whisky, podrías estar en lugar de Mario 😉
Que rico relato me hubiera gustado estar en el lugar de Mario