Hola, soy Isabel, tengo 65 años y soy una ama de casa a la que le encanta divertirse. En realidad, estoy disfrutando de un estilo de vida de tipo matrimonio abierto y cornudo. He vivido toda mi vida para hacer realidad todas mis fantasías sexuales, ya que solo se vive una vez y no tengo intención de perderme nada. Llevo cuarenta años casada con mi marido, pero eso nunca ha sido un obstáculo para disfrutar de todo, incluso, al contrario.
Como conté en mi primer relato conseguí convertir a mi marido en un cornudo, maricón que veía como me follaban otros hombres, y en muchas ocasiones les chupaba las pollas o se dejaba dar por el culo por ellos, pero había otros hombres que prefería que mi marido ignorara que me follaran, uno de ellos era mi suegro, es decir el propio padre de mi marido. En este relato quiero contar como comenzó todo entre nosotros.
Como ya comenté en mi primer relato, la minifalda, que había aparecido en los años sesenta, cuando yo era una niña, reapareció en los años ochenta, y esta vez para quedarse, lo cual fue una bendición para mí y mis gustos exhibicionistas, puesto que me permitía lucir mis piernas, en ocasiones mis bragas e incluso mostrar que no las llevaba, jaja.
Comencé a salir con mi marido y cuando la relación se consolidó conocimos cada uno a la familia del otro, la madre de mi marido me pareció una puritana a la que no le gustaba para nada que su futura nuera, si ella no podía evitarlo, jajaja, lo fuera enseñando todo, muy diferente era su marido, el padre del mío.
Jacobo cuando yo conocía su hijo tendría sobre cincuenta años, se conservaba muy bien, parecía inteligente y no notaba como se quedaba mirando mi cuerpo cuando visitaba a su hijo en la casa de ellos, se le notaba que era un hombre muy sensual, me besaba, en plan suegro nuera, siempre que podía y notaba que le gustaba cuando nos abrazábamos, también como suegro y nuera, y todo lo que fuera el roce de nuestros cuerpos.
Un día, después de que notara una actitud muy antipática de mi suegra hacia mí, decidí que me lo iba a hacer con mi suegro, lo de convertir a mi nuera en cornuda le daba más interés al asunto.
Puede que a los chicos de hoy en día les sorprenda, pero hubo una época en que los teléfonos móviles no existan, o si existían su uso era aún muy minoritario, así que un día en que sabía que mi entonces novio y su mama no estaban en casa, pero si su padre, me presenté en su casa llamé y el me abrió.
–Mi hijo no está en casa –me dijo– ha salido con mi mujer y tardaran un rato en volver.
–Qué pena, –dije yo– ¿Te importa que los espere?
–No hay problema, –dijo él– pasa.
Lo hice, me había vestido para la ocasión con una falta cortísima, sabía que a mi suegro le encantaban mis piernas, y desde luego se las enseñaba, entré y el cerró la puerta, yo le abracé para darle el típico beso de saludo, y él rodeó mi cuerpo con sus brazos, de momento ninguno de los dos nos estábamos saliendo de las normas de la relación papa del novio novia, pero respiraba en el ambiente que los dos deseábamos otra cosa, después del beso mantuvimos el abrazo, él, sintiéndose libre ante la usencia tanto de su mujer como de su hijo me dijo:
–Estas muy buena, mi hijo tiene mucha suerte de tener una hembra como tú.
–Gracias, –dije yo.
Y le besé en la boca, él no se ofendió, sino que, al contrario, me aceptó la lengua y nos fundimos en un beso que ya no era el de una nuera y su suegro, cuando nos separamos le dije:
–Besas mejor que tu hijo, de una manera más apasionada, tu mujer tiene suerte.
–A ella no le gusta que la bese de manera apasionada, no le gusta el sexo.
Quizá eso explicaba el aspecto amargado de mi suegra, pero para mí era una buena noticia, pero decidí seguir en plan ingenuo y le pregunté:
–¿Pero no folláis?
Él me explico que a él le encantaba hacerlo, pero que su mujer solo lo hacia una vez a la semana, por compromiso y con las luces apagadas, y nada de imaginación solo consentía que su marido se la subiera encima y la descargara, como realizaba cualquier otra tarea casera y sin poner nada de pasión-
–Pero tú eres un hombre un poco salido, ¿Crees que no me he dado cuenta como me miras las piernas y el culo?
Jacobo se puso nervioso, pero yo le di un beso en la boca y le dije:
–Tranquilo es nuestro secreto, y añadí siempre y cuando tu mujer y tu hijo no se den cuenta, y le hice una oferta, ¿Te apetece tocarme el culo?, Tranquilo es solo una manera de agradecerte lo bien que te estas portando conmigo.
Él dudo un momento, pero después puso sus manos sobre mi trasero y comenzó a acariciármelo con ternura, pero con ganas, teníamos nuestros cuerpos pegados y yo noté como su bulto se ponía tieso.
–Oye si sigue creciendo tu cosa te va a romper el pantalón creo que es mejor que lo liberemos, le dije.
Y le baje los pantalones, ante mi quedaron unos calzoncillos blancos que podrían pasar por un pantalón de deporte, pero también se los baje y deje su polla al aire, mi suegro estaba muy bien dotado, no es que mi marido este mal, pero mi suegro estaba aún mejor, al verlo le dije:
–Menuda polla tienes suegro, si yo fuera mi suegra te tendría así, desnudo todo el tiempo, para poder verte la polla.
Sois otra generación, con mi mujer sería imposible hacer lo que estoy haciendo contigo, diría que esto es cosa de degenerados y putas, me respondió.
–¿Entonces nunca te la ha chupado? Le pregunté.
Me contestó que no, que su mujer consideraba eso de degenerados y me confeso que para saber lo que se sentía tenía que recurrir, de vez en cuando, a las profesionales de sexo.
–Pobrecito, dije yo, pues para eso desde hoy, cuando quieras, tienes a tu nuera.
Y agachándome cogí su polla con una de mis manos y comencé a acariciársela, no es que entonces tuviera mucha experiencia mamando pollas, pero de vez en cuando pero alguna vez lo practicaba con algún amigo y con mi novio el hijo de Jacobo, así que cuando vi que su polla estaba en forma me la introduje en la boca, supongo que entonces era un poco torpe para esto, pero el pobre Jacobo solo lo había hecho con putas, que normalmente lo que quieren es que el cliente se corra rápidamente, en cambio yo quería disfrutar del placer de tener una buena polla todo el tiempo que pudiera dentro de mi boca, así que el bueno de mi suegro estaba gozando mucho más tiempo conmigo que con cualquiera de las otras chicas que se la habían chupado.
Cuando finalmente se corrió mi boca se llenó con su leche, la verdad es que soltó más de la que su hijo había soltado nunca.
Me pidió que me levantara, y me beso en la boca con una mezcla de pasión y ternura que me encantó, me dijo:
–Que envidia me da mi hijo, tener una novia como tu es maravilloso, pero quiero devolverte el favor, ¿Me dejas que te coma el coño?
Acepté su oferta, me subí la falda, la verdad es que no había mucho que subir, jaja y deje que el me bajara las bragas, y luego alzando alternativamente ambas piernas deje que me las sacara, el las cogió con sus manos y las olió, noté como ese olor le encantaba y le dije:
–Si las quieres te las regalo, para que puedas olerlas cuando quieras, pero ten cuidado con mi suegra, porque me da que va a saber que no son suyas y se puede poner celosa, jaja
–¿Pero y si mi mujer se da cuenta de que no llevas?, preguntó él
–Como ya te habrás dado cuenta algunas veces no llevó jajaja.
La verdad era que llevar a la cabeza de mi suegra que su marido y yo follábamos era una idea que me atraía jajaja
Él captó mi regalo y se metió mi tanga en uno de los bolsillos de su pantalón, se agachó ante mí y me advirtió:
–Supongo que en esto soy novato, solo lo he visto en las pelis y las revistas porno, con mi mujer, como te digo, no hay manera y con las putas, cualquiera lo hace, es muy peligroso.
–Suegro querido dije yo, ya no tiene que ir de putas para experimentar cosas nuevas, para eso tienes a la puta de tu nuera que estará encantada de satisfacer todos tus caprichos, solo debemos tener cuidado de que tu mujer y tu hijo no se enteren.
Él animado por mis palabras introdujo su lengua en el interior de mi coño, evidentemente no era un experto, en esos momentos en España era difícil encontrar hombres que comieran bien el coño de una mujer, luego las cosas han ido mejorando, jajaja.
El buscaba que puntos de mi coño lamer, yo le iba indicando sin ningún tipo de problemas donde me daba más gusto y al final le quedó una comida de coño deliciosa, aunque mejorable y a eso dedicaríamos un montón de años, cuando finalmente me corrí el lamio todos los jugos que mi coño soltó, y a la que me levante me beso de nuevo en la boca y me dijo:
–Gracias nuera por lo que me has dejado hacer, me ha encantado.
Yo le insistí que mientras fuéramos los dos discretos mi coño era de él cuando quisiera y para lo que quisiera, me volvió a besar en la boca, y me preguntó si podía tocarme las tetas, yo como respuesta llevé su mano a una de mis tetas y el comenzó a acariciármelas, después como con miedo me desabrocho la camisa hasta dejar al aire mi sujetador y me dijo:
–Me encanta tu gusto por la ropa interior, algún día debes de dejarme que yo te compré algo
–Por supuesto suegro le contesté seguro que mi suegra no la lleva como a ti te gusta.
–Desde luego que no dijo él, hasta en eso es una monja
Pues si tú me compras algo, yo me lo podre, le contesté, así podrás verlo, pero añadí, creo que ya es hora de que follemos, después de lo que hemos hecho si nos pillan nos va a pasar lo mismo que si hubiéramos follado, y yo tengo muchas ganas de tener tu polla dentro de mí.
–Yo no tengo gomas, dijo mi suegro.
–No te preocupes tomo precauciones y total si me dejas preñada el niño será de tu sangre, o sea que no hay ningún problema.
El captó mi idea, le pedí que se tumbara en el sofá y yo de decidí a ponerme encima, el aceptó mi oferta, la verdad es que era una pena que una polla así fuera propiedad de alguien tan insípida como mi suegra, esa polla se merecía ser muy bien tratada, y yo me iba a ocupar de que lo fuera, como si fuera una puta profesional le dije:
–Déjame hacer a mi tu solo relájate y disfruta.
Me puse a su lado y le besé el me respondió con un beso delicioso, yo cogí su polla con mis manos y comencé a acariciársela y ella respondió rápidamente a la acción de mis manos poniéndose muy dura enseguida, yo me fui acercando a su polla, y la conduje hasta la entrada de mi coño y estando encima de él comencé a subir y bajar, el comenzó a gemir y llevando sus manos a mis tetas me las acaricio, lo hacía de una manera muy suave y dulce, me encantó, me las tocaba mucho mejor que su hijo, mientras su polla parecía muy a gusto dentro de mi coño, me dijo:
–Mi niña esto es increíble, nunca pensé que se pudiera gozar tanto follando, llevas un ritmo increíble, me vas a volver loco de gusto
Yo seguí con el ritmo mi suero era una buena persona y se merecía tener mucho del sexo y no poco y mal como le hacia la estúpida de mi suegra, seguí subiendo y bajando de él, sintiendo gomo sus gemidos me confirmaban que estaba logando hacerle muy feliz, seguía con mis movimientos, mientras él se ocupaba de mis tetas, que parece le estaban gustando.
–Que tetas tan divinas tienes, son más bonitas que las de las chicas que salen en las películas me dijo.
No pudo más y se terminó corriendo, mi coño se llenó con su leche, el un poco preocupado me dijo:
–Espero que mi hijo no se entere de esto, pero mi niña eres deliciosa, seré tuyo todas las veces que tú quieras, aunque por nada del mundo quiero que lo que hagamos perjudique tu relación con mi hijo.
–Claro que no suegro querido, no te preocupes al contrario que la tonta de mi suegra, yo a tu hijo le tengo bien ordeñado
–Que envidia me da.
–Pero él no folla tan bien como tú, dije yo.
El volvió a acariciarme las tetas y noté, en lo que podía ser un milagro para su edad, que su polla se volvía a poner dura, yo se la acaricié un poco y se terminó de poner en forma, entonces él me dijo:
–Si tú quieres volvamos a follar, para mí el día de hoy es muy especial, pero ahora quiero ser yo quien se ponga encima.
Por supuesto accedí, me tumbé encima del sofá con las piernas bien abiertas, él se tumbó encima de mi e introdujo su polla dentro de mi coño, era delicioso, yo no tuve en ese momento ningún problema en reconocer que el padre follaba mejor que el hijo, comenzó a moverse dentro de mí de una manera muy placentera, mientras me besaba y me decía lo maravillosa que era, tuve varios orgasmos y el finalmente se corrió y volvió a llenarme el coño con su leche.
Nos besamos y él volvió a decirme lo maravillosa que era, estuvimos un rato relajados sobre la alfombra de del salón, el chupó mis pezones y me dijo como le encantaban, y le gustaba verlos al air, cosa que no pasaba con su mujer a la que solo se los veía, y casi a traición cuando amamantaba, de niño, al que en ese momento era mi novio.
Pasados unos minutos él dirigió una de sus manos a mi culo y me lo acaricio suavemente, le pregunté si le apetecía también follarme por ahí; él se puso contento con mi propuesta, aunque insistió para que se lo confirmara, al parecer las putas, con las que iba para tener una sexualidad en condiciones,–bien le pedían cantidades elevadas por hacerlo–bien directamente se negaban. Ante esta revelación yo le dije:
–Pues eso se acabó, aquí tienes a la puta de tu nuera que te entregará su culo, cuando quieras para que te lo folles.
Ante mis palabras él se mostró sorprendido y me besó de nuevo, yo me puse a cuatro patas, él se sentó en el suelo detrás de mi y me lo acaricio, y después me besó en los cachetes del culo.
–Lo tienes increíblemente bello, ojalá mi mujer fuera igual de abierta que tú, mi hijo tiene mucha suerte de que tu seas su pareja, me dijo.
Después se colocó, de rodillas, detrás de mi e introdujo su polla en mi culo, lo hizo con miedo, parecía que temía hacerme daño, tuve que ser yo bien le dijera:
–Vamos mi amor no tengas miedo, no me vas a hacer ningún daño y me vas a dar mucho placer, así que adelante, sin miedo.
Mi suegro animado por mis palabras comenzó a imponer un ritmo delicioso, que me hizo gemir como una perra, decididamente mi suegra era una estúpida que no se merecía un macho así. Me hizo correrme rápidamente, pero su polla aguantaba y su dueño también estaba gozando, viendo cómo se cumplía uno de sus deseos, hasta que finalmente se corrió, dejándome el coño lleno de su leche.
–Muchas gracias mi niña, me dijo, espero quede verdad podamos repetir esto de vez en cuando, me dijo, y añadió, si quieres ir a lavarte.
Pero no era esa mi idea, quería que mi suegra me viera el coño con la leche de su marido ¿Se daría cuenta de ello?, cuando mi hijo y su madre llegaron nos encontraron hablando de algo normalito entre suegro y nuera, y yo deje que mi suegra contemplará mi coño.
Este fue el principio de una relación que se prolongó en el tiempo y que solo terminó, muchos años después, cuando la salud de mi suegro lo impidió continuar.